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La moral y la construcción del PSTU

julio 26, 2016

Un partido no se define solo por su programa y estatutos, sino también por su moral. Los militantes del PSTU pueden mirar para atrás con orgullo de su trayectoria en ese terreno y compararse orgullosamente con el resto de la izquierda.

Por: José Welmowicki

Evidentemente, los militantes del partido están y estarán sometidos a presiones de la sociedad, de los sindicatos, del Estado y de las empresas para corromper a los activistas. Pero lo fundamental es tener en el partido una concepción moral que combata esas presiones.

¿Por qué es importante la moral?

Ninguna agrupación humana subsiste sin moral, o sea, sin normas que rijan su vida interna y su acción. Lo mismo vale para cualquier organización o sociedad.

La burguesía, sabiendo que es una ínfima minoría en la sociedad, siempre dio importancia a defender su predominio. Parte de eso es la lucha permanente para crear e imponer su moral egoísta e individualista, especialmente a la clase explotada, sin lo cual se torna imposible que ella pueda gobernar la sociedad.

Justamente, la lucha de los trabajadores y su constitución como clase desde el siglo XIX permitieron que se fuese creando una moral opuesta a la moral burguesa. Una moral basada en la unidad para luchar por sus intereses de clase y en la solidaridad entre compañeros de lucha.

Decadencia moral de la sociedad capitalista

En los finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, como parte de la llamada onda neoliberal, un vendaval oportunista barrió las organizaciones obreras de todo el mundo. Fueron los tiempos de la “muerte del socialismo” y del individualismo más exacerbado, que resuenan aún hoy.

Sin embargo, al contrario de la propaganda triunfalista, el mundo estaba cada vez peor, con señales crecientes de barbarie. Esa decadencia general de la sociedad, como no podía dejar de ser, se expresó fuertemente en el terreno moral. Valores antes cultivados de forma hipócrita, como honestidad, convivencia pacífica, bien común y solidaridad fueron directamente abandonados y cambiados por una especie de moral del “vale todo”.

Vale todo para un beneficio individual, como una mejor ubicación en el empleo. Vale engañar al compañero o a algún familiar en función de intereses egoístas. Eso es lo que nos enseñan diariamente. Estafar en una obra pública, desviar dinero de la salud o de la educación públicas son consideradas pruebas de astucia.

Degeneración moral de las organizaciones del movimiento obrero en el Brasil

Es muy común escuchar hoy de un obrero o de un activista de una categoría, que “todos se corrompen”. Esa reacción se explica porque en el Brasil se dio uno de los procesos más profundos de degeneración política y moral del movimiento obrero internacional: la bancarrota del PT y de la CUT.

El proceso de integración total del PT y de la CUT al aparato del Estado significó un retroceso moral en esas organizaciones y generó un repudio y un escepticismo muy grandes en la vanguardia y en el activismo.

El escándalo del mensalão [1] en 2005, mostró que la integración al aparato del Estado había generado una “moral de aparato”. Todo vale para mantener el mandato parlamentario y un cargo en el Estado.

La trayectoria de nuestra corriente en el terreno moral

Nuestra participación en el PT y en la CUT fue construida en torno a batallas políticas, programáticas, metodológicas y morales. Desde el primer momento, propusimos que el PT no hiciese alianzas con la burguesía y denunciamos las abultadas campañas financiadas por los patrones. Pero la política de la dirección petista era estimular la utilización al estilo burgués de las prefecturas y abrir las puertas a la corrupción.

Desde las victorias de 1988, una larga red de negocios y negociados se fue instalando, a través de acuerdos espurios con empresas de recolección de residuos, de ómnibus, contratistas y consultoras fallutas que cobraban gordas comisiones para proyectos que solo existían en el papel. Casos como el de Santo André (San Pablo), que llevó al asesinato del prefecto petista Celso Daniel.

La Convergencia Socialista (CS), entonces en el PT, actuó de forma completamente opuesta. Cierta vez, un militante de la corriente fue electo prefecto en Timóteo, Minas Gerais, en 1988. Pasados algunos meses, sin embargo, él resolvió reprimir una huelga de los empleados municipales y rompió con las orientaciones de la CS.

Inmediatamente, ese militante, que tenía a disposición el presupuesto de una ciudad importante, fue expulsado de la Convergencia porque había roto un principio: tomar partido del lado del Estado burgués contra una huelga de los trabajadores. Muchos dirigentes petistas, incluso de corrientes de izquierda, no creían que fuésemos capaces de “desperdiciar” tal suma de recursos.

Pero, para nosotros, se trataba de defender el carácter revolucionario y de clase de nuestra corriente. Fue esa intransigencia de principios que nos hizo atravesar el período de militancia dentro del PT y salir sin perder la brújula moral, manteniendo los principios.

Corrientes como la Democracia Socialista (Secretariado Unificado), de origen trotskista, se fueron adaptando cada vez más y degenerándose política y moralmente. Hoy son parte de la gestión corrupta del Estado y de la represión a los movimientos sociales.

El PSTU, desde su fundación, fue muy claro. Nuestras campañas políticas son hechas con los recursos conseguidos junto a los trabajadores, jamás aceptamos financiamiento de la burguesía. Una razón muy simple nos lleva a esa norma: aceptar el apoyo financiero de los enemigos de clase es abrir las puertas para que ellos determinen la política del partido.

Al final de cuentas, la burguesía es coherente: solo va a financiar a aquellos que no la amenacen. Este fue el motivo por el cual denunciamos el financiamiento de campaña del PSOL en Porto Alegre pela Gerdau en 2008. Para nosotros no vale todo para elegir un candidato.

Traducción: Natalia Estrada.

[1] Mensalão se denominó al escándalo de corrupción por pagos mensuales que recibían algunos parlamentarios para votar en el Congreso los proyectos de ley que interesaban al gobierno.

Publicado originalmente en Opinião Socialista especial 15 años del PSTU.

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