El incendio francés
Entrevistamos a Michaël Lenoir, militante de la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional en Francia, para entender lo que está pasando en el país en estos días –tras el brutal asesinato de Nahel, de 17 años– y hacer un balance de las movilizaciones contra la ley de pensiones.
Entrevista de Fabiana Stefanoni
Michaël, ¿cómo está la situación en Francia en estos días? ¿Y qué pasó exactamente entre Nahel y la policía?
Tras el brutal asesinato de este joven está estallando una gran protesta, en particular en los suburbios. Los controles policiales son cada vez más frecuentes y, en virtud de una ley de 2017, los policías pueden usar armas si las personas se niegan a cumplir una orden. Esta ley resultó en un aumento de asesinatos por la policía. Lo que sucedió también se refiere al hecho de que hay muchas personas en Francia, especialmente en las periferias pobres, que conducen sin licencia, incluso porque en Francia es realmente difícil obtenerla y luego mantenerla, también debido a los costos. Pero la gente pobre necesita un auto para ir a trabajar. Hay muchos jóvenes que utilizan auto sin tener el carné de conducir: es un fenómeno muy extendido en las periferias.
Enseñé durante 13 años en barrios populares, donde hay muchos jóvenes inmigrantes e hijos de inmigrantes, que siempre han sido víctimas de la opresión y el racismo. Pero desde los tiempos de Sarkozy se ha iniciado una política particularmente agresiva hacia estos jóvenes y la policía tiene una actitud racista, los policías son en gran parte partidarios de Le Pen. Muchos policías tienen una actitud agresiva, desafiante y cercana a la humillación para con los jóvenes inmigrantes de los barrios populares, haciendo un uso abundante de la violencia.
Para tener una idea de lo que está pasando, hay que tomar en cuenta que en estos barrios hay policías que, para provocar, piden a la misma persona el documento de identidad decenas de veces, incluso consecutivas. Por eso se está extendiendo un sentimiento de odio hacia estos policías racistas y arrogantes, en particular entre los jóvenes, que a veces no dudan en enfrentarse con la policía. A esto se suma, por parte del gobierno, una dura política económica contra estos sectores populares, en particular contra los inmigrantes. El brazo armado del Estado burgués se coloca, de manera prepotente, en defensa de estas políticas. Hay controles policiales permanentes, que exasperan a estos sectores pobres. Cabe agregar que cada año aumenta el número de personas asesinadas por la policía, con una dinámica similar a esta; son 13 casos desde el inicio de 2022.
Creo que habéis visto el video: los dos policías pararon el auto y uno de ellos le dijo al otro «mátalo». Uno puede imaginar que esto asustó al joven, que trató de escapar y recibió un disparo mortal. La versión oficial es que los policías dispararon en defensa propia, pero lamentablemente para ellos una señora grabó todo y vemos exactamente lo contrario: los dos policías estaban al lado del auto y se puede escuchar claramente que uno de ellos le dice al otro: «mátalo». La prensa y los medios de comunicación burgueses explicaron que fue un acto de legítima defensa por parte de la policía, alguien aseguró que este joven era conocido por casos anteriores de violencia: una verdadera y propia mentira racista.
Imágenes de protestas y disturbios llegan a todos los países del mundo. ¿Qué puedes decirnos al respecto?
La noticia de la muerte del joven se difundió el martes. Los medios de comunicación emitieron la versión oficial –la de la «defensa propia»– pero era una versión muy difícil de sostener dado el video que se estaba difundiendo. El gobierno, claramente en dificultades, reaccionó con menos arrogancia que de costumbre. Frente al video del asesinato, tanto Macron como los demás representantes de las instituciones declararon que era necesario verificar con detenimiento lo que había sucedido (!). Ya durante el primer día, hubo enfrentamientos, que fueron creciendo y radicalizándose en los días siguientes. Ha habido enfrentamientos con la policía en muchos barrios populares, los jóvenes utilizan cócteles molotov y otros artefactos improvisados contra objetivos simbólicos, como comisarías, furgones policiales (en una ciudad quemaron todos los coches policiales, que se quedó sin autos…, ómnibus, alcaldías, escuelas, etc. Numerosos barrios han sido atravesados por incendios, con diversos asaltos a supermercados. Es una verdadera revuelta popular.
