FMLN: de la revolución a la traición

“Los dirigentes que conocen la verdad ‘en su medio’, entre ellos, y no la participan a las masas porque estas son ‘ignorantes y torpes’, no son dirigentes proletarios. Uno debe decir la verdad. Si sufre una derrota, no debe intentar presentarla como una victoria”. (Lenin)
Por: Miguel Magón-Camilo Aguilar
Para muchos hablar del FMLN es hablar de la izquierda en El Salvador; esta observación tiene un trasfondo del cual hay mucha tela que cortar, en el marco de la celebración del 35 aniversario de esta organización política, que hoy en día se encuentra gobernando el país bajo un carácter de conciliación de clases. En este artículo desglosaremos algunos elementos importantes que reflejan la metamorfosis de ese partido.
Básicamente, el FMLN nace bajo un acuerdo político militar entre 5 organizaciones guerrilleras: las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), la Resistencia Nacional (RN), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), el Partido Revolucionario de Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y el Partido Comunista Salvadoreño (PCS).
Este acuerdo político desde un inicio marcó diferencias ideológicas, [lo] que llevó a disputas internas por hegemonizar el control del aparato más en el plano político que en el militar; esto se debe a las diferentes corrientes que participaban de esta alianza, donde se expresaban corrientes ideológicas que iban desde la socialdemocracia y la democracia cristiana. Las FPL, de influencia maoísta, que tenían mayor presencia en el sector obrero-estudiantil; el PCS de línea estalinista, que venía de participar de la derrota de la Junta Revolucionaria de Gobierno (en acuerdo con sectores de la burguesía y militares en el golpe de Estado de 1979) con mandato directo desde la burocracia de la URSS y Cuba; el PRTC que era un pequeño grupo constituido como partido a nivel centroamericano.
1981: una ofensiva que plantaría el rumbo político del FMLN
El 10 de enero de ese año, el FMLN inicio una ofensiva que significó todo un cambio en la situación política y militar del país. Inicialmente, su dirección anunció que lanzaría una ofensiva final y que llamaría a una huelga general de carácter político en San Salvador. Sin embargo, al acercarse la fecha de la ofensiva los dirigentes del FMLN le cambiaron el nombre: de ofensiva final pasó a ser denominada “ofensiva general”; como veremos, en el cambio de términos hubo un cambio de objetivos a conseguir con tal acción de masas. Ferman Cienfuegos, de la comandancia, aclaró cuáles eran estos, el mismo día en que tal ofensiva fue lanzada: “este es el inicio de la ofensiva general -dijo- la ofensiva final la vamos a emprender cuando sea conveniente… estamos abiertos aun al diálogo con Estados Unidos, podríamos sentarnos a negociar…” .[1]
La huelga general en San Salvador no se dio pues no estaba preparada ni podía estarlo, debido a que en meses anteriores las organizaciones sindicales y populares habían sido duramente reprimidas por los escuadrones de la muerte, el ejército y los grupos paramilitares.
Los Acontecimientos del 83, un giro político, ideológico y programático del FMLN
Abril del 83 marcó en sí una de las mayores polémicas dentro del FMLN, pues tiene que ver con el asesinato de Ana María y el supuesto suicidio de Marcial (Salvador Cayetano Carpio), ambos miembros de la comandancia general de las FPL. El informe oficial de la comandancia de FMLN acusa a Marcial como responsable de asesinato de Ana María, y este, en un acto de cobardía, se habría suicidado; lo que no aparece en ese informe es que al momento del asesinato de estos dirigentes surgía una propuesta del imperialismo de buscar una solución negociada a la guerra revolucionaria de nuestro país.
De este modo, el FMLN estaba preparando su cambio de programa que pasaría de Gobierno Democrático Revolucionario (GDR), que entre sus puntos estaban: “establecer el gobierno democrático revolucionario, fundamentado en la unidad de las fuerzas revolucionarias y democráticas, en el ejército popular y en el pueblo salvadoreño” y “liquidar definitivamente la dependencia política, económica y militar de nuestro país respecto al imperialismo yanqui”. En cambio, el programa del Gobierno Provisional de Amplia Participación (GAP), adoptado en 1984, establecía: “será un gobierno en donde no predominará una sola fuerza, sino la expresión de la amplia participación de las fuerzas a eliminar el régimen oligárquico, y en donde la propiedad privada e inversión extranjera no se oponga al interés social”.[2]
Fue en ese mismo año que nace consigo el Grupo Contadora, compuesto por países de Latinoamérica cuyo interés era desarmar el Ejército Popular sandinista en Nicaragua y evitar el apoyo del FSLN al triunfo de la revolución salvadoreña.
