Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

40 años de lucha por la Internacional

La LIT-CI (Liga Internacional de los Trabajadores – IV Internacional) se fundó hace 40 años, aunque ella es la continuidad de una corriente que comenzó a construirse en la Argentina, en la década de 1940.

Por: Martín Hernández

Al dar la batalla por la Internacional, los que hoy hacemos parte de la LIT, con muchas debilidades y errores, no hacemos más que continuar la principal tarea de nuestros maestros, Marx, Engels, Lenin y Trotsky, que siempre privilegiaron la construcción de la Internacional por encima de los partidos nacionales, como única forma de construir esos propios partidos nacionales.

Pero no todas las Internacionales fueron construidas en iguales condiciones. Lenin y Trotsky encararon la construcción de la III Internacional después de la mayor victoria del proletariado: el triunfo de la Revolución Rusa. Por el contrario, Trotsky se vio obligado a construir la IV Internacional después de su mayor derrota, infligida por el fascismo y el estalinismo.

La Cuarta Internacional

Trotsky, poco antes de ser asesinado, previó que la Cuarta Internacional agruparía a millones en no muchos años. Pero esto, por razones objetivas, no ocurrió. El estalinismo, por el rol que cumplió la URSS en la derrota del nazifascismo, y por la expropiación del capitalismo en varios países, se fortaleció de tal manera que impidió que el pronóstico de Trotsky se cumpliese.

Sin embargo, la lucha de clases mostró que las previsiones y el programa de los trotskistas se fueron confirmando. Eso es lo que explica que, actualmente, en todo el mundo, a diferencia de lo que ocurría en la época de Trotsky, decenas de miles de personas lo reivindiquen, mientras que el estalinismo, de crisis en crisis, sufrió una derrota histórica con los procesos del Este europeo.

Pero es necesario explicar por qué la IV Internacional, también de crisis en crisis, llegó a su completa destrucción. ¿Cómo explicar que hoy en día, habiendo en todo el mundo centenas de partidos, grupos e intelectuales que se reivindican trotskistas, no exista una IV Internacional con 15 o 20.000 militantes?  

Como decíamos anteriormente, la IV Internacional se construyó en condiciones muy desfavorables, pero se hace necesario ver las consecuencias de esas condiciones en el proceso concreto de su construcción.

Las centenas de cuadros trotskistas más experimentados, que habían dirigido la Revolución Rusa, no pudieron integrarse a la IV porque estaban en los campos de concentración de Stalin, donde fueron exterminados.

Como parte del mismo proceso, algunos meses antes de la Conferencia de Fundación de la IV, el “brazo derecho” de Trotsky, su hijo León Sedov, fue asesinado por el estalinismo.

Trotski y León Sedov

De igual manera, Rudolf Klement, que era el responsable por la organización de la Conferencia, también fue asesinado por los estalinistas.

Por estas circunstancias, la Conferencia de Fundación de la IV Internacional fue realizada en total clandestinidad, en un solo día, y de ella no pudo participar su principal dirigente, León Trotsky, que fue asesinado, por orden de Stalin, dos años después.

Por otra parte, durante la Segunda Guerra Mundial, decenas de dirigentes trotskistas fueron muertos por el nazismo, y muchos más fueron asesinados, también durante la guerra y durante las revoluciones española, china y vietnamita, por el estalinismo

Stalin, con estos asesinatos, particularmente el de Trotsky, descabezó la nueva Internacional e hizo que esta sufriera una derrota histórica de la cual nunca se recuperó. Sin entender esta tragedia, es imposible entender la crisis, casi permanente, y la destrucción de la IV Internacional.

Con los asesinatos y con la Segunda Guerra Mundial, la IV Internacional quedó bastante desorganizada, pero, con el fin de la contienda, comenzó, con muchas dificultades, a ser reorganizada. Esta tarea enfrentó una grave contradicción. La nueva Internacional tenía una acumulación programática muy grande, pero no tenía una dirección a la altura de ese programa y de los nuevos desafíos que la realidad del gran ascenso revolucionario de posguerra exigía, puesto que la reorganización fue encarada, centralmente, por un grupo de dirigentes europeos, entre los que se destacaban el griego Michel Pablo, el alemán/belga Ernest Mandel y el francés Pierre Frank.

