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Francia

Macron no logra contener el estallido social

Protestors end the demonstration against plans to push back France’s retirement age, at the Invalides monument, right, and the Eiffel Tower in background, Tuesday, Jan. 31, 2023 in Paris. Labor unions aimed to mobilize more than 1 million demonstrators in what one veteran left-wing leader described as a «citizens’ insurrection.» The nationwide strikes and protests were a crucial test both for President Emmanuel Macron’s government and its opponents. (AP Photo/Thibault Camus)
marzo 29, 2023

El martes 28 de marzo tuvo lugar la onceava jornada de movilización en Francia que ya no sólo exige la retirada de la reforma de las pensiones, sino que junta las reivindicaciones de distintos sectores sociales golpeados por la crisis y por los planes del gobierno de Macron.

Por Florence Open

Se calcula que en este día laborable salieron a las calles 750 000 personas, con concentraciones en más de 80 localidades del país y en medio de huelgas clave, como las de los petroleros y de los trabajadores de recogida de basura, que se prolongan.

Una movilización de masas explosiva e histórica

Francia vive una nueva ola de movilizaciones a raíz de la lucha contra la reforma de las pensiones que muchos ya comparan con la lucha del CPE en 2006 que derrotó al gobierno de Villepin bajo la presidencia de Chirac o incluso con mayo del 68. En un inicio, estas movilizaciones dirigidas por la intersindical (CGT, CFDT, FO, SUD, CFTC) sacaron a la calle a millones de personas. En la primera jornada de lucha el 19 de enero, salieron entre 1 y 2 millones de manifestantes, y en la segunda el 31 de enero entre 1,3 millones y 2,8 millones. Las marchas de los martes y jueves, a veces de los sábados siguieron durante febrero e inicios de marzo pero de manera espaciada y la falta de un plan de lucha para construir una huelga general reconducible, llevaron a una pequeña baja en la participación si bien se mantenían fuertes y significativas.

No obstante, la movilización se masificó y radicalizó a partir del viernes 17 de marzo a raíz del uso del recurso del artículo 49.3 de la Constitución que permite aplicar una ley sin pasar por la votación parlamentaria. El gobierno de Macron ya lleva gobernando a golpes de 49.3 de manera cada vez más autoritaria. Al gobierno de Borne le faltaban dos o tres votos para aprobar la reforma en el parlamento con mayoría y la imposición de la reforma por decreto fue la gota que colmó el vaso y transformó una lucha social creciente en una lucha política contra el gobierno de Macron por sus métodos verticales y autoritarios de gobierno. En respuesta al uso del 49.3 hubieron protestas espontáneas en decenas de ciudades francesas esa misma noche, y durante el fin de semana siguiente la intersindical llamó a acciones locales para canalizar la ira, manifestaciones que acababan muchas veces en enfrentamientos muy duros con la policía, con ataques a los edificios de las alcaldías y las oficinas de los diputados de la coalición de Macron, LREM.

El lunes 20 de marzo la moción de censura apoyada por casi todos los grupos de oposición contra el gobierno de Elisabeth Borne fracasó por 9 votos y el jueves 23 tuvo lugar la jornada de manifestaciones, combinada con acciones directas de las masas que fue un gran hito: 3,5 millones según los sindicatos en las calles, cortes de carreteras, disrupción del aeropuerto Charles de Gaulle durante horas y de decenas de estaciones ferroviarias, bloqueos reforzados de las refinerías, y de otros centros logísticos etc. El 23 quedó manifiesto que las direcciones sindicales ya no canalizan todo el proceso de lucha, y que la autoorganización por la base de los trabajadores y la juventud está avanzando con desigualdades y contradicciones. Esta última parece decidida a entrar en escena y su rol es fundamental para lograr no solo que Borne retire o no aplique la reforma, sino un cambio más profundo en el país. Como dicen muchos jóvenes “si no cambiamos las cosas hoy, no cambiarán nunca.”[1]

