¡Trabajadoras y trabajadores migrantes del mundo unidos!

Por Izleño Pipil (PT – El Salvador)
Una de las principales promesas de campaña de Donald Trump, y por la cual gano la presidencia de los EE-UU fue imponer deportaciones masivas de migrantes indeseados en ese país. En los primeros 100 días de su mandato ha lanzado una guerra frontal contra lo que él llama una «invasión extranjera». Esa misma política ha hecho eco en otros países donde gobiernos de extrema derecha se han hecho con el poder. Las condiciones de pobreza animan a la clase trabajadora mundial a desplazarse a los polos económicos de poder, la elite mundial le teme y cierra filas.
El número de migrantes alrededor del mundo es de aproximadamente 304 millones, cifra que casi se ha duplicado desde 1990.Entre la lista de países a nivel mundial con más migrantes se encuentra EE.UU. con una cantidad un poco mayor de los 50 millones de inmigrantes; país en el cual hoy por hoy alrededor de 2.5 millones de salvadoreños residen y vende su fuerza de trabajo.
Al analizar el fenómeno migratorio vemos que la tendencia de desplazamiento casi natural es de la periferia hacia el centro; es decir de los países más pobres hacia los países más ricos.
Desde hace ya más de una década las migraciones masivas tanto hacia las regiones europeas como hacia los EE.UU. se han incrementado exponencialmente. Ante esta ola migratoria los países europeos y los EE.UU. demandan más y mejores fronteras y deportaciones masivas; sin considerar que las causas de este fenómeno ha sido propiciado por ellos mismos.
La migración tanto voluntaria como involuntaria es el efecto de factores sociales, políticos, ambientales y económicos. Las intervenciones militares de países europeos y los EE-UU a países africanos y el saqueo inescrupuloso de sus riquezas; las intervenciones militares de EE-UU en América Latina, los bloqueos y la implementación de tratados económicos que favorecen única y exclusivamente a ellos son la verdadera causa del problema. Mientras estas condiciones persistan el fenómeno migratorio continuara, a si estos países imperiales no lo quieran.
Para los países del Norte el problema está determinado por el efecto en sí mismo, no por sus causas. Por lo tanto, la respuesta al problema es leyes anti-migrantes duras y xenofóbicas, más muros, y ahora cárceles internacionales para migrantes.
En este contexto muchos países de la región y de otros continentes han alzado la voz contra el atropello de sus compatriotas y contra la forma tan inhumana de cómo han sido tratados.
Mientras que por otro lado el gobierno de El Salvador, convertido en una dictadura revestida de democracia se ha encargado única y exclusivamente de ponerse al servicio del poder imperial, ofreciéndoles sus majestuosas paredes de concreto llamadas CECOT.
Bukele aprovechado su posición servil con la nueva administración estadounidense pudo haber hecho mucho para ayudar a nuestros compatriotas. Pudo haber pedido protección migratoria para un gran número de salvadoreños que residen en los EE-UU de manera irregular; de la misma manera pudo pedir la no imposición del impuesto a las remesas del 3.5%, puesto que un impuesto como este va a traer un impacto significativo en El Salvador ya que las remesas son una fuente importante de ingresos para muchas familias salvadoreñas. Sin embargo, su posición ha sido la de vasallo de los intereses estratégicos del imperialismo. ¡Nada para los migrantes salvadoreños, cárcel VIP a precios preferenciales!
En definitiva, ese fenómeno migratorio es el resultado de años de políticas intervencionistas y de explotación por parte de las potencias representantes del Capitalismo mundial. Necesitamos terminar de una vez por todas esta relación de centro y periferia que permite relaciones de desigualdad y que son la causante del fenómeno migratorio. Necesitamos sentar las bases para una nueva estructura económica que nos de oportunidades de desarrollarnos con dignidad e igualdad; y así las personas no tengan que salir de sus lugares de origen para construir su futuro. Para ello, es necesario la unificación de la clase trabajadora mundial. Solo en la medida de que las masas migrantes se den cuenta de su condición de clase y se organicen para disputar el poder a las elites nacionales, solo así podrá iniciar una cuenta regresiva a todo este fenómeno social.
Desde el PT El Salvador repudiamos las acciones servilistas del gobierno dictatorial de Nayib Bukele en contra de la dignidad de los migrantes salvadoreños y al mismo tiempo nos solidarizamos con los migrantes en general que representan la clase trabajadora mundial.
¡Migrantes del Mundo Unidos!