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Elecciones en México: crisis, polarización y “esperanza”

mayo 30, 2018

Cuando escribimos esta nota faltan poco más de 30 días para las elecciones presidenciales. Se dan en el marco de un acelerado saqueo colonial del país. El pago, este año, de los intereses de la deuda externa a la usura internacional es de 25 mil millones de dólares. Toda la deuda equivale a casi la mitad del PIB. La depredación de recursos naturales y la destrucción del medio ambiente y de las principales industrias productivas nacionales se acelera como nunca antes. Y también se negocia a marcha forzada, aceptando los chantajes de Trump, el principal instrumento para la colonización imperialista de México: el TLCAN (o NAFTA en inglés). Por otro lado, la represión policial y militar selectiva y masiva se entrelaza con la acción del crimen organizado, con su violenta secuela de muertos, desaparecidos, torturados, mutilados y amenazados. Los salarios están cada vez más sumergidos y los “millones” de empleos que el gobierno ostenta como gran logro del sexenio, son cada vez más precarios.

Por: CST – México

La abrumadora mayoría de la población, desde variados estratos sociales, repudia, maldice, odia y desprecia al presidente Peña Nieto y al PRI con su inmenso aparato corporativo y corrupto. Y la persona de su candidato, José Antonio Meade, es la expresión de la bancarrota política de este régimen podrido hasta el tuétano. Los otros partidos, PAN y PRD, corresponsables de la entrega del país, el despojo y la miseria crecientes de su pueblo trabajador, y sus candidatos Ricardo Anaya y –el “renacido” a último momento por el TEPJF– Jaime Rodríguez, el “Bronco”, cuentan con la merecida y profunda desconfianza popular y reciben a diario muestras de rechazo. Y por eso, cada vez más se funden en un solo bloque defensivo con Peña Nieto, Meade y el PRI.

Contrasta con este panorama el masivo y dinámico crecimiento, extendido a todo el territorio nacional, del apoyo electoral al –por tercera vez– candidato a presidente, Andrés Manuel López Obrador [AMLO] y su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Su lema “La esperanza de México”, es más un estado de ánimo que un programa. Este apoyo creciente y evidente, trae a su vez grandes expectativas entre millones de explotados y oprimidos y hacen que esa esperanza se transforme, en no pocos casos, en ciegas ilusiones. Estas expectativas, más que resultado de razonamientos o análisis, son producto directo de la insoportable situación, del hartazgo por la corrupción oficial, de las ansias masivas de echar a la “mafia del poder” y, de lo más importante: la falta actual de otras alternativas reales a la vista.

No hay conversación familiar, entre vecinos o entre amigos y compañeros de trabajo o estudio que no derive en el debate y hasta la polémica política. Las opiniones van desde el escepticismo y total desconfianza hacia todos, hasta los que predican “la esperanza” como un evangelio y esperan a AMLO como “El Salvador”. En el medio queda una gruesa mayoría: los que ven a AMLO como el menos peor o como el menos corrupto, como un “paliativo ante el desastre” o que si gana “puede levantar la moral y la participación de la gente”. O simplemente… “Pues, que ahora le den la oportunidad a este”.

El cambio a favor del pueblo trabajador será obra de los trabajadores mismos

Nuestro enfoque surge de la experiencia histórica en México y en otros países. No es posible echar la mafia del poder sometiéndose a las reglas y a las instituciones de la mafia en el poder (INE, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación – TEPJF, leyes electorales, leyes de registro de partidos y candidatos…). No es posible liberar al país de la recolonización imperialista y lograr la soberanía e independencia nacional, sometiéndose a los tratados y pactos que mantienen el estatus colonial (TLCAN, FMI, Iniciativa Mérida, Pentágono-Sedena…). Por lo tanto, no es posible recuperar todos los recursos energéticos y naturales, la industria minera, petrolera y Pemex, sin anular todos los contratos firmados por EPN [Enrique Peña Nieto], como empleado de las corporaciones capitalistas locales y extranjeras y sin abrogar la ley de reforma energética. No es posible combatir la insultante desigualdad social en México, logrando un salario equivalente a la canasta básica para todo trabajador, si no se liquida el dominio económico y político del puñado de oligarcas como Carlos Slim (Telmex, Inbursa…), Alberto Bailléres (Palacio de Hierro, Mina Peñoles), Germán Larrea (Cinemex, Pasta de Conchos, Ferrocarriles), Eduardo Tricio (Aeroméxico, Lala), y otros que han acumulado sus inmensas fortunas a costa de la súper explotación de la clase obrera y los campesinos, el despojo sanguinario a los pueblos originarios y el robo del patrimonio y los fondos estatales.

