Putin y Trump ¡Saquen sus manos de Ucrania!

Los hechos de las últimas semanas demostraron que las “rondas de negociaciones” en Arabia Saudí y Turquía, bajo el auspicio “pacificador” de Trump, que fueron acogidas abiertamente por el gobierno ucraniano y con demora y condiciones por el Kremlin, fueron una maniobra más para continuar la doble agresión imperialista a Ucrania. Por parte de Putin, que ha continuado e intensificado los bombardeos, con trágico saldo de muertos y destrucción. Y por parte de Trump, con sus cada vez más duras exigencias de sometimiento colonial de Ucrania. Como ya vimos, Trump no es un “mediador” que busca la paz. Es un nuevo agresor que chantajea para saquear, mientras Putin sigue matando y destruyendo.
Por Tarás Shevchuk
Como parte de su campaña electoral Trump sentenció “terminaré con esa guerra en 24 horas” cuando asuma la presidencia. En otras palabras, esa bravata demagógica sólo podía concretarse con la capitulación de Ucrania. Por eso, ya siendo presidente, cambió ese plazo a “100 días”. Y en esa dirección va la propuesta de Trump sobre un “cese del fuego temporal”, que surgió después del bochornoso episodio con Zelensky en la Casa Blanca. Trump buscó la aceptación del gobierno ucraniano a la propuesta. Y sólo después la llevó a su la conversación telefónica con Putin[1].
Como dijimos: “La primera reacción de Kremlin se hizo esperar y en síntesis fue: “en principio estamos de acuerdo… pero hay detalles en cómo se concreta”. Esos “detalles”, fueron explicitados por Putin en una conferencia de prensa. Ahí dejó claro que condiciona cualquier posible tregua a que Ucrania no pueda reforzar sus tropas, ni su armamento, ni recibir ayuda exterior, ni compartir datos de inteligencia”.
¿Cuáles son los reales objetivos de Trump en este publicitado esfuerzo “pacificador”?
La respuesta se encuentra en su disputa mundial por mantener la hegemonía imperialista de EEUU, intentando recuperarse de la decadencia, bajo el célebre lema “Make America Great Again” (MAGA). La potencia imperialista emergente de China está en el centro de sus obsesiones estratégicas. Y la guerra comercial amenaza escalar a niveles político-militares en una amplia geografía. El envío de más tropas de EEUU a Panamá “a cuidar el Canal” y los “ejercicios navales” de China en el estrecho de Taiwán son sólo algunos ejemplos.
La incertidumbre y desestabilización generada en los principales centros financieros del mundo, después de su declarada “guerra de los aranceles” contra todos y la posterior “pausa de 90 días”, en su aplicación, “excepto para China y otros países” también ha profundizado la crisis social y política en EEUU, con movilizaciones masivas en casi todas la ciudades del país, reflejando el rechazo mayoritario contra Trump y su MAGA. En esas manifestaciones de los más amplios sectores sociales y de diversos orígenes nacionales, se vieron muchas banderas ucranianas y palestinas. Trump, Netanyahu y Putin son vistos por cada vez más amplios sectores de masas como los principales causantes de sus males. Y esa indignación también se expresa en Ucrania.

Sin embargo, Trump tiene otros objetivos inmediatos en su acercamiento con Putin: las necesidades y planes del sionismo en Medio Oriente. Netanyahu presiona para lograr que Irán quede neutralizado ante la estrategia genocida de Israel sobre el pueblo palestino. Por eso Trump busca que Putin se comprometa a garantizar que Irán no tenga el potencial nuclear que amenace esa estrategia. Y para lograrlo Ucrania es la moneda de cambio. Y parte de la “oferta” es el apoyo adicional de Netanyahu a mantener las dos bases rusas en Siria, cuya permanencia está cuestionada después de la caída de Assad.
No por casualidad, el sionista Steve Witkoff –que fue el negociador de Trump para el cese del fuego en Gaza– viajó a encontrarse con Putin directo a San Peterburgo y prodigarle elogios a su gran inteligencia “porque el KGB sólo reclutaba a los más inteligentes” (sic!), antes de partir a Omán a la reciente negociación con Irán.
