Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

Unir fuerzas contra la UE, levantar una alternativa de clase e internacionalista

Declaración de la Liga Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional (LIT-CI) ante las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo.


Con motivo de las elecciones del próximo 25 de mayo al Parlamento Europeo, la Liga Internacional de los Trabajadores–IV Internacional (LIT-CI) nos dirigimos a los luchadores y luchadoras de la clase trabajadora y de la juventud, a todos los que resisten la catástrofe social provocada por las políticas de la UE y sus gobiernos. Ante la unidad del capital financiero europeo y sus gobiernos alrededor de esta máquina de guerra social que es la Unión Europea, los trabajadores y oprimidos del continente necesitamos responder unidos. Sólo así pararemos sus planes, pondremos en crisis el proyecto imperialista de la Unión Europea y abriremos el camino a la Europa unida de los Trabajadores y los Pueblos.

La UE, una máquina de guerra imperialista contra los trabajadores y los pueblos de Europa

Las dos corrientes mayoritarias en el Parlamento Europeo, el Partido Popular Europeo y el Partido Socialista Europeo, integradas por los respectivos partidos nacionales socioliberales y de derecha, representan los intereses de la gran burguesía del continente. Las relativas diferencias entre ellos no expresan sino los roces entre distintos sectores de la burguesía imperialista europea, en medio de la crisis capitalista más profunda desde la posguerra mundial.

En los países donde gobiernan, estos partidos cantan loas a una raquítica “recuperación”, que no es otra cosa que una recuperación de beneficios patronales a costa de la rebaja de los salarios, la proliferación de los contractos precarios y los recortes en el presupuesto público, con el telón de fondo de un paro masivo que alcanza proporciones salvajes en la periferia. Cuando pasan a la “oposición”, critican al gobierno de turno y dicen que hay que mantener el Estado de Bienestar y, al volver al gobierno, aplican la misma política.

La reciente ofensiva de recortes a los trabajadores y favores a la patronal, puesta en marcha por Hollande en Francia, o el hecho de que el candidato «socialista “a presidir la Comisión Europea sea Schultz, el representante de un partido, el SPD, que gobierna en coalición con Merkel, no deja piedra sobre piedra del discurso de los candidatos socialistas.

Son estos partidos los que, en nombre de un gran capital europeo perfectamente jerarquizado, manejan organismos como la Comisión Europea y gobiernan en los países, aplicando planes de austeridad y contrarreformas que arrasan con las conquistas adquiridas desde la posguerra y colocan a la periferia europea bajo sumisión directa de Berlín y Bruselas. Mediante los planes de guerra social dirigidos y coordinados por la UE, bajo mando alemán, están llevando adelante el brutal ajuste estructural del continente que exigen los grandes bancos y multinacionales europeas para competir en las nuevas condiciones del mercado mundial.

«Refundar” la UE y renunciar a las reivindicaciones o romper con la UE y abrir paso a una Europa de los trabajadores y los pueblos: ése es el dilema

Los partidos agrupados en el PIE (Partido de la Izquierda Europea, en el que se integran el Front de Gauche, Izquierda Unida, Bloco d’Esquerda, Die Linke o Syriza) se presentan como la alternativa de izquierda a los partidos socialistas y a la derecha y postulan a Alexis Tsipras, el dirigente griego de Syriza, como candidato a presidir la Comisión Europea. Hablan de una «Europa de los pueblos«, critican el «austericidio» y reclaman una «Europa social y democrática«. Y sin embargo, no cuestionan la UE y sus estructuras y asumen, por el contrario, sus normas y reglas de juego.

Para los partidos del PIE, la Unión Europea no es una máquina de guerra del capital financiero europeo contra los trabajadores y los pueblos sino, por el contrario, un aparato «neutral», que estaría secuestrado por las fuerzas oscuras de las finanzas y que habría que recuperar para la ciudadanía. Se trataría, en suma, de «refundar la UE«.
 
Pero haciendo esto, el PIE oculta a los trabajadores europeos el verdadero carácter de la Unión Europea y le ayuda a contrarrestar la legítima carga de odio que se extiende imparable entre las masas trabajadoras del continente contra esta máquina de guerra del capital financiero. Y cierra, al mismo tiempo, toda perspectiva de otra Europa alternativa a la del gran capital.

