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25 abril, 2024

La LIT-CI, la cuestión palestina y las revoluciones árabes

En sus 40 años desde su fundación, la LIT-CI es reconocida por sus posiciones inequívocas en defensa de un Estado palestino único, laico, libre, democrático y no racista, una Palestina libre del río a mar. Así, nunca adhirió, como la inmensa mayoría de las organizaciones, a la siempre injusta y ya muerta “solución de los dos Estados”. También es reconocida por su apoyo incondicional a las revoluciones árabes. Esto no quiere decir que no haya enfrentado desafíos o cometido errores, pero su trayectoria ciertamente sigue los principios de la Cuarta Internacional en su tarea de reconstruirla, rumbo a la revolución socialista mundial.

Por: Soraya Misleh y Fabio Bosco

Ya en su primer año de vida, en 1982, la LIT-CI enfrentó dos desafíos relacionados con la cuestión palestina. El primero fue teórico-programático, sobre la naturaleza de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). En ese momento, el principal dirigente de la LIT-CI, Nahuel Moreno, respondió a las preguntas de un compañero chileno sobre la política de la Internacional para la cuestión palestina. En su respuesta, Moreno desarrolla una elaboración original y principista cuando trata a la OLP como una «nación sui generis sin territorio».

En el debate, el compañero chileno cuestiona, entre varios puntos, la caracterización de la OLP:

«¿Por qué ni siquiera caracterizamos a la OLP en el Boletín Interno? ¿No es una organización frentista controlada por la burguesía y la pequeña burguesía, con Arafat como expresión de eso? ¿No es una organización que dio amplias señales de capitulación, en contradicción directa con el increíble heroísmo mostrado por el pueblo palestino? ¿Qué sectores son los «revolucionarios» a los que se refiere nuestra prensa? ¿Hawatmeth? ¿Habash? ¿No hay una increíble ilusión en afirmar en el Boletín Interno que la OLP debe ser llamada a «tomar la dirección de la lucha palestina en el camino hacia el socialismo»? ¿Pedimos a la burguesía y a la pequeña burguesía que «luchen por el socialismo»? ¿Este craso error no es una forma burda de «pedir disculpas» por el carácter mínimo del eslogan central sobre Palestina, sacando la idea de socialismo de cualquier contexto práctico y real?» (I) 

Moreno respondió con una carta que luego fue publicada en la revista Correo Internacional número 8, de julio de 1982, bajo el título «Una consigna democrática que puede abrir camino a la revolución socialista». (II) He aquí dos extractos donde aparece esta elaboración:

“Ustedes caracterizan la OLP como si fuera un partido político más. Para nosotros, representa la nacionalidad palestina como organización estatal sui generis laica, democrática y no racista, en guerra”. (III)

“Sin embargo, tampoco son capaces de golpear a la dirección por sus verdaderas capitulaciones que, en nuestra opinión, se basan en el abandono de la consigna por una Palestina laica, democrática y no racista. La misma raíz tiene la crítica de que nos engañamos porque llamamos a la OLP a luchar por el socialismo. Sin que sea esta nuestra consigna fundamental, ya que, como dijimos, ella es la recuperación de la tierra para reconstituir la nación, expulsando a los sionistas y terminando de constituir una Palestina laica, democrática y no racista, nuestro llamado a la OLP para que luche por el socialismo se basa en lo que consideramos una nación sui generis. Decimos “OLP socialista” como decimos “Chile socialista”. No pedimos eso a su dirección burguesa o pequeñoburguesa, así como en Chile no pedimos eso a Pinochet. Ustedes olvidan notar que, cuidadosa y sistemáticamente –como hacemos con todo gobierno burgués que dirige una guerra justa– criticamos a la dirección de la OLP y no le brindamos ningún apoyo político». (IV)

Como hemos visto, Moreno no está de acuerdo con caracterizar a la OLP como un mero frente burgués o pequeñoburgués. Al contrario, le atribuye un carácter cuasi estatal, comparable a un Estado sin su territorio. Moreno escapó del esquematismo al realizar un análisis concreto de un caso concreto, adoptando una forma dialéctica de analizar la principal organización del pueblo palestino, una nacionalidad oprimida por un Estado racista con características de enclave colonial.

