Vie Abr 19, 2024
19 abril, 2024

Las devastadoras consecuencias de las políticas migratorias europeas

En junio de 2016, la Unión Europea lanzó, dentro de la nueva Agenda Migratoria Europea, el Migration Sociedad Framework (MPF): un abordaje a la cuestión de la inmigración que nació, según las declaraciones de sus promotores, con el objetivo de integrar la gestión de los flujos migratorios en la política extranjera de la Unión Europea. Los objetivos anunciados de la MPF eran salvar vidas en mar y combatir las redes de tráfico y contrabando, aplicando instrumentos adecuados para la repatriación de los ciudadanos de terceros países que permanecen irregularmente en Europa. Para hacer eso, la MPF se propuso afrontar las causas principales de la «migración irregular» y mejorar las oportunidades en los países de origen, pero también abrir las vías legales en Europa para «los que necesitan» de ello. ¿Cómo se han traducido, hasta hoy, tales propósitos?

Por: Conny Fasciana – PdAC, Italia

El acuerdo Italia-Libia de febrero de 2017 y su evolución

El acuerdo estipulado por Italia con el gobierno de unidad nacional del primer ministro Sarraj prevé un activo empeño del gobierno libio para parar el flujo de migrantes llegados del África dentro de sus fronteras y retenerlos en campos de detención, que condenan a quienes intentan huir de la barbarie a quedar entrampados en centros para migrantes sobre el suelo libio, sin ninguna posibilidad de solicitar protección internacional.

El acuerdo, que prevé la cooperación de la misión Eunavformed y el soporte de la guardia costera libia, con la entrega de patrullas de parte de Italia, es, hasta hoy, difícilmente realizable en un contexto en el que el gobierno firmante está lejos del tener el control de la frontera meridional del país. Por esto, el gobierno italiano ha expresado la voluntad de extender los contenidos del acuerdo refrendado con Libia a otros países de origen y de tránsito. Y es justo para reforzar la frontera sur de Libia que el 6 de julio pasado se han reunido en Roma los ministros de Asuntos Exteriores de algunos países europeos y africanos.

Tal intento, justificado también por la necesidad de parar las muertes y los náufragos en mar, no ha sido acompañado con propuestas de solución alternativa para aquellas personas que huyendo de la guerra, los abusos y las violaciones de los derechos humanos no tienen otra elección sino intentar el viaje por mar. Además, el cierre de la ruta central del Mediterráneo no servirá para parar los flujos, sino solo para hacerles tomar otras vías, más peligrosas y caras, que darán aún más ventaja a los traficantes de seres humanos.

Entre estas vías alternativas parece estar desarrollándose un sistema de los así llamados «desembarques fantasma». Se trata de la ruta tunecina, alternativa a aquella de la Libia acorazada de la cual… «están partiendo chicos muy jóvenes». «Pobres, si no desesperados, muchos de ellos vuelven a intentar la travesía poniendo en riesgo sus vidas, convencidos de que es la única posibilidad de tener un futuro», declara el activista tunecino Mounib Baccari, de la Asociación Alarmphone de Watch the Med.

Sobre Túnez se apuntan los reflectores de los países occidentales por el temor de que, una vez disminuido el flujo desde Libia, pueda nacer una nueva ruta por Túnez, y eso explica el aumento de visitas de representantes de la Unión Europea y organizaciones internacionales a la capital del país norafricano, para redefinir una política migratoria global que sea capaz de administrar eficazmente los flujos en el respeto, generalmente de palabra y no en los hechos, de los derechos humanos.(1) 

El Trust Fund

Al margen del acuerdo Italia-Libia del pasado febrero, también existe el Trust Fund “EU Emergency Trust Fund for África”, instrumento complementario a la política de cooperación de la UE (activo desde finales de 2015), de cuyo 11° Fondo Europeo para el Desarrollo provienen los 2,4 mil millones de euros que son la dote inicial de la EU Trust Fund y que se dirige a los Países ACP, grupo de los Estados de África (el Sahel y la región del Lago Chad, el Cuerno del África y el África Septentrional), del Caribe y del Océano Pacífico.

El 57% de los recursos devueltos a África son destinados al Sahel y la región del Lago Chad, mientras 39% es destinado al Cuerno del África. Solo 4% de los fondos es utilizado, en cambio, en África Septentrional.

