search
               
                   
Especial Palestina

Líderes árabes entregan su fortuna a Trump en medio del genocidio en Gaza

mayo 23, 2025

Por Fabio Bosco

Entre el 13 y el 16 de mayo, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, visitó Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. La visita se produjo tras el fracaso del aumento de aranceles de Trump, que fue revocado ante el repudio de todos los países, de la mayoría de la población estadounidense e incluso de los grandes capitalistas.

En Medio Oriente, Trump es repudiado por el pueblo árabe, que no acepta el genocidio en Gaza llevado a cabo por el Estado de Israel con apoyo de Estados Unidos. El genocidio ya tiene 19 meses. Durante este período, Israel ya ha asesinado al menos a 64.000 palestinos, ha destruido todos los hospitales y escuelas y ha impedido la entrada de ayuda humanitaria (alimentos, agua, medicinas y combustible).

Además, Trump también es rechazado por su amenaza de atacar a Irán, sus criminales bombardeos contra Yemen, sus sanciones contra Siria, así como su apoyo a las agresiones israelíes en Líbano y Siria.

Acuerdos y agresiones multimillonarias

Antes de viajar, Trump intentó desarmar algunas de estas políticas imperialistas, para viabilizar su visita y mantener la influencia estadounidense en la región.

En Doha, la capital de Dakar, inició negociaciones directas con Hamas, a cambio de la liberación de un prisionero estadounidense-israelí por la promesa de ayuda humanitaria para Gaza, donde medio millón de palestinos ya mueren de hambre debido al bloqueo total israelí desde el 2 de marzo.

En Omán e Italia, Estados Unidos celebró cuatro rondas de negociaciones con Irán, destinadas a limitar el programa nuclear iraní y al mismo tiempo conseguir el apoyo de sus aliados en la región, como el Hezbolá del Líbano, los hutíes de Yemen y las milicias chiítas de Irak.

A cambio, Estados Unidos levantaría las duras sanciones contra el país y no emprendería ninguna acción militar, directamente o a través de Israel. Las negociaciones siguen en curso, pero ya han bajado la temperatura.

A través del gobierno omaní, Trump alcanzó un acuerdo de alto el fuego con los hutíes yemeníes, poniendo fin a la desastrosa agresión militar contra Yemen, que no logró derrotar a los hutíes yemeníes. Ya han derribado siete drones estadounidenses, valorados en 30 millones de dólares cada uno. Además, dos aviones de combate se estrellaron en el Mar Rojo, con un coste de 67 millones de dólares cada uno.

El asalto duró 50 días y costó más de mil millones de dólares. Además de ser ineficaz, la agresión estadounidense podría, según los dirigentes saudíes, poner en riesgo la visita de Trump, ya que los hutíes podrían atacar objetivos estadounidenses e incluso la capital, Riad. El acuerdo con los hutíes exige el fin de la acción militar contra objetivos estadounidenses, pero no dice nada sobre los ataques contra Israel, que los hutíes siguen atacando.

Trump llega a Arabia Saudita

Los líderes saudíes recibieron a Trump con una alfombra roja y mucha pompa. Lo mismo ocurrió en Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. Se firmaron cientos de acuerdos por un valor aproximado de dos billones de dólares, entre los que destacan la compra de armas por parte de Arabia Saudita por valor de 142.000 millones de dólares; la compra de 160 aviones Boeing por parte de Qatar por un costo de 96.000 millones de dólares; y acuerdos de inversión en Inteligencia Artificial, tanto en EE.UU. como en Oriente Medio.

Trump anunció el fin de las sanciones a Siria, lo que fue celebrado en las calles de Damasco, la capital del país, pero no dijo nada sobre el alto el fuego en Gaza ni sobre el plan de la Liga Árabe para poner fin al genocidio palestino, anunciado el 4 de marzo y rechazado por Israel. En otras palabras, Israel sigue contando con la aprobación de Trump para llevar a cabo el genocidio en Gaza, la anexión de Cisjordania y los ataques a sus vecinos árabes.

No es coincidencia que los líderes árabes sean considerados traidores por la población local y la lujosa recepción a Trump sólo reafirmó esta percepción. Lo mínimo que se esperaría sería un alto el fuego en Gaza o el apoyo al plan de la Liga Árabe.

Buscando espacio: Las garras del imperialismo chino en el mundo árabe

Durante su visita, Trump levantó las sanciones a Siria bajo presión de sus aliados saudíes y turcos, y también ante el riesgo de un acercamiento comercial y político entre Siria y China.

En los últimos años, China ha logrado importantes avances en la región, convirtiéndose en el principal socio comercial de varios Estados de la región, incluido Israel, y también en el garante de los acuerdos entre Arabia Saudita e Irán, además del acuerdo entre las partes palestinas, firmado en Pekín.

Entrega de Siria a los EE.UU.

El presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, ofreció a Trump un acuerdo neocolonial, hipotecando el petróleo y el gas sirios (un acuerdo similar al firmado entre Ucrania y Estados Unidos), así como la posible construcción de una “Torre Trump” (un edificio destinado a albergar un centro comercial) en Damasco.

Además, Al-Sharaa se comprometió a cumplir el acuerdo de alto el fuego con Israel, firmado por el dictador Assad en 1974, y, vergonzosamente, incluso arrestó a dos miembros de la Jihad Islámica Palestina que se encontraban en Siria.

