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Venezuela

¡Rechacemos la amenaza intervencionista de Donald Trump y el imperialismo norteamericano! ¡Por la defensa de la soberanía de Venezuela! ¡Ningún apoyo al gobierno de Maduro!

La UST denuncia la escalada militar de Estados Unidos contra Venezuela y advierte: defender la soberanía no significa apoyar al gobierno de Maduro.

Unidad Socialista de los Trabajadores (UST)

octubre 20, 2025

Por: Unidad Socialista de los Trabajadores (UST).
Sección venezolana de la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LITCI).

El gobierno norteamericano, encabezado por el ultraderechista Donald Trump, mantiene su despliegue de fuerzas militares en el Mar Caribe, en las cercanías del mar territorial venezolano, estas fuerzas incluyen buques de guerra, aviones de vigilancia, helicópteros y tropas de operaciones especiales, movilizadas bajo el argumento de la “lucha contra el narcotráfico”.

Este despliegue militar norteamericano se ha intensificado, incluyendo ataques contra embarcaciones venezolanas, dejando un saldo de, hasta ahora, más de una veintena de muertos, esto sin la más mínima prueba de que las mismas efectivamente traficasen drogas.

Lo más reciente en esta escalada es el anuncio, reseñado el 15 de octubre, por el diario The New York Times, a través según el cual, el gobierno de Trump autorizó acciones encubiertas de la CIA en Venezuela; medida que además «autoriza» el uso de fuerza letal por parte de la agencia estadounidense en territorio venezolano y a realizar cualquier tipo de operación con la conducente al derrocamiento del dictador venezolano Nicolás Maduro. Todo esto deja latente la posibilidad de intervenciones armadas por parte de Estados Unidos en Venezuela.

No al intervencionismo norteamericano en Latinoamérica y Venezuela. El pretexto del narcotráfico.

Estados Unidos posee un largo historial de intervenciones militares directas e indirectas (apoyo y financiamiento de golpes de Estado) en Latinoamérica. No es el objetivo de este texto desarrollar al detalle la historia de estas intervenciones ni los argumentos esgrimidos en su momento por el imperialismo yankee para llevarlas a cabo (lo cual puede ser tema específico de otro artículo). Pero si resulta pertinente señalar que no sería la primera vez que el pretexto de la lucha antidrogas y contra el narcotráfico ha sido utilizado para “justificar” alguna intervención armada.

Basta recordar la intervención a Panamá en 1989 – 1990, contra el entonces presidente Manuel Noriega, militar y antiguo aliado de Estados Unidos que trabajó como informante de la CIA y quien posteriormente debido a sus conflictos con la Casa Blanca fue acusado de narcotraficante, y finalmente derrocado el 03 de enero de 1990, luego de que diciembre de 1989, más de 20 mil de soldados estadounidenses invadieran Panamá con el objetivo de capturar a Noriega y de un conflicto bélico que duró cerca de un mes dejando un saldo de más de 4000 muertos y que también generó la disolución de las fuerzas militares panameñas.

Esta, junto a la intervención a la isla de Granada en 1983, constituyen las dos últimas intervenciones militares directas del imperialismo norteamericano en territorio latinoamericano, es decir, desde hace 35 años los EE.UU. no llevan a cabo una intervención militar directa con sus tropas en este continente; lo que no significa que no hayan tenido políticas injerencistas, como por ejemplo el apoyo al golpe de Estado contra Chávez en 2002, entre otras intentonas y golpes militares.

Entonces, lejos del combate al tráfico de drogas, la pretensión del gobierno Trump con este despliegue militar es reafirmar que América Latina es el “patio trasero” del capitalismo norteamericano, en una reedición de la llamada “Doctrina Monroe”. Lo que persigue es en la competencia con otras potencias capitalistas como Rusia y, principalmente, China reforzar su dominio en la región, retomando la vía de amenaza militarista y pretendiendo la vuelta de la “política del garrote” y la “diplomacia de los cañones” para derrotar a la clase trabajadora y los pueblos de nuestro continente e imponer así sus intereses políticos, geopolíticos, militares y económicos. Es este el verdadero objetivo de la amenaza intervencionista contra Venezuela.