Guerra de desgaste: El pueblo ucraniano resiste heroicamente y a Putin le cuesta mantener su ofensiva
Putin empezó esta guerra e invasión a gran escala en febrero de 2022 bajo el falso rótulo de “Operación Militar Especial”, con el objetivo declarado de “tomar Kiev en tres días”, derrocar al gobierno de Zelensky. Sin embargo, la guerra se prolonga ya más de tres años, las bajas militares rusas suman muchos cientos de miles y las pérdidas de equipos militares superan la capacidad de reposición de la poderosa industria militar, aunque el régimen de Putin orientó toda su economía al servicio de la invasión y ocupación. Rusia financia su guerra con el gas y petróleo comprado por China, India y –aún con sanciones vigentes– por la mayor parte de Europa.
A pesar de esa ventaja, su invasión se está ralentizando. No puede mantener su ofensiva a lo largo de los 1500 kilómetros de frente. Y el llamado “segundo ejército del mundo” no logró consolidar su ocupación de Ucrania, debido a que el ejército ucraniano golpea a su retaguardia y al movimiento partisano que sabotea en esos territorios. Putin ni siquiera logró ocupar todo el territorio de las cuatro regiones ucranianas –Donetsk, Lugansk, Zaporizhia y Kherson– que ya incluyó como parte integrante en la constitución de la F.R.
Por eso Putin prepara –según datos de inteligencia– una nueva ofensiva en el verano. Para ello ha aumentado el reclutamiento de conscriptos de este año a 160 mil. El aumento tiene el objetivo de lograr que un tercio de éstos firmen contrato para ir al frente. Estos datos evidencian que para Putin no va encaminado hacia la paz, el “cese del fuego” patrocinado por Trump y que según él “está caminando muy bien”.
Por otro lado, las FDU –Fuerzas de Defensa de Ucrania– desde fines del 2024 viene frenando la ofensiva rusa en el Este, especialmente en Donetsk. Desde agosto pasado inició la incursión en la región rusa de Kursk, que obligó a desplazar a Kursk a 60 mil efectivos, además de 10 mil soldados norcoreanos, que sufrieron numerosas bajas y fueron retirados del frente. En resumen, pasados 8 meses Putin no ha logrado hasta ahora expulsar totalmente a las brigadas de las FDU, a pesar de haber anunciado varias veces su aniquilación… Las FDU recientemente realizaron incursiones en las regiones de Belgorod y Briansk fronterizas con Ucrania, para generar una zona buffer en defensa activa de las regiones ucranianas de Sumi y Kharkiv.
Ucrania está a la defensiva diplomática y militar –con una población que es un tercio de la Federación Rusa– y el gobierno Zelensky mantiene una economía de mercado al servicio de los clanes oligárquicos, los dictados coloniales del imperialismo y no de las necesidades de la defensa. Sin embargo, debido a las exigencias de la guerra y a la correlación de fuerzas de las masas, que demostraron fuertes aspiraciones de independencia, que se expresa dentro de las fuerzas armadas, se vio obligado a avanzar en la producción propia de drones aéreos y navales y también misiles –hoy son un 30% de las que usa– con los que venía golpeando a las refinerías y depósitos de petróleo, gas y gasolina de aviación en territorio ruso, a cientos de kilómetros del frente. Y también destruyeron objetivos militares estratégicos como los aeródromos de Rusia, como la base de Engels, donde se asientan los bombarderos TU-95 y TU-160 que portan los misiles hipersónicos de largo alcance.
El “cese del fuego parcial” de Trump, aceptado por Zelensky, favorece a Putin
Justamente porque Putin necesita tiempo y combustibles para reabastecer su máquina militar, el “cese de fuego parcial” y las rondas de “negociaciones” con la intermediación de EEUU favorecen claramente al agresor Putin. Ucrania empezó a cumplir con el cese del fuego sobre la infraestructura energética. Las grandes refinerías y ductos de hidrocarburos rusos ya no son afectados. Aunque continúa golpeando objetivos militares y obteniendo algunas recuperaciones territoriales tácticas.