Michel Pablo

Se trataba de valientes y talentosos dirigentes, pero muy jóvenes y sin experiencia en la lucha de clases, que se mostraron incapaces de resistir las tremendas presiones (cedieron a ellas) que sobre la Internacional ejercían las direcciones contrarrevolucionarias, centralmente el estalinismo, que aparecía al frente del ascenso revolucionario en esa etapa.

Las presiones de la contrarrevolución

Desde su nacimiento, la IV Internacional tuvo que enfrentar poderosas presiones de la contrarrevolución. Ya hemos visto el papel del fascismo y del estalinismo que, con sus políticas de exterminio se transformaron en un poderoso obstáculo para construir partidos trotskistas. Sin embargo, no fueron las únicas presiones, ni siquiera las más destructivas. Hubo otras presiones de la contrarrevolución, y de sus agentes, de carácter ideológico y político, que fueron mucho más destructivas.

En los primeros momentos de la IV, los crímenes de Stalin sirvieron como pretexto para que la burguesía y la socialdemocracia llevaran adelante una dura campaña contra la URSS. Esto causó mucho impacto en las filas del trotskismo. Así, dentro del SWP de los EE.UU. surgió una corriente que llegó a la conclusión de que no había que defender a la URSS frente a los ataques del capitalismo porque ella no era más un Estado obrero, aunque degenerado, como sostenía Trotsky.

Trotsky se puso a la cabeza del combate contra esa corriente, minoritaria, del SWP, pero la presión de la burguesía y de la socialdemocracia era tan grande que consiguió que 40% de los militantes del SWP rompiera con el partido y con la IV.

El combate contra este sector revisionista, que inició Trotsky, se mantuvo dentro de la IV hasta el II Congreso, en 1948, donde los “antidefensistas” fueron finalmente derrotados. Sin embargo, poco tiempo después, un nuevo sector revisionista, el “pablismo”, surgiría dentro de la IV Internacional, capitulando a las direcciones contrarrevolucionarias, particularmente el estalinismo.

El combate contra ese sector revisionista fue mucho más difícil de enfrentar que el anterior. En primer lugar, porque no se trataba de una minoría sino de la mayoría de la dirección de la IV y, en segundo lugar, porque ya no estaba Trotsky para enfrentarlo. Fue esta situación la que llevó a la ruptura de la IV en la década de 1950, y a su destrucción en la década de 1970.

La capitulación a las direcciones contrarrevolucionarias del movimiento de masas

La mayoría de la dirección de la IV, entre los que se destacaban Michel Pablo y Ernest Mandel, al no ver que en nivel mundial lo que primaba era el acuerdo contrarrevolucionario entre el imperialismo y la burocracia soviética, llegaron a la conclusión, equivocada, de que se aproximaba la Tercera Guerra Mundial. Era una caracterización equivocada, pero eso no era lo más grave. Lo más grave eran las conclusiones que sacaban: 1) que el estalinismo se vería obligado a ponerse al frente de esa guerra contra el imperialismo; 2) que por eso adoptaría una postura revolucionaria; 3) que las organizaciones trotskistas tenían que entrar en los partidos comunistas, para hacer un “entrismo sui generis”.

Se denominó “entrismo sui generis” porque, a diferencia del entrismo propuesto en un momento por Trotsky, no era para destruir por dentro al estalinismo sino para acompañarlo en su supuesto “curso revolucionario”.

La esencia de la política del “pablismo” surgía de considerar que las direcciones burocráticas, pequeñoburguesas o inclusive burguesas, que estaban al frente de un proceso revolucionario o de una revolución, se volverían revolucionarias y, por eso, había que apoyarlas.

