De la burocracia de Moscú a la burguesía compradora de Ramallah.
Por: Tamer Khorma
Luego de decidir vivir a la sombra de la derecha palestina y limitarse a cumplir el papel de mediación entre Fatah y Hamas en busca de una “alianza política” con una autoridad formal bajo la sombra de la ocupación, la izquierda palestina no consiguió siquiera formar una lista electoral unificada para concurrir a las próximas elecciones legislativas que deberían ocurrir el 22 de mayo de 2021[1].
La unidad de la izquierda palestina fue y aún es un sueño utópico que no puede concretarse por razones ideológicas, organizativas y políticas, muchas de las cuales están relacionadas con factores subjetivos y no con factores objetivos. Es necesario llamar las cosas por su nombre, sin ninguna diplomacia política. En suma, la izquierda palestina no consiguió concretar el proyecto revolucionario que clamaba por la transformación de las capitales de Medio Oriente ¡en Hanois árabes![2]
Primero, la izquierda palestina abandonó la perspectiva de la violencia revolucionaria; después, aceptó el liderazgo de la clase que hace mucho describiera como la “burguesía compradora palestina”[3], y, entonces abrazó en la práctica la ilusión de “solución de los dos Estados”. Ahora, la izquierda está lejos de la posibilidad de formar una dirección revolucionaria que conduzca a las masas palestinas sobre base del principio de revolución permanente. Hoy, esta izquierda registra un fracaso más, esta vez en la gestión del juego político “pacífico”, de acuerdo con las propias reglas que la derecha acumuló, ¡desde el programa de los diez puntos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) al célebre acuerdo de Oslo![4] ¡Las causas del fracaso son múltiples y acumulativas, pero parten de una base teórica representada por el pragmatismo burocrático!
La maldición del estalinismo
La “edad de oro” de la izquierda palestina ocurrió en la década de 1970 cuando el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) levantó el eslogan “Perseguir al enemigo en todas partes”, para más tarde abandonarlo en respuesta a los dictámenes de la burocracia estalinista de Moscú y a las presiones de la derecha palestina y de los reaccionarios árabes. Había también el crecimiento de una corriente interna pragmática que se contentaba con ser la “segunda fracción” más importante de la OLP, y que se aproximaba de la Unión Soviética, que defendía que la etapa de la liberación nacional debería ser conducida por la “burguesía nacional”.
No obstante, el dilema tiene raíces más profundas y anteriores a las rupturas del Frente Democrático por la Liberación de Palestina (FDLP), del “FPLP-Comando General” y demás escisiones subsecuentes que llevaron a la formación de organizaciones momentáneas como el “Frente Popular Revolucionario (Maoísta)”, entre otros.
La tragedia, francamente, tiene sus raíces profundas en la izquierda palestina desde el primer momento en que esta importó la solución soviética en su versión estalinista en la fundación del Partido Comunista Palestino (PCP), actual Partido del Pueblo (PP).
El marxismo distorsionado de la Unión Soviética, que testimoniara una reversión masiva de los principios leninistas en las manos de Joseph Stalin, llevó a la burocracia soviética a ser la primera en reconocer la entidad sionista como un “Estado”. Con el pasar de los años, las batallas ideológicas de la izquierda palestina dieron lugar a una forma de realismo vulgar que visa elaborar teorías a partir de los intereses políticos de corto plazo, y colocar las “tácticas” antes de la estrategia, incluso si son incompatibles.
Muchos miembros del PCP creían en la ilusoria alianza de clase con el proletariado aristocrático representado por la clase trabajadora judaica, cuyos intereses eran garantizados por la ocupación sionista. Con ese abordaje era imposible para el PCP formar una dirección revolucionaria de las masas palestinas. Después del fracaso de esa política, el PCP se alió a la izquierda en defensa de la lucha armada como punta de lanza contra el proyecto sionista. En aquel momento, el FPLP podría haber dirigido el proyecto de liberación nacional, si no hubiese sido por las catastróficas rupturas que lo dividieron y la constante confusión entre la tentativa de adoptar un abordaje marxista-leninista junto con el legado histórico del movimiento nacionalista árabe.