Desde la Unidad Socialista de los Trabajadores (UST), manifestamos nuestro categórico repudio a esta amenaza intervencionista del imperialismo estadounidense contra Venezuela, así como contra cualquier otro país del continente y del mundo, hacemos un llamado a las organizaciones y militantes de izquierda, así como a los activistas obreros, sindicales, populares y estudiantiles a posicionarse contra una eventual intervención militar contra Venezuela y a rechazar estas pretensiones del imperialismo yankee.

Es necesario defender la soberanía del país contra el imperialismo y Maduro.

Queda claro que con el actual despliegue militar lo menos que persigue Trump y su gobierno es combatir y derrotar al narcotráfico, su verdadero objetivo es inmiscuirse por la vía de la fuerza en los asuntos políticos venezolanos buscando reforzar el resguardo de sus intereses económicos, políticos, geopolíticos y militares en una región históricamente estratégica para el imperialismo norteamericano, cambiando el actual régimen dictatorial encabezado por Maduro, por uno más conveniente a sus intereses y que le ofrezca una mayor estabilidad y gobernabilidad para profundizar el saqueo de los recursos naturales, minerales e hidrocarburos del país.

Donald Trump, quien ha sido el principal impulsor de la imposición de sanciones contra Venezuela, en procura de fortalecer su dominio imperialista en nuestro país, ahora pretende avanzar de nivel en la violación de la soberanía venezolana, pretendiendo reimponer el método de hacer prevalecer los intereses yankees en el continente a través de la acción bélica – militar directa.

Es necesario que desde la clase trabajadora y los sectores populares, rechacemos y enfrentemos esta política de agresión contra nuestra soberanía, así como contra cualquier país del continente.

Esto no debe llamarnos a confusión, nuestra defensa de la soberanía nacional y nuestro rechazo a cualquier agresión e intromisión imperialista no significa apoyo político y menos defensa al gobierno de Maduro. Al contrario, desde acá denunciamos que el gobierno de Maduro ha sido uno de los más entreguistas de nuestra soberanía, en favor de los intereses imperialistas norteamericanos, rusos y chinos.

Para muestra de esto basta señalar que Maduro ha venido entregando a transnacionales imperialistas, principalmente norteamericanas, el Arco Minero del Orinoco, un área equivalente a 12% del territorio nacional, rica en reservas de oro, diamantes y otros minerales como el coltán, usado en la fabricación de baterías eléctricas y fundamental para la industria tecnológica y militar. Situación similar ocurre en la Faja Petrolífera del Orinoco, donde opera a sus anchas la transnacional Chevron (a quien recientemente Donald Trump renovo la licencia para operar en Venezuela), sin la obligación de aportar dinero al fisco nacional a través del pago de impuestos y regalías. Convenios similares estarían próximos a ser suscritos con transnacionales como Shell y British Petroleum.

Adicional a esto, según reseña «The New York Times», fuentes cercanas a las negociaciones del gobierno venezolano con Richard Grenell (comisionado del gobierno de EE.UU., para el tema de Venezuela), Maduro habría ofrecido a Trump, las riquezas minerales y energéticas de Venezuela, rescindiendo los contratos de explotación con Rusia y China, suscribiendo contratos con empresas norteamericanas, garantizando un suministro seguro de petróleo, para lo cual también recortaría suministro de crudo a países del Caribe, incluyendo a Cuba; todo esto a cambio de que le permita la continuidad en el poder.

De tal manera que, ser consecuentemente antiimperialistas implica hoy rechazar y enfrentar las amenazas de agresión del imperialismo estadounidense, denunciando la acción criminal del gobierno de Trump contra las embarcaciones venezolanas y exigiendo el retiro de las tropas yankees del Mar Caribe y de las cercanías del mar territorial de Venezuela. Pero además denunciar a Maduro como entreguista de los recursos minerales y energéticos del país, exigiendo el fin de los acuerdos sobre el Arco Minero del Orinoco y la Faja Petrolífera del Orinoco, el fin de las empresas mixtas y la nacionalización 100% de la industria petrolera.

De igual forma, es preciso continuar organizando, construyendo y llevando adelante las movilizaciones para derrotar el ajuste que desde hace años Maduro viene aplicando contra los trabajadores y el pueblo humilde de Venezuela, por el rescate del salario (hoy en menos de 0.70$ mensuales) por la restitución de los derechos laborales contractuales y legales conculcados, por el rescate de las libertades sindicales, por la libertad de los presos políticos y la defensa de las libertades democráticas en general.

