La Flotilla Sumud impulsa acciones de solidaridad por todo el mundo

Por Redacción
De la flotilla a las calles, se levanta una ola internacional de movilizaciones para desafiar el bloqueo y denunciar el genocidio palestino.
La flotilla Global Sumud, que partió a finales de agosto desde España y ya ha cruzado el Mediterráneo hacia la Franja de Gaza (sigue la ruta aquí), debería llegar a su destino alrededor del 13 de septiembre. La flotilla transporta cientos de activistas y toneladas de suministros, en un acto político contra el bloqueo impuesto por Israel. La anticipación de la llegada desencadenó un llamado internacional a protestas en la misma fecha, con manifestaciones planeadas en varias ciudades del mundo.
Protestas en todo el mundo
En Génova, el apoyo fue más allá del simbolismo: los trabajadores portuarios recogieron más de 300 toneladas de suministros para enviarlos a Gaza y anunciaron que si la flotilla es atacada o detenida, «ningún cargamento saldrá del puerto hacia Israel». Esta decisión, apoyada por el sindicato USB y el colectivo CALP, fue acompañada por una marcha nocturna con antorchas que reunió a 40.000 personas en las calles de la ciudad. Inspirados por el gesto genovés, los sindicatos portuarios de otros países también se han declarado dispuestos a unirse a un bloqueo europeo de la carga destinada a Israel, si la flota es interceptada.
En los estadios de fútbol, la solidaridad se expresa a escala popular. En Lisboa, los fanáticos del Fenerbahçe de Turquía sostuvieron una pancarta gigante que decía «Detengan el genocidio en Gaza – Palestina libre», que cubría dos pisos de las gradas durante un partido de la Liga de Campeones. Además, los aficionados turcos ya habían estado cantando y exhibiendo banderas palestinas en los partidos nacionales e internacionales desde el comienzo de la guerra. La propia UEFA, presionada por la opinión pública y los atletas, incluso desplegó una pancarta antes de la Supercopa de Europa con la frase «Dejen de matar niños. Dejen de matar civiles». Dejen de matar civiles) en un intento de responder a la ola de críticas por las muertes en Gaza.
La movilización también traspasa fronteras en las calles. Decenas de miles de personas protestaron en Bruselas exigiendo el fin del bombardeo y el asedio de Gaza, en actos que se repitieron en ciudades como Londres, París, Madrid y Roma. Al mismo tiempo, los organizadores de la flotilla llamaron a protestas en 44 países para acompañar su cruce, aumentando la presión pública internacional.
Incluso en los puertos donde atracó la flotilla, la solidaridad se materializó. En Túnez, tras el incidente en el que uno de los barcos se incendió bajo sospecha de un ataque con drones (que fue negado por las autoridades locales, que atribuyeron el incendio a causas internas), cientos de personas se reunieron frente al muelle con banderas palestinas y gritos de «Palestina libre». El ataque, que no dejó heridos, sirvió como un recordatorio de la tensión que rodea a la misión, pero también como una demostración del apoyo popular que despierta.
Este mosaico de manifestaciones, desde los puertos hasta las calles, desde las competiciones deportivas hasta las gradas, demuestra que la flotilla ya cumple parte de su misión incluso antes de llegar a Gaza: romper el silencio, generar visibilidad y articular una red global de resistencia contra el bloqueo y el genocidio que Israel está promoviendo en Gaza.
A tomar las calles este 13 de septiembre
La flotilla está siendo más que una acción simbólica de solidaridad internacional con los palestinos. Ella está siendo un catalizador para una ola global de protestas que defiende la dignidad de un pueblo asediado y su derecho a la autodeterminación y la resistencia. Cuando los trabajadores se cruzan de brazos, cuando los fanáticos levantan sus banderas o cuando los manifestantes interrumpen un espectáculo deportivo, gritan que Gaza no está sola.
El 13 de septiembre no solo será la posible fecha de llegada de la flotilla a Gaza. El mundo debe volver sus ojos a las amenazas de Israel a esta acción de solidaridad. Por ello, se están programando protestas en varias ciudades del mundo.
Llamamos, en primer lugar, a ocupar las calles en grandes manifestaciones de solidaridad. Y, cuando sea posible, ampliar esta fuerza con huelgas en escuelas y lugares de trabajo, involucrando a estudiantes y trabajadores para fortalecer la presión.
Es hora de convertir la solidaridad en acciones efectivas, exigiendo que los gobiernos de todo el mundo rompan las relaciones diplomáticas, económicas y militares con el Estado de Israel y pongan fin al genocidio y al asedio criminal de Gaza. El día 13, Gaza no estará sola: que nuestras luchas sean una extensión de la resistencia palestina.