Dom Oct 27, 2024
27 octubre, 2024

Es posible la derrota militar de Israel

Hasta el año pasado era difícil pensar en la posibilidad de una derrota militar de Israel en su guerra genocida permanente contra el pueblo palestino. Hoy, importantes intelectuales, como Ilan Pappé, ya prevén el colapso de Israel o su derrota militar a corto plazo[1].

Por: José Welmowicki, Jorge Martínez y Américo Gomes

La crisis en el gobierno de Netanyahu y en el Estado de Israel ya existía antes del ataque de Hamás del 7 de octubre, sin embargo, el ataque de este día y la resistencia palestina, que no ha sido derrotada después de ocho meses de combates, la agravan.

Además de la heroica resistencia palestina, las grandes manifestaciones internacionales, principalmente en los países imperialistas, y algunas acciones de los trabajadores en esos países desenmascararon al gobierno israelí y potenciaron una grave inestabilidad política en Israel.

La política del imperialismo de imponer un enclave sionista en una región de árabes y musulmanes en el Medio Oriente puede estar al borde de una derrota histórica. Un dato sobre el que Ilan Pappé llama la atención es el número de judíos israelíes que están abandonando el país, preocupados con su seguridad. Él estima que alrededor de 500.000 israelíes adoptan esta actitud, es decir, alrededor de 10% de la población judaica. El ex primer ministro Naftali Bennet publicó un emotivo llamado a los judíos para que no abandonen Israel en este momento delicado[2].

Por lo tanto, desde el punto de vista político ya hay una derrota. Una expresión de esto es que la mayoría de la vanguardia de la clase trabajadora de los países occidentales ya identifica el Estado de Israel como un Estado represor y opresor que está llevando a cabo un genocidio contra todo un pueblo. La mayoría de la juventud judaica en EE.UU., país clave para el mantenimiento del Estado de Israel, ya no se identifica con Israel y participa masivamente de las manifestaciones contra el genocidio en Palestina. Ya se está produciendo una derrota política para el sionismo y la realidad de Medio Oriente ya no será la misma después de estos últimos meses.

Aunque no todos vean que este régimen nazi y racista necesita ser destruido y eliminado, lo que sólo puede ocurrir violentamente, el repudio es cada vez más generalizado, habiendo llegado a las mayores universidades de Estados Unidos, como Harvard y Columbia.

El problema es que la mayoría de las organizaciones obreras, incluso las que se presentan más a la izquierda, apoyan explícita o tácitamente la política de mantenimiento de los dos Estados y no desarrollan una política efectiva de apoyo militar a la resistencia palestina.

Debido a esta posición, la mayoría de las organizaciones no desarrollan una política efectiva de apoyo militar a la resistencia palestina ni se hace una política de exigencia a los gobiernos de la región para que rompan relaciones con Israel y se declaren solidarios y apoyen el esfuerzo de los palestinos para derrotar a Israel militarmente.

Por otro lado, si quienes dicen apoyar la victoria de la resistencia, como Hezbollah e Irán, efectivamente apoyaran y abrieran otro frente de combate, acelerarían la crisis y la derrota militar del enclave sionista.

La farsa de la democracia del Estado de Israel

Israel intenta presentarse como una democracia, incluso como que respeta a las minorías oprimidas, a diferencia de otros países de la región, como los Estados musulmanes.

Sin embargo, el régimen que allí existe es de apartheid. Israel es un Estado colonial de apartheid que practica la discriminación y segregación racial sistémica de una manera inhumana para oprimir a los palestinos. En realidad, los ciudadanos palestinos de Israel son de segunda clase y los palestinos en los territorios ocupados son sometidos a reglas coloniales[3] sin tener ningún derecho. Las cárceles sionistas están llenas con miles de prisioneros palestinos arrestados sin siquiera cargos formales, pero que permanecen detenidos durante meses o años sin tener acceso ni a un juicio.

Israel realiza elecciones periódicas, tiene un parlamento, una Corte Suprema e instituciones clásicas de una democracia, y una prensa en alguna medida libre para los israelíes, pero nada libre para los árabes. La propaganda sionista habla constantemente de ser la única “democracia” en Medio Oriente. En verdad, esta democracia parlamentaria es para los ciudadanos judíos, ya que los árabes son excluidos. Incluso en ella, en los últimos años se han tomado una serie de decisiones políticas y jurídicas autoritarias sólo para salvar el poder del actual gobierno de Netanyahu, que incluso han provocado protestas de masa de los propios israelíes en las calles.