Para llevar adelante estas indispensables y urgentes tareas es necesaria la movilización revolucionaria y unida de la clase obrera encabezando a todos los explotados y oprimidos. Es utópico y paralizante esperar que lo haga un candidato que llegue al Palacio Nacional por la vía electoral pacífica.

Pero… ¿realmente AMLO quiere ser presidente para asumir esas urgentes tareas?

La pregunta corresponde, porque muchos que anhelan el cambio y comparten que hay que llevar adelante esas tareas, confían que AMLO las quiere realizar. En la respuesta a este aspecto queremos entablar un diálogo fraternal y respetuoso con los miles de luchadores, obreros, maestros, campesinos que confían en AMLO para concretar sus aspiraciones de justicia y libertad y para lograr cambios de fondo. El candidato y su partido prometen cambios. Pero a cada paso que dan, muestran ambigüedad y continuidad con las políticas de los gobiernos de los últimos 30 años. Su proyecto alternativo de Nación reproduce muchos de los esquemas neoliberales que más daño han hecho a los trabajadores y al país. Sin ir más lejos, basta con analizar a los personajes provenientes de la “mafia en el poder” o ligados a ella por lazos “carnales” que AMLO ha propuesto para integrar las 20 secretarías de su futuro gobierno (¡Ver listado de figuras!). ¿Qué milagro transformará a empleados del Banco Mundial, de Monsanto, de TV Azteca y de las corporaciones extranjeras en “abanderados del cambio”? Para peor, con la avalancha de chapulines priistas, panistas, perredistas y charros sindicales, que se “limpian” embarcados en Morena con pasajes para diputados, senadores, gobernadores, alcaldes y regidores… ¿qué creen? ¿Qué todos esos recientes “migrantes” políticos, responsables del “Pacto contra México”, culpables de hundir al país con sus leyes, ahora lo van a salvar?

Por otra parte, los debates de AMLO con los oligarcas como Slim respecto al NAICM [Nuevo Aeropuerto Internacional Ciudad de México] han –como mínimo– decepcionado a muchos de sus seguidores e indignado a muchos miles, como el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco, que han luchado y siguen luchando contra ese megaproyecto destructivo, que solo es un mega-negocio para la “mafia en el poder” y sus dueños capitalistas.

¿Y respecto al desmantelamiento de Pemex y los contratos de remate de áreas petroleras, que se basan en la ley “reforma energética”? La reciente “afable reunión” donde hubo un “click” inmediato y grandes acuerdos entre AMLO y Larry Fink, dueño de BlackRock, el mega-banco del mundo que está comprándose el City Banamex y acaparando la mayor parte del petróleo y oleoductos mexicanos, es una señal de alarma que debe hacer reflexionar a muchos compañeros que combaten por la anulación de esos contratos.

¿Pañuelo blanco en señal de amor y paz con los capitalistas?

No haremos largo el listado de capitulaciones de AMLO. Solo nos referiremos a la última: todos asistimos en las recientes semanas a la avalancha (en los medios serviles y en desplegados pagados) de chantajes de las cámaras patronales hacia AMLO, después que dijo algunas verdades sobre algunos de los oligarcas el último 1° de mayo en Veracruz. Pero en vez de mantener una postura firme contra esos enemigos del pueblo trabajador y la soberanía del país, AMLO terminó en otro acto levantando un pañuelo blanco y enviándoles una “señal de amor y paz”. No habrá paz para el pueblo si no se derrota a esos capitalistas “rapaces”. Toda esa estrategia de AMLO: “pañuelo blanco” con los oligarcas y “click” con Larry Fink y su BlackRock es un suicidio o un engaño consciente. No habrá paz pactando con los capitalistas la rendición del pueblo a través de los que se postulan para gobernarlo.

Estamos y estaremos unidos en la lucha

Todos los otros candidatos son representantes descarados de la colonización y la destrucción de México. Pero, por todo lo expuesto arriba, no confiamos que AMLO y su gobierno –que tienen las mayores posibilidades de ganar– realicen los cambios que millones esperan, para que dejemos de “ser piñata de gobiernos extranjeros”. No nos abstendremos ni llamamos a la abstención. En la votación no apoyaremos a ninguno de los candidatos.

