Testimonios de la intelectual cubana Alina López Hernández
De nuevo agradecida a cada persona, medio e instancia internacional que ha mostrado solidaridad y preocupación ante el hostigamiento que estoy sufriendo.
Explico a continuación lo ocurrido ayer, los pasos que di hoy y los que daré en los próximos días.
Ayer
Interceptaron el motor en que viajaba a una actividad de mi trabajo. Una joven sargento me dijo que debía acompañarla, pregunté la razón y dijo que le habían ordenado llevarme y que ella cumplía órdenes. Le dije que yo no era militar y no cumplía ordenes sino la ley, y que ella debía explicarme. Indagué si estaba detenida y me dijo que no. Entonces le expresé que voluntariamente no iba a montarme en el carro patrullero sin una razón, que si quería esposarme y llevarme por la fuerza, y creía que eso era correcto, que procediera a hacerlo. Debo decir que ella ni me rozó y se veía apenada. Me dijo que yo podía ser su mamá. Pregunté su edad y me dijo que tenía 22 años. Le dije que efectivamente podía, que mi hija menor tenía 23. Entonces llamó a otro carro. En él venía un mayor que me dijo que debía acompañarlos, que no iba en condición de detenida, sino que debía ser conducida debido una queja por desobediencia. Ante esa explicación monté en el patrullero y fuimos a la estación de la Playa.
Varios amigos presenciaron la detención y avisaron a mi familia.
La mayor parte de las más de doce horas que estuve detenida, las pasé sentada en una oficina con varias mujeres oficiales de la PNR. Fui amablemente tratada por ellas, me brindaron almuerzo y comida pero rehusé. Pedí que mi hija me trajera tabletas para el dolor de la ciatalgia y facilitaron eso. Las veces que quise ir al baño me llevaron. Debo decir que las condiciones constructivas y los muebles de la estación son pésimos.
Mi intercambio con autoridades se dividieron en tres momentos:
- Reunión con un teniente coronel de Seguridad del Estado, uniformado de verde olivo, y una instructora de Seguridad del Estado. Ella era joven y se alteraba con facilidad, gesticulaba, manoteaba y hacía muecas de desagrado. Su superior la mandó a salir a mitad de la conversación. Si quisieron usar la estrategia de policía bueno/policía malo no creo que lo hicieran bien.
Empezó por decirme que había incurrido en un delito de desobediencia al no adistir el día anterior a la entrevista. Le recordé que en noviembre del pasado año presenté una queja y solicité ante Fiscalía Provincial una acción de nulidad de procedimiento porque no pueden invocarse artículos de la Ley de procedimiento penal para obligarme a ir a una entrevista cuando no hay abierta una causa penal con número de expediente y denuncia previa de un delito. Le recordé que en aquel momento me habían anulado la citación porque la cédula citatoria carecía de esos datos, y que la que me presentaron el día 13 tampoco los reflejaba, de ahí que entendí que era una citación ilegal.
Dijo que yo tenía una interpretación de la ley incorrecta y respondí que no había nada que interpretar porque la letra de la Ley de procedimiento penal era muy clara.
Pretendió entonces convencerme de que yo no podía viajar al evento anual organizado por la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE), pues esa organización era rara, no era académica pues no radicaba en una universidad y que seguro pretendían «seminariarme».
Le dije que Seguridad del Estado debía estar mejor informada, que ASCE es una asociación academica respetable, con varias décadas de existencia, que incluye académicos de varios países, que no tiene carácter político ni recibe financiamiento del gobierno de Estados Unidos y cuya directiva se elige democráticamente entre los asociados. También sugerí que leyeran las ponencias presentadas en los eventos, que son publicadas todos los años y están en su sitio Web.
Hablamos mucho de política y nuestros puntos de vista eran contrarios. Le pregunté en varias ocasiones si tenía prohibido manifestarme, porque es un derecho establecido en la Constitución. Dijo que sí tenía derecho, pero que había que ajustarse a la ley. Respondí que la ley complementaria no la han aprobado ignorando el mandato constitucional. Insistió en que sí estaba aprobada, increíble la pésima preparación legal que demostró. Afirmó que debía pedir permiso para manifestarme y respondí que mi manifestación era individual, que no alteraba la dinámica del espacio público y por eso no requería solicitar permiso previo.
Tanto él como la instructora insistieron en que era posible que se me sumaran otras personas pues yo incitaba a ello. Les pedí pruebas de esa incitación y no respondieron.
El final de la conversación fue: «pues no nos entendemos», a lo que respondí que esa frase fue la que dijera Maceo a Martínez Campos en la reunión de Baraguá y que yo estaba de acuerdo con ella, pero que mi posición era la de Maceo al pensar que mendigar derechos era cosa de cobardes, frase que aparecía en el cartel que me fue incautado, incluso con la firma de un acta de «incautación de hallazgos».
«Pues por eso vas a dormir aquí y serás instruida de cargos por desobediencia». Le dije que si había cama, por mí sin problemas, y que esperaba por la instrucción.
Él manifestó que yo era una persona «difícil». En eso tuve que concordar, parece que para la Seguridad del Estado alguien que sepa defenderse y argumentar es difícil.
Me resultó paradójico que insistiera en que no tenía miedo. «Pues somos dos en esa misma situación», respondí.
