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25N 2024

¡Nuestras vidas sí importan!

noviembre 30, 2024

Por Laura Requena.y Erika Andreassy

En 2023, alrededor de 51.100 mujeres y niñas de todo el mundo, murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia. Es decir, se asesinó a una mujer cada 10 minutos. Más de la mitad de todos los homicidios a mujeres, fueron cometidos por parejas íntimas o miembros de la familia, aunque las mujeres tampoco están seguras fuera de sus hogares. Según la ONU, en 2023 hubo un aumento de la violencia machista de un 50%, en comparación con 2022.

Son feminicidios que causan horror y miedo, en que la única respuesta es la desidia e inacción por parte del sistema judicial y político, sea porque los gobiernos siguen sin proporcionar los recursos necesarios a quienes sufren esta violencia o porque el castigo a los agresores muchas veces es burlado por quienes pueden pagar para librarse de la carcel.

Como en Estado Español, donde el futbolista Daniel Alves, pagó un millón de euros para salir en libertad condicional y se le rebajó la pena de prisión por violar a una joven tras  aplicarle un atenuante por reparación económica del daño. Un país imperialista con un gobierno supuestamente feminista, donde las trabajadoras de la red de violencia de género, que atienden a las víctimas, sufren ellas mismas con la precariedad laboral y la privatización del servicio que les impide atender a las mujeres de forma correcta. Muchas de ellas, empleadas en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, fueron a la huelga este 25N para denunciar que la red está colapsada y exigir medidas urgentes que acaben con este continuo derramamiento de sangre.

Este 25N, fue un día de lucha contra las diversas formas de violencia impuestas por el machismo, en el sistema capitalista

 La impunidad social que sigue existiendo hacia la violencia sexual, ha quedado demostrado con el caso Pélicot, en Francia, donde una mujer fue víctima de violaciónes sexuales en masa, por 10 años, organizadas por su propio marido. El riesgo es mayor aún entre las jóvenes: 1 de cada 4 adolescentes ha sufrido abusos de su pareja.

Una violencia sexual que crece y se diversifica con el uso de las tecnologías, incluyendo la inteligencia artificial. (Entre el 16% y el 58% de las mujeres en todo el mundo experimentan violencia de género facilitada por la tecnología) y que es promovida por un sistema capitalista que cosifica y mercantiliza nuestros cuerpos.  Esa lacra socava la vida de las mujeres en todas partes con la complicidad del  entramado judicial, institucional y político que protege a los agresores y revictimiza a quienes se atreven a denunciar.

Mas allá de palabras hipócritas y promesas bonitas, ningún gobierno burgués está  dispuesto a ir hasta el final para acabar con las redes de trata y la esclavitud sexual que sufren millones de mujeres porque son un negocio en los márgenes del capitalismo que da inmensos lucros.

Es necesario señalar también que el 70% de las mujeres en conflictos, guerras y crisis humanitarias, experimentan violencia de género. La prevalencia de la violencia de todo tipo contra las mujeres en conflictos armados es particularmente dramática en continentes enteros como África.

Tal y como explicamos en un video de la LIT en ocasión de esta fecha que animamos a observar y difundir, las mujeres son las más afectadas no sólo por las guerras, sino también por la crisis económica o la catástrofe ambiental en curso, que son todas ellas expresiones del agotamiento de este sistema capitalista que nos lleva a la barbarie.

Este 25n la lucha de las mujeres de la resistencia en Ucrania y la de las mujeres palestinas que sufren la violencia del genocidio, la limpieza étnica, la colonización y el apartheid, estuvo también muy presente. Ellas son el mejor símbolo de la lucha de todos los pueblos oprimidos por su liberación

La falta de derechos también es violencia

 Además de denunciar la violencia machista y la complicidad de los gobiernos burgueses, este 25N, fue un día para recordar que el aborto libre, publico, gratuito y universal, sigue sin estar garantizado en ningún lugar del mundo y millones de mujeres, en su mayoría pobres, indígenas, negras, migrantes y las más jóvenes, sufren por leyes restrictivas que las criminalizan, les llevan a morir o a quedar mutiladas por abortos inseguros.