Por su parte, el FDLP levantó un eslogan: “quien cambió, cambió”[5], anunciando su disidencia y su adhesión total al marxismo. No obstante, solo adoptó explícitamente una versión más distorsionada de la visión soviética, un abordaje ideológico regido por el interés propio, basado en el pragmatismo extremista, que lo llevó más tarde a presentar la propuesta de “solución provisoria”[6], cuyos terribles resultados asistimos hasta hoy.
Del estalinismo al maoísmo, al flirteo con los sueños guevaristas, la izquierda palestina continuó moviéndose de una tutela internacional a otra, sin ser capaz de aplicar el marxismo y presentar una concepción científica de la cuestión nacional árabe sin caer en el chovinismo ni abandonar el materialismo dialéctico. A pesar de que los teóricos de sus círculos ideológicos realizaron tremendos esfuerzos intelectuales en ese campo, el monopolio de la voluntad política, controlado por la burocracia partidaria, impedía que la alternancia teórica se desarrollase y tuviese su traducción en práctica.
Realismo vulgar
La ausencia de una concepción teórica que haga la “digestión” del marxismo entre los palestinos y conduzca a la formulación de un programa político revolucionario unificado, imposibilita a la izquierda formar un frente capaz de liderar el proyecto de liberación palestina.
Pero, francamente, el fracaso en presentar tal visión no se debe a un déficit intelectual o a debilidad teórica sino a razones políticas pragmáticas, cuyo resultado fue la formulación de interpretaciones justificativas que sirven a objetivos organizativos o maniobras tácticas.
Cuando la derecha palestina introdujo el principio de “palestinización” de la revolución, el eslogan de la “unidad nacional” fue puesto por encima de cualquier consideración. Sacrificar los principios intelectuales se tornó razonable a fin de preservar la unidad del “hogar palestino” (con el FPLP como ala izquierda unida a Fatah en la misma organización). Sería apenas un eslogan bonito y utópico si de hecho no significase la unidad de los dirigentes partidarios sobre bases puramente representativas, y no la unidad de las masas palestinas y sus fracciones populares sobre la base de un verdadero proyecto revolucionario de liberación.
Y, así, la derecha palestina continuó liderando la OLP hasta que esta tuvo su estatuto desfigurado a partir del reconocimiento de la entidad sionista como un Estado. La izquierda palestina (parte de la cual redactó los primeros documentos de cesión de la tierra histórica de Palestina, y la otra parte que se convenció de que bastaba ser la segunda fracción de la organización, apostando a la unidad en detrimento de su propuesta revolucionaria), se colocó casi afuera de los círculos de decisión desde que el poder fue sustraído de aquella organización abandonada.
Entre el utopismo de la “unidad” y el pragmatismo de la representación organizativa, la izquierda palestina aún se contenta con desempeñar su papel secundario en la ecuación política, y las diferencias entre las varias organizaciones de izquierda aún se traducen en alianzas distintas y temporarias. Si el FPLP tiene a Hamas, el FDLP va a correr junto con el Partido del Pueblo a flirtear con Fatah. No obstante, las razones fundamentales para esas divergencias dentro de la izquierda palestina están lejos de ser descritas como ideológicas, especialmente porque el marxismo y su abordaje dialéctico son hoy la última preocupación de sus dirigentes, que se alimentan de lo que resta del legado histórico de sus organizaciones.
La ausencia de una práctica verdadera del principio de “crítica y autocrítica” y el monopolio de la burocracia partidaria en cuanto a los puestos de toma de decisión en los varios partidos de izquierda, cuyas bases organizativas fueron construidas de acuerdo con los principios estalinistas, fueron los factores decisivos para el envejecimiento de esta izquierda que es guiada por el “realismo” de rendirse al statu quo en lugar de buscar el cambio revolucionario.
