«Mariupol es un campo de concentración en forma de ciudad»

Esta entrevista, realizada a un joven ucraniano tiene el objetivo mostrar el carácter genocida de la agresión de Putin en Ucrania, a través del testimonio vivo de un adolescente de la ciudad de Mariupol, que desde su infancia creció y sufrió la perversa represión del llamado “mundo ruso”. Y además, alertar que el infierno que él describe aún no quedó atrás para muchos cientos de miles de ucranianos y es una amenaza real para otros millones más.
La invasión rusa a Ucrania comenzó en 2014, y en ese momento el puerto de Mariupol estaba ocupado. Cuéntanos sobre esa primera ocupación, ¿Cuánto duró y cómo terminó?
La primera ocupación en 2014 duró tres meses. Yo tenía siete años entonces y recuerdo el estruendo de los disparos de cañón. También recuerdo cómo en enero de 2015 los rusos bombardearon el distrito donde vivían mis familiares y me contaron cómo tuvieron que huir de los bombardeos, vieron muchos cadáveres tirados en las carreteras. Pero entonces yo no entendía mucho ni sabía bien qué pasaba. Mis padres no hablaban, no quería hablar de la guerra.
A principios de 2015, las Fuerzas Armadas de Ucrania llevaron a cabo la operación Shyrokyne, alejando la línea del frente de la ciudad para que la artillería rusa no pueda alcanzarla. Después de eso, la vida estuvo más tranquila; no había muchos soldados en la ciudad. Pero había puestos de control en las afueras. Y cuando íbamos al mar, por ejemplo, revisaban nuestros documentos. Pero los militares trataban a los civiles con normalidad y les hablaban en ucraniano y ruso. Este problema del idioma no existía en absoluto en la ciudad.
El régimen de Putin le dijo al mundo entero “venía a liberar a los habitantes de habla rusa del este de Ucrania de los neonazis”. Por favor, explícanos, como residente de Mariupol –el puerto del Donbass en el Mar de Azov– ¿Por qué es una mentira? ¿A quiénes llaman neonazis los partidarios de Putin? ¿Por qué durante décadas el idioma ruso ha llegado a dominar sobre el ucraniano en el Donbass ucraniano? ¿Por qué el regreso de los ucranianos a su lengua provoca tanta ira en la Rusia de Putin?
En realidad son las consecuencias del “Holodomor” que perpetró Stalin –la hambruna genocida en 1932-33 con la que millones de campesinos ucranianos fueron exterminados, NdT–, y luego en reemplazo fueron traídos habitantes de Rusia y otras repúblicas a estas tierras para trabajar en las minas del Donbass. Además, a partir de esos años la rusificación de las escuelas y los libros fue política de estado en toda la URSS. Es por eso que el idioma nativo ucraniano quedó rezagado en el Donbass. Ucrania era como una colonia. Después del colapso de la URSS, Rusia gastó y gasta mucho dinero en propaganda de “todo lo ruso”. Especialmente en el Este de Ucrania, que está cerca de Rusia y está conectado a ella económica y políticamente. Y ahora Rusia dice que en el Este de Ucrania “todos son rusos”. Eso es falso. Por supuesto, había alguna gente que “esperaba a Rusia”. Pero no la inmensa mayoría.
En Ucrania no había nazis. Rusia simplemente llama “nazis” a todos los habitantes que hablan ucraniano en Ucrania y a todos aquellos que no quieren vivir bajo la ocupación rusa. ¡Es un absurdo llamar nazis a quienes quieren hablar su propia lengua en su propio país!
¿Estaba Mariupol preparada para la invasión de 2022? Cuéntanos sobre los defensores de Azovstal, que retrasaron el avance de los ocupantes rusos durante semanas, ¿Quiénes son?
La ciudad no estaba preparada para la invasión. Por ejemplo, alrededor de la ciudad había enormes campos que pertenecían al oligarca Rynat Akhmetov, que además es dueño de la siderurgia Azovstal. Se le pidió utilizar este terreno para la construcción de estructuras defensivas, pero él no lo permitió.
Y los defensores de la fábrica Azovstal –muchos murieron y otros tantos aún están prisioneros en Rusia NdT– eran ucranianos comunes y corrientes que defendieron su país. No sólo lucharon contra los ocupantes, sino que también protegieron a los civiles que se escondían en la planta, para protegerse allí de los bombardeos rusos.
Cuéntanos cómo tú y tu familia sobrevivieron los primeros días de la invasión en 2022. ¿Cómo sobreviviste a la ocupación hasta que pudiste salir?