Pero no estamos ante un problema ideológico sino ante un problema muy práctico, ya que «refundar la UE» implica aceptar sus reglas y sus límites y eso significa lisa y llanamente que hay que eliminar del programa toda reivindicación rupturista que cuestione los Tratados. Es por eso que renuncian a algo tan elemental como la suspensión del pago de la deuda pública, mientras se hace una auditoría pública y rigurosa de cómo se ha contraído y de sus responsables y beneficiarios. Esta medida tan básica para detener los recortes y resguardar los servicios públicos, es sustituida por la “restructuración de la deuda”, es decir, seguir pagando a los banqueros acreedores.

Por las mismas razones, también renuncian a la expropiación de los bancos y a la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía, reduciendo sus reivindicaciones a algo tan difuso como su «democratización«, «transparencia» o «control público». Con respecto a la dictadura que la banca alemana y europea ejercen a través al Banco Central Europeo (BCE), se limitan a exigir «mecanismos de control democrático y parlamentario” para así supeditarlo a las autoridades políticas, las mismas autoridades -decimos nosotros- que designan a personajes de los círculos de la gran banca privada para las altas jerarquías del BCE.

El PIE sabe, además, que reivindicaciones que incluye en su programa, como poner fin a los recortes o echar atrás las contrarreformas laborales o de las pensiones públicas, que han sido expresamente impuestas por la Troika, son imposibles en el marco de la UE y exigen romper con ella. Es algo que puede verlo todo el mundo. Pero el PIE es  incapaz de concebir una Europa que rompa con el capital.

Es un verdadero drama que esta política de la izquierda oficial permita que la extrema derecha y el fascismo ymovimientos populistasy reaccionarios (como Grillo en Italia)saquen provecho político del odio legítimo de las masas populares a la UE y sus políticas, mientras azuzan el racismo y la xenofobia para enfrentarnos a los trabajadores entre nosotros, en beneficio de un sector de capitalistas.
 
Estas elecciones ponen en candelero el problema de la reforma o la ruptura con la UE, en el que no caben las medias tintas. Aplicar un programa de salida de la crisis a favor de los trabajadores es radicalmente incompatible con la permanencia en la UE. Defender un programa así exige, en los países centrales, denunciar los Tratados y exigir la disolución de la UE. Y en los países sometidos de la periferia, dejar de pagar la deuda y romper con la UE.

Es lucha no es de cada país por separado. No hay salidas nacionalistas país a país. Este no es el campo de la clase obrera. La lucha es única, común, de toda la clase trabajadora del continente para detener los planes de austeridad y las contrarreformas, derrotar el ajuste estructural en curso, quebrar el dominio del capital financiero y abrir la vía a la creación de Gobiernos de los Trabajadores y a una Europa de los Trabajadores y los Pueblos, que sea la expresión de la unión libre y voluntaria de los Estados socialistas de Europa.


Un programa de clase e internacionalista

Las elecciones europeas deben servir para avanzar en la construcción de un polo clasista,  revolucionario e internacionalista.

La clase obrera de los países imperialistas centrales, sometida al chantaje de las deslocalizaciones, se halla ante el falso dilema de rebajar sus salarios y condiciones de existencia o irse al paro. Mientras, los gobiernos de la periferia someten a los trabajadores a una carrera hacia al abismo: cuanto más profunda es la bajada de los salarios y el retroceso social, más “competitivo” es el país para atraer a las empresas que deslocalizan en otros lados. En este partido, solo gana la burguesía imperialista. Los intereses de los trabajadores como clase solo pueden ser ejercidos unidos y en una lucha internacional. El ensayo de Huelga General europea en 14N demostró que la unidad internacional es posible y necesaria para luchar contra el ajuste, los gobiernos que lo aplican y la UE que lo dirige.

No hay forma de romper con el espiral de recortes, rebajas salariales y contrarreformas y de acabar con el paro, sin cuestionar las necesidades más profundas del capital imperialista y la división del trabajo que impone en el continente, en definitiva, sin acabar con la UE, sea enfrentando al propio imperialismo o sea luchando contra él en la periferia. He aquí algunas de las medidas que consideramos necesarias:

¡Alto a los recortes y privatizaciones! Reversión de los derechos arrebatados y de los servicios públicos privatizados. ¡Contra el pago de la deuda pública! que es el principal instrumento de sumisión de los Estados. Los déficits con los que los gobiernos justifican los recortes no son sino el instrumento para expropiarlos presupuesto públicos al servicio de asegurarlos beneficios de los bancos acreedores, que se lucran del parasitismo y la especulación. Prisión  y expropiación de los bienes de los corruptos.

