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28 marzo, 2024

En el programa del gobierno, no hay nada que negociar

Presentamos una entrevista con un delegado sindical de la FGTB, realizada el 19 de agosto de 2016.

Por: LCT – Bélgica

¿Qué piensas de la reacción sindical frente a los ataques del gobierno?

Desde el principio de la instauración de la «Suedoise» (nombre para designar la coalición de gobierno: liberal, demócrata-cristiano y nacionalista), la reacción es cada vez más tímida. Habida cuenta de los resultados por las acciones realizadas, para mí no hubo nada. Ha habido una movilización fuerte, la base fue, pero se topó con esta lógica de concertación predicada por los dirigentes sindicales. ¡Por parte de la FGTB o de “En el programa del gobierno, no hay nada que hay que negociar, todo debe ser rechazado. Y la reacción, la cualificaré tímida en el mejor de los casos, e inexistente en otros

¿Cómo fue la movilización en tu empresa?

La movilización fue del 100 % y es también el caso de otras empresas. La movilización era fuerte. Es más bien la reacción de la burocracia sindical que en cierto modo cerró con candado la movilización.

¿Cuál fue la reacción de los trabajadores con relación al plan sindical?

Sinceramente, voy a decirte que, bueno, la gente nos conoce, conoce nuestros valores… Pero en la actualidad, después de la postura del aparato sindical, personalmente, yo, y la delegación, no nos atrevemos ni a hacer más asambleas generales. Porque la gente está indignada, se siente traicionada por los sindicatos y, en este caso, por nosotros, porque somos nosotros quienes representamos a los sindicatos en el seno de nuestras empresas. La reacción es hiper-negativa. Algunos se preguntan incluso para qué estar sindicalizados. Es la incomprensión general…

¿Según tú, qué haría falta para organizar la lucha de manera seria y para lograr obtener victorias contra el gobierno?

La primera cosa, es continuar creyendo en eso. Esto sería nefasto para el mundo del trabajo, para los trabajadores, con o sin empleo, el no creer más en la lucha. Sería un error y un regalo para nuestros adversarios y nuestros enemigos, a saber: el capitalismo y sus soldados. En segundo lugar, hay que darse los medios para la lucha. Y cuando se habla de medios, no hablamos forzosamente de medios financieros, sino también de medios humanos. Y luego, hay que organizarse. Para mí, francamente, a pesar de que sea delegado y de que todavía crea en los sindicatos, pienso que hay que salir del papel de afiliado o de delegado simple e ir hacia un papel de militante activo en el seno de las organizaciones, con el fin de ser un peso para el aparato sindical y de obligarlo a movilizarse. Hay que acabar con este método paternalista que los burócratas sindicales supieron instaurar. Fueron inteligentes, instauraron esta relación: «Tengo un problema, pues telefoneo al permanente. Esa es la regla». Hay que salir de esta lógica y pasar a un papel de militante, que es de lo que carecemos actualmente. No hay que esperar que el aparato sindical lo invite a estar en huelga para declararse en huelga. Hay que comenzar a proyectarse de un modo diferente de ese, a saber: de organizarse en comités, como fue el caso, cuando fue necesario. Las organizaciones sindicales no solo no recuperaron las luchas del pasado, peor todavía: las cerraron con candado.

Es por esto que invito a la gente a que le pide cuentas al sindicato, que participe en las asambleas generales, que dé sus opiniones, que se imponga en el seno de los sindicatos y que no simplemente espere las órdenes de Goblet o de Ska para decir: nos movemos, y luego entramos (volvemos a casa) avancemos, volvamos, y seguir así el circuito que está bien trazado. No, estamos siendo tan atacados que no tenemos más elección.

¿Qué es lo que los militantes sindicales combativos deberían hacer en el seno de los sindicatos para oponer una resistencia a esta burocracia?

Es verdad que muy afortunadamente todavía hay militantes, pero no tantos como desearíamos. Porque no hay que perder de vista que durante las elecciones está la puerta abierta a todo. Los sindicatos están a la caza de los mandatos, poca importancia tiene la persona. ¿Y acaso a las burocracias de los sindicatos todavía les interesa tener verdaderos militantes? No estoy muy seguro de eso.

