Chile | ¿Cuáles son los cambios que necesitamos?
Cualquier familia trabajadora sabe cuáles son los principales problemas del país. No es necesario ser un genio, ni un sociólogo/a o político/a para identificarlos. La mayoría de los trabajadores recibe bajos sueldos, tiene poquísimos (o ningún) derecho laboral. Las pensiones de nuestros viejos/as son miserables. Nos endeudamos para pagar la educación a nuestros hijos (o ellos se endeudan). La salud es precaria y cara. Morimos en la fila de los hospitales o salimos endeudados de cualquier tratamiento o cirugía. La violencia contra las mujeres aumenta a cada día y no hay políticas para combatirla. Miles de personas viven hacinadas en la casa de familiares o pagando arriendos abusivos. El pueblo mapuche es perseguido, reprimido y asesinado porque las forestales quieren tomar sus tierras a toda costa.
Por MIT-Chile
Esta es la situación de nuestro pueblo. Este es el “oasis” de modernidad del que habló Sebastián Piñera.
Bueno, los problemas ya los conocemos. Los vivimos a diario. La cuestión entonces es: ¿cómo solucionarlos?
Chile es un país rico
Aunque el pueblo viva en pésimas condiciones, nuestro país es muy rico. Nuestros campos son fértiles. Nuestras montañas y salares tienen una rica abundancia de recursos naturales que sirven para producir infinidad de productos necesarios para los seres humanos. Nuestros mares poseen una enorme diversidad natural (aunque cada vez son más depredados).
Como ya discutimos anteriormente, toda esa enorme riqueza que producimos termina en las manos de unos pocos, de algunas familias chilenas y capitalistas extranjeros.
Veamos con ejemplos de qué estamos hablando.
En los 9 primeros meses de 2019 los Bancos con presencia en Chile (chilenos y extranjeros) tuvieron ganancias por 2,7 mil millones de dólares. El que tuvo mayor ganancia fue el Banco de Chile, perteneciente a la familia Luksic. Sólo con las ganancias de los bancos podríamos haber pagado un sueldo de 600.000 pesos mensuales (durante los mismos 9 meses) a aproximadamente 180.000 chilenos.
En el mismo periodo de 2019 la minería privada tuvo utilidades por más de 3 mil millones de dólares. Con 3 mil millones de dólares podríamos doblar el aporte del Estado a los municipios en salud y más que doblar el presupuesto para la salud primaria durante todo un año! Podríamos doblar el presupuesto para la Niñez, acabando con el Sename y dando una vida digna a miles de niños abandonados. Con ese dinero se podría aumentar en casi 15 veces el presupuesto para áreas relacionadas al combate a la desigualdad de género y violencia contra la mujer, etc. Y un pequeño detalle que hay que recordar… cuando hablamos de las ganancias de la minería privada debemos saber que la mayoría de las grandes mineras privadas son extranjeras. O sea, un río de dinero sale de nuestro país todos los años para el bolsillo de inversionistas que quizás nunca han puesto sus pies en Chile.
Y aquí estamos hablando solamente de 2 sectores económicos. Además de la minería y la banca, varios otros sectores generan enormes ganancias – energía, logística, distribución de combustibles, AFPs, retail, etc.
En primer lugar, tenemos que entender que cualquier cambio profundo solo puede venir si controlamos esa riqueza que se acumula en las manos de unos pocos. Y para controlar esa riqueza no basta con simplemente crear un impuesto a las grandes fortunas, porque esas grandes fortunas van a seguir creciendo. Las grandes fortunas existen porque los ricos son dueños de las empresas que generan esa riqueza. Por ello, nuestra lucha más estratégica tiene que ser para recuperar las grandes empresas del país y ponerlas bajo control del pueblo trabajador, para que haya una verdadera democracia y podamos decidir en qué ocupar esa enorme cantidad de recursos. No hay democracia posible si el pueblo no es dueño de sus recursos naturales y de las empresas estratégicas del país.