Expropiación de los bancos y su unificación para centralizar el crédito en beneficio de la reorganización de la economía, garantizando los depósitos de los pequeños ahorradores. Control de los movimientos de capitales y monopolio del comercio exterior. Moratoria de la deuda de los trabajadores, campesinos y pequeños empresarios que están en el paro o en la ruina.

Derogar las contrarreformas laborales aprobadas para facilitar los despidos y recortes salariales y para  quebrar la negociación colectiva. ¡Es posible acabar con el paro, repartiendo el trabajo entre todos, sin recortar los salarios! Hace falta un amplio plan de obras públicas, sociales y ecológicas para crear empleo. Y estatizar las ramas y empresas estratégicas, bajo control de los trabajadores, reorganizando la economía y reabriendo empresas cerradas.

¡Abajo los contratos-basura! Por el derecho de la juventud al trabajo: ¡No a la “doble escala” de los salarios! ¡No a la precarización de los contractos y la rebaja salarial! Por una jornada de 6 horas para los trabajadores estudiantes.
 
¡Luchemos contra la violencia machista! Por el derecho de la mujer a disponer de su propio cuerpo. No a la desigualdad salarial: a trabajo igual, salario igual. No a los recortes, más plazas en las guarderías. Contra toda opresión al colectivo LGTBI

¡Contra la xenofobia y el racismo! Abolición de la directiva de la vergüenza y de las leyes de extranjería. Desmantelamiento de los centros de “detención” de inmigrantes. Igualdad de derechos salariales, sindicales y políticos. Defensa de los trabajadores inmigrantes frente a la extrema derecha y fascistas (Front National, Wilders, UKIP en Inglaterra, Aurora Dorada…)

El medio ambiente está siendo sistemáticamente agredido, en la periferia y en los países del Norte. Es, junto a los derechos laborales y sociales,  el otro gran afectado de la crisis capitalista. Su defensa es una tarea fundamental de la clase trabajadora.

El surgimiento de gobiernos técnicos, la progresiva autonomía de los gobiernos respecto a las mayorías parlamentarias o su desprecio a las normas de un régimen parlamentario ya abundantemente carcomido,  son síntomas de una deriva autoritaria, que se acompaña de alarmantes actuaciones como la intervención de la huelga de los trabajadores del metro de Atenas, los recortes al derecho de representación sindical en las empresas italianas o el proyecto de ley de seguridad ciudadana español que criminaliza las protestas sociales. La defensa de los derechos democráticos se ha convertido en una tarea esencial. ¡Abajo todas las medidas contra la libertad de expresión, el derecho de organización y la libertad de manifestación!

Hay que hacer una mención especial a la defensa del derecho de las nacionalidades oprimidas a la autodeterminación, una reivindicación de máxima actualidad en el Estado español, como consecuencia de la exigencia de una amplia mayoría de catalanes a realizar un referéndum para decidir sus relaciones con España.
 
La UE no sólo somete a los países de su periferia en el Este y en el Sur, sino que constituye un valioso instrumento diplomático de las grandes potencias europeas para defender sus intereses comerciales y geopolíticos en el mundo. Su actuación en Afganistán, Líbano o Palestina, su vergonzosa complicidad con la dictadura genocida de Al Assad en Siria, su política anexionista hacia Ucrania, los tratados de libre comercio con países africanos o latinoamericanos o las intervenciones colonialistas francesas en África, definen una política imperialista de rapiña, siempre a la sombra de EEUU. El desmantelamiento de las bases americanas en Europa, la salida de la OTAN y la retirada de todas las tropas en el exterior es una exigencia inmediata.

MAS (Movimento Alternativa Socialista – Portugal)
PdAC (Partito di Alternativa Comunista – Italia)
Corriente Roja (Estado Español)
LCT (Ligue Communiste des Travailleurs – Belgique)
ISL (International Socialist League – England

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