8M: ¡Pan, Trabajo y Vivienda! ¡Basta de promesas del gobierno «feminista» de Boric!
Declaración de las Mujeres del MIT: Mujeres Trabajadoras: a luchar el 8 de marzo con la fuerza de nuestra clase
Este 8 de marzo, día internacional de la Mujer Trabajadora, las mujeres y disidencias debemos alzarnos contra la explotación y la opresión. Mientras los femicidios, la cesantía, las alzas en alimentos, combustibles y cuentas básicas, nos golpean cada día a las mujeres trabajadoras y nuestras familias; los gobiernos, la ONU, OIT y otras instituciones del imperialismo nos invitan a “celebrar” para que olvidemos nuestra propia historia como clase trabajadora mundial. La otra clase, la que nos explota, es decir, la burguesía, está formada por hombres y mujeres capitalistas. El capitalismo nos oprime usando a su favor el machismo, la violencia estatal, el acoso laboral… Por eso nuestras luchas no se resuelven por separado de las demandas históricas de la clase trabajadora. No podemos acabar con la miseria luchando cada una por su cuenta, tampoco pondremos fin al machismo peleando contra un hombre. Porque el machismo y la violencia machista no son problema de un grupo de hombres. Son el mecanismo de la explotación capitalista para atacar a la mitad más desprotegida de clase trabajadora: mujeres y disidencias.
Sin embargo, las mujeres nos ponemos a la cabeza de luchas contra el hambre, la cesantía, la discriminación racial. En Irán, las mujeres que se alzan contra la dictadura, movilizan también a la juventud; porque el régimen islámico asesina a mujeres rebeldes y a opositores políticos. Las campesinas indígenas siguen luchando en sus comunidades y enfrentando directamente la represión del gobierno criminal de Dina Boluarte, en Perú. En Ucrania, más de 57 mil mujeres constituyen el 10% del ejército que combate la invasión rusa; a ellas se suman miles de jóvenes y trabajadores, mujeres y hombres, que se han enlistado como voluntarios en la resistencia armada popular. En los países del sudeste asiático, como Indonesia y Filipinas, las mujeres trabajadoras se organizan para ser incluidas en las negociaciones colectivas, ganar derechos para la maternidad y acabar con el acoso laboral.
Si las mujeres trabajadoras viven y padecen todas las consecuencias de la barbarie capitalista, en el actual imperialismo mundial, ¿por qué no podrían ser acompañadas en su lucha por sus hermanos de clase? ¿Acaso no son las mujeres la mitad de la clase trabajadora, y los hombres, la otra mitad? ¿Vamos a dejar que nuestras compañeras y compañeros trans enfrenten por separado la transfobia laboral que les quita el derecho al trabajo para sobrevivir?
Parece que nos fuimos para la casa, pero las mujeres seguimos en pie
Sin duda, el duro revés sufrido con el Rechazo ha desmoralizado a miles de luchadores. Muchas trabajadoras y activistas se sienten confundidas o enojadas. Importantes demandas nuestras quedaron en cero: aborto libre y seguro, negociación sindical por rama, penalización de la violencia contra la mujer y colectivo LGBTIQ+, reconocimiento del trabajo doméstico… ¿Qué sacamos ahora con marchas como la del Día de la Mujer Trabajadora? ¿Qué más podemos hacer?
Hay que decir, que no es el sueño de justicia social lo que fue truncado. El principal derrotado es el gobierno de Boric y su alianza PC/FA. Ellos, luego de cocinar y blanquear el Acuerdo por la paz junto a los partidos de los 30 años, pusieron todas sus fichas en un proceso constitucional lleno de trabas, tan interesados estaban de salvar la institucionalidad de los mismos 30 años. Esta cocina se trasladó a los pasillos del antiguo Congreso, donde sesionó la Convención Constitucional. Después el programa de gobierno quedó amarrado al resultado del plebiscito. El propio Boric desenmascaró su trampa, ya que a pesar de sus promesas de campaña, mostró su total fidelidad con la burguesía criolla e internacional, por ej. negando un nuevo retiro de las AFP y manteniendo intactas las concesiones mineras en manos de transnacionales. Estas vueltas de carnero en favor de los empresarios, la entrada a su gobierno de los partidos de la ex Concertación, sumado todo a la millonaria campaña del terror que montaron la derecha y los descolgados de la DC junto a los populistas como el partido de la Gente, prepararon un terreno fértil para el Rechazo. Esta maquinaria para la decepción, con Boric, el Partido Comunista y el Frente Amplio a la cabeza, es la responsable del resultado.
