Brasil | El movimiento estudiantil ante la primera huelga de la USP en media década
Los estudiantes de la Universidad de São Paulo (USP) entran en la segunda semana de su huelga, aprobada en asamblea general el 19 de septiembre.
Por: Rebeldia – Juventud de la Revolución Socialista
El principal motivo de la huelga es la falta de profesores. Hoy, la universidad vive un verdadero proceso de desmantelamiento. Según datos de la propia institución, entre 2014 y 2023, el número de docentes cayó casi 20%, mientras que el número de estudiantes aumentó alrededor de 3%.
Muchos cursos simplemente ya no tienen profesores para que puedan continuar con sus actividades. El caso de la habilitación en Coreano, uno de los cursos del Departamento de Letras, que fue el primero en movilizarse, es bastante simbólico: debido a la falta de profesores, el departamento ya anunció que no abrirá nuevas clases el próximo semestre. En otras palabras, el curso simplemente dejará de existir, dado que no hay profesores.
En la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH ), hay varias carreras que enfrentan una situación similar de colapso y una serie de otras que, si bien aún mantienen sus actividades, enfrentan una grave escasez de docentes, lo que ha estado causando un atraso en la graduación de los estudiantes. Prueba de que esta situación no es exclusiva de la FFLCH fue la rapidez con la que la huelga se extendió a otras unidades de la USP.
El sentido inicial de nuestra lucha, por lo tanto, es la defensa pura y simple de nuestro derecho a tomar clases y graduarnos. Ante el desmantelamiento de nuestra universidad, los estudiantes dicen que no aceptarán la situación en silencio y se están movilizando en la que es la primera huelga de la USP desde 2018.
¿Quién manda en la universidad y contra quién luchamos?
La USP es una universidad pública, estadual, controlada por una rectoría presidida hoy por Carlos Gilberto Carlotti. Ante la movilización de los estudiantes, esta rectoría se ha mostrado completamente intransigente. El decano Carlotti no sólo se niega a atender nuestras demandas, sino que además ha salido en televisión a decir mentiras, fingiendo que todo está bien en la universidad.
Estamos luchando por la supervivencia de la universidad y al rector que la dirige no parece importarle. ¿Qué puede explicar el hecho de que un rector parezca incluso ansioso por destruir la universidad que él mismo dirige? La respuesta a esta pregunta es profunda. Y es una de las primeras lecciones que sacamos de nuestra movilización.
Desmantelamiento y proyecto privatista
En primer lugar, el proceso de desmantelamiento que estamos viviendo hoy en la USP no es algo aislado de lo que viene sucediendo en el resto de São Paulo y del Brasil. La USP es una universidad estadual y como todos los estudiantes están aprendiendo, el rector y la burocracia que dirigen la universidad no son más que felpudos para el gobierno de São Paulo, actualmente encabezado por Tarcísio Freitas (Republicanos), uno de los principales exponentes de la extrema derecha bolsonarista, genocida y racista. El buque insignia de su administración es precisamente la privatización de los servicios públicos.
Por eso lidera el proyecto de privatización del Metrô, la Sabesp y la CPTM. Tarcísio es quien, hoy, da las órdenes a la rectoría que controla la USP. Por lo tanto, el desmantelamiento de la universidad no es accidental: forma parte de todo un proyecto de privatización. Una propuesta para, poco a poco, ir minando el funcionamiento de la universidad, que hoy es pública, abriendo cada vez más espacio al sector privado.
Comprender las causas subyacentes de la situación que vivimos en la USP es fundamental, ya que le da un sentido y dirección diferentes a nuestras luchas. Si queremos impedir el desmantelamiento de nuestra universidad, necesariamente debemos enfrentarnos a este proyecto privatista neoliberal, que sólo pretende beneficiar a los multimillonarios y superricos que controlan todo en nuestra sociedad.
En el Brasil de Lula, la educación también está amenazada
El problema es que este proyecto es defendido por personas, partidos y gobiernos. Tarcísio es uno de sus principales defensores, pero no el único. Lula y el PT, a pesar de decirse de izquierda y defensores de los trabajadores, también aprobaron la privatización del metro de Belo Horizonte (MG) y defienden la Nueva Enseñanza Secundaria, que visa atacar la educación pública básica.
También defienden las Parcerías [Asociaciones] Público Privadas (PPP), que son otra denominación para los programas de privatización. Y propusieron, aprobaron y han venido implementando el nuevo Marco Fiscal, que no es más que la sumisión total del presupuesto público federal al pago de las deudas a los banqueros nacionales e internacionales.
Todos estos proyectos neoliberales tienen el único objetivo de beneficiar a los multimillonarios, en detrimento del resto de la sociedad. Por eso, si queremos salir victoriosos en la USP y evitar el desmantelamiento de nuestra universidad, estamos obligados a vincular nuestra lucha a una lucha más general, contra los proyectos neoliberales que se defienden e implementan en nuestra sociedad.
Esto implica que construyamos también un programa de oposición de izquierda a todos estos gobiernos que son directamente responsables por la implementación de estos proyectos y de los ataques que vivimos.