Cuando veo la suerte que les es reservada a algunos de los militantes, que han sido arrastrados por el lodo, delante del tribunal, o que simplemente han sido excluidos por el aparato sindical porque se considera que son demasiado combativos según su gusto… O entonces, se ponen en busca de militantes y de delegados «máquina a café» como los llamo. Es aberrante tener que decir esto, pero es la realidad, hay que saberlo. Pero no quiero acusar o culpar a todos los delegados, en este caso a los nuevos. No todo el mundo tuvo la posibilidad de tener una formación política o ideológica. Y es papel de los sindicatos formarlos como es debido. La formación en el seno de las organizaciones sindicales no es más ideológica. Es una voluntad, que no nos quieran hacer creer otra cosa. Se le enseña a un delegado cómo hacer aquí, cómo hacer esto. Total, la gestión cotidiana de los problemas que sobrevienen en el lugar de trabajo, no más. Pues, allí también hay un fallo, e invito a todos los militantes a que se interesen por ellos mismos y a no esperar que el sindicato les dé tal o cual formación. La curiosidad debe ser admisible en este dominio. A ellos no les interesa formar a militantes. Y los que son superactivos son víctimas de presiones en el seno de sus organizaciones. Algunos son expulsados. Vimos, así, despidos acordados con los patrones. Pues, ser hoy un verdadero militante convencido es en ángulo recto suicida. ¡Pero bueno, no cambiamos! Ser militante, está en los genes. Pero no es fácil para ellos estar todos los días dentro de estas organizaciones.

¿Qué piensas de la idea de una red de sindicalistas combativos que pueda tener una visión mínima común para poder hacer una suerte de oposición en los sindicatos?

La tentativa ya se efectuó. Hubo una ocupación el 11 de enero de 2015 del CGSP en Bruselas y conseguimos hacer una pequeña red para reunir a todos los militantes activos y que hicieran una declaración. Eso fue la catástrofe total. En el sentido de que la burocracia ha sabido cerrarlo con candado, amenazando a unos, poniendo trabas a otros, incluso excluyendo de eso a otros…

Pues, eso fue un fracaso total. Por mi parte, honestamente, esto me reforzó en la idea de combatir a la burocracia sindical. Pero, desgraciadamente, para una parte de la gente esto tuvo el efecto inverso: esto los tiene simplemente asqueados del sindicalismo y los alejó todavía más de la militancia porque no creen más en eso. Porque se vio que la resistencia realmente venía del interior y no del exterior.

Y esto, es desafortunado y deplorable. Pero hay que valorar, aprovechar, la idea de hacer una red. Es una buena idea, pero no es fácil. Ya sea por la naturaleza de la estructura que es hipercompleja, que está dividida en centrales, en colores…

Pues, cerraron bien la cosa con candado, pero eso no impide que, en cierto momento, no haya que sentarse alrededor de una mesa y estudiar la cuestión, y estudiarla inteligentemente porque no hay que perder de vista que enfrente se tiene una máquina de guerra que está lista para todo si se trata de conservar sus privilegios y su clase.

Muchas gracias, ¿quieres añadir algo?

Sí. Querría aprovechar esta entrevista para decirles a los verdaderos militantes que la CSC y la FGTB no pertenecen a Ska ni a Goblet y que no deben dejarse intimidar por exclusiones o por el sacrificio de ciertos compañeros. Al contrario, debemos sostenerlos, sostener a los que se sacrificaron y me refiero a compañeros, particularmente de la región del centro, que han sido excluidos so pretexto de que son demasiado combativos y «perjudiciales para la organización».

Quiero rendirle homenaje a aquella gente y que sepan que no están solos. Invito a otros compañeros a apoyarlos, a que se reagrupen, porque hay que comenzar a construir una resistencia en el seno de nuestras respectivas organizaciones, con todos los colores confundidos. No nos dividamos, estemos unidos, opongámonos a estas burocracias sindicales que, lo recordamos, son simples mandatarios.

No pierdan de vista que, poco importa quienquiera que sea, tiene un mandato y hay que tratar de construir. Y no como ciertos delegados hacen, sobre todo con más libretas de afiliados. Hay que llenar la libreta con direcciones de militantes, no de afiliados.

Tratar de trabajar con asambleas generales, cosa que se perdió en montones de empresas donde ni siquiera nos conocemos más. Hay que pasar mensajes y resistir, dentro de las organizaciones y frente a este gobierno de fascistas y de banqueros.

[1] El compañero habla de la tendencia de los sindicatos a «pelear» afiliados, eso no quiere decir que los organicen o movilicen. En Bélgica se hace una diferenciación entre afiliado (tres millones en el país) y militante sindical (activista, se habla de 6 a 8 mil sindicalistas activos).

Traducción: Natalia Estrada.

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