Fracasó el golpe en Corea del Sur
Por Alejandro Iturbe
El martes pasado, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, anunció por televisión que había declarado la Ley Marcial por la cual suspendía las actividades del Parlamento y todas las “garantías constitucionales”: prohibición de las actividades políticas y suspensión del hábeas corpus (lo que implicaba la facultad de detención arbitraria por parte del gobierno), además de eliminar la libertad de prensa, ya que los medios de comunicación pasaban a estar bajo “subordinación militar”.
Para garantizar la aplicación de estas medidas, las fuerzas policiales cercaron el edificio del Parlamento y comenzaron a patrullar las calles de Seúl, con el respaldo de cuerpos de elite de las FF.AA. La declaración de la Ley Marcial por parte del Presidente está prevista en la Constitución surcoreana, debe ser respaldada (o rechazada) por el Parlamento. Al cerrar el Parlamento, se trataba de un golpe (o autogolpe) de Estado que, de consolidarse, instalaría en el país un régimen dictatorial basado en las fuerzas armadas y represivas.
Lejos de consolidarse, rápidamente el autogolpe de Yoon comenzó a derrumbarse. En primer lugar, la mayoría de la burguesía surcoreana estaba en contra del autogolpe. Por eso, fue repudiado tanto por el Partido Demócrata (la principal fuerza de la oposición, dominante en el Parlamento) como por la dirección del Partido del Poder Popular, al que pertenece el propio Presidente. En ese marco, los diputados intentaban entrar al Parlamento para votar el rechazo la Ley Marcial.
En segundo lugar, el imperialismo estadounidense (al que Corea del Sur está muy ligado) tampoco lo apoyó. El gobierno de Joe Biden, en el final de su presidencia, “redobló los contactos diplomáticos con Seúl […] para que retirara la ley marcial”[1]. Donald Trump, que asumirá en enero de 2025 la presidencia, se mantuvo en silencio.
En ese contexto, el elemento clave del proceso fue la entrada en escena del movimiento de masas. Miles de personas salieron a las calles en Seúl, rodearon el Parlamento y lograron el ingreso de los diputados que, en una sesión de emergencia, votaron ese rechazo, por amplia mayoría[2]. Ese mismo día, la Confederación Coreana de Sindicatos (la más importante del país) llamó a una “huelga general indefinida” contra la declaración de la Ley Marcial y “hasta que renuncie Yoon Suk-yeol”[3].
Ante esa situación, Yoon retiró la declaración de la Ley Marcial, los cuerpos de elite de las Fuerzas Armadas se retiraron de las calles, mientras la policía “normalizaba” su actividad en Seúl. En un balance global del proceso, resulta muy claro que fueron los trabajadores y las masas los que derrotaron el autogolpe de Yoon. Saludamos esta victoria que deja enseñanzas muy valiosas sobre cómo deben actuar ante las perspectivas que se abren en el país.
Un intento desesperado
Para justificar su acción, Yoon expuso argumentos casi delirantes: la Asamblea Nacional (Parlamento), con mayoría opositora, se había transformado en “una guarida de delincuentes” que actuaban al servicio de los “comunistas de Corea del Norte”. Por eso, declaraba la Ley Marcial para “salvaguardar a la Corea del Sur liberal de la amenaza de las fuerzas comunistas”[4].
Por detrás de esta “fantasía”, la realidad era muy diferente. Yoon fue electo presidente en 2022, cuando derrotó por poco margen al candidato del Partido Democrático. Su gobierno se fue debilitando rápidamente. En primer lugar, por el empeoramiento de la situación económico-social. Frente a esta crisis incipiente, intentó implementar medidas de ataque a la clase trabajadora, como el aumento de la semana laboral de 52 a 69 horas. En respuesta, se generó un gran proceso de movilizaciones, en especial de la juventud trabajadora, que derrotó el proyecto y obligó a Yoon a retirarlo. A ello se sumó el estallido de numerosos casos de corrupción de ministros del gobierno (algo muy común en Corea del Sur). En ese marco, las elecciones parlamentarias dejaron al gobierno totalmente en minoría en la Asamblea Nacional.
Esto permitió que la oposición rechazara el proyecto de Presupuesto presentado por Yoon y abriese numerosos procesos parlamentarios a sus ministros. La debilidad del gobierno era muy grande: una encuesta reciente indicó que tenía solo 19% de aprobación. La situación se encaminaba a una inevitable derrota de su partido en las elecciones presidenciales de 2027 y a su salida “sin pena ni gloria” de la política burguesa surcoreana.
