Tres años de heroica resistencia a la invasión de Putin

Por Tarás Shevchuk
El 24 de febrero se cumplen 3 años de la invasión y ocupación a gran escala de nuestro territorio. Tres años de bombardeos constantes, destrucción de muchas ciudades; de torturas y asesinatos sumarios de combatientes ucranianos capturados prisioneros por las tropas rusas. De decenas de miles de muertos civiles y el secuestro de casi 100 mil niños llevados a Rusia para su “reeducación”. Los crímenes de guerra de Putin son una réplica aumentada de los crímenes cometidos por los ocupantes nazis enviados por Hitler entre 1941-1944. Un exterminio que tiene su gemelo en el genocidio sionista en Gaza. ¡Los pueblos del mundo no deben olvidar estos crímenes contra la humanidad y exigir el castigo a estos criminales de guerra como Putin y Netanyahu!
La agresión comenzó en el 2014

Esta agresión imperialista comenzó mucho antes de febrero del 2022. Comenzó como respuesta contrarrevolucionaria al triunfo de la inmensa rebelión popular, que derrocó al presidente Yanukovich en febrero de 2014. El primer episodio fue la anexión forzosa de Crimea en marzo de 2014 –camuflada con un supuesto referéndum bajo la mira de los fusiles de los paramilitares del FSB ruso– y el comienzo de la invasión al Donbáss en abril de 2014 –encubierta con la farsa de las autoproclamadas “repúblicas populares” de Luhansk y Donetsk–.
¿Y cuál fue la reacción de las llamadas, “potencias democráticas occidentales” en aquel momento? ¡Sólo expresar hipócritas «profundas preocupaciones”! Sin embargo, aquel 24 de marzo, después de la anexión, Merkel, Canciller alemana, siguió conversando por teléfono con Putin para “analizar el status de Crimea”, antes de la reunión del G-7. Y así, continuaron hasta ahora. ¡E incluso aumentaron sus compras de gas y petróleo baratos de Rusia, aún después de la actual invasión!
En el 2015, Merkel y Macrón organizaron otra farsa, cuyo formato era de ellos dos más Putin y Poroshenko, el entonces presidente de Ucrania, llamada “Negociaciones de Minsk”. Poroshenko –oligarca conocido como el “rey del chocolate” por su famosa empresa internacional de golosinas–, fue un verdadero traidor a la soberanía ucraniana, actuando como cómplice pasivo, mientras Putin enviaba trenes cargados de armas al Donbass –a través de territorio ucraniano– bajo la apariencia de “convoyes humanitarios”. Y mantuvo funcionando sus fábricas en la región rusa de Lipetsk durante todos esos años de agresión a Ucrania.
Desde entonces, miles de combatientes han muerto defendiendo la soberanía ucraniana en el Donbass. Sin embargo, el gobierno de Poroshenko, y también el actual, nunca han tenido una política dirigida a proteger verdaderamente la independencia nacional, contrarrestando la masiva agresión y el saqueo. Al contrario, favorecieron la entrega al capital internacional, incluido al imperialismo ruso.
La invasión en gran escala en febrero de 2022
Alentado por la inacción del imperialismo “Occidental” y la cobardía de los gobernantes ucranianos, en el 2022 Putin decidió que su “segundo ejército más poderoso del mundo” sería capaz de “tomar Kiev en tres días”, derrocar al gobierno y reponer en su lugar a su títere –el expresidente Víctor Yanukovich, depuesto en 2014 por la rebelión popular del Maidán. ¡Lo único que la Casa Blanca ofreció en ese momento al actual presidente, fue huir al extranjero “mientras no sea tarde”, en un avión de su Air Force!
Sin embargo, la energía revolucionaria del Maidán –latente entre las masas a pesar de los desvíos reaccionarios y falsas alternativas electorales– estalló como un torrente imparable de patriotismo para resistir a los invasores desde la frontera con Bielarús al norte, en la región de Kiev. Había diez voluntarios para cada arma. ¡Hombres, también mujeres de todas las edades, y hasta adolescentes menores de 18 años pugnaban por obtener armas e ir al combate!
Así fue como, a pesar del escaso y rudimentario armamento y con la sola comunicación de celulares, el heroísmo ucraniano obligó a las hordas de Putin a retirarse hacia el norte. Esas fuerzas especiales y paracaidistas rusosdejaron un tendal de equipos bélicos en el camino de huida. Pero también dejaron a su paso el horror. Con habitantes pacíficos asesinados con las manos atadas a la espalda en las zonas que habían ocupado, como Bucha o Irpin. Estas aberraciones quedarán como testimonio objetivo del carácter genocida de la agresión putinista.
Fue gracias al sacrificio de la gente común que el presidente no tuvo que huir. Cualquiera que sea el resultado de esta guerra y sus consecuencias políticas, la hazaña del pueblo ucraniano, que hizo todo lo posible para expulsar a los invasores y salvar Kiev, permanecerá en la memoria del mundo entero.
