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Estados Unidos

Millones se unen a las protestas de Sin Reyes: ¿qué pasará ahora?

Las masivas protestas del 18 de octubre abren un nuevo capítulo en la lucha contra el autoritarismo en Estados Unidos, mientras surge la Alianza Sin Reyes para enfrentar el régimen de Trump.

Michael Schreiber

octubre 25, 2025

El movimiento Sin Reyes sigue adelante. Después de que millones de personas salieran a las calles el 18 de octubre para protestar contra el autoritarismo incitado por Trump, los organizadores de la movilización anunciaron un plan para continuar la lucha con el lanzamiento de una coalición de acción de base. Según lo que dijeron, la nueva Alianza Sin Reyes ayudará a planificar y coordinar actividades con intento de enfrentar el régimen de manera «masiva».

Pero cabe plantearse preguntas sobre los objetivos y la estrategia de este movimiento en rápido desarrollo. ¿Se aprovechará la energía que se mostró el 18 de octubre para aumentar los votos del Partido Demócrata en futuras elecciones y, así, aspirar a restaurar el statu quo anterior a Trump? ¿O echarán raíces profundas las protestas, reuniendo a las amplias filas de la clase trabajadora y los oprimidos en un movimiento que tenga la voluntad y el poder de crear cambios fundamentales en la sociedad estadounidense?

La movilización fue de una magnitud monumental

La magnitud de la movilización del 18 de octubre fue histórica. Unos 7 millones de personas participaron en más de 2700 acciones en los 50 estados. Fue la segunda mayor serie de protestas en un solo día que se ha producido en este país, solo superada por el número de participantes en el Día de la Tierra de 1970. Igualmente notable es el hecho de que la actual avalancha de manifestantes se haya producido apenas nueve meses después de la segunda toma de posesión de Trump, mientras que los movimientos anteriores de esta envergadura tardaron años en alcanzar un tamaño masivo.

Las estimaciones aproximadas de los manifestantes del 18 de octubre en muchas ciudades fueron impresionantes: 350 000 en varios distritos de Nueva York, 250 000 en Chicago, más de 100 000 en San Francisco, Los Ángeles y Minneapolis. En la mayoría de las ciudades y pueblos, el número de personas que respondieron a la convocatoria superó con creces al de las primeras marchas Sin Reyes del pasado mes de junio.

Muchos de los manifestantes del 18 de octubre llevaban pancartas que afirmaban su convicción de que es fundamental contrarrestar la erosión de la democracia en Estados Unidos. Los mensajes iban desde «Libertad, no tiranía» hasta «Nosotros somos el poder» o «¡Fuera, fascistas!». Un manifestante en Anchorage, Alaska, llevaba una pancarta en la que se leía: «¡Los únicos reyes que queremos son los salmones!».

Un manifestante en Filadelfia declaró a NBC 10 News: «Estamos perdiendo nuestra democracia cada día que él [Trump] actúa, y tenemos que luchar. Estados Unidos tiene una larga historia de protestas, y estamos perdiendo nuestros derechos de la Primera Enmienda».

En otras entrevistas, los manifestantes expresaron su convicción de que se ha impuesto un régimen autoritario en el país. Como prueba, señalaron con frecuencia el envío de tropas de la Guardia Nacional a ciudades estadounidenses y los esfuerzos de la administración Trump y sus acólitos por silenciar la disidencia. Los manifestantes también citaron las acciones violentas de los agentes enmascarados del ICE, que están deteniendo a migrantes (y al menos a 170 ciudadanos estadounidenses) en las calles. Los agentes del ICE, en colaboración con otras agencias, parecen estar sentando las bases para una fuerza policial nacional bajo el control de la Casa Blanca.

Un maestro de escuela pública dijo a un periodista de The Philadelphia Inquirer que había acudido con su hijo de nueve años a la manifestación en Havertown, Pensilvania, porque «tenía que estar allí por sus numerosos alumnos inmigrantes —algunos de los cuales han vuelto a casa y se han encontrado con que sus padres han sido deportados— que no pueden manifestarse ellos mismos con seguridad». Añadió: «Hay gente que ahora mismo vive en las sombras y está aterrorizada».

Los ideólogos de Trump provocan a los manifestantes de Sin Reyes

La enorme participación del 18 de octubre demostró claramente que los manifestantes se han negado a dejarse intimidar por los esfuerzos de Trump y sus políticos leales para burlarse de ellos, difamarlos y amenazarlos.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificó los eventos nacionales como manifestaciones de «odio a Estados Unidos», integradas por el «ala pro-Hamas» y «gente de Antifa». Las declaraciones de algunos políticos llevaban implícita la amenaza de que se podría recurrir a la violencia contra las manifestaciones. Greg Abbott, el gobernador ultraderechista de Texas, llegó a llamar a la Guardia Nacional para que estuviera preparada en Austin, tal y como hizo con la primera manifestación de Sin Reyes en junio.