Nuestras demandas quedaron sin respuesta y sólo por eso necesitamos seguir luchando. Articulando territorios, sindicatos y centros de estudiantes. Sumando la fuerza de nuestros compañeros de clase, no separándolos. Las mujeres nos paramos una y otra vez en nuestra vida. Cuando una mujer trabajadora avanza, ningún trabajador retrocede.
La huelga feminista, ¿sirve a las trabajadoras?
Hace ya varios años, el movimiento feminista en todas sus variantes (comunitario, anti especista o vegano, separatista, etc.) se ha concedido la representación de las mujeres del mundo. Estos “feminismos” proclamaron la unidad de todas las mujeres contra el patriarcado, una forma de organización social y económica cuya existencia es insignificante en el capitalismo actual. La famosa “huelga feminista” no paraliza ninguna fábrica, banco ni puerto. De hecho, la huelga de trabajos domésticos y de cuidados, sólo levanta consignas como “Manolo, lava los platos solo”. Ni la Coordinadora 8M o NiUnaMenos, han convocado a toda la clase trabajadora contra el sistema mundial que se beneficia del trabajo doméstico gratuito. ¿Cuántos millones de dólares se ahorran las empresas y los Estados con esa jornada laboral gratuita que pesa sobre las trabajadoras?
La huelga feminista es una idea falsa. Para un aborto libre y seguro, una red nacional de acogida y protección contra la violencia machista, derecho universal a sala cuna y guardería debemos exigir recursos. Y la única manera de lograr eso es golpeando a los grandes empresarios en el único lugar donde les duele: sus ganancias.
¿Cuál es el papel actual de las direcciones feministas en Chile?
Para muchas mujeres, especialmente las jóvenes, el feminismo es la primera herramienta a la hora de combatir unidas el abuso y la violencia que vivimos a diario. Compartimos experiencias, nos sentimos consoladas. Es un punto de resistencia y organización. Pero para anular el machismo, no basta la resistencia o la organización sólo de mujeres o disidencias, hay que arrebatar el poder político a la clase que nos explota y reproduce la cultura machista y opresora en general.
Aquí se revela el verdadero rol de las direcciones feministas: ponen el foco de los problemas globales de las mujeres, en actitudes individuales de los hombres. El gobierno feminista está orgulloso de su paridad pero nuestra vida sigue empeorando. Las dirigentes feministas, por más antineoliberales o clasistas que se autoproclamen, terminan maquillando con perspectiva de género e inclusión al capitalismo. Separan a las trabajadoras de su propia clase, sus luchas y sus espacios de organización.
Cuando en 2020 el movimiento de mujeres (pobladoras, estudiantes, trabajadoras, profesionales y microempresarias) se congregó el 8M, como no se había visto en el país, las direcciones feministas, lejos de poner toda esa fuerza a disposición para echar a Piñera que reprimía mujeres y niñas mapuche o terminar con las AFP que condenan a la miseria a nuestras viejas, dejaron el espacio libre a las separatistas. En vez de enfrentar al Estado capitalista opresor, ellas sólo exigían que los machitos se fueran para marchar tranquilas y seguras. Podemos marchar tranquilas un día, pero necesitamos una vida entera sin abusos ni violencia. Si enfrentamos a nuestros compañeros de clase, mostramos que su machismo debilita nuestras vidas y luchas, también tenemos que convencerlos de ponerse a nuestro lado para derribar las verdaderas causas del machismo y la violencia de género.