Al momento, los principales beneficiarios son Senegal (161 millones de euros) y Malí (151 millones de euros), seguidos por Níger (140 millones) y Etiopía (120 millones). La OTAN, para «contrastar la pobreza» y facilitar el «desarrollo sostenible» –términos caros al capital para disfrazar los verdaderos intentos, que son crear las condiciones político/económicas de explotación lícita en estos países, de hecho, los «buenos propósitos»– previstos en la base de la creación de tal fondo, han sido puntualmente y previsiblemente incumplidos, visto que, hasta hoy, las inversiones son orientadas hacia medidas de control y consolidación de la seguridad de los confines de los Estados africanos de origen y tránsito de los migrantes.

Esta consolidación, muchas veces ocurre también en detrimento de la voluntad de los propios países africanos, agravando sus dificultades y creando, en algunos casos, «centros de protección» –campos de prófugos– con estándares muy bajos: en una palabra, creando campos de concentración sobre el modelo de aquellos libios.

Por ejemplo, a mayo de 2017 el ministro del Interior, Marco Minniti, ha refrendado con Níger y Chad (que por otra parte ni siquiera es firmante de la Convención de Ginebra) un acuerdo para la abertura de campos de prófugos en los dos países, pero no se tienen noticias sobre las garantías solicitadas respeto de los derechos humanos, ni si y cuántas de esas solicitudes están siendo tratadas con urgencia. Sin embargo, entre los requisitos para usufructuar del Fondo fue previsto como imprescindible el respeto de los derechos humanos. Entonces, ¿por qué, de hecho, se han creado estas peligrosas colusiones entre las ayudas al desarrollo a los terceros países y la externalización, en estos países, de la gestión de los flujos migratorios? ¿Por qué el objetivo declarado de abertura de vías legales es completamente descuidado?

Los «esfuerzos diplomáticos» del gobierno italiano y de sus cómplices

Los gobiernos no son los únicos en hacer de cómplices al sistema. Son magníficamente ayudados en sus planes criminales por los noticieros y los artículos basura de los medios de comunicación burgueses, por los que somos informados con fervor sobre cuán sensiblemente ha disminuido este verano [2017] el flujo de desembarques hasta situarse en un alentador 81,6% menos con respecto a agosto de 2016. El Viminale [palacio histórico de Roma, sede de la presidencia del Consejo de Ministros y del ministro del Interior] da las gracias por esto al preciado primer ministro Gentiloni y los esfuerzos diplomáticos cumplidos por él en colaboración con algunos países europeos como España, Francia y Alemania (2).

El gobierno Gentiloni que, sobre el respeto a los derechos humanos ha cristalizado, en marzo de este año, el objetivo de su cargo en el decreto Minniti/Orlando (ministros del Interior y de la Justicia, respectivamente), relativo a «disposiciones urgentes para la aceleración de los procedimientos en materia de protección internacional, así como por el contraste de la inmigración ilegal», sobre la que me he detenido a escribir en el mes de junio(3). Dijo ya en el susodicho artículo que, aun cuando el gobierno italiano conozca bien la situación dramática en Libia y a pesar de que sea verosímil pensar que la Guardia Costera libia sea sospechosa de connivencia con los traficantes (4), Roma estaba determinada a proseguir su proyecto de cooperación con Trípoli para parar las salidas de Libia. Y todavía está determinada a hacerlo, incluso más que eso, vistos los tranquilizadores datos sobre la disminución de los desembarques.

A pesar de eso, en muchas partes, incluido el Observatorio de las Naciones Unidas, se sigue denunciando el horror de los campos de detención libios y la situación al límite de lo humanamente aceptable (5), cuando barcazas repletas de desesperados quedan a la deriva en las aguas del Mediterráneo, sin ayuda, por más allá de una semana (6), gracias a la genial estrategia puesta en marcha por los gobiernos europeos en estos últimos meses.

El Comisario Europeo para las Migraciones, los Asuntos Interiores y la Ciudadanía, Dimitris Avrampoulos aplaude, por su parte, considerando la reducción de los flujos sobre la ruta del Mediterráneo Central «fruto de una cooperación bien coordinada con los países de la región, y el papel pionero de Italia, con el ministro Minniti». «Todo –añadió– ha sido hecho con claridad y transparencia, no han habido canales escondidos o negociados tras los bastidores (7). Ahora hacen falta las contribuciones al Fondo por África (el Trust Fund antes citado).

