Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

México ¿Qué esperar de la primera mujer presidenta?

Por CST, México

La prensa internacional resalta el logro de que por primera vez en la historia una mujer es electa presidenta en un país arrasado, entre otros males, por una alto índice de feminicidios, desapariciones de mujeres y violencia machista. Cada día en México son asesinadas entre 9 a 10 mujeres y desaparecen un promedio 18 mujeres por día, sin que la mayoría de estos crímenes sean castigados debido al machismo que impera en todas las instituciones del estado, en la policía y fuerzas de seguridad y en el ámbito judicial.

También ha habido notas en la prensa local y de algunos otros países, particularmente latinoamericanos, que han resaltado la trayectoria de Claudia Sheinbam como feminista y de “izquierda”.

La recién electa presidenta fue activista estudiantil en su época universitaria, ingresó joven a la carrera política junto al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al que siempre acompañó en sus diferentes formaciones partidarias, ocupando importantes cargos cuando él gobernó la Ciudad de México (CDMX) o formando parte del equipo que lo secundó en sus sucesivas campañas electorales. Más tarde estuvo al frente de Tlalpan, una alcaldía de la Ciudad de México, pasando luego a ser Jefa de Gobierno de la ciudad capital para alcanzar ahora la presidencia de la nación.

En todos estos cargos que ocupó ¿Se destacó Sheinbaum por su activismo en favor de los derechos de las mujeres?

Claudia Sheinbaum se autodefine como feminista. Su lema al abrir los actos de campaña era «No llego sola, llegamos todas” y en el discurso siempre ha tenido palabras para ganar el apoyo de las mujeres para su candidatura. Pero fueron solo palabras, porque… “No llegamos todas”.

En la Ciudad de México, durante 5 años de gobierno de Sheinbaum, las desapariciones de mujeres aumentaron 12 veces. Es la entidad que registra el mayor número de casos de mujeres desaparecidas en todo el país. Fueron 2060 mujeres desaparecidas entre 2019 a 2023, cifra que representa un aumento del 1.567% en relación al período anterior, de acuerdo con datos del RNPDNO (Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas).

Pero atención. Ante tal macabra estadística y las “necesidades” electorales, AMLO ordenó la “revisión y actualización” del Registro. Mediante un pase administrativo, pasó de 110 mil, a tan solo 12 mil registros. Es decir, el Poder Ejecutivo, del que Sheinbaum se considera continuadora, “desapareció a desaparecidos”, entre ellos a miles de mujeres.

En este sexenio, a nivel de todo el país, aumentó el número de mujeres desaparecidas un 161.6% mayor que en el sexenio anterior.

Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad Ciudadana (policía) de la Ciudad de México durante el gobierno de Sheinbaum –ahora electo senador– y que Sheinbaum lo postulaba para sucederle aunque ese plan no le resultó, presentó cifras maquilladas para para poder hablar de una disminución del 41.5% de feminicidios, para abonar la campaña electoral de su jefa. Estos “datos” son una grotesca distorsión de la realidad pues se considera que sólo el 25 % de las muertes violentas de mujeres se investiga con protocolos de feminicidio. Además, en la ciudad durante los últimos 5 años, el total de muertes violentas de mujeres aumentó, como también aumentó el de muertes violentas de mujeres por causas indeterminadas (IND). Es evidente que la disminución de casos de feminicidios es el resultado de un maquillaje estadístico judicial.

Sheinbaum ya anunció que, en relación a la protección de las mujeres, aplicará un programa similar cuando gobierne a nivel federal. Es decir, continuará maquillando los datos y mezquinando abrir carpetas por feminicidios para así lavar el rostro machista de la ideología dominante en la sociedad mexicana, protegido por su gobierno, por su partido y por AMLO que la ungió como candidata.

Durante su campaña electoral y a pocos días ganar las elecciones, no han faltado las denuncias de su perfil engañoso al pretender presentarse como defensora de los derechos de las mujeres. “Colectivos feministas, periodistas, escritoras y activistas fueron críticas con Claudia Sheinbaum Pardo, virtual presidenta electa de México, al relacionarla con el militarismo y por su actuación como jefa de Gobierno de la Ciudad de México ante los feminicidios, las desapariciones y la represión de protestas feministas”, publicó la revista Proceso.

Las activistas denuncian que la política de Sheinbaum no abarca temas como los feminicidios y las desapariciones, tampoco la violencia contra la mujer en especial en el ámbito laboral o de estudio. Fue señalada como responsable de reprimir marchas feministas durante su gestión como jefa de gobierno. En momentos que una ola de feminicidios atravesaba la ciudad prefirió reprimir la indignación de las jóvenes que marchaban ante tanta impunidad. Prefirió proteger monumentos y el orden al servicio de los empresarios capitalinos antes que proteger la vida y seguridad de las mujeres. Respondió con la policía antimotines a la justa rabia de las jóvenes que reclamaban por sus amigas, hijas, madres asesinadas o desaparecidas.

Durante sus mandatos siempre privilegió atraer inversiones, tratando siempre de mostrar un espacio seguro y ordenado para la explotación capitalista. Para ello no dudó en facilitar la injerencia e inversión privada en las empresas y servicios públicos, en mantener bajos los salarios, en acordar y negociar con los históricos charros sindicales en contra de los intereses de los trabajadores. Nombró a García Harfuch como jefe de la policía de la ciudad, cuando está confirmada su complicidad en la desaparición de los 43 estudiantes Normalistas de Ayotzinapa. Para ella lo importante nunca fue una elección de género, para ella lo determinante siempre fue favorecer a la clase capitalista. Y fue consecuente en eso.