Respuesta al genocidio: Crece la solidaridad con Palestina

Mientras los líderes árabes confraternizaban con el principal patrocinador del genocidio en Gaza, los jóvenes y la clase trabajadora salieron a las calles en varios países para exigir el fin de la carnicería en la semana que conmemora la Nakba palestina.

La mayor manifestación reunió a medio millón de personas en Londres, la capital de Inglaterra, cerca de la calle que alberga la sede del gobierno británico. En varias ciudades, entre ellas Berlín (Alemania) y Haifa, en la Palestina ocupada, se produjo una intensa violencia policial.

En varias universidades de Estados Unidos, los estudiantes reanudaron las actividades solidarias, incluso en los discursos de graduación, con conmovedores testimonios contra el genocidio en Gaza.

Aumenta la presión para un alto el fuego

En el Festival de Cine de Cannes (Francia), la famosa actriz francesa y presidenta del jurado, Juliette Binoche, rindió homenaje a la fotoperiodista palestina Fatima Hassouna, fallecida en un ataque israelí en Gaza. Lo mismo hizo la actriz estadounidense Angelina Jolie.

En el festival de música de Eurovisión en Basilea (Suiza), la cantante israelí fue abucheada. En Noruega, los hoteles están rechazando a huéspedes con pasaportes israelíes y el sindicato del país ha adoptado la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel.

Los medios de comunicación holandeses informaron que un grupo de destacados expertos en genocidio concluyó que las acciones israelíes en Gaza constituyen el crimen de genocidio, siguiendo la conclusión a la que llegaron la relatora de la ONU para los territorios palestinos, Francesca Albanese, y la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.

Este conjunto de acciones y posiciones presiona a líderes imperialistas, como el presidente Macron de Francia o la revista británica “The Economist”, para que hagan declaraciones pidiendo un alto el fuego inmediato.

Controversia: La rendición no es el camino

Gilbert Achcar, destacado intelectual marxista libanés vinculado al Secretariado Unificado, al que están vinculadas varias organizaciones socialistas que integran el PSOL, escribió un artículo erróneo titulado “Gaza y la sabiduría de Salomón”, en el que afirma:

Lo cierto es que Hamás se enfrenta hoy a la disyuntiva de renunciar a su control sobre Gaza, una decisión que puede negociar en términos que garanticen la seguridad y la supervivencia de los residentes de la Franja, o continuar su estrategia de liberación mediante armas e ilusiones. Estas últimas, es decir, las ilusiones, son sin duda más poderosas para el movimiento que las primeras .

El primer error de este análisis es transmitir la idea de que las estrategias de liberación de Hamás son obstáculos para la supervivencia de los habitantes de Gaza, cuando los verdaderos obstáculos son los enemigos de la causa palestina: el Estado de Israel, los países imperialistas, los regímenes árabes y la burguesía palestina, reunidos en torno a la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

El segundo error es creer que la rendición de la resistencia armada palestina es una garantía de supervivencia. Entre 1936 y 1939, los británicos aplastaron la Revolución Palestina y desarmaron a los palestinos. Esto no impidió que las milicias sionistas expulsaran a 800.000 palestinos en la Nakba en 1945. Todo lo contrario.

En Cisjordania, la ausencia de resistencia armada tampoco impidió que Israel avanzara en la colonización de tierras palestinas, expulsando de sus hogares a más de 40.000 residentes de campos de refugiados y asesinando a más de mil palestinos.

El tercer error es creer en cualquier garantía que ofrezcan el Estado de Israel y sus patrocinadores. La ruptura unilateral de los acuerdos de alto el fuego, firmados por Israel y respaldados por Estados Unidos, es prueba de ello.

La única garantía real es el fortalecimiento de la resistencia palestina, armada o no, y la solidaridad internacional de la juventud y la clase trabajadora, hacia la liberación de toda Palestina, desde el río hasta el mar.

Estrategia: Un partido revolucionario para promover la solidaridad internacional

La liberación de Palestina depende de una combinación de las acciones de la resistencia palestina, la clase obrera árabe (contra sus regímenes) y la clase obrera internacional, particularmente en los países imperialistas.

También depende de una visión clara de los enemigos y aliados de la causa palestina y de las soluciones reales.

Por ejemplo, la solución de dos Estados, uno israelí y otro palestino, es ilusoria, ya que no garantiza el derecho al retorno de todos los refugiados palestinos a sus tierras y hogares y además oculta el hecho de que Israel es un Estado militarizado que vive del robo de tierras árabes.

Otro ejemplo: los países cuyos regímenes oprimen a sus propios pueblos, como es el caso de Irán o China, pueden ser aliados temporales, pero no son aliados estratégicos, ya que son obstáculos para construir la solidaridad entre los pueblos oprimidos.

Por eso, es muy importante construir un partido que promueva la resistencia palestina y la solidaridad internacional, además de defender una verdadera perspectiva de liberación de Palestina, desde el río hasta el mar.

El PSTU es parte de una organización internacional, la Liga Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional), que se enorgullece de estar en la primera línea, promoviendo la solidaridad internacional, en unidad de acción, en varios países. Ven a dialogar con nosotros y conoce nuestras propuestas de acción internacionalista.

Lea también