Desde el primer día y los meses siguientes, centenas de miles de trabajadores comunes se enrolaron como voluntarios. Antes de la invasión el ejército tenía 50 mil efectivos mal entrenados. En esos meses a lo largo del 2022 llegó a 450 mil efectivos. Además hubo un auge de las donaciones populares –en todos supermercados o negocios había alcancías para colectar fondos para las FDU, Fuerzas de Defensa de Ucrania– para la compra de equipos y armas. Se organizaron miles de talleres de confección de uniformes y redes de camuflaje. Y lo más importante: el desarrollo de las Defensas Territoriales, TRO, que han demostrado ser la más eficaz de todas las iniciativas de defensa en el país. Surgió como una verdadera autoorganización de las masas para la lucha.
Sin embargo, esta afluencia masiva de combatientes de las clases explotadas, que se armaron y empezaron a foguearse en combate y eran potencialmente capaces de derrotar la agresión de una de las mayores máquinas militares, despertó desconfianza y temor entre los propios imperialistas occidentales, que supuestamente «apoyan la causa ucraniana». Y comenzaron a presionar con sus guionistas especialistas en geopolítica. Este perverso coro fue encabezado por el decrépito ideólogo imperialista –ahora fallecido– Henry Kissinger, ex Secretario de Estado de los EE.UU. bajo el gobierno de Nixon, quien, después del colapso de la URSS, argumentó públicamente que «El orden mundial tácitamente aceptado por las grandes potencias es legítimo».
Después de la ocupación de Crimea por parte de Moscú en 2014 y su intervención armada para profundizar el conflicto separatista en el Donbáss, Kissinger siguió considerando a Ucrania como parte de la esfera de intereses de Rusia. Visitó Moscú en 2017. Se convirtió en un apologista del imperialismo moscovita, reconociendo que Rusia, como gran potencia tiene legítimo derecho a dominar su «esfera de influencia», despreciando –como buen imperialista– los intereses y aspiraciones de las naciones en desarrollo, no sólo en la ex-URSS, sino en todo el mundo.
En un comentario para The Washington Post, menos de un mes después de la anexión de Crimea por parte de Moscú, Kissinger declaró: «Para Rusia, Ucrania nunca puede ser simplemente un país extranjero». Hizo un llamamiento a los “líderes ucranianos más sabios” para que “elijan una política de reconciliación entre las diferentes partes de su país”… Y todos estos tres años estas ideas fueron adoptadas como directrices por el director de la CIA, Bill Burns, y el asesor de seguridad nacional, Jack Sullivan de la administración de Joe Biden. A pesar de que, según la ocasión, mostraran “otra cara” a través del canciller Antony Blinken.
La “solución final” que propone Trump

No debe sorprender que Trump, con su estilo estrepitoso y brutal, en esencia continúe en la misma línea Kissinger, buscando acuerdos con Putin a espaldas de Ucrania. Y para el títere Zelensky el mensaje de Trump es “Ya le buscaremos un lugar en la mesa”. ¡Pero nadie pregunta al pueblo ucraniano, el legítimo interlocutor! ¡Y, especialmente, a la resistencia ucraniana y a la clase obrera que es su columna vertebral!
En esas negociaciones no figura ni por asomo responder a la justa causa de la integridad territorial de Ucrania. ¡No, qué va! Ya lo dijo con desparpajo en Varsovia el nuevo Secretario de Defensa, Pete Hegseth: “Para Ucrania es muy poco realista tener como objetivo recuperar todos los territorios ocupados por Rusia”.
El objetivo de Trump, como verdadero “buitre”, es aprovechar la coyuntura en que se ralentiza la ofensiva rusa en todos los frentes, con el agotamiento de sus tropas, blindados y equipos bélicos,con el fracaso hasta ahora de la intervención de las tropas norcoreanas. Es decir, aprovechar cuando se evidencia la fragilidad de la economía rusa y el debilitamiento del régimen para acordar con Putin una “tregua”, que le permita la colonización de Ucrania a ambos lados de la ocupación rusa por parte de corporaciones yanquis y buscando también comprometer la futura cooperación con las corporaciones rusas.
Veamos en concreto el ejemplo de las tan mentadas reservas de metales estratégicos en territorio ucraniano, llamados “tierras raras”. Ya se difundió en todo el mundo el ultimátum de Trump a Ucrania: “Acceso irrestricto a esas reservas a cambio de reanudar el envío de nuevos armamentos”. Zelensky ya entregó su respuesta de entrega por escrito. Pero lo que no se difunde tanto es que casi 40% de esas reservas se encuentran en territorio ocupado por Rusia. ¿Con quién lo negociará Trump para evitar que se lo lleve China?