Sin embargo, Putin sigue bombardeando y martirizando a la población civil las ciudades, incluyendo como blancos jardines de infantes y hospitales. El reciente ataque con misiles balísticos con bombas de racimo en la ciudad de Sumy –fronteriza con Kursk– muestra la intención de sembrar el terror y desmoralizar. En esta semana se negociará en Turquía “el cese del fuego para la libre navegación del Mar Negro”, donde Rusia presentará otra exigencia, intentando retornar a su base naval de Sebastopol. Para Ucrania sería otro retroceso acordar eso. Pues sus fuerzas armadas lograron destruir casi la mitad de la flota rusa del Mar Negro y la obligaron a replegarse a la base de Novorossiysk, lejos de Crimea. Mientras los barcos mercantes ucranianos encontraron hasta ahora un corredor marítimo seguro en aguas territoriales de Rumania y de Bulgaria hacia el Bósforo en Turquía para salir al Mediterráneo.
¡Repudiamos los planes de partición y saqueo colonial de Trump y sus enviados Witkoff y Kellogg!

Por si faltaran evidencias sobre los objetivos colonizadores de Trump y los capitalistas yanquis, basta conocer las condiciones de los “convenios” que le propone al gobierno de Ucrania. No sólo abarcan la explotación de las reservas de yacimientos minerales, denominados “tierras raras” y de uranio, sino también la explotación de gas y petróleo. Y además, de las centrales atómicas de Ucrania. Y en todo exige control exclusivo y pago asegurado de antemano, equivalente a la “ayuda” recibida durante el mandato de Biden, considerada ya por Trump como deuda de Ucrania con EEUU.
Por otra parte, las declaraciones de Steven Witkoff, respecto a los territorios ocupados y anexados, repiten la falsa narrativa de Putin y justifican la partición de Ucrania. Y Keith Kellogg –considerado por el Kremlin un “simpatizante” de Ucrania– ha propuesto una “solución” para la seguridad de Ucrania “similar a la de Berlín después de la Segunda guerra”. Es decir, dividida por regiones con presencia de tropas, de Gran Bretaña, Francia y Ucrania en los territorios no ocupados por Rusia.
¡Trump y su equipo reconocen y legitiman la ocupación anexión de la quinta parte de ucrania! Más grave aún es que el gobierno de Zelensky –aunque use una retórica soberana–, en los hechos participa de esta política capituladora, porque sigue enviando a sus ministros a esas negociaciones que son un callejón sin salida. Y la oposición burguesa que encabeza el oligarca ex presidente Poroshenko es aún más entreguista.
Entre la clase obrera ucraniana y en especial a los cientos de miles armados que combaten en el frente, ofrendando su vida por la soberanía y la integridad territorial de Ucrania y entre muchos cuadros militares que combaten desde el 2014, crece la indignación y rechazan la actitud capituladora de su dirección política burguesa. ¡Exigir a Zelensky que abandone esas negociaciones tramposas!
La UE y el grupo de “voluntarios” buscan una tajada de la colonización
Un breve capítulo aparte merecen los imperialistas de la UE, Gran Bretaña y el resto de la OTAN. El descarado desprecio por la agresión y ocupación de Ucrania y la justificación del agresor por parte de Trump, le ha dado una oportunidad a las potencias que quedaron relegadas del esquema negociador de Washington. Los imperialistas europeos hoy se muestran “solidarios y compasivos”. Se presentan como “los buenos”, con un discurso de “respaldo a la democracia frente a las dictaduras”.
Pero está claro que la UE y GB también aprovechan la brecha para no perder una tajada en el reparto colonizador. Úrsula Von der Leyden elogió los “avances de Ucrania hacia su posible integración a la UE en 2030 o quizás antes”. A pesar de las expectativas que alentaron en las masas ucranianas sobre “una vida mejor” con la posible integración europea, los obreros y el pueblo ucraniano hicieron una amarga experiencia en estos tres años y comprenden mejor hasta qué punto se puede confiar en los gobiernos europeos y en qué consisten esos “avances” de los que habla Von der Leyden, medidos en las leyes y medidas del gobierno ucraniano, que sólo trajeron más desigualdad e injusticia social. En la misma sintonía Mark Rutte, el secretario de la OTAN, visitó Odessa para “expresar su apoyo inquebrantable”. En ese terreno se destacan Gran Bretaña y Francia, que encabezan a los “voluntarios” dispuestos a enviar “tropas de paz”.
