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La cuestión de las castas en la India

Mujeres en la India. Fotografía tomada de https://envolverde.com.br, 8/5/2015 en el artículo “India continúa marcada por el ‘apartheid’ de castas”, de Neeta Lal, IPS.
febrero 8, 2021

Una introducción al sistema de castas: Una de las características fundamentales de la sociedad indiana es la existencia de castas. El papel de la casta ha sido una cuestión de mucho debate entre estudiosos y activistas. Es incuestionable que este sistema social se originó hace varios milenios. Hay consenso de que, en algún momento luego de la caída del Imperio Romano, se tornó y adquirió su forma actual más opresora.

Por: Adhiraj Bose – Mazdoor Inqilab, India

En resumen, hay cuatro castas y cuatro posiciones en la jerarquía social:

Brahaman – la casta con más privilegios; es la casta sacerdotal y de aquellos destinados a carreras intelectuales.

Chatría – su posición se encuentra debajo de los brahamanes; es la casta de los gobernantes y guerreros.

Vaishia – la casta de los comerciantes, cuya posición está debajo de la de los Chatrías, a pesar de su riqueza. Permanecieron, por lo tanto, debajo de la casta de los guerreros.

Shudrá (o Dalit) – los más bajos en la escala de castas, son los trabajadores u obreros que están destinados a permanecer presos en el atraso y en la pobreza.

Nehru opinó en su libro A Discovery of India (El descubrimiento de la India) que el sistema de castas ayudó a organizar una sociedad basada en la formación de un Estado luego de la llegada de los arianos. La división del trabajo creó las bases para lo que era entonces un sistema productivo y sofisticado. No obstante, no era incuestionable ni siquiera en su tiempo.

El budismo surgió en el siglo VI a. C. como un mensaje igualitario que alcanzó el sistema de castas. El budismo apeló a las castas inferiores, la Vaisha y la Shudrá. Permitía oportunidades para progresar socialmente y ser respetado, lo que habría sido posible en la sociedad indiana. En los tiempos modernos, la misma dinámica puede ser vista con el resurgimiento del neobudismo, luego de la independencia.

A lo largo de los siglos, las castas superiores que ocuparon cargos administrativos, principalmente las casta Brahaman y Chatría, impusieron reglas discriminatorias contra los Shudrás para garantizar que permaneciesen subordinados a sus reglas. Esto incluye leyes prohibiendo el casamiento con castas inferiores, para que nadie pueda casarse con un miembro de una familia Shudrá, y que ningún Shudrá intente casarse con un miembro de casta superior; tal casamiento traería punición. Había leyes restringiendo a los Shudrás aprender los Vedas[1] y los rituales de encantamiento que son reservados a los brahamanes. El texto principal que establece el sistema de castas es el Manusmriti (el Libro Hindú de las Leyes). En él, se puede encontrar una colección de algunas puniciones para las castas inferiores y versos que establecen discriminación contra los Dalits: https://velivada.com/2017/05/31/casteist-quotes-verses-manusmriti-law-book-hindus/

El punto preciso del origen del sistema de castas en la historia de la India continúa siendo motivo de debate, pero hay un consenso emergente de que el sistema de castas creció en su forma rígida y reconocidamente más represora alrededor del inicio de la Edad Media de la historia indiana, entre los siglos III y V d.C. Algunos opinan que eso fue causado por la caída del Imperio Romano y por la pérdida del comercio.

A partir de este punto, el sistema de castas permaneció como un instrumento social opresor, preservando el atraso cultural de la casta Shudrá y, en menor medida, de la casta Vaisha. Eso garantizó la hegemonía de las castas Brahaman y Chatría sobre las dos inferiores, que forman la mayoría de la población indiana.

Casta y capitalismo

La dinámica social fundamental del capitalismo es la explotación del proletariado para el enriquecimiento de una clase capitalista, la burguesía. Todas las otras divisiones quedan subordinadas a esta división fundamental. Las barreras de raza y casta, por lo menos en teoría, no deberían existir bajo el capitalismo, pero existen.