El 24 de febrero a las 4 de la mañana mi madre me despertó y me dijo que la guerra había comenzado. Pensé que era una broma, pero resultó ser verdad. Había combates muy duros en nuestra zona, así que el primer día nos mudamos a casa de mi abuela. Estábamos transportando cosas y viendo las noticias, tratando de digerir lo que estaba pasando. El 4 de marzo, los rusos destruyeron centrales eléctricas y cortaron el suministro de gas, electricidad y agua. Tuvimos que cocinar comida afuera, talar árboles en el patio y encender fogatas. Bancos, mesas… todo era aprovechado para calentar.
Varias bombas de cassete Grad impactaron en un edificio de apartamentos vecino de 9 pisos. Y el edificio ardió durante varios días; había olor a quemado y cenizas que cubrían totalmente la nieve. Para ese momento, todas las tiendas y negocios estaban cerrados y vaciados. Un almacén fue alcanzado por un impacto de misil y los vecinos se encontraban sacando y entregando comida en sus coches. Un día, trajeron trozos de pescado congelado a nuestro patio: los residentes del patio se unieron y distribuyeron los trozos de pescado entre todos los residentes. Dimos nuestro pescado para ayudar a nuestros vecinos que ya se estaban quedando sin comida en su casa.
Durante esos días se oía el silbido constante de bombas y misiles Grad. Nunca sabes si un proyectil vuela hacia ti o no, por lo que si puedes, debes esconderte rápidamente. Y si estábamos en las calles, nos escondíamos en las entradas, en el vestíbulo o en los refugios improvisados en los sótanos. Si alguien vivía en los pisos superiores, se escondía cerca de la pared que daba al ascensor, porque estas paredes son más gruesas. Cuando impactaron misiles en la casa vecina, fue tan fuerte que todo temblaba y se cayó el cielorraso de nuestro techo.
Después de eso nos mudamos con todo al sótano, debido a los frecuentes bombardeos. Había muchos compartimentos allí, pero por supuesto estos sótanos no estaban acondicionados para vivir. La gente dormía entre las tuberías. Pero todos nos ayudábamos mutuamente: calentando la comida y ayudando con el combustible. Los teléfonos se cargaban con baterías de automóviles. Unos hombres fueron a los pozos a buscar agua. ¡Y justo comenzó un bombardeo! Estuvimos esperándolos durante horas… No sabíamos si volverían o no… Pero después, nos acostumbramos tanto a los bombardeos que ya no bajé desde nuestro cuarto piso al sótano. Sensación de inmensa tristeza. Te despiertas por la mañana y ves cómo tu ciudad natal está siendo bombardeada….
A principios de marzo salimos de Mariupol. Queríamos llegar a un pueblito, no muy lejos de la ciudad. Éramos cinco familias en un convoy. Con telas blancas llevamos escrito “Niños” para que no nos dispararan. Pero nos dispararon morteros, cayeron tres granadas. Pero no alcanzaron a los coches, que sólo fueron dañados por la metralla. Fue justo en ese momento, que los rusos bombardearon la Universidad de medicina. En ese caos, nuestros vehículos circulaban desordenadamente… Pero pudimos salir porque los retenes estaban sin controles. Y en esos días, los habitantes abandonaban la ciudad incluso a pie. Lo más impactante fue ver cochecitos de bebé abandonados por toda la ciudad. Todo esto junto con los cadáveres de animales y cadáveres de personas.
Nos sentimos como si hubiéramos escapado del infierno. Pero… otro infierno siguió
Cuando llegamos a ese pequeño pueblo nos sentimos como si hubiéramos escapado del infierno. Mamá llamó inmediatamente a mi hermana. Ella estaba en otra región cuando comenzó la invasión y pudimos hablar con ella… ¡Por primera vez! Vivíamos en una antigua pensión y allí pudimos inscribirnos para recibir el pan. Las tiendas estaban cerradas, sólo había ferias o mercaditos campesinos espontáneos. Pero la gente no tenía dinero. Los ocupantes rusos patrullaron el pueblo en busca de soldados ucranianos. Impusieron un registro frecuente de todos los nuevos residentes. Por ejemplo, cuando trajeron algunos alimentos, que los ocupantes llamaron “ayuda humanitaria”, filmaron a todas las personas que hacían fila.
¿Cómo es vivir en el “mundo ruso”? ¿Hay ejemplos de rusificación de la ciudad, de represión, de terror?
Cuando todavía estábamos en la ciudad de Mariupol, la radio rusa anunció los puntos desde donde serían evacuados los civiles. Uno de estos puntos fue el Teatro Dramático. Luego los rusos lanzaron una bomba sobre ese lugar, donde se encontraban refugiados civiles y niños. ¡Y la propaganda rusa difundía: “fueron los propios ucranianos quienes bombardearon”!
