Solidaridad con la huelga de las trabajadoras textiles de Mahallah
Más de 20.000 trabajadores y trabajadoras de dos importantes empresas públicas de la industria textil egipcia están en huelga desde el 21 de octubre. Una de las empresas, la Misr Spinning and Weaving Company, en Mahallah, es la más grande del sector, con más de 17.000 trabajadores, 14.000 de los cuales secundan la huelga. La otra empresa paralizada es la Kafr al-Dawwar, que se sumó al movimiento el último domingo. Cerca de ocho mil empleadas cruzaron los brazos y pararon la actividad de las máquinas.
Por Gabriel Huland
Las trabajadoras protestan contra la negativa por parte de Sisi a conceder un bono salarial prometido en julio en valor del 10% de los salarios nominales. Las dos empresas se ubican en el Delta del Nilo, la zona más industrializada del país y escenario en los últimos años de varias protestas, sentadas y paros parciales que involucraron a miles de personas. La industria textil egipcia es una de las más importantes del país, junto a la del turismo, la metalurgia y los derivados del petróleo. Las trabajadoras del sector textil han sido la vanguardia del movimiento obrero del país en el último periodo, manteniendo viva la llama de la primavera árabe.
En 2008, una huelga de trabajadoras textiles en la misma ciudad de Mahallah fue apoyada por varios activistas pro democracia que luego constituyeron el Movimiento 6 de abril, uno de los grupos más activos en la revolución que derrocó a Mubarak en enero de 2011 y que ahora sufre una dura persecución política. Varios miembros del grupo están en la cárcel. El Movimiento 6 de abril se dividió tras la revolución, con una parte apoyando a los militares y otra adoptando una posición de independencia frente a los Hermanos Musulmanes y la junta militar.
El gobierno reprime la lucha de Mahallah con amenazas de recortar los días no trabajados así como de aplicar la ley anti protestas contra los activistas. Hasta ayer (29/10), el movimiento seguía con fuerza, pese la presión realizada por la Federación Única de Sindicatos Egipcios, oficialista y ligada al gobierno, para que las trabajadoras volvieran a sus puestos de trabajo. La participación de las mujeres en el movimiento es grande, teniendo en cuenta que la industria textil es una de las que más utiliza mano-de-obra femenina. La reivindicación central de las huelguistas es la concesión del bono prometido por el ejecutivo con efecto retroactivo a julio de 2015. El gobierno afirma que no tienen derecho a ello porque ya han recibido un aumento recientemente.
Inflación y crisis económica
La economía egipcia se sigue deteriorando pese las medidas anunciadas por Sisi de expandir el canal de Suez, construir una nueva capital administrativa, privatizar empresas públicas, así como haber realizado una conferencia para atraer inversores extranjeros.
La balanza comercial del país más poblado del mundo árabe es negativa, lo que le hace extremadamente dependiente de las inversiones externas. El gobierno necesita importar trigo y otros productos para asegurar la alimentación de los más de 80 millones de egipcios, gran parte de los cuales sufre de malnutrición y problemas de desarrollo físico. De hecho, uno de los detonantes de la revolución de 2011 fue la subida de los precios del trigo, que provocó una deterioración inmediata del poder adquisitivo de la inmensa mayoría de la población. Mientras tanto, cerca del 60% de las tierras cultivables no se utilizan apropiadamente lo que se suma a que, debido al cambio climático, las crecidas del Nilo sean cada vez menos potentes e irriguen a cada vez menos tierras.
La deuda externa ha alcanzado recientemente los 47 mil millones de dólares, la inflación sigue en alta (9,2% en septiembre) y los salarios se mantienen en los mismos niveles de antes de la revolución. El país gastó más de $5.6 mil millones con los servicios de la deuda en 2014/2015, $3.2 mil millones de dólares en 2013/2014 y $2,6 mil millones en 2009/2010, según la página web Madamasr. Por otra parte, los ingresos provenientes del canal de Suez tienden a reducirse, pese la obras de expansión recién terminadas, a causa de la reducción del comercio de petróleo a nivel mundial. El FMI exige medidas “estructurales” para prestar dinero al país y Sisi busca estrechar relaciones con los países del Golfo, así como con Israel y Grecia.
Elecciones legislativas nada transparentes
La dictadura militar intenta de todas las maneras mejorar su imagen a nivel internacional mediante la realización de elecciones parlamentarias en las que la participación de los grupos de oposición estuvo fuertemente restringida o directamente no permitida. En octubre tuvieron lugar la primera y la segunda vuelta de unos comicios legislativos que contaron con una bajísima asistencia. Menos del 27% del censo electoral acudió a las urnas para votar, a pesar de la campaña llevada a cabo por el gobierno incentivando la participación. La mayoría de la población no cree en la transparencia ni en la eficacia del proceso.
El gobierno concedió medio día de fiesta a los funcionarios para que votaran y aplicó la ley que estipula una multa de 500 libras egipcias para los que no lo hicieran. Aún así, como dicho anteriormente, la participación fue la más baja desde la revolución de enero de 2011. La previsión es que la coalición oficialista Para el amor de Egipto salga en primer lugar. El partido vinculado a los Hermanos Musulmanes (Partido de la Justicia y Libertad), el principal grupo de oposición a Sisi, no pudo participar en el proceso. Un partido formado por políticos leales a Mubarak pudo participar libremente, aunque no haya logrado pasar a la segunda vuelta. El partido islamista Nour tampoco lo consiguió. El movimiento independiente, formado por los activistas que estuvieran en la línea de frente de la revolución no pudo presentarse de manera independiente y ordenada. Vienen sufriendo una represión brutal en los últimos años, con miles de activistas detenidos, asesinados y desaparecidos.
Es necesario expresar el más amplio apoyo a esta lucha. Desde la LIT-CI y Corriente Roja llamamos a todos los sindicatos, organizaciones políticas y movimientos sociales a rodear la huelga de Mahallah de solidaridad y exigir del gobierno Sisi que cumpla con las justas reivindicaciones de las huelguistas!