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Pandemia

México | Imposición y engaño irresponsable

septiembre 5, 2021

Sobre la vuelta a clases presenciales

El intento de imponer el regreso a clases presenciales del gobierno de la “Cuarta Transformación”, con el imperativo lema de: “Llueva, truene o relampaguee”, lanzado por el Presidente López Obrador, es una medida irresponsable y un evidente acatamiento a lo dispuesto por la UNESCO y otros organismos internacionales, urgidos de reactivar la economía de los señores del capital. Y se da en el momento más agudo de la llamada “3ª ola” de la pandemia, que va al alza en todo el país, con cifras record de muertos y afectando principalmente a la niñez para quienes la vacuna no existe y a la juventud, para quienes el esquema de vacunación no ha llegado.

Por Corriente Socialista de los Trabajadores

No nos sorprende. Porque este gobierno –como muchos otros que hay en el mundo al servicio del gran capital– ha tenido desde el inicio en 2020 una actitud genocida. Pero esta irresponsable medida actual de López Obrador puede llegar a convertirse en una catástrofe de lamentables proporciones. Regresar a las aulas representa exponer a las y los alumnos, a las y los maestros y a todas sus familias al contagio de las nuevas variantes del virus. Tanto dentro de la escuela, como durante el trayecto a la misma en los transportes colectivos. Regresar a las aulas incorpora además los costos de sanear y limpiar los espacios en las escuelas –tarea y gasto que queda a cargo de los padres de familia–. Regresar a las escuelas con las carencias materiales de los edificios educativos en las complejas y diversas latitudes de nuestro país nos recuerda el abandono de los gobiernos neoliberales. A esto se le suma la carencia absoluta de apoyos sanitarios, principalmente de agua potable, con salones que no tienen las mínimas condiciones para mantener la sana distancia. Además de la carencia y precariedad de insumos: cubre bocas, mascarillas, geles antibacteriales. Toda esa penuria recae sobre los padres de familia y los maestros de muchas escuelas, porque se ven obligados a proporcionarlo ellos mismos a los estudiantes.

Todo esto evidencia la tremenda desigualdad social que existe en nuestro país, como consecuencia de un Estado que no está al servicio de su pueblo, sino de los intereses de los grandes capitalistas. Una vez más, la política a favor de los grandes empresarios se impone a las necesidades de la población trabajadora. Las medidas de la mal llamada “reforma educativa” tendientes a preparar las condiciones para la privatización de la educación, como fueron la eliminación de apoyos por parte del gobierno para el pago de luz, agua y personal de limpieza, el deterioro de obsoletos equipos de computación donde los hay y la falta de conectividad, deja a los padres de familia esta costosa responsabilidad. Para peor, después de año y medio de abandono de los planteles educativos a causa de la pandemia, hoy desnudan una situación de desastre.

No les importa que un sector importante de nuestra niñez y juventud queden al margen de la protección contra esta pandemia, No les importa que algunas escuelas no garanticen seguridad para su salud. Ante tales condiciones, tampoco tendrán garantías para una educación de calidad.

El presidente López Obrador todos los días repite en las mañaneras que “es por el bien de los niños ante su necesidad de socializar y recibir la enseñanza directamente de sus maestros”. El gobernador de Veracruz declara que en su Estado no se quiere formar “niños, niñas y jóvenes con ideas individualistas”. ¡Ambos discursos son pura demagogia cuando se pone en riesgo la vida de esos niños, niñas y jóvenes! ¡Porque de eso se trata precisamente! Minimizan las más de 260 mil muertes por covid-19 que nos confiere el triste cuarto lugar con más pérdidas humanas en el mundo.

Las razones de fondo que subyacen con esta postura, lejos de asegurar el “bienestar de la niñez y la juventud” se basan en el interés de reactivar la economía y la circulación del capital, que les asegure las ganancias de los empresarios locales e imperialistas.

Los maestros de la Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación, CNTE han sido reiteradamente decepcionados. Y ahora son atacados y denostados por el Presidente López Obrador, su gobierno y sus seguidores. Insultó a los sacrificados maestros de Chiapas –uno de los estados más pobres del país– comparándolos con el FRENA, ese frente opositor de ultraderecha. ¿Por qué calumnia a la CNTE? Porque los maestros de la CNTE –a diferencia de los “charros” del Sindicato Nacional de Trabajadores de Educación, SNTE, que ahora son consentidos por la Secretaría de Educación Pública, SEP– han sido los únicos que rechazaron las clases presenciales y promovido una encuesta con los padres de familia para conocer su opinión sobre el tema. En esta encuesta donde participaron 60.026 padres de familia se advierte que un 81.7% están en desacuerdo de que inicie el ciclo escolar con clases presenciales.

Es evidente que una abrumadora mayoría de padres y madres, y más aún maestros están por evitar la catástrofe y manifiestan su categórico desacuerdo con las clases presenciales. El presidente, que es tan afecto a las “consultas populares” a las que pomposamente él llamó “democracia participativa”, ha decidido dar la espalda a la opinión del pueblo y no consultar a los maestros y a la comunidad sobre esta importante decisión y ha ordenado a toda la cadena de mando de la SEP a presionar y maniobrar para imponer sus órdenes genocidas “llueva truene o relampaguee”. Porque, a pesar de que han dicho que “no habrá represalias” a los que no obedezcan, la coacción y amenazas de reportes que reciben los maestros de parte de sus “superiores” está lejos del respeto a la decisión de las comunidades educativas de las escuelas. Esta imposición está ocasionando crecientes tensiones y malestar entre los maestros y la SEP y disconformidad y rechazo entre los padres y madres de los alumnos.

Al término de la primera semana de la iniciación de estas “presenciales”, se constató que la asistencia promedio de escolares en la Ciudad de México ronda el 20%. Ahora, a punto de iniciarse la segunda semana de clases, se verá quién decide: si el pueblo trabajador con los maestros conscientes al frente o el gobierno autoritario, servidor de los empresarios.

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