Los rusos saquearon la ciudad y se llevaron todo. Por ejemplo, el hospital de maternidad que bombardearon en los primeros días, todo el equipamiento fue destruido en los combates y el que no, se lo llevaron. Ahora el edificio ha sido “restaurado”. Pero ¿qué tipo de equipamiento hay? Sólo menos y peor.
En el pueblito reanudé la escuela. Ya controlada por los ocupantes rusos. Nos obligaron a aprender ruso y a cantar el himno ruso. Había una bandera rusa colgada sobre la entrada y en la propia escuela había un retrato de Putin. Muchos estudiantes no querían estudiar bajo los ocupantes, pasaban junto a este retrato y escupían sobre él. Y al final del año escolar, tomé un libro de texto de literatura ucraniana de la clase para salvarlo de la destrucción y se lo di a un amigo mío.
Los ocupantes celebraban diversos festivales. Ellos decían que eran celebraciones de la “liberación” que habían logrado. Y acarreaban a la gente obligada asistir allí bajo amenaza. Y algunos como yo, por el contrario, nos dibujamos con un marcador franjas amarillas y azules para mostrar a los estudiantes que debemos resistir a la ocupación de Rusia y valorar nuestra tierra, nuestro país. Un profesor que habían traído escribió denuncias contra los que resistían como yo. Existían “comités de reeducación” que vigilaban a los niños. ¡Y esos comités realizaban con ellos propaganda contra el “nazismo en Ucrania”..!
Los ocupantes obligan a todos los habitantes a adoptar el pasaporte interno ruso. Pero con ese no pueden salir del país. Para eso deben tener un pasaporte externo “zagranpassport” ruso. En Mariupol no se puede hablar ucraniano. Si escuchan el idioma ucraniano, pueden detenerte y preguntarte por qué hablas ucraniano “en tierra rusa original”. La gente es reprimida por hablar ucraniano. La radio, los canales de TV, la música… todo es en ruso. Por eso, especialmente me cambié totalmente al ucraniano a principios de 2023. Pero para sobrevivir bajo la ocupación, es mejor fingir ser “apolítico” y no hablar de tus propias opiniones. ¡Agentes rusos vestidos de civil escuchaban lo que decían los lugareños en lugares públicos, monitoreaban sus opiniones y escribían denuncias, tal como en la época estalinista!
La propaganda rusa intimida a los ucranianos bajo la ocupación. Nos dicen que los refugiados del Este ucraniano serán movilizados inmediatamente al ejército ruso, porque ya no son queridos en Ucrania…. No les puedo contar detalles de cómo y por dónde pude evadirme. ¡Pero en realidad, cuando salí de la ocupación hacia el territorio libre de rusos, no me encontré con nada parecido!
La propaganda rusa difunde a todo el mundo cómo está reconstruyendo la ciudad. ¿Cómo es en realidad?
La supuesta restauración de la ciudad es un show montado para engañar a los que miran sus canales o para desviar recursos por parte de los colaboracionistas corruptos y las empresas contratadas. Las casas allí están en pésimas condiciones, todo tiene goteras, es imposible vivir. Es un campo de concentración en forma de ciudad.
¿Nos puedes hablar sobre algunas evidencias de resistencia?
Desde el comienzo de la guerra, adopté una posición en defensa de Ucrania y traté de ayudar a mi país de todas las maneras posibles. Me resistí a la imposición del idioma ruso. Me salteé las clases de literatura rusa en la escuela y rescaté de la destrucción los libros de texto de lengua ucraniana. Fotografié barcos rusos en el Mar de Azov y envié las fotos. Nunca acepté hacer discursos a favor de Rusia ni entoné su música. Intenté por todos los medios evitar las conversaciones con los rusos. Apenas salía de mi casa, leía libros y traté de trabajar en mi desarrollo personal.
Durante la ocupación, tuve que ir obligado a una escuela rusa. De lo contrario mis padres hubieran perdido sus derechos como progenitores y podrían haber sido deportados a Rusia. Pero me salteé clases enteras. Iba, me registraba presente y me retiraba. En la escuela, además de la literatura y la geografía, existían lo que ellos llaman “conversaciones sobre cosas importantes”: historias sobre las fiestas rusas y su ideología. De hecho, es un auténtico lavado de cerebro a los niños y adolescentes. En la clase de geografía nos obligaron a dibujar mapas de Rusia, incluyendo Crimea y Donbass.