En el caso de la India, debemos entender la trayectoria del capitalismo para entender cómo la casta sobrevivió a eso. Los modos de producción precapitalistas anteriores, con sus jerarquías rígidas y métodos improductivos, nunca podrían destruir el sistema de castas. La oposición religiosa del budismo –y, después, del islamismo y del cristianismo– al sistema de castas, tampoco consiguió abolir este sistema. El rasgo común a cada transformación social ocurrida en la India es el mantenimiento de un sistema jerárquico y explotador de división social, sea en el modo asiático de producción, sea en el sistema social exclusivamente indiano que evolucionó en la era medieval luego del Imperio Grupta (siglo IV a V).

El capitalismo también tiene estas características; es un sistema jerárquico de división social donde la burguesía controla todo el poder político y económico, mientras la clase trabajadora permanece pobre.

A pesar de la igualdad formal frente a la ley, la realidad de la explotación capitalista niega tal igualdad formal. La evidencia histórica de doscientos años de capitalismo en la India nos obliga a sacar la conclusión de que el sistema capitalista no representa la abolición del racismo y del sistema de castas, sino que se ajusta a ellos. La burguesía norteamericana abolió la esclavitud, pero mantuvo un sistema jurídico y político racial que garantizó que la explotación de los afroamericanos permaneciese en niveles semejantes. La burguesía indiana también abolió el sistema de castas de la ley, pero retuvo el sistema social, y lo utilizó para mantener la hegemonía de la casta superior sobre los Dalits.

En el caso de la India, tenemos que tomar en cuenta no solo la penetración del mercado mundial capitalista, sino la manera como eso ocurrió. El colonialismo trajo camadas adicionales de opresión y desigualdad que lo tornaron particularmente explotador y destructivo. Los regímenes precoloniales de la India, bajo los imperios islámicos o los reinos hindúes, nunca desafiaron seriamente las divisiones de castas. Los imperios islámicos, por el contrario, toleraron el sistema de castas y las jerarquías de castas que existían en la época de su llegada. La motivación abrumadora era práctica, los brahamanes y la casta intermedia Kshatriya eran necesarios para la construcción de una administración eficiente en la India. Al contrario de crear obstáculos, los turcos y después los mongoles los retenían en sus respectivos papeles políticos y sociales.

La única perturbación al sistema de castas sería la propagación del Islam por los santos sufistas, lo que permitió a la casta Shudrá un medio de escapar de la indignidad de la opresión de castas. Entre tanto, el sistema permaneció y luego surgió un sistema de castas entre la población convertida, que separaba a los conquistadores (Ashraf) y los convertidos locales (Ajlaf), así como la continuación del sistema de castas indiano.

Cuando el capitalismo colonial llegó como una gran fuerza política, digamos, después que la Compañía de las Indias Orientales asumió el control del Nawab de Bengala[2] en 1757, existía un sistema de administración pronto, que optaron por no alterar totalmente. Muchos de los sistemas y papeles administrativos permanecieron en vigencia. Así, la casta superior que había permanecido en una posición de privilegio en los Nawabs, permaneció en el poder bajo el poder de la empresa de las Indias Orientales, a pesar de sus ocasionales impulsos igualitarios, como la abertura de reclutamiento para las castas inferiores Maars y Dalits en el Ejército de Bombay[3].La Compañía de las Indias Orientales prefirió mantener el statu quo precapitalista, pues servía a sus intereses. La empresa introdujo el capitalismo en sus formas más bestiales y opresoras, que era desprovisto de todas las características progresistas del liberalismo burgués, pero con todas sus cualidades explotadoras y destructivas.

La Compañía de las Indias Orientales

Los Dalits desempeñaron un papel importante en las batallas de la Compañía de las Indias Orientales contra los Maratha de Peshawar en las guerras Anglo-Maratha. La batalla de Bhima Koregaon, donde 500 soldados Dalits del ejército de la empresa vencieron a un ejército Peshawar de millares, asumió una dimensión legendaria. La victoria es conmemorada anualmente en Maharashtra.

La Compañía de las Indias Orientales también destruyó el poder político y económico de los Nawabs y Rajás [marajás], tornándolos instrumentos subordinados del capitalismo, pero, al hacerlo, no buscó corregir las peores características de la sociedad indiana. Las jerarquías de castas permanecieron, la presión de castas permaneció, pero ahora subordinada a los intereses y direcciones del capitalismo. Por esta razón, Marx llamó a la Compañía de las Indias Orientales un prodigio de destrucción creativa, con características destructivas superando las creativas.