Así mismo, con el agravamiento de la crisis económica mundial, más de la mitad de la población femenina ha quedado desempleada. Las mujeres migrantes, además, suelen quedar excluidas del sistema de salud. A la violencia machista se suma la desigualdad laboral y de acceso a los servicios públicos, las mayores tasas de pobreza, precariedad y sobreexplotación que sufrimos las mujeres, que además cargamos con el trabajo doméstico y de cuidados, así como la falta de acceso a métodos seguros que nos permitan el control sobre nuestra capacidad reproductiva.

¡Frente a la ultraderecha, ni un paso atrás!

El 25N fue un momento importante para enfrentar los gobiernos de ultraderecha cuyo ascenso no es coyuntural, sino que responde a una necesidad histórica del actual capitalismo de echar sobre las espaldas de nuestra clase, las consecuencias de la crisis y decadencia de este sistema. Y para que no se pueda organizar la resistencia a esto, nada mejor que mantener las y los trabajadores divididos. No por casualidad, exhiben discursos de odio que incitan a la violencia específica y atacan con ajustes las conquistas que las mujeres y los sectores oprimidos de la sociedad logramos arrancar duramente en las calles en estos años.

 Como el gobierno ultraderechista de Milei, en Argentina, que aplica políticas despiadadas contra mujeres, diversidades, inmigrantes y todo el pueblo trabajador, junto con una brutal represión a la protesta social. Una ultraderecha que ahora con Trump en la presidencia del principal país imperialista, tenderá a fortalecerse aún más.

En esa pelea contra la ultraderecha, necesitamos organizar nuestra autodefensa con independencia de clase. Mujeres como Kamala Harris, de EE.UU, Cristina Kirchner, en Argentina o Dilma Rousseff en Brasil, no tienen nada que ofrecernos a las trabajadoras, sino nuevas decepciones y engaños. No es de extrañar que muchas trabajadoras no votaron en Kamala, después de que, durante su campaña electoral, prometiera continuar en esencia, con las mismas políticas capitalistas e imperialistas que Biden. Por muchas mujeres que haya en los gobiernos e instituciones de los gobiernos capitalistas, la política burguesa no ofrece soluciones reales, sino que es parte del mismo problema.

¡Organicémonos para hacer frente a la retirada de derechos y la creciente violencia machista!

Allí donde la LIT existe, fuimos parte de las movilizaciones en este 25N para denunciar una vez más, el genocidio cometido por Israel en Gaza y las masacres de mujeres y niños en sus ataques al Líbano, así como para exigir armas para la resistencia obrera ucraniana.

Nos manifestamos para arrancar a los gobiernos más recursos contra todas las formas de violencia machista con un eje común: denunciar el papel de la violencia contra la mujer y de todas las opresiones para dividir y debilitar a nuestra clase.

Señalamos que la lucha contra la violencia machista no puede quedar únicamente en manos del feminismo combativo, sino que debe ser tomada por el conjunto de la clase obrera con independencia de clase

Y explicamos, que el único camino para acabar definitivamente con el machismo y la violencia es derribar este sistema mundial. El capitalismo, con su afán de perpetuar la explotación, reproduce formas de barbarie que se manifiestan también como violencia contra las mujeres. En esa tarea, se hace cada vez más urgente construir un partido mundial. Un partido que luche por la liberación de las mujeres, desde una perspectiva clasista, socialista y revolucionaria, con el convencimiento de que la lucha de las mujeres no es algo distinto, sino parte de la lucha de clases que debe continuar, hasta acabar con el actual sistema mundial, cada vez más depredador de la naturaleza, que genera, sustenta y reproduce todas las opresiones.

25N| Contra la violencia machista y la barbarie capitalista
25N| Contra a violência machista e a barbárie capitalista

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