Sin embargo, sí confiamos plenamente en los miles de luchadores y millones de humildes trabajadores que aspiran a conseguir a través de AMLO los cambios que necesitan y ansían. Queremos realmente movilizarnos junto a ellos para barrer a toda la mafia del poder y castigarla por sus crímenes. Por eso, respetamos sus actuales preferencias de voto, aunque no las compartimos. Seguiremos apoyando incondicionalmente sus batallas y acompañando la experiencia política que hagan. Seguiremos junto a esos miles y miles de compañeros como hasta ahora, dándoles nuestra opinión con franqueza y respeto. Y estaremos mucho más a su lado en las luchas que surgen y surgirán en el período próximo de los inevitables choques entre las clases explotadas y las explotadoras, cualquiera sea el sello y el rumbo del futuro gobierno.          

Algunas figuras del gabinete de AMLO

Secretario de Gobernación: que equivale a un jefe de gabinete: Olga Sánchez Cordero, ex ministra de la Suprema Corte de Justicia y nominada en 1995 por el presidente Ernesto Zedillo como Ministra del Tribunal Supremo.

Secretario de Hacienda: Carlos Urzúa Macías, doctorado en Economía por la Universidad Wisconsin. Consultor en varias ocasiones para el Banco Mundial y la OCDE y otras corporaciones para el comercio internacional. Es director fundador de la Escuela de Graduados del Tecnológico de Monterrey.

Secretario de Agricultura: Víctor Villalobos, director del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura y es conocida su relación con la corporación Monsanto. Es doctor por la Universidad de Alberta, Canadá. Fue subsecretario de Agricultura por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Secretario de Educación: Esteban Moctezuma Barragán, master en Economía Política por la Universidad de Cambridge. Presidente de Fundación Azteca (TV Azteca). Miembro del PRI, columnista en los periódicos El Universal y El Economista. Coordinador General de la campaña a la presidencia de Ernesto Zedillo en 1994, y fue Secretario de Gobernación y Desarrollo Social en el sexenio de Ernesto Zedillo; también fue subsecretario de la SEP [Secretaría de Educación Pública].

Secretario de Comunicaciones y Transportes: Javier Jiménez Espriú, tío del actual embajador en EEUU, Jerónimo Gutirérrez, y cuñado de Pascual Gutiérrez, dueño de la empresa petroquímica “Etileno Siglo XXII”, de Braskem-Idesa, ligada al famoso contratista brasileño Odebrecht, hoy preso por corrupción.

Secretario de Turismo: Miguel Torruco Marqués, consuegro de Carlos Slim y poderoso empresario turístico.

Siguen otros ilustres y estrechos “colaboradores y asesores”, como Marcos Fastlicht, suegro de Emilio Azcárraga, patrón de Televisa.

Les pedimos a nuestros lectores que nos permitan cuestionar seriamente cuál será el rumbo del gobierno de AMLO con la composición anunciada de su gabinete.

Por esa razón, a los miles de compañeros que están muy preocupados –y con razón, por los tradicionales antecedentes– por el posible fraude electoral fraguado por el INE y convocan desde ya a organizar la lucha contra el mismo, les alertamos sobre la existencia también de otro fraude. Un segundo y más alevoso fraude: el electorado votará la “esperanza de cambio” pero llevará al gobierno a los agentes de la continuidad de la entrega, diplomados en los centros imperialistas para servir a las corporaciones e instituciones internacionales y que han servido durante años al régimen de “la mafia en el poder”. Pero si se consuma el fraude del INE, sin duda estaremos en primera fila de la movilización, defendiendo el respeto al voto popular expresado en las urnas.

Algunos datos del “Proyecto de Nación 2018-2024”* ¿Qué podemos esperar los trabajadores? 

Capítulo de Política Laboral: no se habla de revertir la Contrarreforma a la Ley Federal del Trabajo, por el contrario, se avala dicha reforma y se propone darle cumplimiento, afirmando (p.195) que el problema no es dicha Ley, sino el “alto nivel de incumplimiento de las normas en el mercado laboral”, para lo cual se plantea como solución: “recuperar y fortalecer la función de la inspección de trabajo como un medio idóneo para lograr, por la vía administrativa, el cumplimiento de las normas de trabajo” (p. 195). ¿AMLO aplicará a cabalidad la legislación laboral, a la que tanto nos hemos opuesto y contra la que tanto hemos luchado por ser contraria a los intereses de la clase trabajadora?