Así, cuando el capitalismo indiano emergió del vientre del capitalismo colonial, cargó toda la suciedad de la sociedad de castas. La camada social de los comerciantes en la India tenía una posición curiosa. Siendo de la casta Vaisha, no podían ser iguales a los Chatría o los Kshatriya, ni competir con los brahamanes en privilegios sociales, pero su riqueza los tornaba influyentes y a veces muy poderosos. Con el advenimiento del capitalismo en la India y la caída del feudalismo indiano bajo el dominio de la Compañía de las Indias Orientales, este sector de la sociedad creció en fuerza, aunque no pudiesen mejorar su posición social en el mercado capitalista mundial. De aquí vinieron algunas de las más prominentes familias capitalistas de la India. Entre tanto, en lugar de buscar abolir el sistema de castas, ellos procuraron mejorar su posición dentro de la escalera de castas. La política de identidad indiana surgió en el final del siglo XIX e inicios del siglo XX a partir de dos corrientes: los comerciantes Marwaris [o Marwadis] y Gujaratis[4] con base en Calculta y Bombay, respectivamente, y la aristocracia propietaria de tierras localizada alrededor de Calcuta. De modo general, la casta Vaisha y la comunidad mercantil está impregnada de conservadorismo social y es hostil a los movimientos progresistas.

Las desigualdades de la sociedad de castas en la India también influenciaron el crecimiento del nacionalismo indiano. La casta superior de la sociedad indiana, particularmente los Brahamanes, monopolizó posiciones administrativas y profesiones que exigen talentos intelectuales, como la enseñanza, la abogacía y la profesión médica.

De esta camada surgió la primera dirección del moderno movimiento de independencia indiano, que pertenecía abrumadoramente a la casta superior y casi enteramente hindú. Los Dalits nunca fueron considerados parte de este movimiento, y la dirección de las castas superiores nunca abandonó sus privilegios de casta; al contrario, ellos la mantuvieron como parte de su posición social en la sociedad indiana.

La trayectoria de las luchas de los Dalits

Lo que es notable sobre el sistema de castas es cuánto tiempo duró y cómo continúa hasta hoy, incluso sin sanción legal. La institución social es notablemente resistente a casi todos los desafíos que enfrentó. Deja a los analistas confusos en cuanto a los que mantiene en movimiento; ¡algunos intelectuales de izquierda hasta afirman que el sistema de castas existirá de alguna forma bajo el socialismo!

En realidad, la historia indiana pasó por fases en que el papel de las castas fue marginado o casi deshecho. El efecto del budismo y su diseminación fue uno de esos períodos. El budismo fue en muchos aspectos un ataque directo al sistema de castas hinduista, pues la religión pregonaba el igualitarismo y la negación de sus dioses creadores. La lucha entre el budismo y el hinduismo asumió un carácter político a través del Imperio Maurya cuando la religión se tornó la religión estatal de la India.

Además, el proselitismo agresivo hizo que la mayoría de los indianos dejase el hinduismo para juntarse al budismo. Mientras tanto, el budismo, que no era un movimiento sociopolítico, proporcionó un escape del sistema de castas pero no proveyó los medios para abolir las instituciones sociales ni los medios políticos para hacerlo. La caída del Imperio Maurya llevó al establecimiento del dominio de la Dinastía Shunga sobre Magadha (localizada en los actuales Estados de Bihar y Jharkhand) y el retorno del hinduismo como religión estatal. Según muchos relatos, la dinastía Shunga impuso el retorno del sistema de castas como el orden social dominante de la India y comenzó a perseguir a los budistas, aunque los motivos por detrás de eso sean discutibles. Pero esto muestra el conflicto político ocurrido sobre la base de la cuestión de las castas en la India Antigua.

