La crisis de los migrantes y los acuerdos políticos negociados por el FMLN, la URNG y el FSLN
Las crisis que agobian a los pueblos pobres y los trabajadores si no son resueltas no van a desaparecer por sí solas, ni porque se las ignore, o por que se las trate de amortiguar con migajas, calles bonitas, lujosos centros comerciales, o con supuestos espacios democráticos electorales. Si la esencia de la miseria, la represión política, social y económica no se resuelve, sencillamente esa crisis se agudizará; es como una enfermedad a la que si no se aplica el medicamento correcto no sanará y empeorará.
Por: José López de Corriente Obrera, LIT-CI, Los Ángeles – California
Ya compañeros de otros países y secciones de la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI) explicaron correctamente cómo la catástrofe del capitalismo y el dominio saqueador, hambreador y represivo del imperialismo con la complicidad de los gobiernos títeres corruptos de México y Centroamérica condujeron a una crisis cada vez mayor en estos países, generando una situación insoportable que obliga a muchos trabajadores, campesinos y estudiantes a emigrar a otros países, particularmente a los Estados Unidos para trabajar y poder sobrevivir.
Hoy, para protegerse de violaciones sexuales, desapariciones, abusos y asesinatos por parte del crimen organizado y de los cuerpos de “seguridad”, han optado por viajar en caravanas y así protegerse; mientras más se integran, más seguros se sienten .
En esta situación que se da existe un elemento más que no hay que olvidar –y que también tiene mucho que ver con el éxodo centroamericano– y que radica en las políticas que se implementaron contra los procesos revolucionarios en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, es decir, el diálogo y la negociación que lograron los acuerdos contra el conjunto de la revolución centroamericana, y que mal llaman “acuerdos de paz”.
El imperialismo, las burguesías, las direcciones de los grupos guerrilleros de esos países, y representantes de varios gobiernos corruptos y represores como el de México y el de Colombia se sentaron para ponerse de acuerdo en cómo buscar la forma de detener el avance de la revolución. Y, así, las políticas traicioneras de las fuerzas de los partidos comunistas y la socialdemocracia lograron imponer sus planes para amarrar las luchas de los pueblos y subir ellos (los dirigentes de los grupos guerrilleros) a puestos de gobierno y compartir con los enemigos de los campesinos, estudiantes y obreros el poder de los ricos y el sistema de desigualdad social capitalista.
El FMLN firmó acuerdos en 1992, la URNG en 1996, y el FSLN en 1989. Todos y cada uno de estos acuerdos garantizaban el desarrollo y el bienestar de la pequeña burguesía, las burguesías nacionales y, por lo tanto, del imperialismo, dejando todo el peso de este desarrollo en las espaldas de obreros y campesinos, acumulando más miseria y represión, frustrando las aspiraciones de libertad y de justicia, de poder ajustar cuentas con la clase dominante que tanto dolor y hambre les había causado, y sin poder tomar el control del poder político y económico en cada uno de esos países. Es decir, las causas que provocaron el proceso revolucionario no se resolvieron con las políticas impuestas por todas estas direcciones reformistas y capituladoras.
El caso de Honduras fue peor, pues el imperialismo aplicó una represión salvaje para tratar de eliminar todo el movimiento organizado obrero, popular y guerrillero en lucha, para poder instalar las bases militares desde donde lanzaba sus ataques contra la lucha de los pueblos salvadoreño, guatemalteco y nicaragüense, imponiendo un dominio militar que profundizó la pobreza, restringió cualquier desarrollo, impuso el servicio militar en varias regiones del país como la única forma de lograr un ingreso económico para la población, y fue este dominio imperial el que sentó las bases de la miseria y la frustración para los obreros, campesinos y estudiantes hondureños, situación esta que se agudizó cuando los pueblos hermanos de la región no lograron victorias revolucionarias.
Cuando estos pueblos decidieron implementar la revolución fue como producto de una situación insoportable, y con su lucha y la firme convicción de querer vencer hicieron todo a su alcance para lograrlo, sabiendo que para alcanzar la libertad, la igualdad, un mejor nivel de vida, era necesario tomar el poder y desde allí garantizar esos objetivos. Precisamente, esos objetivos políticos revolucionarios son los que el FMLN, el FSLN y la URNG se encargaron de evitar que fuesen alcanzados.
El problema consistió en que la crisis que agobia al pueblo pobre y trabajador en Centroamérica, al no resolverse, no desapareció por sí sola ni por que se la escondiera e ignorara, o porque se tratase de amortiguar con migajas, calles bonitas, lujosos centros comerciales, o con supuestos espacios democráticos electorales. Si la esencia de lo que produce la miseria, la represión política, social y económica no se resuelve, sencillamente esa crisis se agudizará; como una enfermedad que no se trata con el medicamento correcto, no sanará y hasta puede empeorar. Eso es lo que produjeron los acuerdos políticos negociados que las direcciones guerrilleras impusieron en Centroamérica. Allí están los resultados, y por eso siempre las señalamos como contrarrevolucionarias.
Por eso tenemos hoy situaciones tan críticas, que solo pueden ser resueltas con procesos socialistas revolucionarios que consigan cambiar esa desastrosa situación desde la raíz. Y para eso se necesita construir la herramienta política-organizativa capaz de dirigir ese proceso, lo que nosotros llamamos el partido de la clase obrera que unifique las luchas para crear un poder obrero y popular capaz de dar los pasos necesarios para lograr el avance de la revolución y su triunfo, y no seguir reformando ni sosteniendo el poder de los ricos que es completamente incapaz y no da para más. Por eso llamamos a sumarse a los proyectos políticos-organizativos ya existentes en El Salvador, como la Plataforma de la Clase Trabajadora – PCT; en Honduras, el Partido Socialista de los Trabajadores – PST; en Costa Rica, el Partido de los Trabajadores – PT; en México, Corriente Socialista de los Trabajadores – CST; todos trabajando en el marco de una organización internacional que funciona con centralismo democrático y hace todo por la construcción de partidos de combate contra el sistema capitalista: la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional – LIT-CI .
¡Solidaridad con las caravanas de Centroamérica y México!
¡Ningún ser humano es ilegal!
¡Abrir las fronteras y dar derechos plenos a todos los inmigrantes!