La farsa del pecado
Cuando la izquierda palestina izó la bandera de la lucha armada, consiguió dirigir a las masas de acuerdo con su abordaje ideológico y hasta contribuyó a difundir el Abecé de la causa palestina en todo el mundo.
Cuando la Resistencia Islámica respondió al proyecto de liquidación de Oslo con sus operaciones de yihad, también fue capaz de reunir amplias masas a su alrededor. Antes de eso, el partido Fatah, que levantó el slogan “el primer tiro”[7], consiguió ser el principal partido en la arena palestina. ¡Es solo la lucha lo que une a las masas palestinas, y las hace alinearse atrás de cualquier organización que luche por su clase y sus intereses nacionales, independientemente de la terminología ideológica que escoja en sus discursos!
Bajo la óptica marxista, la izquierda palestina, si aún creyese en sus ideales pasados, sabe perfectamente que la burguesía “compradora” está representada por la Autoridad Nacional Palestina y sus socios, y que la izquierda palestina aceptó trabajar bajo su comando, y siendo su sombra no puede de forma alguna liderar un proyecto de liberación.
La burguesía palestina abandonó hace décadas ese papel histórico y sus intereses se tornaron total y directamente ligados a los intereses de la ocupación sionista. ¿La esperanza de liberación permanecerá dependiente de eso? ¿O, incluso los líderes de la izquierda palestina están defendiendo los intereses de la clase burguesa “vacilante” de quien supuestamente tal izquierda se encuentra separada?
Concurrir a las elecciones fue un pecado desde el inicio, pero ese pecado en verdad se tornó una farsa cuando la izquierda palestina, después de abandonar sus ideales revolucionarios, no consiguió siquiera formar una lista pragmática.
Abandonando la lucha armada y combatiendo a Fatah en estructuras de poder que sirven solo a la ocupación sionista y sus objetivos, Hamas se juntará a él si insiste en sus maniobras políticas, y la izquierda se aprisionará en luchas secundarias que no sirven ni siquiera a sus objetivos organizativos. La revolución es la señal esencial que permite dirigir a las masas palestinas.
Resumiendo, ¡la cuestión es que el sueño palestino no puede ser reducido a un remiendo de Estado, ni siquiera a un Estado![8] El proyecto palestino fue, es y continuará siendo la liberación de todo el territorio nacional palestino y la erradicación del sionismo de esta tierra que va del Mediterráneo al río Jordán, considerando la entidad sionista como el brazo del imperialismo en la región. Eso es lo que la izquierda siempre defendió. Entonces, ¿cómo puede cambiar su causa en lugar de desalojar a la vieja dirección?
Notas de traducción:
[1] Las elecciones fueron postergadas por la Autoridad Palestina bajo alegación de que los electores de Al Quds/Jerusalén Oriental no podrían votar, pero la verdadera cuestión es la probable derrota electoral de la lista del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas.
[2] Hanoi era la capital de Vietnam de Norte, que enfrentó y derrotó militarmente a los Estados Unidos sirviendo de ejemplo para revolucionarios de todo el mundo.
[3] Burguesía compradora es la burguesía nacional que colabora con el imperialismo o con la ocupación sionista. El estalinismo, desde los años 1930, defendió la alianza con sectores burgueses antiimperialistas o democráticos, rechazando a aquellos sectores burgueses que consideraba colaboracionistas.
[4] En 1974, la OLP votó el programa de diez puntos que apuntaba a un autogobierno en tierras palestinas liberadas y señalaba hacia el reconocimiento del Estado Sionista que resultaría en los Acuerdos de Oslo de 1993.
[5] Se trata de una crítica al FPLP por no adherir integralmente al marxismo.
[6] Se trata de la propuesta presentada en 1971, precursora del programa de diez puntos.
[7] Se trata de la defensa de la lucha armada para la liberación de Palestina, o sea, el primer tiro contra la ocupación sionista.
[8] El Estado en cuestión es un Estado Palestino en las fronteras de 1967.
Artículo publicado originalmente en árabe el 28 de abril de 2021, en la website https://www.alaraby.co.uk/
Traducción del portugués: Natalia Estrada.