En ese contexto, Yoon da el autogolpe para asegurar mantenerse en el poder. Contradictoriamente, el fracaso de este intento acelerará su salida: la mayoría de la población quiere que se vaya, y la Asamblea Nacional ya ha comenzado un proceso de impeachment (juicio político)[5].
Un poco de historia
En un artículo publicado en 2023, presentamos un resumen de la historia de Corea del Sur, desde su constitución, en 1945[6]. Es necesario repasar esa historia para entender la situación actual.
Este país fue creado luego de la derrota del imperialismo japonés en la II Guerra Mundial. Desde hacía varias décadas, Japón había ocupado y anexado todo el territorio de la península coreana y debió abandonarlo. El Norte del país era dominado por fuerzas militares de la ex Unión Soviética junto con fuerzas de la resistencia coreana y se instaló allí un gobierno encabezado por Kim Il-sung. En tanto, en el Sur, se establecía otro gobierno, respaldado por numerosas tropas estadounidenses. Ambos países se declararon independientes y reivindicaban el derecho de gobernar toda la península.
La creación de Corea del Sur tuvo que ver con la política del imperialismo estadounidense de “aislar” la revolución china de 1949 y ponerle diques de contención a su expansión en la región del Pacífico asiático. Con el mismo objetivo, creó Vietnam del Sur y respaldó el régimen capitalista dictatorial de Chiang Kai-shek instalado en Taiwán. Ambos nuevos países formaban parte de su “combate al comunismo”.
En ese contexto, se produjo la Guerra de Corea entre el Norte y el Sur (1950-1953)[7]. Esta guerra terminó en un “empate”, expresado en un armisticio. Nunca fue firmado un acuerdo formal de paz. Es decir, técnicamente, ambos países aún están en guerra. Desde entonces, la frontera entre ambos es una de las más militarizadas del mundo, con permanentes tensiones.
Por esta “marca de nacimiento”, caracterizamos que Corea del Sur es una semicolonia del imperialismo estadounidense, dados los pactos económicos, políticos y militares que la subordinan a él. Pero es una semicolonia privilegiada, porque se le ha permitido un importante desarrollo industrial. Este desarrollo cambió profundamente la estructura social del país ya que originó una clase obrera súper explotada, muy numerosa y concentrada.
La gran beneficiada por este “privilegio” ha sido la burguesía surcoreana, que desarrolló empresas de nivel internacional en ramas de alto valor agregado: los chaebols (entre ellas, Samsung, Hyundai, Led, LG y Kia). También invierte fuerte en el exterior, en China y en otros países menores, como Vietnam y Tailandia.
La revolución de 1987
Los regímenes políticos y los gobiernos surcoreanos expresan entonces la combinación de ambos elementos. Por un lado, son agentes de la subordinación semicolonial al imperialismo yanqui pero, por el otro, también son el régimen de los chaebols. Durante varias décadas, esto se expresó de modo evidente en la existencia de un régimen político dictatorial, con presidentes de origen militar y una dura represión interna. Pero, en 1987, una gran oleada de movilizaciones (llamada Movimiento o Levantamiento Democrático de Junio) obligó a cambiar la Constitución de 1948, redujo los poderes presidenciales e introdujo una gran ampliación de las libertades democráticas.
La acción revolucionaria de las masas había obtenido un gran triunfo democrático porque porque había derribado una dictadura e instalado un régimen democrático burgués (llamado Sexta República). Por eso, la historia política de Corea del Sur se divide en un antes y un después de 1987. Lo que se reflejó en la reacción de los trabajadores y las masas ante el intento golpista de Yoon.
Las profundas contradicciones
Pero ese gran triunfo democrático no cambió el carácter capitalista semicolonial del Estado surcoreano. Por eso, el nuevo régimen político surgido en 1987 continuó estando al servicio de mantener ese carácter en sus dos aspectos: la subordinación al imperialismo yanqui y el dominio de los chaebols, lo que da lugar a una profunda contradicción entre esto y con los trabajadores y las masas, lo que genera un descontento permanente, con movilizaciones y luchas.
