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México | Los datos del cuarto informe del gobierno

octubre 6, 2022

Perspectivas económicas

En su 4° Informe de Gobierno AMLO declaró que la economía se recuperó a niveles previos a la pandemia, ingresado 2.4 billones de pesos adicionales. Recalcó que la desigualdad y la pobreza han disminuido. Pone como ejemplos el aumento del salario mínimo, los programas de Bienestar y las remesas.

Esto contrasta con las perspectivas económicas que el mismo Gobierno había establecido para este período. Ignora que veníamos de un decrecimiento en 2018 y 2019, luego acentuado por la pandemia. Aún no llegamos a los niveles de PIB del año 2018, cuando asumió su mandato. También ignora la alta dependencia de la economía mexicana de la de Estados Unidos, la cual sufre decrecimiento en dos períodos seguidos y por lo cual la mayoría de los economistas advierten de un nuevo decrecimiento en 2023. Por último, contrasta también con el sentir de la población de bajos recursos, afectada por la inflación, el desempleo o con empleos mal pagados y de largas jornadas laborales (con uno o varios empleos para que el ingreso alcance).

¿Cuál es la verdad?

Se habla de recuperación en términos macroeconómicos, pero faltan los datos de qué sectores se recuperaron, cuáles ganaron y cuáles han retrasado su recuperación o desaparecieron.

Los sectores de Salud, Farmacéutico y de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) fueron los sectores más demandados en medio del aislamiento y ola de contagios. Las peores consecuencias las sufrieron las pequeñas y medianas empresas. En 2021 casi 1.600.000 empresas cerraron. 20% de los trabajadores mexicanos perdieron su trabajo  ¿Cuántos se recuperaron?

La manufactura, principalmente la exportadora hacia los EEUU, se recuperó. Pero el sector construcción, ni siquiera ha llegado a mitad de los niveles prepandemia. Otros sectores, como minería, servicios financieros y de seguros, generación y transmisión de energía eléctrica, suministro de agua y de gas, servicios de esparcimiento, culturales y deportivos, aún no se recuperan.

A más de 49 millones de trabajadores no les alcanza el salario para alimentar a su familia aun trabajando en jornadas interminables varios de sus miembros.

México ocupa el 14° lugar de las 20 mayores economías del mundo. Pero estos datos esconden una profunda desigualdad, donde la mayoría de la población es de escasos recursos y sólo unos pocos multimillonarios se apropian del trabajo ajeno y privilegian la especulación financiera por sobre la producción de bienes y servicios.

El cinismo de AMLO sobre las remesas

Muchos mexicanos se fueron, y se siguen yendo, buscando trabajo y mejoras para sus familias. Donde van, la mayoría tiene jornadas de trabajo prolongadas, sin seguridad social ni estabilidad laboral, muchos subpagados por no contar con los papeles legales. Aun así, se quitan el pan de la boca para enviar remesas. Éstas, a pesar de la pandemia, crecieron un 11% respecto al año anterior y hoy constituyen el 4% del PIB mexicano. Sin embargo, esto nada tiene que ver con el desempeño económico del gobierno. El dinero de las remesas es producto de la sobreexplotación y del esfuerzo de millones de trabajadores mexicanos en el extranjero (principalmente EEUU) que mantienen la solidaridad para con sus familias a toda costa.

El voraz mercado y sus contradicciones

Las penurias tienen que ver con el sistema económico –el capitalismo- que AMLO dice querer “humanizar”.

La economía mundial, que antes de la pandemia sufría señales de desaceleración, ha entrado en estanflación (recesión con inflación) en muchos países europeos, debido a la crisis energética y de alimentos provocada por la criminal invasión rusa a Ucrania, más el retroceso provocado por la pandemia. El crecimiento mundial pasó del 5.7 % en 2021 al 2.9 % en 2022.

EEUU se acerca a la recesión desde principios de año. La inflación sigue siendo tema de preocupación. La Reserva Federal aumenta las tasas de interés, lo que afectará la inversión y las deudas externas de la mayoría de los países semicoloniales, como México. Además, en el sector energético los precios no bajan desalentando la inversión.

Las exportaciones a los EEUU han aumentado un 18.8% respecto a 2021, pero menos de lo previsto. Por ello, las perspectivas son que México crezca solo un 1.9%; menos del 2.3% que se preveía a principios de año.

Los mercados mundiales de materias primas y energía (commodities) están dominados por la especulación financiera que “apuesta” a su valor futuro, comprando y vendiendo en un juego especulativo que impacta en los precios reales afectando en especial a los consumidores de alimentos Esto significa que los precios varían no sólo por la disponibilidad de lo producido en el país o por su importación, sino porque los productos van al mercado de mayor paga. Poco importa la “soberanía alimentaria” o la necesidad real de quien la compre, los empresarios llevarán sus mercancías a donde les resulte más beneficioso.

La Inflación

La inflación ,que según el gobierno llegaría a su pico máximo de 8.5% entre agosto y septiembre, se ubicó en 8.62% la 1°quincena de agosto, nivel no visto desde el año 2000. La meta era bajar la inflación por debajo del 7% en 2022. Nada indica que esto pueda lograrse. La medida clásica sería aumentar las tasas de interés bancarias, es decir, el precio del dinero. Esta medida acentuará la desinversión en México ya de por sí estancada a niveles anteriores al 2013.