Tales luchas moldearon la sociedad indiana a lo largo de su historia, con movimientos frecuentemente influenciados por la teología y por la religión, criticando el sistema de castas y proporcionando a las castas oprimidas un escape de la imposición de castas. En casi todos los casos, los movimientos fueron suprimidos o incorporados al dominio amorfo del hinduismo, y dejaron de atacar el dominio social del sistema de castas. La regla de la casta superior, Brahaman y Chatría, sobre la sociedad indiana, fue así garantizada por una combinación de coerción y asimilación.

La disputa entre hinduismo y budismo fue resuelta con la victoria del primero en la época de la dinastía Grupta (siglo III-siglo V). La mayoría de los historiadores concuerda con que el sistema de castas hindúes se tornó “rígido” en esa dinastía, y creció en su forma más opresora, con la cual estamos familiarizados hoy. Una fase de las luchas de siglos entre la casta de los trabajadores y campesinos (Shudrás y Vaishas) y las castas de los reyes y sacerdotes (Chatrías y Brahamanes) terminó con una victoria para las castas dominantes. En esa época el budismo se había corrompido y estaba en decadencia; los Mahants se tornaron corruptos y explotadores, y la religión no fue más un escape para las castas baja y media de los Dalits y los Vaishas. Los brahamanes habían reforzado su hegemonía y ella permaneció ininterrumpida hasta la llegada del Islamismo. El papel del islamismo no fue fundamentalmente diferente del que tuvo el budismo, en la medida en que [también] proporcionaba un escape para las castas oprimidas.

Los gobernantes musulmanes, que vinieron primero de Arabia y después de los turcos del Asia Central, precisaban imponer su voluntad política y económica sobre la India, que era en parte hindú y bajo la hegemonía de las castas superiores. Como las castas superiores, detentaban un dominio absoluto de las funciones administrativas y de la mayoría de las funciones económicas, tenían conocimiento de la administración y de las funciones religiosas, mantenían su relevancia como intermediarias de los gobernantes musulmanes, preservando así su posición en relación con las castas inferiores. Incluso si su dominio fuese debilitado, el sistema de castas no era deshecho. La naturaleza de la propiedad de la tierra también desempeña un papel en su mantenimiento. Como propiedad comunitaria o del Estado, como propiedad del rey, no cambió ni un poco con los árabes o con los turcos. La esfera rural quedó casi totalmente inalterada. En lugar de convertir la sociedad indiana a sus términos, el islamismo se adaptó a las condiciones locales y, con el tiempo, incorporó incluso hasta un sistema de castas dentro de sí mismo.

Del fracaso del islamismo en abolir el sistema de castas surgieron los sikhs, nuevamente un movimiento religioso que combinaba características de ascetismo hindú y principios islámicos como la creencia en un solo Dios. Tales movimientos sincréticos, frecuentes en la India, nunca emergieron como un poder del mismo nivel que el sikhismo.

No obstante, esto también se encaja en un padrón de tales movimientos que no consiguen deshacer el sistema de castas. Durante toda la era medieval hasta la llegada de la Compañía de las Indias Orientales y la imposición del dominio capitalista en el subcontinente, numerosos movimientos que criticaban el sistema de castas y buscaban desafiarlo, surgieron y cayeron, pero ninguno consiguió siquiera terminarlo como una institución formal. La tendencia cambió con el surgimiento del Iluminismo, cuando la fase moderna del movimiento de independencia indiano estaba comenzando en Bengala[5].

En la India occidental, en el actual Estado de Maharashtra, surgió lo que sería el precursor de un movimiento Dalit moderno con el surgimiento de la Satyashodhak Samaj [Sociedad de los Perseguidores de la Verdad].

La Satyashodhak Samaj fue formada en 1873 por Jyotirao Phule, que es indiscutiblemente el primer líder moderno de la casta Dalit y estableció el término “Dalit”, que significa quebrado u oprimido. Como muchos reformadores sociales de su tiempo, no se opuso a la colonización británica de la India, pero buscó emancipar a los Dalits a través de la institución del Imperio. Esta era una suposición fundamentalmente equivocada, pues el imperio británico no era una fuerza de progreso, sino, a su modo, reforzó el sistema de castas de la estructura legal, permaneció como una fuerza social y, en ciertos casos, como con la devolución de la propiedad, la sucesión testamentaria, el casamiento y los asuntos religiosos, permaneció aún dentro de las leyes religiosas y, por lo tanto, dentro del ámbito de las fronteras de castas. Los británicos poco hicieron para cambiar esas leyes y costumbres. Entre tanto, debemos reconocer la contribución de Jyotirao Phule como el pionero del movimiento moderno Dalit. Por primera vez, la lucha contra la casta asumió una expresión política clara y autoconsciente.