El segundo desafío fue la respuesta a la masacre de 3.000 palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, en la ciudad de Beirut, Líbano, por milicias cristianas de extrema derecha apoyadas por el ejército israelí que entonces ocupaban la capital libanesa, en setiembre de 1982. La LIT-CI convocó a una campaña internacional de solidaridad con el pueblo palestino y participó activamente de las movilizaciones que tuvieron lugar en todo el mundo. Esa campaña fue una de las primeras que realizó la Internacional, junto con la campaña por las Malvinas Argentinas.

Los Acuerdos de Oslo de 1993

En setiembre de 1993, la dirección de la OLP y el Estado de Israel, bajo la intermediación del imperialismo estadounidense, firmaron los Acuerdos de Oslo. Presentados al mundo como el camino para la paz en Oriente Medio, los acuerdos paralizaron la Intifada palestina (levantamiento iniciado en 1987) y allanaron el camino para la expansión del sistema de apartheid y la colonización de tierras palestinas en la continua Nakba (catástrofe desde la formación del Estado racista de Israel el 15 de mayo de 1948 a través de una limpieza étnica planificada), esta vez con el apoyo de los líderes de la OLP que, a través de la Autoridad Palestina, se convirtieron en gerentes de la ocupación.

El principal dirigente palestino, el carismático Yasser Arafat, defendió los acuerdos como una forma de asentarse en alguna parte del territorio palestino y fortalecer la lucha por la liberación, ya que las derrotas en Jordania (llamadas Setiembre Negro) y en Líbano en 1982 habían impuesto a la OLP un largo exilio en Túnez.

Parte de la izquierda palestina rechazó los acuerdos, ya que implicaban el reconocimiento del Estado de Israel, pero luego capituló y “de hecho” aceptó sus premisas, situación que perdura hasta hoy. Abandonó así la única solución justa para la totalidad del pueblo palestino, que contemplaba, por lo tanto, además de los que viven bajo una brutal ocupación en Cisjordania y Gaza, a millones de refugiados y a la diáspora, en su condición inalienable e innegociable de retornar a sus tierras, y los “palestinos de 1948”, remanentes en los territorios ocupados hace más de 74 años donde se formó el Estado sionista, sometidos a más de sesenta leyes racistas.

La LIT-CI denunció los acuerdos de Oslo, siguiendo el ejemplo del intelectual palestino Edward Said, quien los llamó “Tratado de Versalles de la causa palestina”. Así, mantuvo la defensa de la propuesta original de la OLP de lucha por una Palestina laica, democrática y no racista y por el desmantelamiento del Estado racista de Israel, al contrario de la amplia mayoría de las organizaciones de izquierda que adhirieron a la farsa de la llamada “solución de los dos Estados”.

Esta larga trayectoria de defensa de los derechos históricos e inalienables del pueblo palestino, que precede a la propia formación de la LIT-CI, fue recordada con motivo del 30 aniversario de la Internacional en un importante acto en Buenos Aires, capital de la Argentina. Entre los oradores estuvo la coautora de este artículo, la palestina-brasileña Soraya Misleh. En la ocasión, ella expresó a los presentes su emoción por ingresar a las filas de la LIT-CI y su partido brasileño, el PSTU, y por haberse reunido con palestinos de Cisjordania, Gaza y los territorios ocupados en 1948, con motivo del Foro Social Mundial Palestina Libre en Porto Alegre, en 2012 –encuentro que no ha podido realizarse en Palestina debido a la ocupación sionista que impone la división del pueblo palestino, y reivindica la necesidad de liberar a toda Palestina del río al mar.

