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Especial Palestina

Netanyahu reanuda su plan para expulsar a palestinos con el consentimiento de EE.UU.

julio 12, 2025

Por Fabio Bosco (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado – Brasil)

El 7 de julio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reunió a puerta cerrada con el presidente Trump en Washington. Los temas tratados incluyeron Gaza, Irán y Yemen.

En los días previos a la reunión, Trump abogó por un alto el fuego de 60 días para liberar a los prisioneros israelíes en Gaza y anunció que Israel había aceptado el alto el fuego y que Hamás estaba interesado en un acuerdo.

Tras la reunión, Netanyahu reafirmó su intención de expulsar a los palestinos con el consentimiento de Trump. Posteriormente, explicó que apoya un alto el fuego que no es un alto el fuego, sino una rendición en la que Hamás sería desarmado y sus líderes exiliados. Para lograrlo, Israel mantendría una presencia militar en toda la Franja de Gaza. Esto es completamente diferente del alto el fuego firmado el 15 de enero y quebrantado por Israel.

Hamás anunció que apoya un alto el fuego similar al firmado el 15 de enero, con la retirada de las tropas israelíes de Gaza, la libre entrada de ayuda humanitaria, el intercambio de prisioneros, lo que apunta a un alto el fuego permanente, y el fin del genocidio israelí en Gaza.

Campo de concentración en las ruinas de Rafah

En Israel, el ministro de Defensa, Israel Katz, explicó el plan de limpieza étnica aprobado por el gobierno israelí. El primer paso es crear un campo de concentración en el sur de Gaza, sobre las ruinas de la ciudad de Rafah. Alrededor de 600.000 palestinos serían confinados allí y solo podrían salir de la Franja de Gaza.

El segundo paso es aumentar el número de palestinos confinados en este campo de concentración a 1,5 millones y expulsar a medio millón de Palestina. De esta manera, el ejército israelí mantendría el 80% del territorio de Gaza libre de palestinos, allanando el camino para el establecimiento de asentamientos israelíes con colonos fascistas.

Las crisis de Israel

No todo es color de rosa en el camino genocida trazado por el Estado de Israel. La economía del país está en ruinas, lo que aumenta su dependencia del imperialismo. La mitad de sus soldados de reserva evaden el servicio militar obligatorio, e innumerables soldados en Gaza padecen problemas de salud mental, principalmente debido a las acciones diarias de la resistencia palestina, que causa heridas y muertes entre los sionistas, incluso en desventaja militar. Netanyahu ha recuperado parte de su popularidad, pero las encuestas apuntan a su derrota en las elecciones que se celebrarán en octubre de 2026.

Aumenta el repudio

En el extranjero, el genocidio recibe una condena generalizada. Atletas y artistas israelíes son blanco de protestas populares. Hoteles y restaurantes se niegan a atender a soldados israelíes de vacaciones. Incluso Netanyahu y su exministro Yoav Gallant tienen órdenes de arresto emitidas por la Corte Penal Internacional y no pueden visitar países que reconocen su jurisdicción. Y es probable que esta condena se materialice en nuevas movilizaciones masivas.

Yemen e Irán en la mira de los sionistas

En su reunión con Trump, Netanyahu intentó persuadirlo para que atacara militarmente a los hutíes yemeníes, quienes siguen bloqueando el comercio con Israel en el Mar Rojo en solidaridad con los palestinos, e Irán, que se dispone a reconstruir su programa nuclear y fabricar misiles balísticos. La postura de Trump, de cuyo apoyo depende Israel para sus acciones genocidas, sigue siendo incierta.

Relator de la ONU denuncia una vez más genocidio

La combativa relatora de la ONU sobre los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese, presentó su tercer informe en el que reafirma que las acciones israelíes constituyen crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio, el crimen más grave bajo el derecho internacional.

También mencionó a varias corporaciones capitalistas que se benefician del genocidio en curso, como las grandes tecnológicas estadounidenses y la industria armamentística. Recomendó, además, procesar a todos los directores ejecutivos de estas empresas por incumplimiento del derecho internacional.

La administración Trump sancionó a la relatora, alegando persecución a multinacionales estadounidenses. Francesca Albanese respondió afirmando estar en paz con su conciencia.

La cuestión palestina se decidirá en la lucha local e internacional.

La resistencia palestina, armada y pacífica, y la inmensa solidaridad internacional aún no han logrado detener el genocidio en Gaza. Pero como dice el refrán: «Agua blanda sobre piedra dura, se abre paso hasta que se abre paso».

Poner fin al genocidio es un primer paso. La liberación de Palestina se enfrenta a poderosos enemigos. Israel está armado y financiado por el imperialismo estadounidense y europeo. El imperialismo chino es el principal socio comercial de Israel. Y el imperialismo ruso exporta petróleo que alimenta la maquinaria de guerra sionista.

Los regímenes árabes protegen a Israel e impiden la movilización de la juventud y la clase trabajadora árabes que odian a Israel y anhelan la liberación de Palestina. Y la burguesía palestina, representada por la Autoridad Palestina, mantiene una colaboración de seguridad con Israel.

Por eso la liberación de Palestina depende, en primer lugar, de la resistencia palestina, pero también de las luchas árabes para derrocar a los regímenes que colaboran con Israel y de la solidaridad internacional para detener el envío de armas a Israel y su financiación.

Para avanzar en este proyecto de liberación, es crucial construir un partido revolucionario e internacionalista que fomente la solidaridad internacional multifacética, construya una nueva ola de revoluciones árabes y apoye incondicionalmente la resistencia palestina para acabar con el Estado de Israel y construir una Palestina libre, desde el río hasta el mar.

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