Sin embargo, nuestros problemas no terminan si recuperamos las empresas. Gran parte de la riqueza que se genera hoy en Chile viene de una sobreexplotación de los recursos naturales. Ello termina destruyendo la naturaleza y dificultando las condiciones de vida de la propia población – como el acceso a agua, la contaminación en las zonas de sacrificio, contaminación del mar y ríos, mala calidad del aire en los centros urbanos, etc. Por eso, tendremos que rediscutir toda la lógica de producción.
Chile: un país primario-exportador
En el sistema económico mundial Chile tiene un lugar periférico, aunque produzca materias primas muy importantes. Generamos productos de bajo valor agregado pero con un alto costo ecológico y humano.Como todos sabemos, el cobre es la principal riqueza producida por nuestro país, y su venta corresponde a la mitad de las exportaciones. Además del cobre, somos un gran productor de frutas (manzanas, peras, arándanos, palta, etc.), vinos, pescados (salmón, trucha), celulosa, productos agropecuarios (carnes/leche) y algunos productos manufacturados. Esas características de nuestra economía son determinantes para entender en qué país vivimos. Nuestro país no es un gran desarrollador de tecnologías y de ciencia (con pequeñas excepciones, como el caso de la Astronomía). Para exportar, tenemos que destruir nuestros cerros, nuestros ríos, mares y sobreexplotar el campo. De esa forma, debemos importar todo lo demás que necesitamos (autos, granos, legumbres, productos industrializados, maquinarias, celulares, computadores, etc.).
La economía de nuestro país no está orientada a solucionar los problemas y carencias de nuestra población. Toda nuestra industria, tecnología, ciencia y mano de obra están volcadas a producir para el mercado externo, no importa lo que pase en Chile. Por ello, tenemos que cambiar la lógica. La lógica no puede ser producir para exportar lo que quieren las potencias capitalistas y lo que genera ganancias a los empresarios. La lógica tiene que ser producir lo que es necesario para solucionar las carencias de la clase trabajadora.
Nacionalización de todas las grandes empresas y grandes propiedades rurales
Para empezar a solucionar todos los problemas del país necesitamos controlar nuestra economía. Ello significa estatizar, bajo control obrero y popular, todas las empresas estratégicas del país – las grandes mineras, las empresas energéticas, las empresas de distribución de combustibles, las pesqueras y empresas de alimentos, entre otras.
Además de eso, necesitamos acabar con la gran propiedad en el campo. Las familias Angelini y Matte, dueños de Arauco Celulosa y de la “Papelera” (CPMC) controlan más de 1,2 millón de hectáreas de nuestro territorio (6 veces el tamaño de una ciudad como Temuco) y son responsables por la guerra del Estado contra el pueblo mapuche. Las grandes empresas agrícolas, agrupadas en la SNA (cuyo presidente es uno de los mayores empresarios agrícolas del país – Juan Sutil) deben ser estatizadas y todas sus propiedades rurales puestas a la disposición del pueblo trabajador y de los campesinos. El territorio mapuche debe ser devuelto a los mapuche que desean trabajar la tierra.
Nacionalización de la banca y de las AFPs para planificar la economía
Para elaborar un plan económico que priorice la construcción de viviendas para la clase trabajadora, acabar con la hambruna, garantizar derechos laborales y mejores sueldos, para poder combatir la violencia contra las mujeres, garantizar inversión en cultura y educación y mejorar las pensiones necesitamos estatizar todos los Bancos en un solo Banco Estatal controlado por la clase trabajadora. De esa forma podemos planificar y controlar la economía, priorizando la satisfacción de las necesidades humanas y no la producción para las ganancias capitalistas.
Esas medidas no pueden ser conquistadas si no arrebatamos el poder de las manos de la burguesía chilena y extranjera. Sobre eso hablaremos en los próximos artículos. Esas medidas, combinadas con la formación de un Estado Obrero y popular, pueden abrir el camino hacia la sociedad socialista que defendemos, una sociedad donde las necesidades humanas estén en primer lugar, donde todo sea controlado democráticamente por la clase trabajadora.