También vale la pena citar la publicación de importantes libros sobre la causa palestina de la Editora Sundermann, vinculada al partido afiliado al PSTU, en el Brasil, en lengua portuguesa. En 2015 se publicó la obra A revolta de 1936-39 em Palestina, del dirigente marxista palestino Ghassan Kanafani, cuya introducción a la edición brasileña tiene una interesante elaboración sobre el papel de la burguesía palestina frente a la ocupación sionista. (V) Kanafani presenta a los enemigos de la causa palestina: el imperialismo/sionismo, los regímenes árabes y la “élite reaccionaria feudal-clerical palestina”. Estos siguen lamentablemente vigentes, como continúa denunciando la LIT-CI y reivindica las elaboraciones del dirigente marxista palestino.

Otro trabajo publicado fue A limpeza étnica da Palestina, del historiador israelí Ilan Pappé, con la primera visita del autor al Brasil. Finalmente, se publicó Al-Nakba, um estudo sobre a catástrofe palestina, de Soraya Misleh, en el que la autora examina la expulsión violenta de la población palestina de la aldea de Qaqun, incluido su padre, en 1948, demostrando que hubo un proceso deliberado de limpieza étnica durante la Nakba, planificado por las principales direcciones sionistas.

La LIT-CI, en su actuación inequívoco de apoyo al pueblo palestino y su heroica resistencia, ha hecho estos aportes y se ha sumado a las campañas de liberación nacional. En este sentido, se suma al llamado de la sociedad palestina realizado desde 2005 por el BDS (boicot, desinversión y sanciones), al tiempo que apoya la resistencia por todos los medios.

La actuación en las revoluciones árabes

La ola de revoluciones en los países de mayoría árabe desde el 17 de diciembre de 2010 representó un nuevo desafío para la Internacional.

Sin secciones afiliadas en estos países, la Internacional dio los primeros pasos para intervenir en apoyo de las revoluciones. Por un lado, llamó a la clase obrera a participar en actos de solidaridad con las revoluciones en varios países. Y envió un corresponsal a El Cairo, que informó en directo desde la plaza Tahrir sobre la caída de Mubarak.

Por otro lado, la Internacional inició un estudio sobre la naturaleza de estas revoluciones. Los reclamos de “Pan, Libertad y Justicia Social” y su composición social obrera y popular definen su carácter democrático, que se enfrenta a los pilares de la dominación imperialista sobre la región, los regímenes autocráticos árabes y su subordinación a los intereses del imperialismo estadounidense y europeo.

De esta forma, a diferencia de la mayoría de las organizaciones de la izquierda internacional que salieron en defensa de los regímenes autocráticos surgidos del nacionalismo árabe, la LIT-CI tomó una posición incondicional del lado de estas revoluciones democráticas que se chocaban con los intereses capitalistas e imperialistas, sin apoyar jamás las direcciones burguesas o pequeñoburguesas de estas revoluciones.

El avance de las revoluciones planteó desafíos que exigieron una profundización del análisis marxista para definir nuestra política.

Uno de esos casos fue la revolución en Libia. Vea un extracto del artículo “¿Dónde está la revolución y dónde está la contrarrevolución en Libia?” (VI)

Desde la LIT, por el contrario, sostuvimos desde el comienzo que en Libia se estaba dando una revolución popular y antiimperialista, pues enfrentaba a la dictadura sanguinaria de Gadafi, uno de los principales agentes del imperialismo en la región. Coherentemente con esta caracterización de dónde estaba la revolución y dónde la contrarrevolución, nos colocamos al lado de las masas libias y saludamos como una tremenda conquista democrática la destrucción del régimen gadafista y el ajusticiamiento del dictador a manos de las milicias populares. Con la misma fuerza, también desde el primer momento, denunciamos a la intervención imperialista de la OTAN como contrarrevolucionaria. Levantando la consigna “No a la OTAN, Fuera Gadafi”, explicamos que la contradicción expresada en que la intervención imperialista se haya ubicado durante la guerra civil en el mismo campo militar de las masas armadas y en contra de su agente, Gadafi, se debía a la  dificultad política que tiene actualmente el imperialismo para invadir de forma directa con sus tropas y a que se vio obligado a intervenir por dentro de un levantamiento armado para disputarlo y derrotarlo, tarea primordial que Gadafi demostró ser incapaz de cumplir, convirtiéndose así en un elemento descartable”.