Las causas detrás de la explosión social

La reforma del gobierno Borne quiere, entre otras cosas, retrasar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años y alargar el periodo de cotización mínima. El discurso del gobierno es que los franceses “deben trabajar más” para compensar el endeudamiento del estado durante la crisis del Covid y cubrir el déficit estructural del sistema de pensiones, que este año es de 1,800 millones, y será de 13,000 millones en 2030.[2] Obviamente, Borne y Macron eluden hechos clave que deslegitiman la necesidad de la reforma y ponen de manifiesto que su gobierno tiene como prioridad los intereses de las grandes multinacionales francesas. La primera medida de Macron, por ejemplo, fue eliminar el ISF, el impuesto a las grandes fortunas que se calculaba aportaba al estado alrededor de 3,000 millones de euros anuales[3]. Además los principales grupos empresariales franceses que cotizan en el CAC 40 ha tenido otro año de beneficios récord con 142,000 millones de euros en 2022 (156,000 millones en 2021)[4]. Recordemos también que en diciembre el gobierno votó un aumento astronómico del gasto militar que será de 430,000 millones de euros para el periodo de 2022-2030. El dinero para satisfacer y mejorar las necesidades de vida de los trabajadores en Francia existe de sobras, lo que falta es un gobierno de los trabajadores que ponga la economía a su servicio y bajo su control.

 De momento lo que sí ha logrado el gobierno es unir a todas las centrales sindicales, incluyendo a la CFDT y la CFTC, que usualmente pactan con el gobierno y se oponen a las huelgas. Frente a la negativa del gobierno a negociar la reforma con la intersindical, y, en vez, imponerla por la fuerza, las direcciones sindicales se vieron obligadas por sus bases a convocar manifestaciones de rechazo. No obstante las movilizaciones actuales van uniendo los agravios presentes y crecientes en la clase trabajadora, a comenzar por la inflación galopante que era de 6,3% de media en febrero del 2023, pero de 16% para los productos de la canasta básica y del 14% para la energía.[5]

Macron, el bombero pirómano

Macron es visto cada vez más como el presidente de los banqueros, elitista y desconectado de la realidad, que se empeña en imponer sus contra reformas sin importarle haber perdido el apoyo popular. Su entrevista televisiva del 22 de marzo, que supuestamente buscaba calmar los ánimos y desactivar el espíritu de protesta provocó el efecto opuesto. Por un lado estaba el contenido del discurso que fue duro e incendiario: ninguna ventana para negociar nada de la reforma de las pensiones que ya fue aprobada de manera legal y que es según él legítima; mentiras sobre el rol de los sindicatos que según él nunca hicieron contrapropuestas (cosa que fue inmediatamente desmentida por éstos); diferenciación entre le “pueblo” que vota y tiene legitimidad política y las “masas” que se manifiestan y emprenden acciones directas, comparando a estas últimas con los sectores ultra que asaltaron el capitolio el 6 de enero del 2021. Por el otro, estuvo el hecho más comentado en las redes, que mientras Macron defendía su política social frente a los que cobran el salario mínimo, escondió sus manos debajo de la mesa para sacarse su reloj de lujo, valorado en más de $2,000, pensando que nadie se daría cuenta.

Obviamente, en la entrevista, el inconsciente del presidente con su gesto de esconder la mano fue más explícito que su discurso, y expresó indirectamente lo que piensa de los ciudadanos, o más bien de sus súbditos: que son una banda de imbéciles a los que puede manipular con su retórica ambigua, con su uso populista de las redes, y con  sus mentiras (como la de que con la nueva reforma habría una pensión mínima de $1,200 al mes… que luego se descubrió que sólo cobraron entre 10,000 y 20,000 jubilados…). Todo maniobras y artilugios para ocultar un ejercicio del poder autoritario, casi monárquico, a favor del capitalismo francés. Hoy solo el 28% de los franceses tienen una buena opinión de su presidente, y no es por nada si los retratos y las asociaciones de éste con Luís XVI, el rey ejecutado por la Revolución Francesa, proliferan en las marchas.

El retorno de los viejos métodos de represión

Si bien el gobierno de Borne mantuvo cierta contención en la acción policial durante las primeras manifestaciones contra la reforma organizadas por los sindicatos, todo cambió a partir del jueves 16 de marzo. Ya en 2019, y después de las protestas de los Chalecos Amarillos, Macron resucitó una de las brigadas policiales más violentas, peligrosas y odiadas en Francia, la policía motorizada de los “voltigeurs”. Esta fuerza ligera donde van dos policías en una moto, uno conduce y el otro da palos a los manifestantes, fue creada en 1969, después de mayo del 68, para romper las columnas de las manifestaciones de la juventud, y perseguir a los jóvenes por las callejuelas. Fue disuelta en 1986 después de la muerte del estudiante Malik Oussekine que generó una ola de emoción en el país con marchas que reunieron a miles de estudiantes de Francia y Europa, profesores y padres, y en su nueva versión rebautizada BRAV-M, ha vuelto a hacer estragos. Existen ya varias denuncias sobre las lesiones graves provocadas por la BRAV-M estos últimos días, y una grabación de una de sus brigadas que fue hecha pública por los medios ha generado un grandísimo escándalo. En ella los policías se vanagloriaba de “haber partido muchos codos y caras” en la marcha, y se escuchaba como no sólo agredían a un detenido sino que le amenazaban entre bromas que podría ir en ambulancia al hospital en lugar de ir a la comisaría, o que tenían disposición para ir a dormir con él a su casa.[6]