La directiva de Abbott estaba en línea con las recientes acciones de la Casa Blanca de Trump, en las que las protestas contra las redadas del ICE en Los Ángeles, Chicago, Portland (Oregón) y otros lugares han motivado al Gobierno a declarar la «guerra» contra la «insurrección». Trump ha utilizado ese mantra, además de las acusaciones de que se está produciendo un aumento incontrolable de la delincuencia en las ciudades estadounidenses, para autorizar el uso de tropas de la Guardia Nacional; está sopesando la posibilidad de invocar la Ley de Insurrección de 1807 para «justificar» esas medidas. (Mientras se pública este articulo, se están celebrando mítines y concentraciones masivas en San Francisco para oponerse a los planes del presidente de enviar a la Guardia Nacional a la ciudad).

Los partidarios de la movilización Sin Reyes se apresuraron a responder a la incitación a la violencia por parte de Trump y la derecha. «La verdadera amenaza para este país no son los manifestantes pacíficos. Son los políticos que cierran nuestro gobierno para proteger a los multimillonarios y la avaricia corporativa», dijo Jaime Contreras, vicepresidente ejecutivo de SEIU 32 BJ, que representa a 185 000 conserjes y otros empleados de servicios a lo largo de la costa este. «Lo que me parece irónico es que llamen “terroristas” a los manifestantes pacíficos, pero luego llamen “patriotas” a las personas que destruyeron el edificio del Capitolio de nuestra nación».

El 18 de octubre», continuó Contreras, «los miembros del SEIU saldrán a las calles de todo el país como parte de las protestas Sin Reyes, porque Estados Unidos pertenece al pueblo, a los trabajadores, y no a los multimillonarios ni a unos pocos políticos que creen que pueden gobernar como reyes en una democracia como la nuestra» (The Guardian, 18 de octubre de 2025).

Al final, aunque las protestas del 18 de octubre fueron a menudo alegres, se mantuvieron pacíficas (aunque un par de líderes fascistas de Proud Boys intentaron agitar los ánimos en la marcha de Miami). Muchos manifestantes acudieron disfrazados de conejitos o ranas de dibujos animados; estos disfraces de animales se popularizaron como símbolos no violentos de resistencia después de que los agentes del ICE lanzaran gases lacrimógenos a un manifestante que llevaba un disfraz de rana hinchable en Portland, Oregón, el 2 de octubre.

Pero los políticos y los medios de comunicación de derecha no pararon de insultar y menospreciar las protestas. Fox News informó de que, aunque millones de personas habían participado en la movilización del 18 de octubre, «varios vídeos virales en las redes sociales han eclipsado los acontecimientos del día». La cadena pro-Trump procedió a difundir la noticia procedente de Chicago de que «un hombre fue grabado en vídeo gritando con un megáfono que los agentes del ICE deberían ser asesinados». Y entre los otros horrores que sacuden al mundo, según Fox, una mujer en la protesta de Chicago «fue grabada en vídeo aparentemente burlándose del asesinato de Charlie Kirk». Fox aseguró a su público que las autoridades estaban investigando si la mujer debía ser destituida de su puesto como profesora en el sistema escolar de Chicago.

La comentarista de Fox Laura Ingraham bromeó: «La mitad de los idiotas que estaban allí no sabían contra qué protestaban… Como una mala producción de instituto, en la que los chicos no ensayaron lo suficiente».

El propio Trump calificó las enormes protestas como «una broma… pagada por Soros y otros lunáticos radicales de izquierda». Las personas que participaron estaban «chifladas», dijo Trump. Para hacer su diagnóstico más gráfico, Trump publicó un vídeo generado por IA en Truth Social, en el que aparecía con una corona de rey y sentado a los mandos de un avión de combate. A continuación, el avión despegó y lanzó lo que parecía excrementos humanos sobre una manifestación de protesta que se celebraba debajo.

El berrinche infantil de Trump se produjo pocos días después de que declarara en una cena de recaudación de fondos con sus acaudalados seguidores que decoraría Washington D. C. con un gran arco triunfal, al estilo de los emperadores romanos, y cuando comenzaba la demolición del histórico ala este de la Casa Blanca para dar paso al palacio de 300 millones de dólares de Trump.

Hacia la Alianza Sin Reyes

Los principales grupos organizadores nacionales de la movilización Sin Reyes realizaron un resumen de los acontecimientos del 18 de octubre en un evento en línea al que asistieron cerca de 40 000 personas en YouTube. Durante la sesión de una hora de duración, celebrada el 20 de octubre, los moderadores anunciaron la formación de la Alianza Sin Reyes. Dijeron que la nueva coalición se caracterizaba por ser el «brazo de respuesta rápida del movimiento», que «rechazaría en tiempo real los ataques autoritarios» y proporcionaría «tácticas nuevas y diferentes para luchar contra el autoritarismo». Los organizadores también dijeron que su objetivo es construir un movimiento de masas contra el fascismo.

