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Bangladesh

Derrumbe de fábrica mata a cientos de trabajadores en Bangladesh

mayo 6, 2013
Los trabajadores textiles de confecciones, en Bangladesh, están en pie de guerra contra la explotación y maltratos crónicos, dispensados por los patrones. El punto de inflexión fue alcanzado cuando el predio Rana Plaza, de 8 pisos, colapsó matando a varios cientos de trabajadores que trabajaban allí. Ya hay noticias de que hay trabajadores quemando fábricas textiles en otros lugares.


La situación, en Bangladesh, es tensa desde el levantamiento de Shahbag (plaza principal de Daca, capital de Bangladesh), que movilizó a estudiantes y una grande parte de la intelectualidad pequeño-burguesa progresista, para el juzgamiento de los criminales de guerra, responsables ​​por crímenes contra la humanidad, durante la guerra de liberación, en 1971. Luego del inicio de este movimiento, las luchas de los trabajadores surgieron a continuación del desastroso incendio en la fábrica de confecciones Tazreen, que confeccionaba para proveer a Wal Mart. El movimiento de los trabajadores de confecciones ganó nuevo vigor, auxiliado por la desintegración política del país, que está en una situación pre-revolucionaria.

La industria de confecciones: una industria rica en brutalidad
 
La economía de Bangladesh depende enteramente de la explotación más vergonzosa de las masas empobrecidas. Eso se refleja claramente en la condición de los trabajadores de confecciones, que fueron expuestos por los desastres mortales, que flagelan a las fábricas que dominan el paisaje industrial de Bangladesh. La industria de confecciones es, históricamente, famosa por la explotación de mano de obra barata, desde las fábricas de algodón de Manchester, en el siglo 19, hasta las fábricas de Bangladesh de este siglo. La industria textil en Bangladesh continua siendo un centro de trabajo intensivo, donde las ganancias están basadas en la mayor reducción posible del costo del empleo, incluyendo la seguridad en el trabajo.

En este contexto, es muy importante hacer notar que la mayor parte de los 3 millones de trabajadores de la industria son mujeres. Los patrones prefieren emplear mujeres, debido a sus habilidades particulares de costura, así como la mayor dificultad en la organización de la lucha. Esta última es la principal razón que está detrás de la preferencia por mujeres trabajadoras en el sector. Es el deseo de los propietarios de controlar y disciplinar a los trabajadores bajo su comando, indispensable para permitir la explotación cruel impuesta a sus trabajadores.

La importancia de la industria y de los grupos de interés
 
La industria de confecciones responde por el 70% de las exportaciones de Bangladesh y por el 10% de su PBI. Este “poder económico” es conseguido en base a salarios mínimos, que llegan a rs. 1.700 (US$ 34) por mes. No es ninguna sorpresa, entonces, que todos los principales productores textiles y de confecciones estén haciendo más inversiones en Bangladesh para perpetuar la explotación de su pueblo. Igualmente sin sorpresa, muchas de las principales empresas internacionales de venta minorista, lideradas por nombres como Wal Mart, usan Bangladesh como un destino prioritario de tercerización de sus productos. Esta situación “favorable” atrajo, entre otros, inversiones indias fuertes, en el sector de confecciones, atrayendo hasta US$ 600 millones (de un total de US$ 935 millones de inversiones) sólo en el año pasado. 

Además de los grandes intereses extranjeros, hay poderosos capitalistas locales, políticamente vinculados al imperialismo, propietarios de la mayoría de las 5.100 fábricas de confecciones, en Bangladesh. La fábrica Rana Plaza, en Savar (al noreste de Daca), pertenecía a un oligarca de este tipo, Sohel Rana. Políticamente, él es líder del ala joven de la Liga Awami, el partido del gobierno de Bangladesh. Estas empresas son, en general, dependientes de las exportaciones a países desarrollados, principalmente a EE.UU., que agarra la “parte del león” de las exportaciones textiles de Bangladesh.

La industria de confecciones de Bangladesh es uno de los principales beneficiarios de la proletarización que fue provocada, entre otras cosas, por el terror ecológico impuesto por India, a través de la construcción de una represa (bloqueando el flujo natural de los ríos a través de la frontera, causando la sequía de muchos ríos, en las regiones del este y el oeste de Bangladesh) y por la dominación sobre la soberanía marítima (de 200 millas) de Bangladesh (por el dominio de islas estratégicas, cerca de la frontera con Bangladesh, que vedan el libre acceso a la Bahía de Bengala). El capitalismo hindú desempeña un papel vital, al arruinar la agricultura de Bangladesh, de esas dos maneras. Además, India desempeña un papel fundamental en el abastecimiento de seguridad política y militar para el gobierno en el poder, en Bangladesh, de fundamental importancia para el cruel empobrecimiento de la población del interior de Bangladesh. Vemos los resultados de esta proletarización en las muertes y los desastres del sector de confecciones.

Es la combinación de varios factores económicos y políticos, juntamente con el contexto de proletarización de la sociedad de Bangladesh que hace del sector textil de Bangladesh el segundo mayor del mundo, perdiendo apenas en relación a China.