En Cisjordania hay una serie de asentamientos judíos que son ilegales según las normas del derecho internacional y de la ONU, y además, los muros que separan a Israel de los territorios ocupados obligan a los palestinos que viven en las ciudades del área a atravesar una maraña de puestos de control si quieren desplazarse por estos territorios o ir a trabajar dentro de las fronteras de Israel de 1967, y donde son sometidos a humillaciones diarias y retenidos en filas durante horas y horas. Y los colonos judíos en estas áreas son la base de los grupos directamente fascistas que integran gobiernos como el de Netanyahu y de ministros importantes como Smotrich o Bengvir que hablan abiertamente del exterminio físico de los palestinos.

El hecho es que cinco millones de palestinos que están bajo ocupación israelí no tienen siquiera derecho a votar. Si todos los que están sujetos a la autoridad israelí tuviesen derecho a votar, la mayoría sería palestina. Si incluimos a los millones de refugiados palestinos fuera del país y que gustarían de regresar a su tierra natal, el panorama se vuelve aún más complejo para los sionistas. Por eso, la mayoría electoral sionista ha promulgado una serie de leyes discriminatorias que pretenden limitar cada vez más los derechos de los ciudadanos no judíos de Israel.

Estas son las principales razones por las que muchos observadores internacionales no consideran que Israel sea una verdadera democracia. Así como las entidades de derechos humanos responsabilizan cada vez más a Israel de cometer genocidio con su agresión asesina en Gaza y Cisjordania.

Israel no acepta el Estado palestino

A pesar de la farsa imperialista de la política de los dos Estados, para los partidos que gobiernan Israel la única opción posible en este momento es una solución de un Estado único, pero en tanto se mantenga el statu quo de un Estado con territorios ocupados y apartheid y ni consideran la posibilidad de un Estado palestino en Cisjordania y en Gaza, donde los palestinos tengan plenos derechos políticos.

La salida democrática reside en la propuesta original de la OLP de una Palestina única, libre, laica y democrática. La política de «dos estados» sólo sirve para encubrir a los países imperialistas que apoyan a Israel con una aparente política de «justo medio» pues plantean esta posición para atraer a un sector de la sociedad palestina y para justificar su posición pro-israelí y tratar de dar credibilidad a sus esfuerzos por imponer una «paz de los cementerios» que acabe con la revuelta palestina. Pero el sector que simboliza esta política dentro de la sociedad palestina, la ANP y su líder Abbas, tiene cada vez menos apoyo, y de hecho cumple el papel de policía interna de la ocupación sionista.

La política de dos Estados sirve también para ganar tiempo para llevar a cabo el genocidio del pueblo palestino, en la medida en que Israel aumenta su ocupación territorial ilegal, inflando la inmigración e intentando crecer con el aumento de la tasa de natalidad entre las comunidades religiosas fundamentalistas.

La verdadera política que se ve en la realidad es la que afirma el primer ministro Benjamin Netanyahu: “Vamos a convertir Gaza en una isla desierta. A los ciudadanos de Gaza les digo: deben irse ahora. Atacaremos todos y cada uno de los rincones de la franja”. Para los sionistas, la alternativa para los palestinos es evacuar o morir sin que los palestinos tengan donde huir.

Israel no es invencible

La invencibilidad militar de Israel cayó por tierra. Su gran desarrollo tecnológico y capacidad de monitoreo ha sido vendido a través de sus softwares espías, como Pegasus, a multitud de países en el mundo, incluidos países árabes.

El ataque de Hamás del 7 de octubre demostró que el sistema de inteligencia de las fuerzas israelíes, con sus drones de vigilancia, sus cámaras de seguridad y todo su aparato de recopilación de información resultó ser un fracaso.

Además de la confianza en su tecnología militar, Israel confiaba en su muro, construido a un alto costo, que los combatientes palestinos simplemente demolieron con excavadoras y camiones, lo atravesaron con motocicletas y jeeps, y lo sobrevolaron con alas delta.

Los soldados que lo custodiaban se vieron abrumados y mostraron poca resistencia, lo que demuestra que están con la moral baja. Desmoralización que se refleja en la incapacidad de las fuerzas armadas para derrotar la resistencia palestina después de ocho meses de combates y de toda la destrucción causada en toda Gaza.

Esta situación llevó al principal portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, contralmirante Daniel Hagari, a afirmar que «Hamás es una idea» que no se puede eliminar y no decirlo es «arrojar arena en los ojos del público«.