Por supuesto que la “subasta” exige adelantar algunas “ayudas” en armamentos –que hoy son más que vitales debido a la deserción de EEUU–, y que ya suman algunos cientos de millones de euros y libras. Nosotros exigimos el suministro de armas a la resistencia ucraniana y rechazamos que los imperialistas la usen como pretexto para el propio rearme, recortando los gastos sociales de sus estados. Y además rechazamos categóricamente la presencia de tropas imperialistas, que no “garantizan seguridad” para Ucrania, sino que son usadas como “laboratorio” para sus cuadros militares en una guerra a gran escala y generan una dependencia política de las tropas ucranianas.
Un programa de clase para resistir las agresiones imperialistas
Apoyo incondicional a la exigencia del pueblo ucraniano en resistencia: ¡Armas, artillería de largo alcance y defensa antiaérea! Para cada ciudad de Ucrania. Solidaridad con la clase obrera ucraniana hasta derrotar la invasión de Putin. ¡Fuera los ocupantes rusos de todo el territorio de Ucrania! ¡Por la integridad territorial de Ucrania sin anexiones!
¡Repudio a los chantajes y planes coloniales de Trump! ¡Denunciamos sus “iniciativas de paz” que desconocen la soberanía e integridad territorial de Ucrania!
¡Anular toda la deuda externa de Ucrania con todos los usureros imperialistas! ¡El pueblo ucraniano no es deudor! Es acreedor a la solidaridad y respeto internacional por su aporte a la lucha antimperialista por la libertad! ¡La ayuda entregada ante la agresión no debe ser cobrada como deuda!
¡Repudio a la OTAN y UE, con su hipócrita “apoyo”, mientras pagan la agresión comprando gas y petróleo a Putin!
Repatriación de todos los ucranianos deportados a campos de concentración! ¡Recuperación de los miles de niños secuestrados y separados de sus padres!
¡Llamamos a la clase obrera europea y mundial a impulsar la solidaridad activa con la resistencia armada del pueblo trabajador ucraniano! ¡La victoria de Ucrania impulsará la liberación de los pueblos de la Federación Rusa y de la ex URSS, sometidos por la dictadura de Putin y sus regímenes satélites! ¡Libertad a todos los presos políticos de las dictaduras de Putin y Lukashenko, en especial a los encarcelados por oponerse a la invasión a Ucrania!
¡Denunciamos a los defensores encubiertos de Putin, que ahora quedaron al desnudo apoyando al imperialista Trump! ¡Sus argumentos “pacifistas” no alcanzan para encubrir su traición a la resistencia ucraniana por su liberación nacional!
¡Confiscación de todos los activos y empresas rusas y de los oligarcas ucranianos que siguen sirviendo al régimen agresor!
¡Centralización de la economía en manos del Estado, bajo el control de los trabajadores al servicio de la defensa nacional! ¡Toda la economía y los recursos de la nación al servicio de la victoria en la guerra y no de las ganancias de los oligarcas y las corporaciones transnacionales!
La clase obrera ucraniana está en la línea en el frente, ofrenda su vida por la soberanía e integridad del país. Y en la retaguardia, hace sacrificios para sostener la economía. ¿Pero a quién pertenecen los frutos de esa economía y el país todo? ¿A quién sirve el poder del estado ucraniano? ¡A los oligarcas, asociados con las potencias, que negocian con Putin la partición de Ucrania!
¡Los obreros seguiremos combatiendo para que Ucrania sea independiente! ¡Eso sólo será posible con un Gobierno de los trabajadores! Al servicio de esa tarea y este programa impulsamos la construcción de una organización política independiente de la clase obrera.
[1] https://litci.org/es/trump-y-putin-quieren-repartirse-y-saquear-mas-que-ucrania/?utm_source=copylink&utm_medium=browser