Sheinbaum y la mujer trabajadora

El mismo día que Sheinbaum asumió la jefatura de la CDMX nombró a su amiga empresaria Florencia Serranía como directora del popular STC-Metro, la red transporte más importante de la ciudad, empresa pública dependiente del gobierno. Florencia Serranía, era socia de una empresa privada de transporte y proveedora de diversos servicios para sistemas de transporte. La primera “inversión” importante que Serranía hizo en el Metro fue instalar las máquinas para venta y recarga de tarjetas para pagar pasajes en el transporte público y otros servicios de movilidad. Esta medida presuponía el cierre de taquillas. En el Metro trabajan 2200 taquilleras, la mayoría -99%- son mujeres, muchas de ellas madres “jefas de hogar”. Con esta medida, y hasta ahora, las taquilleras están expuestas al despido, al cambio de función, de horarios y de lugar de trabajo. Ante esta situación sus salarios no han sido actualizados como correspondía ni como habían prometido. Durante todo el sexenio de Sheinbaum las compañeras taquilleras han sido vulneradas en sus derechos, abandonadas en una situación de permanente inestabilidad. Han sido víctimas de discriminación y abuso laboral. También podemos mencionar el tema de la limpieza en el Metro, realizada por miles de trabajadores precarizados, la mayoría mujeres, sin seguro social. Sheinbaum ignoró a las mujeres obreras y protegió a su empresaria amiga. No la eligió por el género, la eligió por la clase que representa.

El caso de las maestras y profesoras de la CDMX es otro ejemplo de la habilidad demostrada por Sheinbaum para postergar el salario de otro sector mayoritario de mujeres trabajadoras. El enojo del magisterio de la capital, encabezado por las compañeras y los maestros y profesores más jóvenes, estalló desde el pasado mes de diciembre con un paro de labores y movilización que conmovió a la ciudad. Pararon y marcharon organizados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educación (CNTE) enfrentando al Sindicato charro (SNTE) con el que Sheinbaum negociaba los salarios miserables.

El despertar de los maestros de la CDMX se sumó a la indignación generalizada del sector en todo el país por el engaño del que fueron víctimas durante los seis años de gobierno de AMLO. La CNTE a nivel nacional estalló en huelga e instaló desde el pasado 15 de mayo un plantón en el Zócalo, desafiando el acto de cierre de la campaña de Sheinbaum y el poco numeroso acto de festejo posterior al triunfo electoral. Muchas maestras y profesoras se sumaron a las acciones, estuvieron días y días y siguen en el plantón al grito de “Dijeron en campaña que todo cambiaría. Mentira, mentira, es la misma porquería”. Estaba entre ellas la Secretaria General de Sección XXII de la CNTE, de Oaxaca, que fue reprimida con gases y bastonazos por la policía, junto con otros compañeros a la salida del Palacio Nacional, luego de entrevistarse con AMLO.

Llegar a ser la primera mujer presidenta fue el resultado de décadas de luchas de las mujeres mexicanas. Y también de las luchas de las mujeres a nivel mundial, que obligaron al pragmatismo electoral burgués a cederle la candidatura a una mujer. Lo mismo hizo el frente opositor de la derecha, que también postuló a otra mujer para la presidencia. Ambos partidos contendientes reconocieron la utilidad de empoderar a una mujer para conseguir votos.

Para llegar a la presidencia a Sheinbaum la benefició también el “dedo” de AMLO que la eligió como su candidata a sucederle, por ser fiel, disciplinada, obediente y “calladita”. Porque los supremos intereses del gran capital así lo exigen. Y ella ha confesado que no faltará a su compromiso. Asegura que gobernará para continuar la obra de su predecesor, que llegó en el 2018 con el expreso mandato de “mantener amarrado al tigre” y lo cumplió. Ella promete “continuar la obra” del que logró que los ricos fueran aún más ricos que durante gobiernos anteriores. Tarea con la que Sheinbaum colaboró como Jefa de Gobierno de la capital.

Por eso desde Washington, desde las instituciones del imperialismo mundial, desde las corporaciones financieras y empresariales extranjeras y nacionales –y entre ellos, desde el narco– apostaron por apoyar a la que AMLO eligió como sucesora para continuar con la tarea. Han probado que ella cuando tiene que elegir, elige a la clase de los poderosos, de los empresarios, de los dueños del dinero. No serán el centro de su preocupación la violencia contra las mujeres, los indígenas, los LGBTI, los desplazados, los inmigrantes o la protección del medio ambiente. No enfrentará al machismo, la xenofobia, la misoginia, el racismo, la discriminación y el acoso, ni dentro de su partido ni desde su gobierno. Ya dio prueba de ello.

No podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar. La lucha por las verdaderas reivindicaciones de las mujeres y otros sectores oprimidos debe continuar. Para lograr avances en esa batalla es necesario y urgente organizarnos políticamente para luchar de forma independiente de los partidos del régimen capitalista semicolonial mexicano. Para hacerlo necesitamos unir a la clase trabajadora para lo que será preciso combatir el machismo dentro de las organizaciones sindicales y del pueblo trabajador. Desde la CST – Corriente Socialista de los Trabajadores, como parte de la Liga Internacional de los Trabajadores, llamamos a participar de esa importante tarea.

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