Recientemente el New York Times publicó un artículo en el que los principales generales de Israel defienden un alto el fuego en la Franja de Gaza, incluso con Hamás manteniendo el poder, mostrando que crece la diferencia entre el comando militar y el gobierno de Netanyahu, que sigue defendiendo que la guerra sólo terminará «después de haber alcanzado todos sus objetivos, incluida la eliminación de Hamás y la liberación de todos nuestros rehenes«. Los generales admiten que están mal equipados para el combate, con menos municiones, menos piezas de reposición y menos energía moral[4].

Estos hechos obligaron a Netanyahu a disolver su gabinete de guerra, más aún después de que el ex ministro de Defensa Benny Gantz lo acusara de obstaculizar la «victoria real«. La división en las altas esferas del Estado sionista es una expresión del fracaso de su ofensiva para aplastar la resistencia. Netanyahu ha sido acusado abiertamente de mantener la guerra para salvar su mandato, ya que una vez cese el conflicto corre el riesgo de ser juzgado no apto para el cargo debido a su corrupción. Las manifestaciones ya han ido creciendo, con decenas de miles de israelíes exigiendo un acuerdo de alto el fuego y que Israel acepte la propuesta de la resistencia palestina e intercambie rehenes israelíes por prisioneros palestinos hechos por Israel durante todos estos años de ocupación.

La resistencia palestina sigue fuerte en Gaza y Cisjordania

Además de no haber conseguido destruir la resistencia palestina en Gaza, el ejército israelí se está viendo obligado a reanudar los combates incluso en las áreas de la Franja que fueron ocupadas. A pesar de que el gobierno de Netanyahu afirma haber desmantelado el aparato militar de la Resistencia en el norte de la Franja de Gaza, en enero de 2024, en el barrio de al-Shujaiya de la ciudad de Gaza, desde hace meses se libran violentos combates contra las fuerzas blindadas y de infantería israelíes, que reciben refuerzos y están mejor equipadas y con mayor potencia de fuego, apoyadas por la Fuerza Aérea. Los combatientes de la Resistencia Palestina se enfrentan a las fuerzas hostiles y causan bajas permanentes al enemigo en esta región.

Según el sitio web Al Mayadeen, las Brigadas al-Quds de la Jihad Islámica Palestina (PIJ) atacaron los tanques israelíes Merkava 4, utilizando el Shawaz EFP (una ojiva autoformada) y cohetes al-Yassin (RPG). Los combatientes de Al-Qassam también se enfrentaron con las fuerzas de ocupación en Tal al-Hawa, otro barrio en el sur de la ciudad de Gaza, disparando un RPG contra los soldados.

Las fuerzas de ocupación en los asentamientos de Netsarim y Kissufim fueron atacadas en sus bases militares por combatientes de la Resistencia, que dispararon varios tipos de proyectiles de artillería y cohetes en su dirección[5].

En Jabalia, al norte de Gaza, y su campo de refugiados tras la invasión terrestre de la Franja de Gaza a finales de octubre de 2023, la Resistencia Palestina, con las Brigadas al-Qassam de Hamás, recuperó capacidades operativas eficaces.

En Rafah, la Resistencia Palestina continúa enfrentándose a las fuerzas de ocupación lanzando cohetes contra instalaciones militares israelíes, como en Sufa, al este de la ciudad, y en el barrio de al-Saudi, donde se encuentra la base militar Karem Abu Salem. Un equipo de francotiradores de Al-Assam logró abatir a soldados israelíes cerca de la mezquita de al-Shibli, en el este de Rafah. Las Brigadas también dispararon misiles RPG al-Yassin contra un vehículo blindado (APC) israelí en el barrio de Al-Saudi. En el barrio de al-Shaboura, combatientes de al-Qassam dispararon proyectiles RPG contra los tanques israelíes Merkava.

También en Cisjordania la resistencia está causando pérdidas a las tropas de ocupación sionistas. En Jenin, las Brigadas Al-Quds se enfrentan a las fuerzas de ocupación israelíes, que invadieron la ciudad, con sus artefactos explosivos improvisados ​​(IED). En la zona de Sahel Marj Bin Aamer, al norte de Jenin, varios soldados israelíes resultaron heridos. En lo que las Brigadas denominaron “Operación Furia de Jenin 2”. Los vehículos blindados israelíes, como el Panther Personnel Carrier (APC), fueron destruidos.

Demostraciones estas de que la disposición de los combatientes de la Resistencia Palestina es seguir luchando contra la ocupación israelí hasta que sea derrotada en Cisjordania y en la Franja de Gaza[6].

Estos combatientes necesitan apoyo político, contrabando de armas, y que las naciones árabes y musulmanas de la región se unan contra Israel y lo aíslen en toda la región.