La política de Pablo y Mandel significó una tragedia para la IV Internacional: “Este entrismo sui generis duró prácticamente 18 años y convirtió al trotskismo europeo en pequeños grupúsculos cada vez más débiles”.[1] Pero, esa política del pablismo tuvo consecuencias todavía más graves durante la Revolución Boliviana de 1952. En esa revolución, con la clase obrera a la cabeza, con organismos de doble poder (la COB y las milicias armadas), y con el trotskismo con influencia de masas, el pablismo, en lugar de defender el poder de la COB, defendió el apoyo crítico al nacionalismo burgués, al gobierno del MNR. “Esta fue una de las traiciones más espectaculares del siglo”.[2] De esta forma, la crisis de dirección de la IV impidió que la clase obrera boliviana, dirigida por el trotskismo, tomara el poder o, como mínimo, lo disputara, lo que habría provocado la entrada de miles de nuevos militantes a la IV.

Esta política de capitulación a las direcciones contrarrevolucionarias se combinó con la introducción, dentro de la Internacional, de los métodos del estalinismo. La sección francesa resolvió no entrar al Partido Comunista y, por eso, tuvo su dirección intervenida por el Secretariado de la IV. Incluso, su sede fue invadida, a la vez que el pablismo organizó una fracción secreta dentro del SWP estadounidense. Toda esta situación llevó a la ruptura de la IV Internacional en 1953.

El papel del SWP americano en la crisis y destrucción de la IV Internacional

La mayoría de las secciones de la IV rompieron con el pablismo y formaron el Comité Internacional (CI) de la IV Internacional. La ruptura con el pablismo y la formación del Comité Internacional abrió la posibilidad de derrotarlo y de recuperar la Internacional para el programa trotskista, y así poder intervenir en el poderoso ascenso de posguerra. Esto era posible porque dentro del Comité Internacional estaban la mayoría del trotskismo francés, inglés, latinoamericano y, fundamentalmente, estaba el SWP, que tenía la dirección más probada en la lucha de clases, que había construido el mayor partido de la IV con la importante ayuda de Trotsky, y que tenía a la cabeza a James Cannon, que había sido miembro del Comité Ejecutivo de la III Internacional.

El SWP de EE.UU. tardó mucho en enfrentar al pablismo, pero cuando lo hizo demostró, en ese momento, tener mucha claridad sobre el contenido revisionista y liquidador de esa corriente. Esto se puede ver en la carta redactada por Cannon, dirigida “A los trotskistas de todo el mundo”, en donde, entre otras cosas, señalaba: “Pablo considera al Estalinismo –o a una parte decisiva de él– capaz de cambiar bajo la presión de las masas, hasta aceptar las “ideas” y el “programa” del trotskismo

Sería necesario vencer al pablismo hasta el final para salvar a la IV Internacional de la corrupción interna…

Resumiendo: el abismo que separa al revisionismo pablista del trotskismo ortodoxo es tan profundo, que no hay posible compromiso político ni orgánico…”.[3]

Sin embargo, a partir de la formación del Comité Internacional, el comportamiento de la dirección del SWP entró en contradicción con esta declaración, muy correcta, de Cannon, lo que indica que la ruptura de la dirección del SWP con el pablismo era, como mínimo, incompleta.

En primer lugar, el Comité Internacional no se transformó en una alternativa al pablismo, que siguió actuando como IV Internacional, manteniendo su funcionamiento orgánico, con sus congresos y publicaciones, mientras que el CI, a pesar de agrupar a la mayoría del trotskismo, no se transformó en una Internacional. En 10 años de existencia, no realizó ningún Congreso, dándole así una sobrevida y permitiendo el crecimiento del revisionismo pablista, que actuaba en solitario como IV Internacional.

Peor aún, a principio de los años 1960, a pesar de que Cannon había dicho que no era posible ningún “…compromiso político ni orgánico…” con el pablismo, ocurrió un proceso de aproximación entre el SWP y el neopablismo (Pablo se había alejado) de Mandel y Pierre Frank, que culminó en la llamada “reunificación de 1963”, que originó el Secretariado Unificado de la IV Internacional.