Generalizar la lucha es el siguiente paso
Los mismos proyectos neoliberales que buscan destruir la USP también se están aplicando a todas las universidades del país. Vemos situaciones similares, de falta de docentes y de ausencia de políticas de permanencia (como ayudas en vivienda, alimentación, transporte, etc., que permitan a los estudiantes, principalmente a los de la periferia y de la educación pública, asistir a los cursos), en casi todas las instituciones públicas de educación superior.
Si bien la USP es una universidad estadual, el proyecto de desmantelamiento de la educación pública es, en última instancia, un proyecto nacional.
Cuando el gobierno federal bloqueó el mes pasado 332 millones de reales del presupuesto de Educación, no hizo más que seguir la lógica del nuevo Marco Fiscal. En otras palabras, para garantizar el pago de las deudas a los banqueros, todos los demás gastos son secundarios. Es contra esta lógica que, en última instancia, estamos luchando.
En defensa de la Educación es necesario unificar las luchas
Si las universidades de todo el país sufren juntas, víctimas de un mismo proyecto, es necesario, en contrapartida, que también nosotros lo afrentemos de manera unificada. La USP, por sí sola, puede dar cualquier lucha, pero sólo a través de la unificación con el resto del movimiento estudiantil, movilizado contra los ataques que viene sufriendo la Educación, podremos salir victoriosos.
Por eso, es fundamental que luchemos por la generalización de las luchas que estamos viviendo en todo el país. Y más: buscar construir, en la lucha, puntos comunes con otros sectores de las universidades. Esto lo vemos hoy en la USP: la necesidad de construir una lucha común, no sólo con los estudiantes de otras carreras, sino también con los profesores y el personal, igualmente afectados por el desmantelamiento de la universidad.
Y decimos más: es necesario que esta lucha se unifique también con los trabajadores de otros gremios, como los trabajadores del Metrô, Sabesp y CPTM. Aquí se trata de una misma gran lucha, contra el mismo enemigo, que busca implementar el mismo proyecto de privatización y desmantelamiento de los servicios públicos.
Entender quiénes son nuestros enemigos y quiénes son nuestros aliados es un paso fundamental de nuestra lucha. Por eso, llamamos no sólo a una alianza con otros sectores de la universidad, sino también de la sociedad para que, juntos, podamos construir no sólo la huelga más grande que haya visto la USP, sino también la que haya visto este país.
Necesitamos superar las antiguas direcciones de movimiento
Hay una última lección importante de nuestra lucha en la USP. Si es necesario generalizar nuestras luchas, unificándonos con otros sectores de la universidad, e incluso de la sociedad, también es cierto que, en ello, hay un peso decisivo que pone la dirección del movimiento.
Letargo
Lo que vimos en la USP fue un letargo total por parte de las entidades “oficiales” del movimiento estudiantil. Tuvimos una serie de luchas en la universidad que ni siquiera pasaron por los foros tradicionales del movimiento estudiantil, como el Directorio Central de Estudiantes (DCE) y los Centros Académicos (CA).
Los colectivos de juventud que dirigen el DCE y los principales CA de la USP tienen una responsabilidad fundamental en esto: Juntos (MES/PSOL), la Unión de la Juventud Comunista (PCB-RR) y Correnteza (Unidade Popular). No es que estos colectivos estuvieran en contra de las luchas. Sin embargo, la construcción cotidiana del movimiento estuvo completamente por debajo de las necesidades de la movilización.
Necesitamos construir direcciones que estén más en sintonía con las necesidades de los estudiantes. El caso de Letras, en la USP, es un ejemplo de ello. En este departamento, el CA, construido por Rebeldia y una serie de otros estudiantes independientes, sirve, desde principios de año, como punto de apoyo para la autoorganización de los estudiantes. Ha sido artivulador e impulsor de luchas.
Esta tiene que ser la lógica con la que necesitamos construir una nueva dirección para el movimiento. Sí, las direcciones que construimos para dirigir nuestras batallas marcan una gran diferencia en relación con la dirección que estas toman. Esto quedó más que demostrado en los últimos meses en la USP.
Transformar la indignación en rebeldía revolucionaria
No tenemos ninguna duda de que la lucha de los estudiantes debe generalizarse, expandirse y unificarse con otras. Sin embargo, para que esto suceda, tenemos una tarea esencial por delante: superar las actuales direcciones del movimiento estudiantil.
Por eso te hacemos un llamado a ti, estudiante, joven, trabajador, negro, mujer, LGBTQIA, neurodivergente, explotado y oprimido. Construyamos juntos una alternativa para el movimiento estudiantil.
Una alternativa que se guie por la defensa de nuestros derechos. Pero, más que eso. Que busque cerrar la brecha entre estas luchas y otras luchas en la sociedad. Lo que significa, al final, enfrentar todos los proyectos neoliberales que se están implementando en nuestra sociedad, los gobiernos y sus gobernantes. Significa enfrentar toda la lógica capitalista que domina nuestra sociedad.
Que las luchas recientes demuestren que no hay ninguna ley que diga que no tenemos la fuerza para cambiar las cosas. ¡Que la actual huelga sirva también para reafirmar que es posible transformar nuestra indignación en acción revolucionaria! ¡Ven con nosotros a construir Rebeldia!
Artículo publicado en www.pstu.org.br, 27/9/2023.-
Traducción: Natalia Estrada.