Cayetano, que defendía el programa del GDR, quedó aislado y luego calumniado, ya que este programa para la revolución iba en contra de los puntos que establecía Contadora para comenzar la negociación, y por eso a partir de la muerte de Cayetano, al resto de la comandancia se le hacía más fácil imponer el programa del GAP y desviar la revolución por medio de pactos y acuerdos de paz que costaría la vida de muchos revolucionarios y combatientes.
Los orígenes revolucionarios del FMLN ya no existen más
Varias décadas han transcurrido y la actual burocracia gobernante en el FMLN, prefiere dejar atrás, en el basurero de la historia, estas heroicas luchas y los miles de muertos que dieron sus vidas por el triunfo de la revolución, por un pacto negociado con el gobierno y el imperialismo, que fue donde la comandancia en aquel entonces no sólo le puso fin a las aspiraciones revolucionarias de las masas, sino que también aceptaban su nueva condición como partido político, que obedecería las reglas del juego dentro del capitalismo.
Así se abría una nueva etapa en este partido, en donde se iniciaba el camino de renuncia de los principios revolucionarios, y se comenzaba a erigir una poderosa burocracia que usurparía el pasado revolucionario.
Los avances electorales alejan al FMLN de la concepción de partido revolucionario y de sus bases
Después de la firma de los acuerdos de paz, la dirección del FMLN comenzaba su nuevo camino rumbo a preparar su aparato y estar listo para las elecciones, competir por diputados, alcaldías, y la presidencia, todo dentro de la lógica y concepción burguesa de la participación en estos procesos, y luego a ser administradores directos de una pequeña parte de la instituciones y cargos públicos dentro del Estado burgués salvadoreño.
La estrategia a la que renunció la dirigencia del FMLN es a la organización y movilización de las masas trabajadoras en contra del capitalismo, que en la actualidad ellos ayudan a sostener con su política en el gobierno, y manteniendo los mismos ataques que la derecha realizaba a los sindicatos más clasistas y luchadores.
La burocratización alcanzada en la asamblea legislativa y en la administración de las alcaldías han distanciado al FMLN de un régimen interno de centralismo democrático y de un programa revolucionario; en el actual partido FMLN, la base es la que obedece y solamente es tomada en cuenta para las tareas de propaganda electoral, manipulando a la militancia de forma utilitarista. La realidad ha demostrado que en el Frente ningún militante de base discute, ni mucho menos decide la política del partido en ningún organismo, por ejemplo.
La cúpula y su partido: rojos por fuera, burgueses por dentro
Creemos que este no es el partido de las bases, que todavía en su mayoría está compuesta por militantes honestos y revolucionarios, pero que siguen maniatados de pies y manos por la cúpula; gran parte de esta base es testigo de la degeneración de la dirección y muchos de ellos ya son conscientes de este proceso, pero a pesar de esto muchos todavía guardan la esperanza de que el Frente cambie de rumbo, pero este no pasa de ser solamente un buen deseo, porque la cúpula mantiene el control total de los espacios de discusión y decisión del partido. El blindaje es tan duro que hoy en el gobierno les está permitiendo escalar en sus planes como empresarios, constituyéndose como una nueva burguesía que se viste de rojo.
Pero la clase trabajadora salvadoreña ha demostrado su gran capacidad organizativa y de lucha que hoy en día son tan necesarias como antes, pues las condiciones de vida son igual de precarias. Es necesario construir una alternativa de los trabajadores, un partido revolucionario que luche contra la burguesía y el imperialismo, [porque] “La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos” (Marx).
1 Periódico Uno más uno, 10 de enero de 1981. Tomado de Balance de la Revolución Salvadoreña; Unidad Socialista de Trabajadores; Febrero 2011.
2 Ibed.
Artículo publicado en el periódico El Proletario n.° 43, noviembre de 2015, pp. 8-9.