La actividad de la Alianza se resume en la página web de Sin Reyes: «Habrá más protestas masivas en nuestro futuro, pero antes habrá que defenderse de los excesos autoritarios… y rápidamente. Lo que hagamos cambiará de una semana a otra. Nos adaptaremos a lo que requiera cada momento. Porque el autoritarismo no existe por sí solo, sino que sobrevive gracias al silencio, la complicidad y el flujo de dinero. La Alianza Sin Reyes es sencilla: hacer imposible que nadie —en el poder, con beneficios o en negación— capitule en silencio». La Alianza tiene previsto enviar convocatorias semanales para acciones masivas con el fin de responder a las amenazas a medida que surjan.

Los organizadores parecen estar dando un paso adelante al buscar formar alianzas con organizaciones activistas locales de base en todo el país. Sin embargo, las verdaderas coaliciones se construyen cuando las personas sienten que tienen una voz real en la toma de decisiones y cuando el curso de acción se acuerda democráticamente. Además, los líderes de las coaliciones deben ser representativos de los participantes y rendirles cuentas. Lamentablemente, en este momento, el liderazgo nacional de la Alianza Sin Reyes sigue siendo bastante oscuro (nadie los ha elegido) y sus decisiones sobre qué, cuándo y cómo llevar a cabo las actividades parecen tomarse de arriba abajo.

Los principales organizadores de la nueva Alianza parecen estar asociados con Indivisible, una organización que fue fundada por miembros «progresistas» del Partido Demócrata cuando Trump asumió el cargo en 2016 y que sigue estando estrechamente vinculada a los demócratas, junto con 50501, la ACLU y algunas otras organizaciones. Además, es de esperar que la mayoría de las más de 200 organizaciones que se han sumado como «socios» al patrocinio de los actos del 18 de octubre tengan voz en la nueva coalición. La mayoría de esos «socios» parecen ser organizaciones sin ánimo de lucro que defienden reformas progresistas y han respaldado causas como la protección del clima y la educación, así como la defensa del derecho al voto, la libertad de expresión y otras libertades civiles.

Un papel clave para los sindicatos

En comparación con las acciones prodemocráticas anteriores de este año, el 18 de octubre se observó una mayor presencia de los sindicatos en algunas zonas. Según lo que se informa, una marcha sindical en Portland, Oregón, reunió a cerca de 1000 personas; el SEIU tomó la iniciativa en la organización del contingente. En la ciudad de Nueva York, los sindicatos ayudaron a movilizar a miles de trabajadores para la gran marcha por Manhattan. Además, una docena de sindicatos organizaron una marcha que recorrió la Sexta Avenida hasta Union Square. Además, un puñado de sindicatos locales y federaciones, como Communications Workers of America (CWA) y American Federation of Teachers (AFT), figuraban como «socios» nacionales para la organización de las marchas Sin Reyes.

Sin embargo, en muchas ciudades, aunque los dirigentes sindicales hablaron desde el estrado, el movimiento sindical no tuvo otra presencia organizada, y solo se vieron algunas pancartas sindicales dispersas entre la multitud. Parece que fueron relativamente pocos los sindicatos que hicieron un esfuerzo significativo por dar a conocer las acciones entre sus miembros, y mucho menos por movilizarlos para que asistieran.

Para que las protestas Sin Reyes sigan creciendo en tamaño y poder, y lleguen a los lugares de trabajo y las comunidades, los activistas deben hacer un mayor esfuerzo por llegar a los sindicatos, así como a otras formaciones que se están organizando dentro de los distintos sectores de la clase trabajadora, como los grupos comunitarios negros e inmigrantes. Por supuesto, estos grupos estarían más dispuestos a unirse a una coalición si creyeran que tendrían una voz significativa en la organización de las acciones y que sus propios problemas y preocupaciones se reflejarían en las reivindicaciones.

Además de las respuestas semanales que está organizando la Alianza Sin Reyes, los líderes de Sin Reyes prometen que en la primavera de 2026 tendrá lugar otra movilización nacional masiva, similar a las marchas y concentraciones del 18 de octubre. En los meses de preparación previos a esos eventos, sería importante que las coaliciones locales y nacionales patrocinaran reuniones y asambleas en las que se acordaran demandas con un enfoque claro.

En un artículo que este autor escribió después de las primeras marchas de Sin Reyes en junio, se señalaba que «Sin Reyes! fue bueno como eslogan defensivo general para unir a la gente contra el auge del autoritarismo. Pero en lugar de limitarnos a protestar por la restauración de las cosas que la administración Trump ha eliminado o amenaza con abolir, deberíamos pasar a exigir medidas de largo alcance que puedan lograr una verdadera justicia económica y social para todas las personas. Para ello, debemos presentar demandas claras y concretas al Gobierno, a todo el Gobierno, no solo a Trump y no solo a los republicanos».

Del mismo modo, sería un error pedir a millones de personas que se movilicen de nuevo en primavera, al tiempo que se señala que el objetivo principal de las manifestaciones sería conseguir votos para que el Partido Demócrata obtenga la mayoría en las elecciones de 2026 al Congreso y otros cargos políticos. La historia ha demostrado repetidamente que esa estrategia conduce a un callejón sin salida para la construcción de movimientos. Si este movimiento puede desatar el poder trascendental del que es capaz —desafiando eficazmente las acciones antidemocráticas del gobierno federal—, ¡debe permanecer independiente y en las calles!

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