Otro caso importante fue la defensa de las armas para la revolución siria. Véase un extracto del artículo “Exigir o no armas al imperialismo” (VII) del periodista marxista Daniel Sugasti:

“… la LIT-CI plantea la necesidad de desarrollar una política de amplia solidaridad internacional con la causa del pueblo sirio. Esto significa, concretamente, una campaña de ayuda, incondicional y en todos los sentidos, por la victoria militar rebelde.

Así, sostenemos que una tarea imperiosa es impulsar la más amplia movilización para exigir en nuestros países y a todos los gobiernos del mundo, incluidos los de los países imperialistas, el envío inmediato de modernas armas pesadas, medicamentos y todo tipo de ayuda material para las milicias rebeldes del ELS y los Comités de Coordinación Locales, sin condiciones de ninguna naturaleza. 

Nuestra exigencia de armas no incluye a las brigadas ligadas a Al Qaeda y al Estado Islámico de Irak y el Levante, cuya visión sectaria y confesional-religiosa del conflicto las llevó a romper el frente militar contra la dictadura y, en varias zonas, comenzaron a atacar milicias kurdas y del ELS, actuando como “quinta columna” del régimen”.

Estos artículos muestran que la Internacional supo posicionarse claramente por la victoria de estas revoluciones con importantes aciertos, pero también con debilidades y errores como el tema de la represión sobre la Hermandad Musulmana por parte de los militares encabezados por el dictador Al-Sissi. Ninguna organización revolucionaria está exenta de errores, aunque haya organizaciones que se crean infalibles. No es nuestro caso. La cuestión más importante es saber si esta organización está dotada de instrumentos teóricos y programáticos y de mecanismos internos para reevaluar y corregir su política. Este fue el caso. Unos meses después, el XI Congreso de la LIT-CI entendió que había habido un error en la evaluación de las fuerzas en conflicto y corrigió la política de la Internacional.

Además de las actividades de solidaridad con las revoluciones y toda la elaboración política desarrollada, la LIT-CI creó y mantiene un sitio web de la Internacional en árabe. Junto con artículos políticos publicados regularmente, varios trabajos están disponibles en el sitio, como El Capital, Volumen I, de Karl Marx; Cuestiones de organización, de Nahuel Moreno; El veredicto de la historia: de la revolución socialista a la restauración del capitalismo en Rusia, China y Cuba, de Martín Hernández; Historia de la Revolución Rusa, de León Trotsky; además de marxistas árabes como Anwar Kamil. Con motivo del centenario de la Revolución Rusa, la editorial Sundermann, impulsada por el PSTU brasileño, publicó la edición impresa en árabe de La revolución traicionada, de León Trotsky.

Conclusión

La intervención de la LIT-CI sobre la cuestión palestina y las revoluciones árabes demuestra su orientación política, antes que nada, internacionalista. Pocas organizaciones socialistas dedicaron su tiempo y atención a la resistencia palestina y esta ola revolucionaria, quizás la más importante de este siglo XXI, como la LIT-CI.

Además de una intervención internacionalista, es una intervención que busca una base teórica y programática en el marxismo, como lo demuestra toda la elaboración política y la producción de buenos artículos.

Y, sobre todo, es una intervención encaminada a construir una dirección revolucionaria para que la resistencia palestina y las revoluciones árabes superen su principal debilidad para lograr sus objetivos estratégicos: la liberación frente al sionismo y el imperialismo, el fin de las dictaduras y del capitalismo para que la clase trabajadora y el pueblo pobre puedan disfrutar de las riquezas de toda la región en plena libertad.

(I) N. Moreno (1982): Polemica sobre Medio Oriente. (marxists.org)

(II) Ídem.

(III) Ídem.

(IV) Ídem.

(V) https://litci.org/en/prefacio-a-la-revuelta-de-1936-1939-en-palestina-por-ghassan-kanafani/

(VI) https://litci.org/es/idonde-esta-la-revolucion-y-donde-la-contrarrevolucion-en-libia/

(VII) https://litci.org/es/exigir-o-no-armas-al-imperialismo/

Traducción: Natalia Estrada.

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