25 de Abril y vivienda: cuando el pueblo toma la iniciativa
49 años después de la revolución portuguesa, vivimos un nuevo momento de grave crisis habitacional. Más allá de las promesas del gobierno, hay que repasar el legado del 25 de Abril y conocer cómo actuó el pueblo ante el gran problema habitacional de la época.
Por: Joana Salay, 24 de abril de 2023
En el año 1974, la crisis de la vivienda en Portugal crecía visiblemente. Después de años de Estado Novo y de una guerra colonial que llevó al país a una fuerte crisis económica, la población de la metrópoli vivía en gran parte en la miseria.
El cuadro de la vivienda era un síntoma de ello: había barrios de lata en las grandes ciudades de Oporto y Lisboa, ¼ de la población vivía en casas degradadas, 40% de las casas no tenían agua corriente ni alcantarillado, y la urbanización acelerada, resultado de la industrialización de los años ’50 y ’60, creaba grandes contradicciones y desigualdades.
La población pobre y trabajadora de Portugal vivía un momento de penurias y dificultades, cuando sus esperanzas se renovaron con la revolución del 25 de Abril.
Las ocupaciones como solución inmediata
La revolución, a pesar de que sus dirigentes querían al pueblo en casa, generó un fuerte movimiento espontáneo donde las personas se iban organizando y creando alternativas para los problemas que vivían. No fue diferente para el problema de la casa, que empalmó con la consigna “¡Casas sí, barracas no!”.
El pueblo buscó soluciones por su cuenta. El 29 de abril, más de un centenar de familias que vivían en casas de hojalata en el Bairro da Boavista, en Lisboa, ocuparon casas en un barrio social recién construido. Se estima que 10 días después de la revolución ya había unas 2.000 viviendas sociales ocupadas en Lisboa.
Posteriormente, las ocupaciones se extendieron a las casas vacías, que iban siendo ocupadas y servían no solo para vivienda, sino también para la organización colectiva por otros problemas sociales, sirviendo como guarderías, escuelas, sedes de organizaciones políticas, incluso hospitales.
La organización del doble poder
Este movimiento de autoorganización generó la necesidad de dar más cuerpo organizativo al proceso que exigía cierto grado de centralización. Así, las luchas por mejores condiciones de vida generaron formas embrionarias de democracia obrera que organizaban asambleas de barrio, de empresa, de fábrica, de escuela, y de las que surgían comités de vecinos, de fábrica, etc. La lucha del obrero en la fábrica se combinaba con la lucha del vecino en el barrio y traspasaba los límites del gobierno de colaboración de clases, con el PS, el PCP y sectores de la burguesía que pretendían “estabilizar” el país.
El pueblo fue creando un poder paralelo al del Estado burgués, constituyendo elementos de doble poder, expresión de la revolución viva en las calles.
El derecho a la propiedad privada no puede ser tocado
Ya en 1965, como consecuencia de la aceleración de la urbanización, el gobierno de Salazar entregó al sector privado el derecho a urbanizar. Así, el proceso de transformación del suelo rural en suelo urbano pasó a ser determinado por las dinámicas e intereses del sector privado, privilegiando a los grandes terratenientes y capitalistas.
Las medidas de los gobiernos provisorios, lejos de enfrentar esa lógica, pasaban a incentivar el crédito habitacional y estimular la construcción civil. Estas medidas beneficiaban, por un lado, a los sectores medios de la sociedad, que tenían facilitado el acceso a la vivienda y, por otro lado, garantizaban mayores ganancias al sector privado. Las cooperativas, vistas hoy por algunos como solución al problema de la vivienda no crecieron en ese momento, lo que solo ocurrió después de 1977, cuando se estableció un apoyo crediticio específico, manteniéndose así como una forma de construcción que favorece el sector privado, y no el interés público.
Programa SAAL – Servicio de Apoyo Ambulatorio Local
El SAAL surge el 6 de agosto de 1974 para apoyar las iniciativas de la población en el sentido de colaboración para la transformación de los barrios. Su propósito era constituir comisiones que garantizarían las mejoras de las casas construidas en el propio lugar de la construcción. Las comisiones tendrían la dirección y el control de los emprendimientos de las poblaciones locales y contarían con el apoyo financiero y técnico del Estado.
Es decir, es el reconocimiento del Estado de que no garantizaría vivienda para todos y también un intento de organizar y centralizar, a través del Estado, las iniciativas populares que surgían en todo el país. El SAAL es así la expresión de la batalla entre la revolución y la autoorganización del pueblo, y la contrarrevolución, la consolidación del régimen democrático burgués. Por ello, tuvo poco resultado práctico y chocó constantemente con los intereses de los dueños de los terrenos, ya que no pretendía cuestionar la propiedad del suelo. El SAAL se extinguió en noviembre de 1976, mientras crecían enormemente las construcciones clandestinas.