Como parte de este proceso de aplicación cabal de la legislación laboral se pretende mantener, dar continuidad, fortalecer y ampliar los tan “criticados” programas de Gobierno que hoy aplica el régimen de Enrique Peña Nieto. En teoría, Morena “critica” las actuales políticas y programas gubernamentales, pero en la práctica propone salvaguardarlos y darles una mejor funcionalidad, a razón de “un rediseño administrativo del actual CONOCER” (p. 193), el programa de “intermediación laboral” del Servicio Nacional de Empleo (p. 200), “el subprograma Repatriados Trabajando” (p. 205), etc. a fin de hacer más eficiente su operación.

Salarios: “Recuperación” paulatina del salario mínimo, mediante un “incremento anual de 15.6%, más inflación […], para llegar a una meta al final del sexenio de 171 pesos diarios más inflación”. (p. 203). Dicha propuesta parece buena; sin embargo, el documento también dice que dicho aumento salarial estará supeditado a un “entorno de diálogo social y productivo […], atendiendo a las características y condiciones en cada rama económica” (p. 204), donde la indulgencia y la condescendencia del patrón serán el factor decisivo que defina si hay o no tal aumento, y el porcentaje del mismo. A esto hay que sumarle que se pretende llegar a tener un insuficiente salario mínimo de $171 en el año 2024, cuando los datos más recientes del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM señalan que el pasado mes de octubre de 2017, la Canasta Alimentaria Requerida por un trabajador costó $245.34; en otras palabras, el salario mínimo al que Morena pretende arribar para el final del sexenio, ya no alcanza ni para comprar la Canasta Alimentaria del año pasado.

“Plan de Formación Profesional y Capacitación para el Trabajo” (título de p. 189). Sin embargo, no existe dicho plan, pues en el desarrollo del texto solo se propone otorgar “reconocimientos y certificación de empresas y centros de trabajo” (p. 189) que cumplan con la ley y den salarios “justos” y trabajo “justo” (en los marcos de la “justicia” normativa de la reformada Ley Federal del Trabajo). En la página 193, se plantea la “certificación de competencias y habilidades para el trabajo” que el propio sujeto ha adquirido de manera individual y empírica, a través de su experiencia laboral. Cabe resaltar que no todas las capacidades serán certificadas, pues solo se plantea reconocer a aquellas que se consideren dentro de las necesidades del mercado laboral, con el fin de darle certidumbre al patrón de que el solicitante de empleo, o el empleado, está capacitado. ¿Dicha certificación le permitirá al patrón evadir su obligación de dar capacitación a sus empleados? ¿La certificación servirá para eludir los periodos de prueba, por los que pasan muchos de los nuevos trabajadores? ¿El solicitante de empleo tendrá que presentar su certificación laboral y también será sometido al periodo de prueba y capacitación? Conclusión: AMLO no tiene ningún programa o plan de capacitación laboral que beneficie a la clase trabajadora.

¿Combate al neoliberalismo?

En el capítulo de política y gobierno se habla de promover un “gobierno esbelto” (p. 53). Cabe señalar que dicho concepto fue utilizado por Milton Friedman, Arnold Harberger y toda la gama de economistas neoliberales que fueron educados en la Universidad de Chicago y que en la década de los 70’s del siglo pasado fueron conocidos como los “Chicago boys”.

El concepto de “gobierno esbelto” fue la contrapropuesta que dichos neoliberales usaron para denostar y combatir al que denominaron “gobierno obeso”, basado en la concepción del “Estado de Bienestar”. Actualmente los neoliberales siguen usando ambos términos para impulsar el adelgazamiento estatal, principalmente en los países dependientes. Morena ofrece seguir una lógica similar para “reducir el tamaño de la administración pública” (p. 53).

Hasta ahora, AMLO solo anuncia que para ahorrar en lujos y anular privilegios no vivirá en Los Pinos y venderá el avión presidencial. Pero surge con fundamento la pregunta: ¿esa “reducción” implicará el despido masivo de trabajadores que se verán sin ingresos y un más bajo consumo familiar? Porque el Proyecto de Morena sentencia: “concebir al gobierno como una especie de gran empleador paternal impide que este actúe sobre bases de eficiencia, se mueve lentamente… pierde los objetivos fundamentales”… (p. 53). ¿Es por eso que AMLO prefiere dar el NAIM a concesión privada ya mismo? También Carlos Slim dijo que él prefiere lo privado porque es más rápido y eficiente.

(*) Sobre la base del estudio aportado por Eduardo Amador.

Artículo publicado en Forja Socialista n.° 2, periódico de la CST, México, mayo/junio de 2018.-

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