El salario hecho polvo

El Instituto Mexicano para la Competitividad hizo un estudio con la inflación y consignó que las familias de ingresos más bajos (hasta 3,300 pesos al mes en 2020) tuvieron un incremento en el precio de su canasta de consumo de alrededor del 8.7%, mientras que las de ingreso más alto (más de 54 mil pesos), este aumento fue de 7.5%. Los trabajadores y pueblo pobre que destina una mayor proporción de su ingreso a alimentarse, padece más la inflación actual.

Entonces, a pesar del incremento del salario mínimo en un 94.64% a nivel nacional y 194.62% en la Frontera Norte, lo cierto es que sigue siendo insuficiente para soportar la inflación para la mayoría de los trabajadores. Por otra parte, los salarios medios de las profesiones y oficios no difieren mucho del salario mínimo, aun cuando deberían compensar la calificación y experiencia del trabajador, pero cada vez están más cerca del mínimo. Además, esos aumentos siempre son revertidos por los patronos a base de aumento de la carga de trabajo, por alargar las jornadas de trabajo o incrementando las cargas o ritmo laboral.

El declive de México como país petrolero

Producto de la criminal invasión rusa a Ucrania de principios del año, los precios del petróleo han alcanzado niveles no vistos desde hace 10 años. Este alza ha afectado a la mayoría de las economías, pero beneficia a los países exportadores de petróleo. Sin embargo, ello parece no ser el caso de México.

Petróleos Mexicanos (Pemex), ha venido disminuyendo su influencia, a punto de ser abandonada su inversión por los gobiernos pasados, quizás para tener la excusa y rematarla al capital privado (objetivo de la Reforma Energética). Su histórico de producción con esfuerzo propio ha tenido una constante tendencia a la baja, a pesar de lo favorable del mercado mundial.

A pesar de los proclamados deseos del Gobierno de reflotarla, Pemex sigue siendo una de las empresas petroleras más endeudadas del mundo. En vez de aportar divisas al fisco, (reportó una disminución del 30% en el PIB de este año, respecto a 2021) el Gobierno tiene que auxiliarla año tras año, sin resultados a la vista. Esto a pesar de que, gracias al repunte de los precios en el mercado mundial, la empresa reportó  ganancias por el orden de 5,980 millones de dólares en el 1° trimestre de 2022, su mejor desempeño desde 2004, en contraste con la pérdida de 37,358 millones de dólares el año pasado.

El gobierno dice que Pemex podría producir 1,971 mil barriles diarios en 2023, exportando un 43%. Pero los resultados dicen lo contrario.

La guerra comercial EEUU-China

La guerra comercial de EEUU contra China ha traído como consecuencia una creciente desinversión de las trasnacionales, que en el pasado buscaban el paraíso de la mano de obra semiesclava, con altísimas jornadas de trabajo y bajos sueldos. Algunas empresas buscan un balance positivo entre inversión, bajos salarios y bajos costos de distribución. En este caso ven a México como una posibilidad.

Sin embargo, las inversiones extranjeras en México deben lidiar con la inseguridad y alta presencia del narcotráfico, si bien los bajos salarios y el T-MEC pudieran favorecerlos. En todo caso, sólo empresas cuyo mercado se centra en América pudieran estar interesadas en ese cambio.

Las perspectivas

Estas son las perspectivas para los empresarios, pero nada dicen de la posibilidad de eliminar la pobreza, los bajos salarios, la falta de trabajo digno, ni la desigualdad, ni tantos males que aquejan a los trabajadores y al pueblo pobre, como la inseguridad, la droga, el despojo, la opresión a los indígenas y a la mujer. Tampoco dicen nada del creciente impacto del calentamiento global en la escasez de agua y la crisis agrícola derivada de las sequías recurrentes.

El gobierno supuestamente progresista de AMLO pretende hacer ver los beneficios de su programa de gobierno en un bienestar para los pobres. El reparto de ayudas de bienestar, materializada en bonos y pensiones (cada vez más difíciles de conseguir) es insuficiente para salir de la pobreza, pero crea la ilusión de un gobierno que reparte la riqueza.

En este sistema capitalista, donde los trabajadores laboramos por un mísero salario para que los empresarios se lleven el fruto de nuestro esfuerzo, todos los gobiernos (incluido el de AMLO) sirven a los grandes poderes económicos, no importa el discurso y promesas con que ganan las elecciones.

Con ellos, la perspectiva será que los bajos salarios, la inflación, el desempleo y cierre de empresas, la escasez y aumento del precio de los alimentos, del agua y demás servicios, se conviertan en una constante amenaza para los trabajadores, a pesar de ver aumentadas las jornadas y cargas de trabajo.

La solución definitiva es organizarnos los trabajadores del campo y la ciudad, y tomar las riendas de nuestros destinos. Día a día trabajamos para que toda la sociedad funcione, pero participamos cada vez menos de la satisfacción de necesidades que ello debería traer.

Es hora de que los verdaderos productores de bienes y servicios, los trabajadores, gobernemos organizados democráticamente, planificando la economía y la sociedad en función de las necesidades de la gran mayoría de la población trabajadora, pobre y oprimida.

En la CST, estamos convencidos de que éste es el único camino que garantizará el bienestar para toda la sociedad.

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