La población está cada vez más cansada de lo que significa la subordinación militar al imperialismo yanqui para combatir “la amenaza comunista del Norte”. Quiere terminar con el servicio militar obligatorio de dos años que le corta sus estudios y proyectos de vida, en una sociedad hipercompetitiva. Cada vez cree menos en las razones que le dan para mantenerlo. En una entrevista del año de 2023, jóvenes estudiantes expresaban: “Nunca hemos considerado a Corea del Norte como un enemigo… Siempre hemos considerado que norcoreanos y surcoreanos son un solo pueblo, espero que los dos países puedan unirse un día”[8].
También hubo grandes movilizaciones que intentaron impedir la instalación de la gran base militar estadounidense de Camp Humphreys, lo que retrasó muchos años su construcción e inauguración[9]. Además, hubo movilizaciones contra la construcción de un segundo aeropuerto en la isla de Jeju, al sur del país, que estaría al servicio de los aviones de la Fuerza Aérea estadounidense.
La lucha contra los chaebols se ha expresado de varias formas. Una de estas fueron las movilizaciones contra la extensión de la jornada de trabajo. Otra fue la durísima huelga de los trabajadores de la empresa Samsung por aumento salarial y contra la persecución sindical por parte de la empresa[10]. Y, también, se expresó en la lucha contra la corrupción de los gobiernos y de las demás instituciones, que es la forma en que ahora operan sobre ellas estos grandes grupos económicos. Por ejemplo, en 2016, “Centenares de miles de manifestantes salieron a las calles en Seúl para pedir la renuncia de la presidente Park Geun-hye… acusada de permitir que una amiga empresaria [ligada a Samsung] accediera a documentos privados del gobierno sin la debida autorización”[11]. Park acabó siendo destituida por un proceso de impeachment, en 2017.
Situación actual y perspectivas
Tal como hemos dicho, los trabajadores y las masas lograron un triunfo al derrotar el autogolpe de Yoon y defender el régimen democrático burgués instalado después de la revolución de 1987. Es un hecho importante que, sin duda, incidirá sobre la dinámica de la situación.
En ese marco, la burguesía coreana, especialmente el Partido Demócrata, logró encaminar el proceso hacia la Asamblea Nacional y una salida institucional: el impeachment de Yoon seguramente lo destituirá. A partir de allí, se abrirá la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales, que casi seguramente ganará un candidato del Partido Demócrata.
Este partido burgués es de formación reciente (2014), y es consciente de que el régimen político está parado sobre una “olla a presión” que acumula vapor. Para evitar un estallido, propone “bajar la tensión” con Corea del Norte, reducir el servicio militar, y destinar una parte del costo de los gastos militares que esto genera a “políticas sociales”. Lo que no está dispuesto a hacer es a terminar con la subordinación semicolonial al imperialismo yanqui ni a tocar el poder de los chaebols.
Es muy probable que los trabajadores y las masas acepten esta salida institucional y voten por el Partido Demócrata. Será un nuevo capítulo en la experiencia que están haciendo con el régimen (ahora con un nuevo “actor” en el gobierno).
Llamamos a los trabajadores y a las masas surcoreanas a no tener ninguna confianza en la salida institucional ni en el Partido Demócrata. El camino para terminar con la subordinación semicolonial del país al imperialismo yanqui y las durísimas condiciones de explotación a que los someten los chaebols es el de mantener y fortalecer las movilizaciones y las luchas que han desarrollado en los últimos años.
[1] https://www.abc.es/internacional/crisis-corea-sur-pillo-sorpresa-administracion-biden-20241203213425-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Finternacional%2Fcrisis-corea-sur-pillo-sorpresa-administracion-biden-20241203213425-nt.html
[2] 🚨 URGENTE – CRISIS EN COREA DEL SUR: El presidente decretó la LEY MARCIAL
[3] Principal sindicato surcoreano llama a una «huelga general» hasta que dimita el presidente – LA NACION
[4] Crisis en Corea del Sur: el presidente declaró la ley marcial y lo acusan de hacer un autogolpe
[5] La oposición busca destituir al presidente tras el caos por su declaración de la ley marcial – LA NACION
[6] Corea del Sur: gran triunfo de la juventud trabajadora – Liga Internacional de los Trabajadores
[7] A 70 años del fin de la guerra de Corea – Liga Internacional de los Trabajadores
[8] Los jóvenes surcoreanos están hartos del servicio militar – SWI swissinfo.ch
[9] Policías y manifestantes se enfrentaron por nueva base de EE.UU. en Corea del Sur – Cooperativa.cl
[10] https://www.youtube.com/watch?v=e5hwOmfj7-I
[11] Ver https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37962254 y