El gobierno de Peña Nieto y su guerra sucia contra normalistas. El pasado 11 de noviembre alrededor de 150 alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron víctimas de la represión a manos de las policías Federal y Estatal de Guerrero, ministerial, y elementos del Ejército causando 20 heridos, 8 de ellos graves.
Por: GSO – México
Los medios informaron que las fuerzas armadas intervinieron debido a que los estudiantes se habían apoderado de una pipa de gas que amenazaban estallar, lo cual fue completamente falso pues dicho vehículo fue llevado por las propias autoridades para que fuera grabada por los medios y de esta manera justificar la represión.
Tales acciones fueron precedidas de una campaña malintencionada y reproducida por los medios de comunicación donde se pretende vincular a los normalistas con bandas del crimen organizado, de donde se deduce que la masacre de Iguala se debió a esos vínculos.
Semanas atrás, Osorio Chong, secretario de Gobernación, había amenazado a padres de desaparecidos y representantes estudiantiles de que se estaba investigando la vinculación entre narcos y normalistas.
Los que subyace en el fondo de estas provocaciones es que el gobierno sigue atrapado en su versión sobre los hechos del 26 y 27 de septiembre del año pasado –la verdad histórica brotada como diarrea mental del entonces procurador general– y los hechos objetivos que cierran su cerco sobre el cuartel del 27 Batallón de Infantería con sede en Iguala. De ahí la negativa del gobierno para permitir sea visitado por los padres y miembros del Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI) e interrogar a los militares que actuaron los días de los hechos. Sobre todo, porque se sabe –cada vez con mayor certeza– que ahí fueron llevados los normalistas esa noche fatídica.
Las acciones represivas y la campaña de calumnias anuncian que la Guerra Sucia continúa en un intento desesperado por colocar una loza sobre los muertos y desaparecidos, lo cual nos parece muy difícil.
Arrancar toda la verdad y castigo a los culpables
Sin embargo, la salida que vemos para el movimiento es aumentar la presión sobre el gobierno de tal forma que se le pueda arrancar toda la verdad y saber qué hicieron con los normalistas y quienes son los culpables.
Queremos saber de dónde provinieron las órdenes para asesinar a tres de los normalistas y desaparecer a los otros 43. Frenar la represión y darle vuelta a la nefasta campaña de vincular a estudiantes con bandas del crimen organizado. Dejar claro que no creemos que el gobierno federal “no tuvo nada que ver”. Sacar al ejército y todas las fuerzas represivas, federales y estatales de Guerrero y dejar la seguridad en manos de los trabajadores y la población en general como se ha hecho ya con las autodefensas comunitarias.
Artículo publicado en La Resistencia n. 12, diciembre de 2015.-
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