La represión del gobierno se intensifica. Hay muchas detenciones, es probable que también haya malos tratos y torturas, un manifestante ha perdido un ojo. La situación del país es esta, con muchas ciudades atravesadas por este incendio. Aún no se ha proclamado el estado de excepción que piden algunos sectores de derecha, pero Macron decretó el bloqueo de los transportes pasadas las 21 horas y la noticia anunciaba que se han movilizado al menos 45.000 policías y gendarmes. Es probable que aumenten las medidas represivas. Es una revuelta espontánea, que no tiene una dirección política, a diferencia de lo que sostienen sectores gubernamentales y de derecha.
¿Existe la posibilidad de que estas protestas se unan a las movilizaciones contra la ley de pensiones?
Una unión de las diferentes luchas sería lo ideal, pero hay que decir las cosas como son: la situación por ahora no hace que este objetivo sea fácilmente alcanzable. Lo que podemos decir con certeza es que hoy existen mejores condiciones que en el pasado para una posible convergencia de estas protestas; comparadas con 2005, cuando hubo la gran revuelta en las periferias, porque entonces las organizaciones obreras y del movimiento de izquierda eran hostiles a aquellas revueltas. Pero ahora hay amplios sectores del movimiento de trabajadores y organizaciones de izquierda que ven con buenos ojos estas protestas. Evidentemente veremos cuál será su desarrollo.
En Nanterre hubo una manifestación muy participativa. Los sindicatos no llamaron a la huelga pero la participación fue realmente amplia. Cabe señalar que los medios de comunicación tienen un lenguaje vergonzoso, racista, siempre atacan a los jóvenes: representan los intereses de la burguesía y no dicen nada sobre lo que estos jóvenes sufren a diario.
La hostilidad contra el gobierno y contra Macron crece entre las masas. El problema es que no tenemos un partido revolucionario con una influencia de masas que pueda favorecer la unidad de las luchas. Pero siguen ocurriendo situaciones interesantes, que indican una tendencia positiva. Por ejemplo, recientemente ha habido un ataque a organizaciones que luchan contra la privatización de la tierra y del agua, en defensa de los territorios, contra el cambio climático, etc. (Soulèvements de la Terre): todas estas organizaciones han sido proscritas, lo que ha provocado protestas.Durante una de las manifestaciones todos los que intervinieron hicieron un llamado a unificar las luchas contra la violencia policial y expresaron su solidaridad a la familia de Nahel, y muchos fueron a manifestarse a Nanterre. Existe la posibilidad objetiva de unificar las luchas de los trabajadores contra las opresiones, las luchas de defensa del medio ambiente, etc.
Mencionaste el movimiento de trabajadores. Demos un paso atrás. ¿Cómo fue la jornada de la huelga del 6 de junio? Aquí los medios de comunicación han hablado de una caída drástica de la movilización. ¿Es efectivamente así?
El 6 de junio la movilización fue un poco más débil que las jornadas anteriores de paro nacional, pero eso no quiere decir que fuera insignificante. Los sindicatos han declarado al menos 940.000 manifestantes en todo el país (300.000 solo en París), aunque la policía siempre intenta reducir las cifras, a menudo de forma ridícula. Claramente menos que los más de tres millones de finales de marzo, pero aún así estos son números significativos. Al mismo tiempo, no hay duda de que existe una situación de reflujo, que es el resultado de la política llevada adelante por las direcciones sindicales. Es importante señalar que en las manifestaciones del 6 de junio, en particular en París, vimos importantes sectores de activistas que no tienen intención alguna de rendirse y aceptar la “reforma” previsional de Macron. Quieren seguir luchando para obligarlo a retirarla. Muchos lo piensan así, sobre todo en los sectores de trabajadores que han organizado huelgas prolongadas y ocupaciones de fábricas.
El problema es que las direcciones sindicales, luego de las grandes manifestaciones de masa del Primero de Mayo, esperaron más de un mes antes de proclamar una nueva jornada de lucha. De hecho, esto ha provocado una desmovilización parcial, también porque mientras tanto el gobierno está promulgando los decretos para la aplicación de la ley, que debería entrar en vigencia a inicios de setiembre. El gobierno sigue diciendo que es necesario pasar ahora a otros temas, lo que para ellos significa pasar a otros ataques.