La unificación se hizo sin ningún tipo de balance, a pesar de que el neopablismo continuaba con la misma política que originó la ruptura de 1953, tal como el “entrismo sui generis” en los partidos comunistas y el apoyo a las direcciones pequeñoburguesas o burocráticas que estaban al frente de las revoluciones, como era el caso del maoísmo y del castrismo.

Para dar ese paso, el SWP disolvió el CI y rompió con la mayoría de sus integrantes: las secciones inglesa y francesa y con el partido argentino, que se negaron a unificarse con el pablismo sin un previo balance de la ruptura de 1953.

Esa unificación, sin balance, fue posible porque, en realidad, en el debate central, que era la Revolución Cubana, el SWP estaba de acuerdo con el pablismo.

La secciones inglesa y francesa opinaban que Cuba no era un Estado obrero. Por el contrario, tanto el SWP como el pablismo no solo opinaban que era un Estado obrero sino que apoyaban, incondicionalmente, a la dirección castrista. Mas aún, el SWP, con el mismo criterio del pablismo, opinaba que la dirección pequeñoburguesa, castrista, se transformaba en revolucionaria por haber dirigido la revolución y, para empeorar, opinaba que era con esos dirigentes que tendríamos que intentar construir los partidos y la IV Internacional. Eso es lo que pasó a opinar el propio Cannon:

«Felizmente, el problema ahora en discusión no es académico. Se centra en este momento en Cuba y en la Revolución Cubana y los líderes de esa revolución. En circunstancias excepcionales, esas personas cambiaron Cuba y se cambiaron. Ellos realizaron una verdadera revolución socialista…»

«Si esas personas no son consideradas participantes de derecho en una discusión y posibles colaboradores en un nuevo partido y una nueva internacional, ¿adónde encontraremos mejores candidatos[4].

En la década de 1970, los pablistas, impresionados desde Europa con varios focos guerrilleros, guevaristas, que surgieron en Latinoamérica, llegaron a la conclusión de que las secciones de la IV debían integrarse a esos grupos o formar los suyos propios.

La actitud hacia la dirección castrista dividió el movimiento trotskista

El SWP no fue tan lejos y, cuestionando esa política, se unió al PST argentino, dirigido por Moreno, para formar la Tendencia Leninista-Trotskista (TLT) y, después, una fracción (la FLT) en contra de la política de la mayoría. Sin embargo, el alejamiento del SWP de las concepciones pablistas duró poco tiempo.

El PST argentino, así como varias secciones latinoamericanas y europeas, rompió con la FLT alrededor de los debates sobre Angola y sobre la Revolución Portuguesa, para formar la Tendencia Bolchevique, mientras que el SWP disolvió la FLT para unirse, una vez más, sin ningún balance de por medio, con el neopablismo de Mandel y, juntos, pasaron a apoyar incondicionalmente no solo a la dirección cubana, sino también al sandinismo en Nicaragua y al Frente Farabundo Martí de El Salvador, a tal punto que la nueva mayoría de la IV votó una resolución prohibiendo construir partidos trotskistas en Cuba, Nicaragua y El Salvador.

Finalmente, la revolución nicaragüense llevó a la explosión de la IV reunificada en 1963. La Fracción Bolchevique (FB) construyó la Brigada Simón Bolívar que participó, junto con el sandinismo, en la lucha militar contra Somoza. Terminada la guerra, el sandinismo formó un gobierno burgués mientras la Brigada se dedicó centralmente a construir sindicatos, por lo que fue perseguida y presa por el gobierno sandinista, y enviada a Panamá, donde sus miembros fueron torturados por la policía.

La dirección de la IV internacional no solo se negó a defender a los brigadistas de la Simón Bolívar, sino que envió una delegación a Nicaragua para respaldar la represión de su gobierno contra la Brigada dirigida por los trotskistas de la FB.

Esta situación llevó a que la Fracción Bolchevique rompiese con el SU, lo que significó, en la práctica, el fin de la IV Internacional.

Nahuel Moreno en la IV Internacional

La LIT-CI existe como corriente internacional desde 1953, aunque nació como un pequeño grupo, en la Argentina, en 1944. La cuestión es que solo se incorporó a la IV Internacional en su Segundo Congreso Mundial, en 1948.

