La profunda crisis de la República Centroafricana

La región de la actual República Centroafricana es habitada desde hace milenios. Pero fue el gobierno de Francia, con otros imperialismos, que construyeron las fronteras creadas artificialmente, y esclavizaron a la población para trabajos agrícolas, sobre todo en el cultivo de café y algodón y la extracción de marfil y diamantes.
Por: Américo Gomes
Debido a la explotación forzada, los nativos del África Central comenzaron a rebelarse en el inicio del siglo XX, como en la Rebelión de Kongo-Wara (1928-1931), violentamente reprimida por el imperialismo francés.
Después de que el país conquistara la independencia, el gobierno de Francia apoyó a una serie de dictadores que garantizaron el mantenimiento de la situación semicolonial. Entre ellos, el emperador Jean-Bédel Bokassa en 1976, que cometió atrocidades contra su pueblo. Fue depuesto en 1979.
Uno de los últimos de estos dictadores fue François Bozize (que dio un golpe de Estado en 2003) y fue depuesto en 2013 por la coalición Seleka, huyendo para Camerún. Fue responsable por desencadenar una guerra civil entre 2004 y 2012, con combates entre el gobierno, grupos armados musulmanes y facciones cristianas. Con la limpieza étnica y religiosa y desplazamientos poblacionales masivos.
La toma del poder por los Seleka puso en el poder a un musulmán, Michel Djotodia, [que] desencadenó una ola de violencia contra la comunidad cristiana. Un conflicto sangriento con los llamados anti-Balaka. Antes de dejar el poder en 2014, mataron a millares, robaron y quemaron casas, haciendo que el país se volviese una tierra sin ley. El propio Djotodia intentó desmantelar a los Seleka, pero varios de sus miembros crearon nuevas milicias, conocidas como ex Seleka, que continuaron enfrentándose con los anti-Balaka y las tropas del gobierno.
Estas facciones tomaron grandes partes del territorio, creando fronteras, cobrando impuestos y explotando los recursos naturales del país. Además, en 2008, el Lord’s Resistance Army, del señor de la guerra Joseph Kony, entró en el país huyendo de Uganda, atacando la población, con más muerte, violaciones, raptos, destrucción y pillaje de aldeas. Se suman ahí los mercenarios del vecino Chad y los temidos Janjaweed de la región de Darfur, en Sudán, que constantemente atraviesan la frontera.
François Hollande, en diciembre de 2013 aumentó la presencia militar francesa en las ex colonias, incluyendo a Costa de Marfil y Malí. El año siguiente, la proimperialista Catherine Samba-Panza, la Madre Africana, asumió la presidencia, quedándose hasta 2016. Las tropas francesas, representando a la ONU, fueron denunciadas por violaciones y abusos sexuales[1]. En 2015, un panel independiente creado para analizar los casos de violación y abuso sexual de niños por los militares acusó a la ONU de negligencia grosera en el trato de estas acusaciones. Hoy existe la propuesta de que tropas brasileñas sean enviadas a la República Centroafricana.
Las elecciones en 2016 llevaron a Faustin-Archange Touaderá al gobierno, sin disminución de la violencia. Por lo menos 75% de la población tiene menos de 35 años, con un desempleo juvenil oficial de 12,5%. El nuevo gobierno ejerce su poder prácticamente solo en la capital, Bangui. Los paramilitares y facciones controlan 80% del campo con administraciones paralelas. El centro y el este del país están divididos entre los ex Seleka y el anti Balaka, y el sudeste por el Lord’s Resistance Army, de Kony. En el noroeste, un conflicto étnico cada vez más violento pone a los agricultores contra los productores de ganado.
En los últimos doce meses cerca de 2.000 personas murieron en conflictos, un grado de violencia solamente visto durante la guerra civil.
Ganancias imperialistas: explotación de la sangre africana
Uno de los ejemplos contundentes de los daños hechos por la explotación imperialista en África es lo que ocurre y vuelve a ocurrir en la República Centroafricana. La explotación imperialista en beneficio de las grandes empresas capitalistas multinacionales llevaron a un proceso de desintegración del Estado. Un conflicto que fragmentó a las comunidades, que hoy continúan siendo armadas por las empresas armamentistas de los países imperialistas.
El país tiene reservas de uranio, petróleo, oro, diamantes, madera y energía hidroeléctrica, así como cantidades significativas de tierras arables, pero está entre los diez países más pobres del mundo, con el más bajo nivel de desarrollo humano; una media de vida de 51 años, y con mitad de los cinco millones de habitantes necesitando de ayuda humanitaria.
Incluso con todos los esfuerzos, muchas publicaciones sobre la relación Europa/África no consiguen transmitir el daño que fue causado a la economía africana, a los pueblos y al desarrollo continental por el tráfico de esclavos y el colonialismo europeo, que destruyeron ciudades, Estados precoloniales que dominaban subregiones, controlaban rutas comerciales, y mantenían estructuras de gobierno.
La inestabilidad en la República Centroafricana no es fruto de conflictos étnicos o religiosos. Hay sin duda algunos de estos elementos. Pero la base es la miseria y la pobreza generalizada y, por detrás de estos, la presencia del capital financiero. No es coincidencia el hecho de que grupos armados controlen áreas de minería y rutas de comercio transfronterizo.
Solamente un proceso revolucionario de las naciones africanas, que expropie estas multinacionales y expulse la presencia imperialista del continente, y ponga a los trabajadores y a la población en el poder, podrá traer el verdadero desarrollo económico a estos pueblos y exterminar la violencia y los conflictos armados.
Notas:
[1] http://www.dw.com/en/samba-panza-i-have-accomplished-my-mission/a-19051938
Traducción: Natalia Estrada.