Hagamos eco de la respuesta palestina a Trump y salgamos a las calles

Por Soraya Misleh
En medio de un frágil alto el fuego, resultado de una victoria parcial de la heroica resistencia palestina después de 15 meses de brutal genocidio, la retórica criminal de Trump constituye, en sí misma, una violación del acuerdo. Tras una primera etapa de intercambio de prisioneros –más de 1.100 palestinos ante 19 israelíes–, las negociaciones para la segunda fase comienzan bajo la sombra de la amenaza de expulsión de dos millones de palestinos de Gaza de sus tierras, de una limpieza étnica acelerada en Cisjordania y de deliberados obstáculos a su continuidad por parte del Estado terrorista de Israel.
100 asesinatos desde el alto el fuego
El Estado ocupante sionista ha impedido el envío de ayuda humanitaria, materiales y tiendas de campaña, además de seguir imponiendo restricciones de movimiento y disparando contra los palestinos. En Gaza, más de 100 personas han sido asesinadas desde que comenzó el alto el fuego el 19 de enero y alrededor de 1.000 más han resultado heridas, incluyendo mujeres y niños.
Como informó el portal Middle East Monitor el 19 de febrero, “un gran convoy humanitario que transporta casas móviles y maquinaria de reconstrucción permanece parado en el lado egipcio de Rafah, a la espera de la autorización israelí para cruzar la frontera”.
Según el mismo artículo, “de las 200.000 tiendas previstas en el acuerdo de alto el fuego, sólo 10% entró en Gaza; de los 50 camiones de combustible acordados diariamente, sólo 30%; de las 60.000 casas móviles, ninguna; de los 12.000 camiones con ayuda humanitaria, poco más de 70%. “El persistente bloqueo deja a cientos de miles de personas aún sin refugio e incluso sin alimento, lo que profundiza la crisis humanitaria en Gaza”.
Explosiva declaración en medio del ‘experimento en Gaza’
Al mismo tiempo, Israel ha ampliado su ofensiva en Cisjordania, y su objetivo principal son los campos de refugiados en el norte de la región. La reproducción del “experimento Gaza”, que ya estaba en marcha, sobre todo en Yenín –aunque no sólo ahí–, por la ocupación sionista, dio un salto. Sólo en 2025, hasta principios de febrero, Israel ya había asesinado a 70 palestinos en Cisjordania. Miles de palestinos fueron expulsados de los campos de refugiados, de sus hogares y de sus aldeas. Y estos números siguen creciendo.
En medio de esta grave situación, en la que Netanyahu intenta mantenerse en el poder y evitar su destino –la cárcel–, buscando conservar la popularidad que alcanzó en la sociedad de colonos matando palestinos, el aval a Trump es explosivo. Se presenta como una luz verde a Netanyahu para que avance en la búsqueda de una “solución final” a la continua Nakba –la catástrofe palestina cuya piedra angular es la formación del Estado racista de Israel en 1948–. En otras palabras, para reanudar el genocidio y completar el plan sionista en su totalidad, expresado en el mito de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”.
Planes para Gaza: Un pastel indigesto para sionistas
Israel, fundado sobre los cuerpos palestinos y los escombros de sus aldeas en 78% de su territorio histórico, como enclave militar del imperialismo del momento –hoy Estados Unidos–, en 1967 ocupó militarmente el 22% restante: Gaza, Cisjordania y la Ciudad Vieja de Jerusalén (parte oriental).
A los ojos de los gobiernos cómplices y sus apretones de manos manchados de sangre, mantenidos con miles de millones de dólares y armas procedentes de los Estados Unidos –ahora ampliados–, Israel ha ido anexando cada año más tierras fértiles. La declaración de Trump es la cereza del pastel, digerido con gusto por 80% de los israelíes. No podía ser diferente en una sociedad de colonos, enclave militar del imperialismo. Pero este será un pastel indigesto.
Trump intentó chantajear a los regímenes que él patrocinó en Jordania y Egipto para que llevasen como porción de ese pastel a los dos millones de palestinos de Gaza, y así transformar a Gaza en lo que él llamó la «Riviera del Medio Oriente». El 27 de febrero en un encuentro de la Liga Árabe en Riad, Arabia Saudita, Egipto presenta su plan para reconstruir Gaza sin despoblarla. Los gobiernos árabes saben que el resultado será la inestabilidad, que podría amenazar los regímenes. No pueden correr ese riesgo. Pero cualquiera que piense que son verdaderos apoyadores del pueblo palestino está engañado.
La historia revela lo contrario. Por dar sólo un ejemplo, en 1948 prometieron salvar a Palestina y, en palabras del historiador israelí Ilan Pappé, no fueron sinceros. Sin ilusiones. Es necesario estar atentos y fuertes, confiantes de que la causa palestina es, sí, la causa árabe, de los pueblos oprimidos y explotados.
Resistencia: La rendición no es una opción
La propuesta de Trump es ciertamente el sueño sionista, expresado en la constitución por el gobierno de Netanyahu de un nuevo órgano de gobierno: la Secretaría de Emigración (dígase, de limpieza étnica). La promesa es que no será fácil para el imperialismo/sionismo. Si hubiera una apuesta, sería a la tendencia a retroceder hacia el plan egipcio, cantando victoria en la propaganda irreal de una Gaza “sin Hamás”.
Si no hay forma de predecir lo que vendrá y la amenaza criminal de Trump no puede minimizarse ni por un instante, lo seguro es la perspectiva histórica de liberación, el destino inevitable de un pueblo que no se rinde, para el que existencia es resistencia bajo amenaza constante de ser borrado del mapa.
En palabras del palestino Hassan Abu Qamar, en su “Carta desde Gaza al Sr. Trump”, publicada el 18 de febrero en el portal de Al Jazeera : “El poder y la riqueza no decidirán el destino de Gaza. La historia no es escrita por ladrones, es escrita por aquellos que resisten, por la voluntad del pueblo. No importa la presión, nuestra conexión con esta tierra nunca será cortada. La rendición y el abandono no son una opción. Honraremos a nuestros mártires con resistencia, nutriendo esta tierra con amor, cuidado y recuerdos. Deseando a ustedes todo de mejor en sus inútiles actividades”.
Que esas palabras, expresión de la firmeza, persistencia y resiliencia del pueblo palestino (sumud, en árabe), sigan inspirando la solidaridad internacional para retomar con fuerza total las calles y exigir de los gobiernos acciones concretas para aislar al imperialismo/sionismo. En el Brasil, es urgente fortalecer el llamado para que Lula rompa relaciones con el Estado genocida de Israel.
Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 21/2/2025.- Traducción: Natalia Estrada.