El 4 de setiembre pasado, la Presidencia estonia (que forma el trío de presidencias de la UE actual junto con la búlgara y la austríaca), la Comisión de la UE e Italia han hecho una apelación a los Estados miembros para que den mayores contribuciones al Fondo por África subrayando también la necesidad de un papel mayor de UNHCR (Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados – United Nations High Commissioner for Refugees, que es la Agencia de las Naciones Unidas especializada en la gestión de los refugiados) y de OIM (Organización Internacional de las Migraciones) en Libia para mejorar la capacidad y las condiciones de recepción, también a través de la participación de las ONG.

En cuanto a las «contribuciones» de los Estados miembros, es interesante subrayar cómo se están moviendo en tal sentido países de primera línea, por ejemplo España y Francia, los que, a pesar de los compromisos asumidos en los meses pasados, han puesto, respectivamente, solo tres millones de euros en el Fondo por África. Alemania es el segundo entre los países que contribuyen a la financiación, con 13 millones. Italia es el país que ha puesto más: 82 millones.

Para no olvidar: el 19 de marzo pasado, Al Sarraj estuvo en Roma para solicitar una erogación de fondos para el control de las costas cercano a los 800 millones de euros de los cuales 50 millones deberían ser consignados por Italia y el resto por la Comunidad Europea. Por lo tanto, si la matemática no es una opinión, estamos bien lejos de haber satisfecho las demandas de Al Sarraj. 

Los llamados de quienes aguardan resignados y la represión

Como dije antes, incluso con los actuales escasos fondos a disposición, la Marina militar libia ya ha logrado parar centenares y centenares de migrantes que intentaron atravesar el Mediterráneo, y reconducirlos «a lo seguro» –dentro de los campos de detención libia– donde serán encerrados, torturados, violados o, si tienen suerte, podrán salvar la piel poniéndose a sueldo de los traficantes de droga y armas.

Y así se multiplican las listas, desde las de Amnistía Internacional (8) a las del Papa. Amnistía Internacional invita a firmar peticiones para «estimular» la sensibilidad de Gentiloni y compañía a darse cuenta de que «en el mundo y en Europa se sigue afrontando la crisis de los refugiados de manera caótica e inhumana, construyendo muros, reforzando posiciones de seguridad y haciendo acuerdos perversos e ilegales con países no seguros como Libia y Turquía, y notando cómo es «necesario un nuevo ajuste global basado en la protección de las personas, con la cooperación entre Estados y sobre un más ecuánime reparto de las responsabilidades».

Las ONG, por su parte, con Moas que suspende los socorros y con Médicos Sin Fronteras en la primera línea, denuncian educadamente, a través de pequeñas cartas conmovedoras, al primer ministro Gentiloni de haber quedado entrampado en los tejidos de las nuevas disposiciones en materia de socorro en mar, previsto por el nuevo «Código de conducta» (dispuesto por el Ministerio del Interior en consulta con la Comisión Europea), que, como el director general italiano de Médicos Sin Fronteras, Gabriele Eminente, escribe: «no reafirma con suficiente claridad la prioridad del rescate en mar, no reconoce el papel suplente desarrollado por las organizaciones humanitarias y, sobre todo, no se propone introducir medidas específicas orientadas en primer lugar a reforzar el sistema de búsqueda y socorro»(9).

Entre un desembarque y otro se desvela, mientras tanto, a carácter local para dejar sin techo a centenares de personas ya afincadas en el territorio italiano desde hace años, desalojando edificios enteros con la complicidad de las leyes en materia de desalojos prevista por el glorioso decreto Minniti/Orlando. En Roma, [se dio] el caso veraniego más asombroso, desarrollado con la bandera de la misericordia y la cooperación entre bandidos del sistema: el desalojos de centenares de inmigrados a golpes de porras y chorros de hidrantes en la plaza Independencia. La comisaría ha subrayado que «la intervención se ha hecho urgente y necesaria» después del rechazo de parte de los ocupantes «de la disposición alternativa ofrecida por el ayuntamiento de Roma pero, sobre todo, por la llegada de informaciones de alto riesgo acerca de la posesión, de parte de los ocupantes, de bombas de gas y botellas incendiarias».