Jyotirao Phule recibió el título de “Mahatma” por su contribución a la causa de la emancipación Dalit y su papel en el apoyo a la educación de las mujeres, junto con su esposa Savitribai Phule. Su trabajo con la Satayashodhak Samaj lanzó las bases para el ascenso de B. R. Ambedkar y el movimiento moderno para la aniquilación de la casta. Alrededor de la misma casta, Erode Venkatappa Ramasamy, comúnmente conocido por Periyar, construyó el movimiento de “auto-respeto” en el Estado del sur de Madrás, actual Tamil Nadu. Él construyó el David Kazhagam, que se tornaría el precursor de los dos modernos partidos burgueses regionales de Tamil Nadu.

Ambas figuras se destacan entre los primeros líderes modernos del movimiento Dalit, y ambas proporcionaron dirección a la comunidad Dalit en aquel que fue el primer desafío sociopolítico al sistema de castas. El crecimiento y el impacto de este movimiento no pueden ser subestimados. No obstante, debemos reconocer también su defectos. Tanto Periyar como Ambedkar buscaron soluciones para la erradicación de la casta en el ámbito de una Estado capitalista, pero como la historia muestra, la simple remoción formal de las distinciones de casta a través del constitucionalismo y del establecimiento de una república no fue suficiente para erradicar la opresión de castas, eso requiere un cambio que está fundamentalmente enraizado en la transformación revolucionaria de la sociedad.

En todo eso, el papel del Partido del Congreso es revelador de cómo la burguesía indiana abordó la cuestión de las castas. Gandhi fue duramente criticado durante su tiempo e incluso ahora, por sus disculpas en relación con el sistema de castas y por su tibia defensa del mismo. Él nunca defendió la erradicación de la casta y vio el movimiento de Ambedkar como “difamación del hinduismo”. Gandhi enunciaría los “méritos” de la casta mientras defendía el sistema[6].

Al mismo tiempo, el Partido del Congreso no podía darle la espalda a los Dalits ni a la política de los Dalits. Él deseaba tener hegemonía sobre cada comunidad en la India, pero no consiguió superar sus propios preconceptos. No consiguió conquistar a los musulmanes y acabó por no conquistar a los Dalits. La relación contenciosa e inestable con los Dalits y con Ambedkar en particular, llegaría a un punto alto en 1946, en vísperas de la división[7].

Durante las primeras celebraciones del Día de la Constitución, el 26 de noviembre de 2015, en el Parlamento, la ignorancia de algunos diputados de Bengala Occidental sobre la elección del Dr. B. R. Ambedkar para la Asamblea Constituyente de 1946 fue, como mínimo, deplorable. Su elección forma un capítulo memorable, marcado por la tensión, la falta de ley, y la violencia en las calles de Calcuta, además del confinamiento ilegal de un miembro de la Asamblea por los opositores del Dr. Ambedkar. El Congreso Nacional indiano entabló una guerra de bastidores haciendo que toda la India fuese contra su entrada en la augusta casa que debería redactar la Constitución de la nueva nación independiente. Sardar Vallabhbhai Patel dirigió la acusación contra Amdebkar, proclamando públicamente que, “además de las puertas, incluso hasta las propias ventanas de la Asamblea Constituyente están cerradas para el Dr. Amdebkar. Vamos a ver cómo entra en la Asamblea Constituyente”[8].

La elección de Ambedkar por el electorado de Jessore, Khulna, garantizó su presencia en la Asamblea, así como su puesto en la elaboración de la constitución. Esta victoria también representó una consolidación de los Dalits de Bengala, llamados Namasudra. Como tal, fue una amenaza terrible para el liderazgo de la casta superior en el Congreso, desafiando su hegemonía. Tal amenaza sería completamente deshecha por la división de Bengala, así como por la masacre que la precedió en las comunas, y que llevó a casi un millón de muertes hasta 1947. Así, aunque el Partido del Congreso hubiese cedido algún terreno a los Dalits a través de Ambedkar, también destruyó de forma astuta el poder organizado de los Dalits, como impidió la marea creciente de lucha de clases que surgía en la India, como se vio en los acontecimientos revolucionarios de febrero de 1946, cuando marineros se levantaron, junto a los trabajadores, estudiantes y campesinos de todo el país.