Existe ya una petición pública para disolver esta brigada[7], pero el problema no es sólo la BRAV-M. La policía nacional, los CRS (cuerpos antidisturbios) y la gendarmería desplegados en las ciudades y zonas rurales son cada vez más violentos. En Nantes se están presentando denuncias contra la policía por agresiones sexuales y violaciones a manifestantes en el marco de las movilizaciones de la semana pasada.[8] Recientemente, un mando de los CRS afirmó “tener miedo que uno de sus hombres acabe matando a un manifestante”.[9] La Comisión Nacional Consultiva de Derechos Humanos y Amnistía Internacional han advertido recientemente que está muy preocupada por la actuación de las fuerzas policiales desde el 16 de marzo, ya que están llevando a cabo arrestos de manera sumaria y arbitraria, reprimiendo de manera muy violenta, y utilizando la técnica de la “nasse” para acorralar e inmovilizar a grupos de manifestantes obstruyendo de hecho al derecho de manifestación y poniendo en riesgo la seguridad de éstos.

La lucha obrera se agudiza

En medio de la movilización de masas la lucha obrera se agudiza. Los sectores en huelga más clave son los de los petroleros de las refinerías, en particular en Normandía, y los trabajadores de la basura en París, además los ferroviarios de la SNCF y los empleados de las empresas de electricidad y gas. Hoy el 16% de las gasolineras en Francia y el 30% de las de París tienen problemas de abastecimiento, y la situación puede empeorar. Borne envió a la policía a reventar los piquetes, con requisiciones de trabajadores para intentar abrir de nuevo las refinerías. Si bien lograron romper parcialmente la huelga de la refinería de Gonfreville l’Orcher, no pudieron hasta ahora con el principal bastión en Donges, cerca de Nantes. En Gonfreville l’Orcher, la vanguardia movilizó de manera efectiva e impresionante la solidaridad con los huelguistas, haciendo llegar de todo el país a centenas de militantes para reforzar los piquetes, derrotando así a las fuerzas del orden, con el apoyo de los estibadores del puerto de Le Havre. Una situación similar se dio en las incineradoras de basura de la región parisina, también en huelga, donde los piquetes atrajeron a más de 1,000 activistas en el piquete de la incineradora de Ivry y lograron mantener la huelga.

Poco a poco avanza la auto-organización por la base de los trabajadores para tornar las huelgas existentes efectivas y controlarlas por la base y también se empieza a discutir cómo extender la huelga a más sectores. El principal problema es que las direcciones sindicales en este momento no quieren organizar la huelga con la base, más bien buscan atenuar el caos creciente que han generado estos conflictos prolongados en los sectores estratégicos. Frente a esta actitud, existen sectores que empiezan a declararse en “huelga salvaje”, sin ni siquiera seguir el marco legal para declararla, como es el caso de los ferroviarios de tecnicentro de la SNCF de Châtillon, que han inspirado a otro centro ferroviario en Lyon.

Los desafíos para organizar la lucha hacia una salida revolucionaria

Lo que está planteado hoy en Francia ya no es sólo la retirada de la reforma, sino también el aumento de los salarios, la defensa de los derechos democráticos de manifestación y huelga, el fin de la represión policial y sobre todo echar al gobierno de Macron que está sumido en una gran crisis política. De hecho, una de las consignas más coreadas por los trabajadores y la juventud: “Grève, Blocage, Macron dégage!” (¡Huelga, Bloqueo, Macron lárgate!). Pero la lucha por sí sola, sin organización y dirección, por muy masiva que sea en las calles, no va a lograr ese resultado. Y la apuesta de Borne y Macron es precisamente el desgaste y el agotamiento de la clase trabajadora en lucha.  Por eso es muy clave apoyar y desarrollar los procesos incipientes de autoorganización y reforzar las huelgas del movimiento obrero, en particular del sector industrial, y organizar la participación de la juventud.