La danza de las direcciones feministas con el gobierno de Boric
En su diario La Primera, la CF8M plantea las mismas demandas que años anteriores, pero ¿a quién le pasa la cuenta por no cumplir las promesas de campaña? ¿No debería responder el propio gobierno de Boric que se declara feminista? En su danza con el gobierno, la C8M omite la verdad: Boric es continuador de las mismas políticas neoliberales que atacan a las trabajadoras de todos los gobiernos burgueses anteriores. Su proyecto de Pensión Garantizada Universal (PGU) a partir de los 65 años, aumentará de hecho la edad de jubilación para las mujeres, de 60 a los 65 años. Lo mismo que proponía Piñera. A un año de gobierno feminista, se acumula un aumento del 28% en los precios de la canasta básica de alimentos (lo que equivale a $64.000); la cesantía subió a 8,6% en las mujeres (más de 1% que en hombres) lo que afecta a 8 de cada 10 hogares monoparentales. Las jefas de hogar se hacen cargo además del cuidado de adultos mayores y/o personas absolutamente dependientes en su vida diaria.
Las feministas del Frente Amplio y el PC, entre ellas Beatriz Sánchez, Constanza Schönhaut y Bárbara Sepúlveda, junto a otras mujeres con “tradición de izquierda” como Carolina Tohá o la propia Camila Vallejo celebran el feminismo del gobierno. Todas bailan, igual que Boric, al ritmo del gran empresariado. Del discurso en favor del Wallmapu pasaron a la prórroga sucesiva, y por 11 veces, del Estado de Excepción “acotado”, superando incluso a Piñera.
Por otra parte, Boric se comprometió a detener la discriminación y violencia contra las diversidades sexuales. El derecho a estudiar en un ambiente seguro y libre de estigmatización y maltrato no está garantizado para niños o niñas transgénero. La transfobia empresarial; es decir discriminación y hostilidad laboral hacia las personas transgénero; es una barrera para acceder al trabajo, haciendo la vida más precaria y expuesta a lo peor de la sociedad capitalista: la explotación sexual. Hasta ahora, el gobierno Boric no ha tomado acción alguna por la protección del derecho a un trabajo sin discriminación de género y sin segregación salarial, a pesar de sus bonitas palabras.
El gobierno burgués y feminista de Boric ha profundizado los ataques empresariales a los derechos de las trabajadoras.
Porque no creemos en las promesas falsas de cualquier gobierno; exigimos pan, trabajo y vivienda
A 50 años del golpe de Estado las demandas históricas de la clase trabajadora, campesinos y pueblos originarios siguen pendientes. La Coordinadora 8M denuncia los “50 años de violencia sexual y política” pero sin una exigencia directa al gobierno feminista de Boric, porque continúa su noviazgo con él. Las mujeres y disidencias sexuales y de género en el MIT, llamamos a no confiar en el gobierno conciliador de Boric; a luchar juntos contra las alzas, la cesantía y la falta de viviendas. El feminismo no es nuestra bandera. La emancipación de la clase trabajadora mundial, sí lo es.
Contra la precarización de nuestra vida
- Aumento del salario mínimo a $600 mil YA!
- Aumento de la beca BAES al monto de un salario mínimo
- Congelamiento de precios en los alimentos, transporte, combustibles, cuentas básicas y medicamentos
- Condonación total de las deudas CAE, ¡ahora!
- Fin al subcontrato y las AFP
- Congelamiento de la UF en las deudas habitacionales para conservar la vivienda
Contra la opresión hacia las disidencias
- Exigimos una Ley de cupo de inclusión laboral para travesti trans, con respeto legal a su identidad disidente
- Fin a la discriminación, acoso laboral y sexual machista
Nuestra vida no se resuelve en el capitalismo. Con la nacionalización de la gran minería del cobre y el litio, bajo control de los trabajadores y comunidades, podríamos financiar una vida justa para nosotros y no los privilegios de empresarios ni directorios de empresas estatales como Codelco. Sólo una economía planificada puede frenar la destrucción de ecosistemas. Sólo un Estado en las manos de la clase trabajadora puede poner esa economía para mejorar nuestra vida. Todo eso es imposible si no arrebatamos el poder a los empresarios.
¡Unidad de mujeres, disidencias y hombres de la clase trabajadora!
¡Solidaridad con la lucha del pueblo peruano y ucraniano!