Carácter de las luchas existentes
 
Uno de los destaques del movimiento de trabajadores de confecciones es la espontaneidad de sus luchas. La regla, de la mayoría de las luchas de los trabajadores de la industria textil en Bangladesh, hasta ahora, fue la realización de huelgas espontáneas contra sus patrones. Una huelga nacional, también, ya se realizó antes pero, de un modo general, las huelgas de los trabajadores de confecciones son esporádicas y espontáneas. Ejemplos notables ​​fueron la huelga de los trabajadores de la industria textil, en el 2006 y, nuevamente, alrededor del 2009, logo del motín de soldados. Entre las exigencias hechas por los trabajadores, las principales son por salarios justos, condiciones dignas de trabajo y dignidad en el trabajo.

Es notable, en este contexto, que la mayoría de los 3 millones de trabajadores de la industria de confecciones, sean mujeres. Esto es así, en parte, por la política deliberada de los patrones del ramo de confecciones, que se aprovechan de la flaqueza de las mujeres trabajadoras y de las dificultades relativas de organizarlas políticamente y dentro de los sindicatos, para mejor controlarlas.

La naturaleza de la reciente huelga general es caracterizada por la “rabia plebeya”, contra los propios medios de producción, en que trabajan. El primer objeto de la ira de los trabajadores son las propias fábricas de confecciones. A posterior de la tragedia en Savar, los trabajadores incendiaron varias fábricas en protesta. Esa acción fue una reminiscencia de la descripción hecha por Marx, del período inicial de la lucha del proletariado, en el Manifiesto Comunista: "Ellos dirigen sus ataques no contra las condiciones burguesas de producción, sino que atacan a los propios instrumentos de producción; ellos destruyen las mercaderías extranjeras, que compiten con el producto de su trabajo; ellos destruyen las máquinas; ellos queman las fábricas”. Sin embargo, al contrario de los obreros primitivos de mediados del siglo XIX, que Marx describió, los trabajadores de confecciones no están interesados ​​en “restaurar el status abolido del trabajador medieval”, sino en alcanzar padrones más elevados de bienestar y mejores condiciones de trabajo.

Esta combinación de rabia plebeya con una trayectoria más avanzada de lucha es una combinación potencialmente revolucionaria, que puede abrir el camino para luchas más avanzadas en el futuro próximo y da a la lucha de los trabajadores de confecciones una importancia inmensa, en el escenario socio-político de Bangladesh. Lo que falta, claramente, en este cuadro, es la presencia de una fuerza revolucionaria organizada, que pueda canalizar esa energía cruda y dirigir a los trabajadores por medio de tácticas más avanzadas, en su batalla contra los patrones de confecciones, violentamente explotadores y sus protectores imperiales.

Al mismo tiempo, la naturaleza de esa industria nos obliga a asumir una perspectiva internacionalista de la lucha del trabajador en Bangladesh. Debemos estar listos para recaudar la solidaridad de los trabajadores textiles y del comercio minorista en India y en EE.UU., para apoyar la lucha de los trabajadores en Bangladesh. El apoyo de la clase trabajadora india es fundamental para la lucha en Bangladesh, pues es el capitalismo hindú que, a través de sus agentes, garantiza la dominación política sobre Bangladesh y hace que la explotación, en la industria de confecciones, sea posible. De la misma forma, la solidaridad de los trabajadores en empresas minorista de EE.UU., en particular aquellas que, como Wal-Mart y otros, son fundamentales para el fortalecimiento de la lucha en Bangladesh y para frustrar la cadena del capitalismo que va de Bangladesh a América y Europa.

Demandas para llevar adelante
 
La lucha de los trabajadores de confecciones revela todo lo que es corrupto y explotador sobre el capitalismo, en Bangladesh. Para luchar contra este sistema, debemos levantar reivindicaciones que correspondan a las necesidades más profundas de los trabajadores. El programa de reivindicaciones transitorias debe ser construido de modo de dar una dirección consistentemente revolucionaria para la lucha de los trabajadores.

– Indemnización para todos los trabajadores perjudicados y castigo para los patrones de confecciones

La lucha inmediata, más urgente, tiene como objetivo la indemnización inmediata para los trabajadores que perdieron la vida y la integridad física, debido al derrumbe de las fábricas de confecciones de Rana Plaza y Tazreen. El gobierno necesita ser presionado para compensar, inmediatamente, a los trabajadores y a sus familias, no sólo para cubrir los costos de salud, sino para cubrir la pérdida de perspectivas, debido a la pérdida de renta. Además, los propietarios de Rana Plaza y Tazreen deben ser llevados a la justicia, por su negligencia criminal, que resultó en la muerte de cerca de 500 trabajadores.

– La garantía de condiciones de trabajo decente y prácticas laborales

El núcleo de la lucha de los trabajadores de confecciones es conseguir condiciones dignas de trabajo, incluyendo la seguridad adecuada en las fábricas y un salario digno. La fuerza de trabajo, en Bangladesh, es notoriamente mal pagada y "barata". Esta situación debe ser aliviada por la aplicación inmediata de una ley que garantice un salario mínimo, que cubra las necesidades básicas de una familia de 4 personas, ajustado a la inflación y por el alza del costo de vida. A cada aumento de la inflación, debe corresponder un aumento proporcional del salario.

– La estatización de la industria de confecciones

Las fábricas privadas de confecciones, tanto nacionales como extranjeras, son responsables ​por las pésimas prácticas de trabajo en Bangladesh. Pero, ellos se zafan por causa de su protección política. La única solución para destruir esta matriz viciada de explotación que caracteriza a la industria de confecciones en Bangladesh es la estatización de la industria, colocándola bajo el control de los trabajadores. Esta es una pre-condición para cualquier avance real en las condiciones de trabajo decentes.

Traducción Laura Sánchez

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