Pecado, en cambio, según otros subrayados, es decir que quienes han padecido la violencia del desescombro sean emergidos que «han sido despertados con el agua de los carros hidrantes. Algunos de nosotros hemos sido tomados por el pelo y también golpeados con las porras. Es absurdo: somos refugiados políticos, tenemos los documentos en regla», cuenta una de las mujeres desalojadas. «Nos han tomado por el pelo –cuenta otra–; aquella mujer con el brazo vendado ha sido golpeada con una porra y ahora está yendo a hospital. También yo tengo las señales sobre la cadera. No es justo. Hemos dormido en la calle por cinco noches. Solo queremos una casa. ¿Es este un Estado acogedor? No; es un país fascista, inhumano.» (10)

También el Pontífice ha creído tener que expresarse sobre la cuestión, sugiriendo que la prudencia es la «virtud de los gobernantes». Por lo tanto, si, como se sabe, la prudencia nunca es demasiada, será por esto que, por prudencia, Roma ha apaleado a mujeres y ha duchado con los hidrantes a los niños, y, siempre por prudencia, centenares de familias han sido desalojadas y echadas a la calle.

Esta visión cristiana gusta mucho a la centroderecha que, como se ha apresurado a subrayar el alegre Maurizio Gasparri, presidente del grupo parlamentario del Pueblo de la Libertad, sin temor a recibir anatemas: «¿Cuántos puestos tengo? El número es este, más «no puedo». Y en otra parte retomó, como buen discípulo practicante, las palabras pronunciadas por el Papa en el viaje de retorno a Italia desde Colombia, que dijo: «Aquello que han elogiado otros [palabras del Papa; ndr], ¿se reflejarán sobre este? El problema de la inmigración está todo allí: ¿Cuántos puestos tengo? Italia ha ofrecido muchos de ellos y los ha cubierto todos. Y muchos más. Gastos billonarios, italianos abandonados por anteponer a extranjeros. Ahora –añade Gasparri– no tenemos más puestos, después que arribaron en dimensiones bíblicas. Ayudémoslos en sus casas. El número ha sido ampliamente superado, digamos juntos: más no puedo. Pero los ateos, que citan solo ciertas frases, como una adopción gay y una ley por la eutanasia, no responderán» (11). 

Nuestro punto de vista

Es así; según Gasparri, los ateos no responderán y probablemente irán al infierno. Pero mientras los ateos de Gasparri verán el infierno cuando estén muertos, los desgraciados que la barbarie capitalista destroza en nombre de la «seguridad», de los intereses económicos, de la cooperación con los traficantes de seres humanos, de drogas, armas y recursos, los desgraciados que huyen de todo esto, caerán ya de la sartén al ascua del infierno vivos, ¡en los campos de concentración!

A pesar de eso, el Gobierno italiano se regocija y celebra con sus pares europeos, aprieta manos, gasta sonrisas y prodiga fondos a un proyecto criminal arrojado sobre la piel de los desgraciados, sean extranjeros o italianos. Ciertamente también italianos, visto que no nos es para nada claro de dónde se han sacado los fondos hasta ahora derramados al Trust Fund.

Se lo preguntan, por ejemplo, las escuelas, la salud, los servicios cortados, las regiones devastadas o golpeadas por los desastres hidrogeológicos y climáticos. Se lo preguntan también los inmigrados devueltos a los campos de concentración, aquellos muertos en el Mediterráneo, aquellos desalojados de Roma por los populistas de Cinco Estrellas.

Por fin, se lo preguntan los muchos ciudadanos europeos a los que nadie explica que estos dineros no nos es sustraído solo a nosotros sino a todos, migrantes o no, para beneficio del capital. Para beneficio de los carceleros y sus cómplices, como por ejemplo los representantes de la Marina militar libia adiestrada en Italia, a la que regalamos o devolvemos patrulleras construidas en astilleros navales que, mientras tanto, cierran y despiden obreros. Carceleros de los que los gobiernos europeos son cómplices y aliados, carceleros que primero dejan a los fugitivos ir a mar, para alegría de los traficantes, y que luego los interceptan y paran o los dejan a la deriva, a morir en el mar, o los conducen de vuelta a campos de concentración eufemísticamente definidos «centros de protección» (véase más arriba).

Así, los inmigrados se convierten en los enemigos a combatir porque nos sacan «nuestro dinero», cuando es exactamente lo contrario: ellos son las víctimas de este sistema inhumano de abuso que se llama capitalismo, son explotados como lo es la mayor parte de la humanidad, son por lo tanto nuestros aliados, los que están mal como nosotros, aunque un poco peor, a los que hay que unirse para luchar juntos, para destruir juntos a los verdaderos enemigos, es decir, los títeres de las burguesías, los muñecos acicalados con el buen vestido de la investidura popular.