La OTAN y la UE desnudan su crisis y su esencia imperialista

Las conversaciones telefónicas y propuestas de Trump a Putin, anunciando luego “que se comprometieron a trabajar juntos” al margen de la UE y los restantes miembros de la OTAN han producido una gran crisis entre el imperialismo europeo. También las estruendosas declaraciones de sus enviados, como Pete Hegseth en la reunión de la OTAN: “No vemos que haya un lugar para Ucrania en la alianza”. Ante eso, la respuesta de Zelensky fueron lastimeras súplicas, respecto a “contar con garantías de seguridad antes de ir a negociar con Putin”. Y además propuso formar con los imperialismos europeos un ejército conjunto para garantizar la seguridad continental. Por otra parte JD Vance, el vice de Trump cargó con todo en apoyo a los partidos de la ultraderecha europea en vísperas electorales e hizo responsables a los actuales principales gobiernos europeos de “no poder responder a las amenazas de afuera que no son tan grandes como las de adentro”, apuntando a las olas migratorias.
En resumen: crisis e impotencia del bloque imperialista de la UE y agudas contradicciones que paralizan a la OTAN.
Esto demuestra que depositar las esperanzas en las “garantías de seguridad” a través de la pertenencia a la OTAN o a través de desplazar tropas imperialistas europeas al territorio ucraniano, como reclama desde hace tiempo Zelensky, es una utopía reaccionaria, que repudiamos, porque agudiza la subordinación colonial de Ucrania a los diversos imperialismos.
¡Al fin y al cabo, fue el pueblo trabajador armado el que “garantizó la seguridad” expulsando a las hordas rusas de la región de Kiev! No fue la OTAN imperialista!
La seguridad de Ucrania está amenazada por su propia oligarquía
El pueblo ucraniano es cada vez más consciente de que el punto más vulnerable del país ha sido y sigue siendo la política del actual gobierno de Kiev. Al principio, muchos de los aliados y agentes del imperialismo ruso –como el oligarca Medvedchuk, compadre de Putin–, todavía estaban enquistados en el régimen y tenían una influencia significativa sobre las decisiones del gobierno. Muchos, no todos, ya fueron purgados. Pero todas las «instituciones» de poder, que representan los intereses de los grandes oligarcas, del capital local y las corporaciones extranjeras, no han puesto ni pondrán la economía al servicio de la defensa nacional y de los intereses sociales de los trabajadores.
• ¡Es por esto que el país se ve obligado a endeudarse con los prestamistas del FMI y obedecer sus dictados!
• Por eso venden las mejores tierras fértiles y minerales, como el titanio, a corporaciones extranjeras. ¡Y ahora a Trump también las “tierras raras” a cambio de armas indispensables!
• ¡Por eso, cuando el país está en plena guerra, las fábricas de acero se paralizan y la desigualdad social empeora!
• ¡Por eso, durante esta guerra en el 2023, el oligarca Kolomoisky –aun estando preso por sus múltiples delitos– vendió su parte de la planta minera y metalúrgica KZRK, en Krivyi Rih al famoso oligarca ruso Voievodin! Y eso llevó a una parálisis de la empresa y a miles de obreros a una crisis de subsistencia.
• ¡Es por eso que, después de tres años de invasión, la producción de municiones aún no está adecuadamente desarrollada y los esfuerzos no se centran en la producción en masa de drones!
• Por esa composición oligárquica de la Rada (Parlamento unicameral) es que adoptó leyes de reclutamiento con la formación de Centros de Reclutamiento Territorial, TZK, que está causando irritación y violentos conflictos con su actuación compulsiva hacia los sectores explotados y pobres y exceptuando a los ricos que pagan excepciones.
La seguridad de Ucrania será garantizada por su propia soberanía.
Ucrania merece lograr la liberación nacional y una verdadera independencia. A pesar del cansancio de la clase obrera y el pueblo ucraniano por el sacrificio de tres años de guerra en gran escala, a pesar de los crecientes agravios de su propio gobierno que han erosionado la masiva voluntad inicial, siguen resistiendo estoicamente. Se han logrado más avances en territorio de Kursk y ahora en Briansk y se ha obligado retroceder a los ocupantes en algunos puntos clave del territorio de Donbass.
Las brigadas encargadas de la guerra de drones, están haciendo historia, llegando a golpear a objetivos militares a cientos de kilómetros dentro de territorio ruso. Se ha logrado destruir importantes partes de refinerías y bases de abastecimiento y puntos de comando de las tropas rusas. Por otra parte, hay que destacar que la “partisanshina”, el movimiento de resistencia partisano sigue actuando en los territorios ocupados, castigando a los colaboracionistas, actos de sabotaje y manteniendo informada a la inteligencia ucraniana sobre la ubicación y desplazamiento de tropas rusas. Y ese movimiento crecería exponencialmente en caso de capitulación del gobierno respecto a esos territorios. Por esto estamos convencidos de la capacidad militar para superar los obstáculos en esta guerra.
Los grandes obstáculos están en el terreno político e internacional. Para lograrlo, el pueblo trabajador ucraniano necesita lograr su liberación social. Y para ello necesitamos una organización política independiente de la clase obrera. En ese esfuerzo estamos empeñados desde la LIT-CI, impulsando con todas nuestras modestas fuerzas la única garantía confiable: la solidaridad de la clase obrera internacional y los pueblos oprimidos del mundo