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Ecuador

El gobierno declara la guerra a las protestas y asesina a manifestantes.

octubre 15, 2025

Por: Vero Chulde

El gobierno ecuatoriano de Daniel Noboa ha intensificado la represión y ha declarado una guerra abierta contra los pueblos que protestan en las calles en contra del decreto 126 que elimina el subsidio del diesel.

En medio del paro el gobierno envía convoys de äyuda humanitaria¨. El 28 de septiembre el paso de un convoy ¨humantario¨ que atravesó Imbabura, provincia epicentro del Paro Nacional, provocó la indignación de las comunidades indígenas que resistieron la invasión de sus territorios y de sus hogares. Durante el asedio por parte de los militares y la resistencia de los indígenas fue asesinado con tres tiros por la espalda el dirigente comunero de Cotacachi Efráin Fuérez de 46 años de edad. Luego de lo cual un carro militar se acercó al cuerpo inerte de Fuérez para patearlo al igual que al compañero que intentaba auxiliar al caído.

Con el pretexto de «Convoyes de Ayuda Humanitaria», las fuerzas armadas y la policía han actuado con brutalidad, convirtiendo las movilizaciones populares en escenarios de violencia estatal. Numerosos videos y testimonios denuncian el uso de munición letal, detenciones arbitrarias y desapariciones de manifestantes.

Según testimonio de los manifestantes los convoys ¨humanitarios¨, además de llevar armamento, trasladan mercadería de las grandes cadenas comerciales como el Tuti, el TIA, Supermaxi, entre otras. Además denuncian el traslado de gran cantidad de dinamita, lo que se evidenció con la explosión de una cabina de trailer.

Lo que comenzó como un levantamiento contra las políticas neoliberales y el autoritarismo presidencial se ha convertido en un escenario de masacres y resistencia popular.

Militares invaden Otavalo y asesinan a manifestantes

En la madrugada del martes 14 de octubre, un nuevo convoy ¨humanitario¨ anunciado por el Ministro del Interior Jhon Reimberg,  invadió la ciudad indígena de Otavalo, símbolo histórico de la resistencia popular y centro de las movilizaciones convocadas por la CONAIE.

Los militares no solo dispararon bombas lacrimógenas al cuerpo de los manifestantes desarmados sino que utilizaron armas letales. Muestra de ello Edison Muenala, reportero de la Asociación de Productores Audiovisuales Kicwas (APAK), recibió un impacto de bala.

Las unidades militares entraron a los territorios cupando calles internas con tanquetas, gasearon por tierra incluso dentro de las casas y además por aire con helicópteros. En la primera línea se registran ataques directos al cuerpo, palizas, detenciones arbitrarias e incluso en las puertas de los centros médicos y del Hospital San Luis de Otavalo.

Hasta el momento se reportan decenas de heridos y están por confirmar por lo menos dos muertes, así como también decenas de detenidos y desaparecidos.  Las comunidades denuncian que el gobierno pretende quebrar la columna vertebral del movimiento indígena  intimidando a la población en su conjunto.»No están reprimiendo a los criminales, están matando gente», denunció un líder comunitario.

En otras regiones, la población se alza para rechazar la represión.

Tras la intimidación, la represión desencadenó una nueva ola de movilizaciones en varias provincias. En Cotopaxi, Imbabura, Chimborazo y Pichincha, trabajadores, campesinos y estudiantes salieron a las calles en solidaridad con Otavalo y contra el estado de excepción. Se levantaron barricadas, se bloquearon carreteras y se convocaron asambleas populares para organizar la resistencia. «Si tocas a uno, los tocas a todos», dicen las comunidades. La revuelta crece a medida que se hacen públicas las atrocidades cometidas por los militares.

Mientras el ejército reprime, narcotraficantes detonan un coche bomba en Guayaquil.

Mientras el gobierno centra su furia en los manifestantes, el narcotráfico avanza con impunidad. En Guayaquil, un coche bomba explotó cerca de una comisaría, lo que pone de manifiesto el fracaso de la estrategia de militarización y «guerra interna» de Noboa. El Estado, en lugar de enfrentarse a las mafias, vuelve sus armas contra el pueblo. La contradicción es evidente: la represión sirve a los intereses de la oligarquía y la represión imperialista, no a la seguridad de la población.

Solidaridad urgente con las protestas en Ecuador

Ante la escalada de la represión, se necesita urgentemente una mayor solidaridad internacional. Las organizaciones populares, los sindicatos, los movimientos estudiantiles y de derechos humanos deben exigir el cese inmediato de la represión, la retirada de los militares de las calles, la liberación de los presos políticos y la investigación de los asesinatos. El pueblo ecuatoriano lucha no solo contra un gobierno autoritario, sino contra un sistema que distribuye los recursos naturales, destruye derechos y gobierna para los ricos.

La resistencia en Ecuador forma parte de una lucha continental contra la explotación y el autoritarismo. En este sentido, todos debemos alzar la voz: alto a la represión, justicia para las víctimas y solidaridad con el pueblo de luto.

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