La catástrofe en el Sur expone la codicia criminal de los capitalistas y sus gobiernos
Por: Redacción – PSTU Brasil
La tragedia de Rio Grande do Sul expone la barbarie a la que nos está llevando el capitalismo. Comienza con el problema ambiental, dado que el calentamiento global ha ido agravando el número y la intensidad de los eventos climáticos extremos.
El capitalismo es el que impide el cambio de la matriz energética a una fuente limpia, pues esto tiene altos costos y generaría una disminución en las ganancias de los grandes grupos multimillonarios.
El papel desempeñado por los gobiernos también es otra demostración de la perversidad del sistema. La municiaplidad, el gobierno del Estado y el gobierno federal son responsables por las privatizaciones, la destrucción de servicios públicos y la falta de políticas de prevención de desastres.
Hay poca inversión en el monitoreo y la prevención de desastres ambientales. Vimos bombas de drenaje que no funcionaban, barreras rotas y falta de mantenimiento. Además, está la privatización de la infraestructura de energía eléctrica, agua y saneamiento, lo que sólo empeora los servicios y aumenta los precios.
Ahora, después de la tragedia, el alcalde Sebastião Melo (MDB) y el gobierno de Eduardo Leite (PSDB) no hacen nada para garantizar la reconstrucción. Es notorio el papel que desempeñan al servicio de las grandes empresas. Defienden abiertamente más privatizaciones y mayores beneficios para los capitalistas.
¡Las medidas de Lula son insuficientes!
Es necesario romper con el Marco Fiscal y enfrentar los intereses capitalistas para garantizar la reconstrucción de Rio Grande do Sul para que la catástrofe no se repita. La prueba de ello es que incluso las medidas anunciadas por el gobierno federal son insuficientes y beneficiarán mucho más a los capitalistas.
Por ejemplo, mientras liberará R$ 5.000 reales para 200.000 familias, lo que suma un total de R$ 1.000 millones, el gobierno liberará R$ 4.500 millones para los grandes empresarios multimillonarios.
El programa “Minha Casa, Minha Vida”, según lo informado hasta ahora por la prensa, llegará a una pequeña proporción de los afectados, pero dejará afuera a trabajadores y pequeños empresarios que llevaron una vida entera para tener una casa y un coche y, ahora, lo han perdido todo por culpa de los gobiernos.
El proyecto presentado por el gobierno, en realidad ayudará un poco a los trabajadores y las trabajadoras; pero acabará beneficiando, principalmente, y mucho más, a constructoras, contratistas y fondos inmobiliarios multimillonarios.
Se necesita un plan de reconstrucción para los trabajadores y no para los capitalistas
Lula no presentó un plan de inversión en una empresa de obras públicas, basado en un plan de reconstrucción, generando empleos y asentado en la expropiación de los bienes de los grandes grupos capitalistas, poniendo todos los recursos al servicio de los trabajadores y de la soberanía del país.
En verdad, lo que estamos viendo es un plan basado en grandes empresas capitalistas privadas y respetando el Marco Fiscal. Por eso, poco dinero va a parar a los trabajadores y mucho a las empresas. Se trata de un plan mínimo de reconstrucción, al servicio del mercado inmobiliario, de las grandes constructoras y del mercado financiero.
Además de los inmuebles públicos, el gobierno debería expropiar, sin indemnización, las propiedades utilizadas para la especulación inmobiliaria, aquellas vinculadas a los fondos multimillonarios. También sería necesario distribuir casas y pagar por la reconstrucción de las que fueron destruidas, ofreciéndolas gratuitamente a todos los afectados de la clase trabajadora.
También sería posible pagar ayudas mucho mayores, con un importe que realmente repare los daños causados. Pero, para ello, sería necesario enfrentar los intereses de los capitalistas, que asfixian el presupuesto exigiendo respeto al Marco Fiscal.
Incluso frente a una tragedia sin paralelo en la historia del Brasil, las discusiones en Brasilia giran en torno a qué se puede hacer para ayudar a Rio Grande do Sul sin dejar de cumplir las metas fiscales que sólo sirven para destinar la mitad de todo el presupuesto del gobierno a remunerar el mercado financiero, a través del sistema de deuda pública. Lamentablemente, esto no ayudará a la reconstrucción y sólo servirá para complacer a las grandes empresas.
El PSOL de Porto Alegre, dirigido por la izquierda nacional del partido, el Movimento Esquerda Socialista (MES), defiende correctamente la cancelación de la deuda del Estado, pero forma un frente electoral con el PT de Rio Grande do Sul, en el marco de la apoyo al gobierno Lula-Alckmin, cuando sabe que, de ser elegido, gobernará dentro de los límites de la Ley de Responsabilidad Fiscal, como lo hace a nivel nacional.
Lula gobierna con el Centrão y los multimillonarios
Ahora, Lula despidió a Jean Paul Prates, presidente de Petrobras, y la que ha sido designada en su reemplazo, Magda Chambriard, es una reconocida privatista, que ya realizó varias subastas del Presal, cuando estaba a cargo de la Agencia Nacional del Petróleo (ANP), y elogia constantemente la presencia de petroleras extranjeras en el Brasil.
El problema, por lo tanto, no es meramente una cuestión de “correlación de fuerzas” en este Congreso Nacional de ricos y negacionistas climáticos, como dice el PT. Lula, incluso, acabó de elogiar y agradecer a Arthur Lira por todo lo hecho durante su gobierno.
Le agradezco a Lira, a Pacheco, a los diputados. Incluso a aquellos que están en contra, se lo agradezco. Porque, hasta hoy, no hemos tenido un proyecto de interés para el gobierno que haya sido derrotado en la Cámara ”, dijo Lula, el “1° de mayo”.
Cuando, en realidad, sería necesario impedir la aprobación de más de 26 proyectos de flexibilización ambiental que se encuentran en trámite en el Congreso. Su política, entonces, no es enfrentar al Centrão, a la derecha o a la ultraderecha. Sino, eso sí, gobernar con ellos.
Movilización, independencia de clase y autoorganización
Solidaridad de clase. Trabajador ayudando a trabajador. Esto es lo que está sucediendo en Rio Grande do Sul. Los comités de afectados por las inundaciones, la autoorganización de los trabajadores y del pueblo para garantizar sus intereses en la reconstrucción del Estado es el camino para luchar por una reconstrucción que garantice que la catástrofe no se repita.
Una reconstrucción que signifique mejoras en la vida del pueblo, y no ganancias en los bolsillos de los megaempresarios que han devastado y devastan el medio ambiente y rapiñan el país.
Esto debe ser parte de una lucha que necesita librarse en todo el país, para que el gobierno deje de garantizar los recursos a los multimillonarios capitalistas, a través de deuda pública y de las exenciones fiscales, y garantice recursos para la reconstrucción de Rio Grande do Sul, aumentando también los fondos para la prevención de desastres ambientales en todo el país.
Si faltan recursos, es necesario quitarles el poder y el dinero a los multimillonarios capitalistas para garantizarlo, empezando por la reestatización de toda la infraestructura del país, incluidas las redes de agua, alcantarillado y electricidad.
También es necesario construir una política estatal y pública de transición energética. Y, además, es fundamental estatizar las grandes empresas del agronegocio, que usurpan a los pequeños productores, explotan a los trabajadores y destruyen el medio ambiente.
Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 16/5/2024.-
Traducción: Natalia Estrada.