Asimismo, defender la soberanía venezolana, implica denunciar a la recién galardonada con el premio Nobel de la Paz, María Corina Machado (MCM) y el sector opositor burgués que representa, que, además de apoyar explícitamente una intervención militar estadounidense contra Venezuela, ofrece a las empresas norteamericanas ganancias por 1,7 billones de dólares en 15 años, en caso de que ella y su tendencia sean quienes encabecen el cambio de régimen en el país sudamericano.

María Corina Machado, un Premio Nobel que apoya una intervención armada

Recientemente, los medios nacionales e internacionales hicieron ebullición con la noticia del otorgamiento del premio Nobel de la Paz, a la dirigente de la oposición burguesa venezolana María Corina Machado, esto no es más que la demostración del apoyo y respaldo político del gobierno de Donald Trump y de las instituciones del sector imperialista que representa a su ficha preferida para encabezar el cambio de régimen.

La argumentación para el otorgamiento de tal distinción son su supuesta «larga trayectoria de lucha democrática» y por la «restitución de la democracia en el país». Sin embargo, lo cierto es que MCM, no es ninguna líder democrática como se le pretende hacer ver, por el contrario tiene una larga trayectoria golpista. Ya en 2002, apoyó el golpe contra el gobierno de Chávez, conspirando con el entonces presidente estadounidense George Bush (responsable de las invasiones a Irak y Afganistán) para la ejecución del golpe contra un gobierno que más allá de las diferencias que tuviésemos con él, contaba para entonces con el respaldo mayoritario de la población.

Igualmente, ha sido público su respaldo a gobiernos que han desatado políticas de terror contra activistas sindicales, populares, estudiantiles e indígenas, entre otros como el de Álvaro Uribe Vélez, así como su apoyo público y explícito al sionismo y el genocidio que lleva adelante contra la población palestina en la Franja de Gaza. Además de sus reiteradas expresiones de apoyo a una posible intervención militar estadounidense y llamados al gobierno de Trump a acometerla. Así como un largo etcétera de actuaciones similares.

Este premio Nobel de la Paz, no es más que el premio del imperialismo norteamericano y de Donald Trump a su fiel sirviente en Venezuela y el continente. Los trabajadores y el pueblo venezolano no podemos tener ninguna ilusión y expectativa democrática ni de reivindicación social en una líder burguesa y proimperialista como MCM y el sector opositor que representa, ni mucho menos en Donald Trump y el imperialismo.

Derrotemos la amenaza intervencionista imperialista y al gobierno de Maduro.

Durante siglos, el imperialismo estadounidense se ha robado los recursos naturales, minerales y energéticos de América Latina y de Venezuela, así como en otros continentes, derramando océanos de sangre para lograr su saqueo. Hoy en su disputa interimperialista con China y Rusia, pretende reafirmar su dominio en Latinoamérica, para lo cual no dudará en volver a los viejos métodos del «garrote», expresado en intervenciones militares directas; y en esto donde se enmarca la actual amenaza intervencionista contra Venezuela.

Sin embargo, la historia demuestra que la acción unificada y la resistencia de las masas es capaz de derrotar esta política, por eso nuestro llamado es a las organizaciones de la izquierda revolucionaria e independiente, a los dirigentes y activistas obreros, sindicales, populares, estudiantiles, indígenas, campesinos, entre otros a realizar acciones políticas unificadas de rechazo a esta amenaza de intervención militar contra Venezuela.

El llamado a los trabajadores y el pueblo venezolano, debe ser a desechar cualquier ilusión democrática y de reivindicación social de una intervención militar norteamericana, la historia está plagada de ejemplos que demuestran que ningún país dónde haya intervenido militarmente el imperialismo norteamericano se ha convertido en el «paraíso de la democracia» y menos las masas han elevado su nivel de vida; al contrario, lo que se han instalado son gobiernos títeres que son tan o más represivos que los gobiernos derrocados y las masas han continuado padeciendo penurias.

Por tal razón llamamos a la acción política unificada para derrotar la amenaza de Donald Trump y sus tropas, exigir el retiro de las fuerzas militares yankees del Mar Caribe y de las cercanías de las costas venezolanas y a la vez seguir construyendo y extendiendo las movilizaciones para derrotar el ajuste antiobrero y antipopular que aplica Maduro contra los trabajadores y el pueblo venezolano.

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