Las maniobras imperialistas

Como la situación es adversa para Israel y los sionistas, han aparecido otras propuestas para una salida negociada. En el marco de la ONU, miembros del Consejo de Seguridad como China y Rusia intentan lograr una suspensión de las hostilidades, para que los negocios puedan volver a fluir. Sin embargo, estos países, a pesar de algunas declaraciones y críticas al Estado sionista, así como a los gobiernos de las naciones árabes y musulmanas, no hacen nada efectivo para ayudar a la Resistencia. Todos se disciplinan a las decisiones del Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos, con su derecho de veto, impide cualquier política efectiva que obligue a Israel a retirarse de la invasión genocida a Gaza y de la represión asesina en Cisjordania.

Por lo tanto, de hecho, esperan que Israel aplaste a Palestina para que la región vuelva a la “normalidad”; mientras, el imperialismo, en cambio, unificado, habla de la política de los dos Estados, apuntando a derrotar la resistencia palestina con maniobras dilatorias y disuasivas.

Estados Unidos llegó a hablar de suspender el suministro de ayuda militar a Israel, pero nada de ello llegó a buen término, sino todo lo contrario[7]. Las solicitudes presentadas ante la Corte Penal Internacional (CPI) de órdenes de arresto para los líderes de Israel y de Hamás expresan el repudio masivo al genocidio que está siendo transmitido al mundo con imágenes en vivo, pero no tienen el poder de impedir que continúe la invasión ni el decisivo apoyo militar estadounidense a Israel. Y cuando España, Noruega e Irlanda reconocen formalmente a Palestina como Estado, intentan encontrar un camino para estabilizar la situación, con el objetivo de ganar tiempo para la derrota de la Resistencia Palestina, y la defensa de la política de dos Estados que mantenga la existencia del Estado de Israel.

Un programa para la victoria militar

Debido a que Israel es una potencia militar que pretende masacrar a un pueblo en condiciones de inferioridad militar incomparable, y además cuenta con fuerte apoyo de las potencias imperialistas, el esfuerzo por su derrota militar debe combinar una serie de factores.

Empezando por la movilización de la clase trabajadora, con actos y manifestaciones, pero también con boicots y bloqueos de materiales militares, al estilo del boicot a los productos israelíes a través del movimiento BDS (Boicot, Desinversión, Sanciones), y los embargos en puertos y aeropuertos al comercio con el agresor genocida. Pero también es necesario que la solidaridad con la Resistencia Palestina, además de política, sea militar, con envío de armas por parte de los países que reconocen que hay un genocidio.

 Los Estados árabes y de la región deben romper con los Acuerdos de Abraham y declarar su ruptura con Israel, empezando por Irán y Arabia Saudita. Pero no basta con romper las relaciones políticas y económicas. Además, los países de la región deben regionalizar el conflicto militar atacando el Estado sionista.

La causa palestina exige una “nueva Intifada regional”, con los palestinos que viven en Jordania y el apoyo que Egipto y otros países vecinos que puedan prestar apoyo militar directo a los palestinos perseguidos y cuyas vidas están amenazadas en Cisjordania y en Gaza. Hezbollah debe adoptar una postura ofensiva contra Israel a partir del conflicto en el sur del Líbano y el norte de Israel, en solidaridad con los palestinos de Gaza y Cisjordania. Además, los países de la región deben ponerse claramente del lado de los palestinos, situando la agresión sionista como un conflicto militar contra todas las naciones árabes y musulmanas de la región y aislando al Estado sionista.

Creer en la paz sin la derrota militar de Israel es una utopía reaccionaria. No hay posibilidad de paz en SWANA ni de existencia de una Palestina Libre y Democrática sin la destrucción del Estado de Israel.

Traducción: Natalia Estrada.


[1] https://outraspalavras.net/geopoliticaeguerra/o-colapso-do-sionismo-e-israel/

[2] Nota de Naftali Bennett.

[3] Para ver la expresión de esta actitud colonialista, en los casos que involucran a palestinos de los territorios ocupados se utilizan las reglamentaciones del período colonial británico sobre Palestina entre 1918 y 1947.

[4] Guerra en Gaza: sin municiones ni energía, los generales israelíes quieren un alto el fuego en el enclave palestino (globo.com).

[5] La resistencia palestina enfrenta una nueva invasión de al-Shujaiya – Al Mayadeen inglés.

[6] Palestinian Resistance confronts renewed invasion of al-Shujaiya, https://english.almayadeen.net/news/politics/palestinian-resistance-confronts-renewed-invasion-of-al-shuj

[7] La Casa Blanca ha informado al Congreso que planea enviar más de mil millones de dólares (£800 millones) en nuevas armas a Israel.

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