Desde el inicio del movimiento existen grupos de vanguardia, de militantes de izquierda e independientes con mayor conciencia de clase, que han estado determinados desde un inicio a luchar. Han logrado movilizar a algunos sectores y se han encontrado en las calles y las huelgas con los cientos de miles que rechazan la reforma ya que los sindicatos han llamado a sus bases a luchar. Ahora es más necesario que nunca que estos sectores organizados y más politizados jueguen un rol de vanguardia pegados a las bases proletarias y a la juventud que buscan una salida real a la crisis, organizando la lucha por abajo con democracia obrera, privilegiando la acción directa de masas a las acciones ultraizquierdista de vanguardia, planteando la solidaridad y la unidad de las luchas incluyendo las de los sectores oprimidos y la lucha contra la catástrofe climática y ecológica. En la coyuntura actual, hay que exigirle de las direcciones sindicales la convocación de una huelga general real y reconductible, y que acabe con el plan de días de huelga separados sin un plan para escalar el conflicto, ya que éste hace perder jornadas de salario sin aumentar la fuerza del movimiento huelguístico, y desmoraliza a los trabajadores. Estas direcciones siguen teniendo un peso real en la conciencia de los trabajadores y tienen aún la capacidad de llamar a una huelga general. Dados su rol y responsabilidad no pueden ni deben ser ignorados. Es necesario también que los distintos sectores en lucha avancen en la coordinación de sus acciones, eligiendo a delegados para reunirse en comités de huelga nacionales e impulsar un plan de lucha real.

Dada la brutal represión policial que tiene como objetivo desmovilizar, es clave poner en el orden del día la necesaria organización de la autodefensa de los manifestantes y huelguistas, garantizando la participación de los sectores de base y la seguridad de las acciones y marchas. Eso se concretiza con “servicios de orden” discutidos y votados democráticamente por la base, con planes concretos para responder a las provocaciones y defenderse de los ataques policiales, así como la organización de equipos de primeros socorros. También es necesario llevar a cabo una campaña pública contra la represión y la defensa de los derechos sociales y políticos de la clase trabajadora que el gobierno quiere eliminar, exigiendo la disolución de la BRAV-M, el castigo de los policías responsables por las lesiones y el fin del uso de la “nasse” en las marchas y del envío de la policía a los piquetes.

Para tener éxito en éstas tareas, es necesario construir al calor de las luchas una organización política que pueda, partiendo del acúmulo de las experiencias históricas de la clase trabajadora y de una actuación real en las luchas, dar pasos decisivos para resolver la crisis de dirección revolucionaria evidente en este proceso, y la LIT-CI hoy en Francia y en Europa está al servicio de ese proyecto.


[1] https://www.liberation.fr/economie/social/paroles-de-jeunes-manifestants-contre-la-reforme-des-retraites-si-on-ne-change-pas-les-choses-maintenant-ca-ne-changera-jamais-20230328_FKGSUUKRGZF7LLQ4ETVK6HGXHY/

[2] https://www.liberation.fr/checknews/retraites-sans-reforme-le-deficit-va-t-il-vraiment-etre-multiplie-par-24-en-2050-comme-le-laisse-penser-le-gouvernement-20230111_R7RBJC5AANBJ7OJ4RNQAFBU3DE/

[3] https://www.lesechos.fr/economie-france/budget-fiscalite/impots-les-effets-encore-mitiges-de-la-reforme-de-lisf-1355008

[4] https://www.lepoint.fr/economie/les-entreprises-du-cac-40-affichent-142-milliards-de-benefices-en-2022–09-03-2023-2511382_28.php

[5] https://www.journaldunet.com/patrimoine/guide-des-finances-personnelles/1198747-inflation-2023-elle-monte-a-6-3-en-france-en-fevrier/

[6] https://www.lemonde.fr/societe/article/2023/03/24/je-peux-te-dire-qu-on-en-a-casse-des-coudes-et-des-gueules-quand-la-brav-m-derape-au-cours-d-une-interpellation_6166857_3224.html

[7] https://petitions.assemblee-nationale.fr/initiatives/i-1319

[8] https://france3-regions.francetvinfo.fr/pays-de-la-loire/loire-atlantique/nantes/temoignages-agressions-sexuelles-sur-des-etudiantes-par-des-policiers-a-nantes-j-ai-senti-ses-doigts-s-inserer-dans-la-fente-de-mon-appareil-genital-2736474.html

[9] https://www.neonmag.fr/les-violences-policieres-explosent-en-france-et-menacent-les-droits-de-lhomme-alerte-un-rapport-560420.html

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