A partir de ese año, el grupo argentino inició una relación muy estrecha, y a su vez muy conflictiva, con el SWP de EE.UU., fundamentalmente por la resistencia de la dirección del SWP para llevar hasta el final la lucha contra el “pablismo”.

Así, durante la existencia del Comité Internacional, encabezado por el SWP, Moreno batalló duramente para que el SWP se pusiese al frente, a partir del CI, de la reorganización de la IV, como única forma de avanzar en la construcción de los partidos y de terminar de derrotar al pablismo.

Pero Moreno no se limitó a criticar a sus maestros. Con su pequeña organización llevó adelante, en nivel regional, lo que el SWP americano tendría que haber hecho en nivel mundial. En el año 1957 impulsó la construcción del Secretariado Latinoamericano del Trotskismo Ortodoxo (SLATO), agrupando a los trotskistas de Argentina, Perú, Bolivia, Chile y Uruguay, que jugó un papel muy importante en el proceso revolucionario del Perú encabezado por Hugo Banco.

Por ese mismo tema, la lucha contra el pablismo, surgió un nuevo conflicto con el SWP, cuando este disolvió el CI para llevar adelante la llamada reunificación de 1963 con el pablismo. Moreno, al igual que las secciones francesa e inglesa, exigía que antes de tal unificación era necesario hacer un balance de la ruptura de 1953, pero su reclamo, una vez más, no fue escuchado, por lo que solo entró al Secretariado Unificado en 1964, sin renunciar a sus críticas, para no quedar aislado del movimiento trotskista y porque coincidía, a diferencia de los franceses y los ingleses, con que Cuba sí era un Estado obrero, y también defendía y apoyaba a la dirección castrista, lo que era, evidentemente, un error, del cual a posteriori Moreno se autocriticó y pasó a combatir duramente a la dirección castrista y a quienes, dentro y fuera de la IV, la defendían.

El combate de Moreno contra el pablismo, aun con diferentes formas, fue permanente, y también lo fue contra el SWP cuando después de capitular al pablismo se disolvió dentro de él.

¿Cuál era el contenido de ese combate? Era el combate contra los “trotskistas” que, de hecho, actuaron como una colateral del estalinismo, la mayor parte del tiempo. Era el combate por retomar el programa trotskista. Era el combate por construir una verdadera Internacional. Era el combate por reconstruir la IV Internacional. Por eso, cuando la Fracción Bolchevique rompió con el SU, ese combate continuó con otras formas.

Nahuel Moreno, fundador de la LIT-CI

Primero, buscando reconstruir la IV Internacional junto con el CORCI –la organización internacional dirigida por el francés Pierre Lambert–, proyecto que fracasó por los métodos de Lambert, similares a los de Pablo, y por su apoyo al gobierno de Mitterrand. Después, ese combate continuó con el impulso a la construcción de la LIT-CI, con el mismo objetivo de siempre: reconstruir la IV Internacional.

Sabemos que es una tarea difícil porque, en el contexto del movimiento trotskista, no hemos conseguido derrotar al pablismo o, para ser más precisos, no hemos conseguido derrotar la nefasta influencia del estalinismo en el seno de la vanguardia obrera y popular. Esa es la razón de fondo del porqué la IV Internacional no existe, y su embrión es tan débil.

Sabemos que la reconstrucción de la IV es una tarea muy difícil, pero los explotados y oprimidos no tenemos otra alternativa, porque sin construir la Internacional no será posible construir partidos revolucionarios, y, sin partidos revolucionarios, no será posible que la clase obrera tome el poder a escala de los países y, sin eso, la revolución mundial será imposible, y el socialismo también.


[1] Moreno, Nahuel. Prólogo de El Partido y la Revolución. Editora Antídoto, p. 14.

[2] Ídem, p. 15.

[3] Carta abierta del Comité Nacional del SWP, redactada por Cannon el 16 de noviembre de 1953.

[4] CANNON, J. P. “Nuevas fuerzas revolucionarias están surgiendo”. Carta al Comité Político del SWP.       

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