2 Instrucción:
El instructor se presentó, siempre hubo una oficial sentada detrás de él. Me leyó una denuncia «por desobediencia» realizada por la capitana jefa de sector que fue a citarme.
A continuación me leyó los derechos que tenía, uno de ellos era que no estaba obligada a declarar sin presencia de mi abogado. Otro era que yo podía nombrar abogado, tener uno de oficio o representarme por mí misma. Le pregunté si yo podía defenderme por mí y dijo que sí. Entonces me comunicó que si yo me representaría podía tomarme declaración en ese momento, lo cual acepté. Pregunté si podía acceder a mi expediente cuando estuviera concluido, dijo que sí podía, aunque aclaró que no se autorizaba a sacar fotocopias y tomar fotos, solo tomar notas. Dije que me parecía bien y que ya que iba a dormir allí quería estudiarlo bien y tomar notas.
Realicé la declaración. La hizo manuscrita y me pidió leer y firmar. Le dije que la leería pero que solo firmaría un documento impreso. Leí, corregí algunos detalles y me brindé a corregir su ortografía que era muy mala. Rehusó y dijo que «la máquina lo haría», lo cual no pasó.
Pidió 20 minutos para volver y demoró varias horas. Al regresar traía el expediente, me senté y lo estudié con gran detalle. Allí descubrí las siguientes violaciones e incongruencias:
-Una denuncia de víctima de maltrato hecha por la sargento que pretendió conducirme sin explicación. Esa denuncia no me fue leída en el proceso de instrucción. Ella afirma que intenté escapar varias veces y que hice resistencia física al arresto. Su testigo es el chofer de la PNR que manejaba el patrullero. Ambas afirmaciones son falsas. La denuncia indica correctamente la hora a la que fui detenida: 9 y 10 am.
-Una orden de detención emitida contra mí a las 10 am debido a una denuncia por desobediencia.
-La denuncia contra mí por desobediencia realizada por la capitana y jefa de sector a las 10 y 21 am.
Me pareció estar en un remake de la película «Memento», cuya trama empieza a contarse desde el final: fui detenida 50 minutos antes de emitida la orden de detención, y la orden de detención por la denuncia fue emitida 21 minutos antes de que se hiciera la denuncia.
Creo que ese fue el instante de mayor indignación. Sentí que menospreciaban mi capacidad de análisis y le dije al instructor que era una chapucería que hasta un niño de primaria podía detectar. Le sugerí que se la llevara a todos los oficiales de SE que estaban reunidos como hormigas en una oficina y que habían montado sobre la marcha un caso para acusarme y atemorizarme. Se puso muy nervioso, recogió el expediente y me dijo que iba a consultar.
Dos horas más tarde regresó con dos hojas y dos noticias: «usted no se puede representar y se puede ir a su casa pero tiene una medida cautelar de reclusión domiciliaria». Le respondí que entre las quejas a Fiscalía estaría una denuncia contra él por haberme engañado en el proceso de instrucción y por tomar una declaración ilegal que viola mi derecho al debido proceso. Además, le planteé que no firmaría mi declaración porque, entre todas las violaciones, no se me dio a conocer los detalles de la denuncia por maltrato.
Le dije que no me iba a ir hasta que uno de los oficiales de SE no viniera a hablar conmigo.
3 Buscó a un oficial que se presentó como el mayor Antonio Rodríguez, aunque a mi hija le había dicho que se llamaba Alejandro. Dijo ser el oficial de SE que atiende a la estación de la PNR. Sorpresa: ¡¡hasta los policías tienen un «compañero que les atiende»¡¡
Le dije que el proceso contra mí era una farsa, que presentaría una denuncia por detención ilegal y múltiples violaciones del debido proceso. Me dijo que revisaría el expediente pero que ya estaba archivado a esa hora. También afirmó que tenían fundamentos que le permitía afirmar que ASCE era «una organización contrarrevolucionaria que preparaba un golpe de Estado en Cuba». Le sugerí tener mucho cuidado con afirmaciones falsas y le dije que citaría sus palabras en las redes al explicar lo ocurrido. Se puso un poco nervioso pero no se retractó.
Salí de la estación muy tarde y en medio de un apagón con mi hermana. Pedí ser trasladada a mi casa y se me dijo que no tenían carros. Alquilamos uno que nos quería cobrar 700 pesos pero logré regatearle hasta dejar en 550.
Hoy
Fui temprano a Fiscalía y ya me esperaban. Me atendieron los fiscales Alina y Emilio. Fue un trato exquisito, es justo reconocerlo. Expliqué en detalle todo, denuncié detención ilegal y múltiples violaciones en el proceso de instrucción de cargos.
Se redactó el acta, revisé y firmé.
Me aconsejaron nombrar inmediatamente un abogado, algo que también fue un pedido de varios amigos juristas y que haré. Dijeron que se ocuparían de investigar mi denuncia y revisar el expediente, y darían una respuesta lo más rápida posible.
Mañana veré a mi abogada.
El sábado iré a visitar la tumba de mi padre al cementerio de Cárdenas ya que el domingo día de los padres coincide con el 18, día en que realizo mi acción cívica mensual en el parque de la Libertad, aprovecharé entonces para hacer la manifestación.
Si SE manda a los oficiales de la PNR a detenerme ese día, quisiera pedirles que vayan a recogerme a la entrada de mi edificio, así me ahorro el motor. Tendré maletín preparado con todo para quedar detenida.