Mientras se habla de los Dalits de Bengala Oriental, es importante mencionar lo que siguió a la división, pues ella revela cómo las elites de la India y del Pakistán, trabajaron juntas para destruir un poderoso movimiento social y mantener la hegemonía de las castas superiores. La mayoría de los Namasudras permaneció en el Pakistán luego de la división, principalmente debido a la influencia de Jogendra Nath Mandal. Con el tiempo, la total crueldad del Estado pakistaní sería revelada, pues el país, gobernado principalmente por los Ashrafs con base en Punjab, practicaría un verdadero genocidio contra los Dalits hindúes en el Pakistán Oriental (actual Bangladesh) para destruir el movimiento lingüístico naciente en los años ’50. Una masacre mucho mayor ocurriría en las décadas de 1960 y 1970, donde centenas de millares de Dalits hindúes, en su mayoría, serían sometidos a masacres en amplia escala y desplazamientos forzados. Como refugiados, a los Dalits bengalíes no les fue bien, pues el Estado indiano los trataría mal y los sujetaría a masacres propias, como la de Marichjhapi, en el sur de Bengala Occidental. Ellos permanecieron al margen de la sociedad bengalí y permanecieron en el ejército industrial de reserva, una fuente fácil de mano de obra barata y explotable para el capitalismo indiano. Así, una de las comunidades Dalit más avanzadas políticamente fue destruida por la acción combinada de las burguesías indiana y pakistaní[9].

Luego de la independencia y la división, el movimiento Dalit tomó una trayectoria diferente. Ambedkar endosó formalmente el budismo como una religión que podría ayudar en la emancipación de la comunidad Dalit. Era conocido por eventos profundamente simbólicos y por construir movilizaciones en masa alrededor de ellos, tales como la quema en masa de los Manusmriti [texto sánscrito, ndt.], y la huelga por el acceso al agua. En los años ’50, desilusionado por el fracaso de la nueva república independiente en aprobar el Proyecto de Ley del Código Indiano que presionaría por la abolición de la casta, Ambedkar buscó la conversión como medio de liberar a los Dalits de su esclavitud al sistema de castas hindúes y escogió el budismo como el camino adecuado. Se realizó una ceremonia de conversión en masa para centenas de Dalits, haciendo eco a la dinámica de los esfuerzos sociales pasados contra la discriminación de castas.

En el sur de la India, el Partido de la Justicia se había reorganizado en el Dravida Kazhagam, bajo la dirección de Thanthai Periyar. Cada vez más, la lucha por el fin de las castas fue unida a una agenda regionalista contra la imposición del hindi como lengua nacional. Ambos aún buscaban soluciones por dentro de la estructura de la república capitalista, no reconociendo el papel del capitalismo colonial en el mantenimiento del sistema de castas ni su fracaso en erradicar la casta. Los modernos partidos burgueses o pequeñoburgueses de los Dalits, tales como el Partido Bahujan Samaj, con base en gran parte del norte de la India, o el fracasado partido Dalit Panthers (Panteras Dalits) en la India Occidental, no consiguieron realizar la transformación necesaria de la sociedad indiana. La división solo aguzó las divisiones de castas y ayudó a mantener la hegemonía de las castas superiores, que tienen dominio en el Parlamento y en servicios profesionales como los Servicios Administrativos indianos, y en el Parlamento, donde los Brahamanes cuentan con 15% de la legislatura aunque sean 5% de la población total. Los esfuerzos para provocar cambios a través de acciones afirmativas sufrieron resistencia feroz o fueron corrompidos gracias a la dinámica del capitalismo indiano.

Así, en 2020 aún encontramos crímenes contra los Dalits, cometidos con niveles feudales de barbarie, y somos forzados a luchar nuevamente las luchas de las generaciones pasadas.