Personajes munidos de un mandato democrático del que se arrogan el derecho de subversión legalizada en nombre de las necesidades contingentes a la crisis inevitable y cíclica a la cual están sometidos para la propia naturaleza del sistema que representan. Sistema este que les permite llevar adelante «democráticamente» la práctica de una dictadura que llevan adelante en nombre del interés «nacional», que les permite alternarse en los papeles institucionales con extrema facilidad, de un día para el otro, solo para favorecer intereses de partidos en términos de consentimiento en las urnas y de alianzas vergonzosas en nombre de la gobernabilidad del país. Títeres que favorecen e incrementan el poder de sus titiriteros, las burguesías, que mueven los hilos desde lo alto de estos telones mundiales abiertos sobre escenarios donde el horror, el hambre, la pobreza, el embrutecimiento, el racismo, la homofobia, el machismo, la prepotencia, la violencia, las violaciones, las muertes en el trabajo, los despidos, la desocupación, las guerras no son guiones que interpretar para reflexionar: son la realidad a la que es nuestro deber reaccionar.

Todo el sistema capitalista les es imprimido en nombre de su dios, el dinero, y ellos son apóstoles de la barbarie y apóstatas de sí mismos… Sin moderación, desatendiendo su propia biblia que se llama Constitución pisan los mandamientos que nos concedieron cuando necesitaron parar la toma de poder por el proletariado, redactando una aparentemente creíble lista de derechos que en cambio se revela un clamoroso cúmulo de blasfemias sobre los que juran fidelidad al Estado cómplice que los protege.

Así, tanto los presuntos representantes de la izquierda como los aparentes opositores de derecha, insinúan en nombre de la legalidad la sospecha de que alguien más esté robándonos «dentro de casa.» Así, en las mentes abrumadas del consumismo y de la lucha cotidiana por la supervivencia, el alterado mensaje de que «todos juntos, haciendo sacrificios, tenemos que superar la crisis» aparece como la única solución. En el imaginario colectivo, esta es la guerra entre pobres que se combate cada día. Este es el juego maléfico del capitalismo, su estrategia.

Pero, ¿cuál crisis? ¡La vuestra! En efecto, no es nuestra esta crisis. La verdadera crisis es la falta de una dirección revolucionaria de masas que tenga como objetivo destruir este sistema, [dirección esta] terriblemente temida por los detractores de la perspectiva socialista. Perspectiva que el PdAC, sección italiana de la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LIT-CI), se empeña cotidianamente por construir.

Solo la guerra despiadada al capitalismo y su barbarie podrá parar estos horrores: las grietas que la crisis del sistema ya no logra esconder con una camada de estuco reformista serán quebradas por la revolución. Socialismo o barbarie. ¿En una palabra?: Revolución.

Traducción: Natalia Estrada.

Notas:

(1) http://www.ansa.it/sito/notizie/mondo/2017/10/05/ansa-reportage-sbarchi-fantasma-da-tunisia-la-nuova-rotta_45153206-ff17-49fa-9d1b-9b67f391c014.html

(2) http://cinquantamila.corriere.it/storyTellerArticolo.php?storyId=598ffa7f48aa5

(3) http://www.alternativacomunista.it/content/view/2446/1/

(4) http://www.ilfattoquotidiano.it/2017/05/07/migranti-lanalista-iacovino-guardia-costiera-libica-accusa-le-ong-ha-collusioni-con-i-trafficanti-di-esseri-umani/3566821/

(5) http://www.ilsole24ore.com/art/notizie/2017-09-04/migranti-si-accentua-calo-sbarchi-18percento–125455.shtml

(6) http://dirittiumani1.blogspot.it/2017/09/tragedia-migranti-7-giorni-alla-deriva.html

(7) http://wwwf.ansa.it/europa/notizie/rubriche/giustizia/2017/09/14/migranti-ue-nessun-negoziato-dietro-quinte-in-libia_01668867-d827-4971-8541-a1ad94d4471c.html

(8) https://www.amnesty.it/appelli/iwelcome-canali-sicuri-per-i-rifugiati/

(9) http://www.medicisenzafrontiere.it/notizie/news/codice-di-condotta-la-lettera-di-msf-al-ministro-dellinterno

(10)http://roma.repubblica.it/cronaca/2017/08/24/news/sgombero_migranti_in_piazza_indipendenza_tensione_bombole_gas_e_sassi_contro_la_polizia-173746055/

(11) http://www.secoloditalia.it/2017/09/migranti-il-papa-a-sorpresa-i-governanti-valutino-quanto-posto-ci-sia/

Artículo publicado originalmente en Progetto Comunista, noviembre de 2017. Disponible en: http://www.partitodialternativacomunista.org/

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