Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

Estado Español | La igualdad no puede ser un eslogan: ¡Defendámosla en las calles!

Este año, el 8 de marzo viene enmarcado por el ciclo electoral e importantes victorias gracias a las movilizaciones, pero también por un inicio de año trágico respecto a agresiones y asesinatos machistas, y un contexto de inflación, crisis y miseria creciente que afectan de lleno las vidas de la clase trabajadora, especialmente de las mujeres.

Por Corriente Roja – Estado Español

Precariedad tiene nombre de mujer

En el Estado español, el 75,3% de aproximadamente tres millones de personas que trabajan a tiempo parcial, son mujeres. El 54% de las familias monomarentales están en riesgo de pobreza y el 63,8% de las pensionistas, cobra una pensión que no llega a los 1000 euros y la brecha salarial de género llega al 20,9%, según un informe reciente del sindicato Comisiones Obreras.

  Si con la crisis de 2007 retrocedimos en derechos laborales, la pandemia y la inflación, han profundizado nuestra desigualdad. Esta cerró 2022 en un 8,4%, pero el precio de alimentos, alquileres, gastos de luz o gas, sigue disparado. A esto se añade la espectacular subida de las hipotecas a interés variable, que ahogan a millones de familias.

 Un escenario muy crudo, en el que millones de mujeres, sobre todo las más jóvenes, no logran independizarse ni tener condiciones de vida dignas, y que es caldo de cultivo para el aumento de las opresiones y la violencia machista.

El colectivo LGTBI está muy afectado por el paro y la precariedad, sobre todo las mujeres transmigrantes sin papeles que se ven abocadas a la prostitución. Faltan recursos en Educación    mientras se sigue financiando a la Iglesia Católica, machista y LGTBIfóbica. Los delitos de odio    han aumentado y el avance de la ultraderecha amenaza los derechos conseguidos. El feminismo transfóbico, intenta vincular a las personas trans con la gestación subrogada, cuando la realidad es que esta tiene como clientes principales a parejas cisheterosexuales

   La ley de extranjería que este gobierno mantiene, obliga a las mujeres inmigrantes a sobrevivir en la clandestinidad, hasta conseguir “papeles”. Muchas trabajan en hostelería, en el campo y, sobre todo, en el sector doméstico. Aunque son contratadas como empleadas de hogar, a menudo atienden también a personas mayores y dependientes, en condiciones de semiesclavitud. Las empleadas de hogar lograron un decreto que reconoce derecho al paro y otros derechos laborales. Pero no para cerca del 40%, que trabaja en situación administrativa irregular.

Un gobierno “feminista”, al servicio de la patronal.

   Este gobierno de coalición del PSOE (Partido socialista obrero español)-UP (Unidas Podemos), aprobó medidas que recogen de forma limitada y parcial, algunas de las demandas en las calles. Como la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, muy atacada por la derecha, que el PSOE pretende ahora reformar sin acuerdo con su socio de gobierno.

Recientemente, la nueva Ley del Aborto que devuelve a las menores de 16-17 años el derecho a abortar sin consentimiento paterno, y elimina los tres días previos de reflexión obligatorios. O la Ley trans, que elimina la necesidad de un diagnóstico psiquiátrico y dos años de tratamiento hormonal, como requisito para modificar la mención de sexo registral

 Todas estas leyes son el resultado de la lucha, pero hay que seguir combatiendo para mejorarlas. Además, no acabarán de raíz con nuestra desigualdad, discriminación y violencia, porque no van a sus causas estructurales, que están en este sistema capitalista de opresión y explotación.

 De la mano de una ministra que se dice feminista, el gobierno aprobó en diciembre de 2021, una reforma laboral que ha supuesto una bajada general de salarios por la vía de los contratos “a tiempo parcial» y los “fijos discontinuos”. Un modelo de flexibilidad, externalización y parcialidad, con el que vemos agravada nuestra precariedad. Pese a que ha supuesto la creación de empleo con salarios miserables, en enero el paro subió en 70.000 personas, de las que siete de cada diez nuevas desempleadas eran mujeres.

Mientras, con este gobierno, los beneficios empresariales baten récords y la fortuna de los ‘mil millonarios’ creció a un ritmo de tres millones al día. La pobreza escaló hasta el 27,8%, casi un punto más respecto a 2020, y el deterioro, privatización y desmantelamiento de los servicios públicos provoca que estos recaigan mayoritariamente en nosotras.

  ¡Pese a todo,las mujeres salimos a luchar!

Enfrentando a la dirección de los sindicatos mayoritarios con sus mensajes de miedo y resignación y sus maniobras para aislar todas las luchas, son cada vez más los trabajadores/as que, en distintos sectores, salen a la calle para luchar por derechos y un salario digno.

Es el caso de las dependientas de Inditex, la multinacional de Amancio Ortega y buque insignia del capitalismo español, que años tras año obtiene ganancias millonarias. Tras varios meses de movilizaciones y una huelga primero en Galicia y después en todo el Estado, lograron varios beneficios laborales y un salario mínimo de 18.000 euros al año, que se incrementa en función de los puestos desempeñados, antigüedad, comisiones de venta, etc.

O el de las trabajadoras del Servicio de ayuda a domicilio en lucha por un convenio y un trabajo de cuidados digno, que les permita dar una buena atención y conciliar su vida laboral y familiar. Llevan años reclamando el reconocimiento de las enfermedades laborales que implica su trabajo y la desprivatización del sector, cuya gestión tienen las multinacionales que hacen negocio con él, a costa de precariedad y bajos salarios.

También las mujeres estamos al frente por una Sanidad 100% pública y universal. Una lucha que ha ido extendiéndose en estos meses por todo el Estado. Un sector muy feminizado en varias de sus categorías (limpiadoras, celadoras, enfermeras.), que soporta desde hace años una sobrecarga de trabajo enorme, horarios imposibles y dificultades de conciliación. 

 La igualdad no puede ser un eslogan electoral: ¡salgamos a defenderla en las calles!

El 8M, Día Internacional de la mujer trabajadora, es un día de lucha de toda la clase trabajadora-que nunca fue tan numerosa, tan femenina, negra y LGBT- con las trabajadoras al frente. Un día en el que sobran banqueras, empresarias o reinas ejercientes y eméritas. También concejalas, diputadas o ministras de gobiernos, que aprueban medidas que agravan nuestra precariedad y nos dejan desprotegidas frente a la violencia machista.

En este sistema, la burguesía utiliza las opresiones para dividirnos y explotar más a un sector de la clase trabajadora. Necesitamos conseguir medidas que nos pongan en mejores condiciones para seguir luchando por una sociedad socialista, que es la única que pondrá las bases materiales para lograr una verdadera emancipación femenina. Para ello, es preciso recuperar la unidad de toda la clase trabajadora, combatiendo el machismo en las organizaciones obreras, populares y estudiantiles. Llamamos a discutir en los barrios, centros de trabajo y estudio, la importancia de luchar por las demandas femeninas y de a acudir a las movilizaciones convocadas para ese día.

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