También hay que añadir que el 6 de junio hubo menos acciones radicales que en el pasado, aunque tampoco faltaron esta vez. Por ejemplo, en París, un grupo de activistas irrumpió en la sede del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de 2024. También hubo numerosos enfrentamientos entre los manifestantes y la policía, con la habitual represión policial. Ocurrió un hecho que causó mucho revuelo, en particular en las redes sociales: en Toulouse, una joven manifestante de veinte años perdió el conocimiento y la policía la arrastró con fuerza varios metros por la calle… ¡mientras estaba inconsciente! La policía ni siquiera permitió que un médico del sindicato de base Solidaires se acercara a ella para ver cómo estaba. Lo rechazaron violentamente. Dentro de la policía francesa hay un alto porcentaje de partidarios de la extrema derecha: es un aparato que debe ser totalmente destruido.
Explícanos mejor cómo están actuando las direcciones sindicales. ¿Qué balance podemos hacer?
Creo que la mejor manera de entender cómo están actuando las direcciones sindicales es escuchar las declaraciones de los propios dirigentes sindicales. Por ejemplo, el secretario general de un sindicato católico declaró que su sindicato nunca había visto una movilización tan grande de sus activistas y que por eso mismo es grave que el gobierno «no los escuche».
El secretario general de la CFDT [una de las centrales más grandes y a la vez políticamente atrasadas, ndt.] en una entrevista se mostró complacido de que gracias a estas movilizaciones el número de sus afiliados hubiera crecido en 43.000 nuevas adhesiones. De hecho, razonan como comerciantes, pensando sólo en aumentar el número de afiliados sin decir nada sobre la implementación en curso de la «reforma» de las pensiones. Declaró satisfecho que «se ha demostrado la fuerza del sindicato»… ¡aunque los trabajadores tendrán que trabajar dos años más antes de jubilarse!
La principal dirigente de la CGT afirmó que «siempre habrá una batalla contra la reforma de las pensiones» pero agregó que «ahora hay que luchar por mejoras concretas», refiriéndose a la necesidad de trasladar la atención a otras demandas (salarios, etc.). Una forma de sancionar la derrota en el tema de las pensiones. Y, entre otras cosas, lo peor es que no hay una «mejora concreta» que se pueda obtener en este momento: el gobierno y los patrones se preparan para dar nuevos golpes muy duros a las trabajadoras y los trabajadores.
Al mismo tiempo, existe rabia muy grande entre los activistas sindicales por el hecho de que lucharon mucho, perdieron muchos días de salario por la huelga, invirtieron mucha energía en la batalla, con bloqueos, ocupaciones, etc… y los dirigentes sindicales prevarican, como hicieron después del 1 de Mayo, esperando hasta el 6 de junio para relanzar la movilización. Incluso la confederación sindical más a la izquierda, Solidaires, da ahora por sentada la aprobación de la ley de pensiones: subrayan que lo ocurrido no fue en vano, pero hablan de la «etapa final» de la movilización. Cabe señalar, sin embargo, que el descontento social y la ira están lejos de haber llegado a la etapa final.
En cuanto al balance, podemos decir que los trabajadores están aprendiendo una lección, que las direcciones sindicales son poco confiables y que piensan sólo en sus propios intereses. Era necesario organizar una huelga a ultranza: existía la posibilidad concreta de derrotar e incluso expulsar a Macron. Pensemos sólo en cómo los dirigentes se han mantenido inmóviles frente a las huelgas del sector petrolero. Macron, por el contrario, demuestra mucha determinación: no tiene escrúpulos, está dispuesto a todo para mantener el control político.
Un balance similar se puede hacer de las direcciones políticas: France Insoumise y el Npa están pensando en las elecciones generales de 2027, preparando una alianza electoral, no pensando en relanzar las luchas. Otros grupos tienen una actitud muy sectaria y autorreferencial, obstaculizan un verdadero desarrollo unitario de las luchas, piensan sólo en fortalecer su propio grupo. Nosotros, como LIT-CI, con nuestras energías militantes, buscamos intervenir en el movimiento para revertir estas tendencias.
Artículo publicado en www.partitodialternativacomunista.org, 1/7/2023.-