Resolver lo que Abril no resolvió
Durante el PREC, lo que marcó la pauta de todos los procesos políticos y sociales fue la lucha entre el poder popular y los embriones de la construcción de una democracia obrera en oposición a la constitución del régimen democrático burgués. La Constitución de la República Portuguesa, de 1976, consagra el derecho a la vivienda afirmando que “Todos tienen derecho, para sí y para su familia, a una vivienda de dimensión adecuada, en condiciones de higiene y comodidad y que preserve la intimidad personal y la privacidad familiar”.
Sin embargo, hoy, el artículo 65° es solo tinta sobre papel, ya que vivimos una nueva crisis habitacional que, se estima, afecta a 100.000 familias.
Es necesario discutir las políticas que se aplicaron y sus consecuencias. La democracia burguesa, que consagra el derecho a la propiedad privada, condujo al endeudamiento progresivo de las familias y al fortalecimiento de los grandes bancos y fondos inmobiliarios. La alternativa a la crisis de vivienda pasa por retomar las lecciones de Abril e imponer, a través de la organización de las masas, las demandas sin respuesta de la democracia de los ricos.
La revolución rusa y el derecho a la vivienda
En la Rusia de 1917 tenemos un excelente ejemplo de cómo el poder de la clase obrera y del pueblo pobre puede actuar para resolver los problemas más apremiantes de la población, entre ellos la garantía del derecho a la vivienda.
Después de la revolución de octubre, con el gobierno de los soviets, se garantizó la moratoria de las deudas sobre los ingresos familiares y la vivienda como propiedad del pueblo. No necesariamente acabando con los ingresos, sino estableciendo el criterio de derecho a la vivienda para las familias y transfiriendo lo recaudado para inversión en la construcción de parques de la vivienda pública. Mientras esta tarea no estuviese garantizada, Lenin defendía el derecho de ocupación de espacios en las residencias urbanas con miras a proteger a la población del frío y de la situación de penuria en que se encontraba debido a la crisis social.
Con el proceso de burocratización en la URSS, producto del aislamiento soviético, la democracia obrera fue perdiendo peso frente a la burocracia y las conquistas de la revolución retrocedieron.
Organização Popular [Organización Popular], Sérgio Godinho
Éramos para cima de um milhão
Éramos más de un millón
Moradores sem eira nem beira
Vecinos sin era ni vera
A fazer das tripas coração
Haciendo de tripas corazón
Cada qual à sua maneira
Cada uno a su manera.
A viver sem água e a viver sem jeito
A vivir sin agua y vivir torpemente
A viver sem trégua
A vivir sin tregua
Uma vida a eito em barracas velhas
Una vida en barracas viejas
E andares desfeitos
Y pisos deshechos.
E da conjunção destes fatores
Y de la conjunción de estos factores
Pouco a pouco nasceu a ideia
Poco a poco nació la idea
De formar comissões de moradores
De formar comisiones de moradores
Elegíveis em assembleia
Elegibles en asamblea.
Exigimos muito, fizemos projetos
Exigimos mucho, hicimos proyectos
Ocupamos casas
Ocupamos casas
E erguemos tetos com a população
Y levantamos techos con la población
E até alguns arquitetos
Y hasta algunos arquitectos.
Vamos pra frente com a organização popular
Vamos adelante con la organización popular
Vamos pra frente com a organização popular
Vamos adelante con la organización popular
Vencer é lutar
Vencer es luchar.
Eram várias vezes um milhão
Eran varias veces un millón
Vários milhões de trabalhadores
Varios millones de trabajadores
A fazer das tripas coração
A hacer de tripas corazón
E a sonhar com dias melhores
Y a soñar con días mejores.
A vender o corpo e a comprar migalhas
A vender el cuerpo y a comprar migajas
A emprestar a vida
A prestar la vida
E a viver ao calha e a ser despedido
Y a vivir al margen y ser despedido
Por dá cá aquela palha
Sin ninguna razón.
E da conjunção destes fatores
Y de la conjunción de esos factores
Pouco a pouco nasceu a ideia
Poco a poco nació la idea
De formar comissões de trabalhadores
De formar comisiones de trabajadores
Elegíveis em assembleia
Elegibles en asamblea.
Lutamos primeiro p'ra sobreviver
Luchamos primero por sobrevivir
Mas no fim de contas
Pero al fin de cuentas
Para, enfim, poder mudar o destino
Para, finalmente, poder cambiar el destino
Lutar e vencer
Luchar y vencer.
Artículo publicado en https://emluta.net
Traducción: Natalia Estrada.