Los soldados rusos llegaron a la escuela y nos mostraron sus armas: minas, rifles, etc. ¡Las armas con las que nos dispararon! Y también nos llamaron a nosotros, los estudiantes ucranianos, a unirnos a las fuerzas armadas rusas. Nos hicieron escuchar su himno, e incluso una vez tuve que pararme porque estaba en primera fila y era peligroso ignorarlo. Pero evité doblegarme de todas las maneras posibles. ¡Personas que destruyeron nuestras vidas, que arruinaron todo nuestro futuro, nos quieren convencer de su bondad y nos reprochan nuestra “ingratitud” por habernos traído su “mundo ruso”!
Resistimos como podemos
Hicimos grafitis pro-ucranianos. Un día los ocupantes nos quisieron sobornar y nos dieron 10 mil rublos (equivale casi a 100 dólares) a cada estudiante. Y con ese dinero compramos botes de pintura en spray. Y aparecieron los grafitti «Gloria a las FDU», Gloria a las Fuerzas de Defensa de Ucrania. Esa inscripción estuvo en pared de la escuela y duró 24 días. Hasta que los ocupantes rusos la cambiaron por “Gloria a las Fuerzas Armadas de RF”, pero luego la pintamos encima de nuevo Gloria a FDU.
Cerca del patio de otra casa había una escuela ucraniana, fue destruida durante la ofensiva y los rusos no la restauraron hasta dos años después. Y allí me metí y encontré una biblioteca entera de libros ucranianos y traje a casa 32 libros, colecciones enteras. Acarreaba estos libros durante dos días y era peligroso porque podían detenerme y preguntarme qué llevaba allí. ¡Y mi habitación parecía una habitación patriótica ucraniana, con un cartel de Shevchenko! La mayoría de los libros eran de la era soviética, pero también había exámenes sobre la historia de Ucrania, por ejemplo. Y encontré varios libros de la época de la independencia de Ucrania.
Rescaté los libros ucranianos de la destrucción porque los ocupantes destruyen todo lo relacionado con Ucrania. ¿Por qué estaban todos esos libros en una misma habitación? Porque los rusos preparaban los libros para ser quemados. Los rusos consideran a los libros ucranianos como “literatura extremista”.
¿Qué te gustaría decirles a los estudiantes de Europa y del mundo, a los obreros y a la gente común trabajadora? ¿Por qué es tan importante apoyar la lucha del pueblo ucraniano contra los ocupantes de Putin? ¿Qué importancia tiene esta lucha para el mundo entero y las naciones? Y lo más importante ¿qué pueden hacer quienes lean esta entrevista? ¿Cómo se puede ayudar específicamente a la Resistencia Ucraniana?
Es necesario apoyar a Ucrania porque los rusos están destruyendo la cultura de otras naciones y de su propia gente. Cometen genocidio contra otros pueblos. Y esto no sólo desde la época estalinista, sino desde la época del imperio zarista. Simplemente se está imponiendo con violencia la cultura rusa, la lengua rusa, la mentalidad imperialista. Los putinistas son personas con ideas fascistas. Causan mucho daño, incluso a la naturaleza: hoy dos de sus petroleros de Krasnodar se hundieron y han contaminado gravemente el Mar Negro. El régimen de Putin es peligroso para el mundo entero con sus agresiones y amenazas. Es un régimen totalitario en el que muchas libertades están prohibidas.
Si Ucrania cae, Putin intensificará su ofensiva contra otros países. Rusia apoyó militar y políticamente a regímenes genocidas como el de Bashar Assad en Siria o el de Corea del Norte. Si no detenemos a Putin aquí en Ucrania, tendremos más guerras en Europa. Ya vemos en Mariupol como intentan obligar a los ucranianos ¡A ir a combatir por Rusia!
Por eso es importante apoyar a todos aquellos que luchan contra el autoritarismo. Y aquellos que resisten al imperialismo, como el pueblo palestino. Debemos prestar atención a la resistencia palestina contra Israel, luchar contra el genocidio que comete Israel y la crisis humanitaria que provoca. O también apoyar a aquellos estadounidenses que están en contra de que Estados Unidos ayude a Israel a destruir a los palestinos. Aprendí que es importante no ser indiferente, ser político, aprender de todo lo que está pasando. Ver, entender y ayudar en la lucha.
Y la ayuda más concreta es exigir a los gobiernos que proporcionen más armas a los ucranianos para que puedan defender al mundo de los ocupantes rusos. Y en general ampliar el apoyo a los ucranianos. Si Rusia toma el control de Ucrania, las consecuencias serán mucho más nefastas.