Conclusiones

La continuidad y la resiliencia del sistema de castas en la India deben ser entendidas en el contexto del materialismo histórico. Él fue el resultado del crecimiento de la sociedad de comunismo primitivo para el despotismo asiático primitivo, aunque con características exclusivamente indianas. La resiliencia del sistema se debe a la capacidad de la elite de castas de adaptarse a cada desafío lanzado contra ella, y a la retención de los fundamentos sociales del sistema que no habían sido alterados en un nivel fundamental por siglos. La llegada del capitalismo perturbó el statu quo, pero una vez más no los derrumbó, pues llegó a la India en una forma más distorsionada y reaccionaria, a través de la Compañía de las Indias Orientales.

Incluso en el sector empresarial privado, no es raro encontrar el reclutamiento para funciones de alta gerencia reservado a la casta superior, mientras el reclutamiento para funciones de baja gerencia es reservado a la casta inferior de Dalits y Vaishas. La influencia de las castas es aún más evidente cuando se trata del sistema de casamiento arreglado. Una de las características más comunes de los anuncios matrimoniales en la India es establecer preferencias de castas cuando se buscan novias o novios. Los casamientos entre castas, especialmente en las aldeas, son frecuentemente recibidos con hostilidad, lo que a veces puede tornarse mortal. Los miembros de las castas superiores de una aldea son conocidos por responder con violencia brutal para romper y castigar los relacionamientos entre castas. ¡Todo eso, mientras vivimos en el siglo XXI!

De cierta forma, el capitalismo solo modificó la forma como la opresión de los Dalits funciona, pero no la modificó en esencia. Debemos también reconocer que logros reales fueron obtenidos en las décadas de lucha bajo la dirección de Ambedkar, Phule y Periyar, y otros como ellos. Esas victorias fueron la adquisición de derechos iguales garantizados por una constitución, la difusión de la alfabetización en masa y, lo más importante, el establecimiento de una herramienta política por medio de los partidos Dalit, para luchar por el cambio sociopolítico. Aunque reconociendo estas victorias, no podemos negar los fracasos fundamentales que vienen que su insistencia en encontrar una solución para la cuestión de las castas en los límites del capitalismo, que es un sistema inherentemente desigual y explotador.

El camino a seguir debe ser luchar por un sistema que sea verdaderamente igual y justo, donde cese la explotación del hombre por el hombre. Eso solo puede ocurrir con el socialismo. Ningún sistema de castas puede sobrevivir a eso.

Notas

[1] Se denominan Vedas las cuatro obras compuestas en un idioma “sánscrito védico”, de donde se originó posteriormente el sánscrito clásico.

[2] Nawab era un gobierno autónomo de una región, correspondiente a un ducado en la Europa medieval.

[3] El actual Estado de Maharashtra.

[4] Marwari es una comunidad mercantil del Estado de Rayastán, específicamente de la provincia de Marwar. Los comerciantes Gujaratis provienen del Estado de Gujarat, en la India Occidental.

[5] El fin del levantamiento Sepoy y el inicio de la revuelta índigo en 1860 es comúnmente considerado el inicio del movimiento de independencia moderna en la India. La revuelta de los índigos fue liderada por la intelligentsia urbana de Calcuta, pero en acuerdo con los agricultores índigos, que eran violentamente explotados por propietarios de plantaciones, la mayoría de los cuales era extranjero. (https://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Koregaon)

[6] https://thewire.in/history/mahatma-gandhi-jayanti-ambedkar-caste. Al anunciar todos estos méritos de las castas, Gandhi declara: “Siendo estos mis puntos de vista, estoy en contra de todos aquellos que quieren destruir el sistema de castas”.

[7] División: se refiere a la división de la India patrocinada por el Reino Unido, entre los actuales países de la India, Pakistán y Bangladesh, cuando ocurrió la independencia de la India en 1947.

[8] https://www.forwardpress.in/2016/11/how-the-bengali-chotalok-shaped-indias-destiny/

[9] https://en.wikipedia.org/wiki/Namasudra#Post-independence

Traducción del original en inglés: Marcos Margarido.
Traducción del portugués: Natalia Estrada.

 

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