El impacto de la guerra ruso-ucraniana en la economía mundial
La guerra iniciada por la invasión de las tropas rusas a Ucrania puede entrar en una nueva fase: una guerra de resistencia nacional contra el invasor por parte del pueblo ucraniano. En varias notas publicadas en este sitio, se analizan las causas y se fija posición sobre este conflicto[1]. En este artículo, vamos a enfocarnos en el impacto de la guerra en la dinámica de la economía mundial.
Por Alejandro Iturbe
Los principales medios imperialistas están muy preocupados por ese impacto. Un artículo de la BBC británica, prevé “tres peligros: inflación, menor crecimiento económico y mayor incertidumbre” porque genera “aumentos de los precios del gas, de la energía y de los precios agrícolas e inestabilidad en los mercados y las divisas”[2].
Una visión que es compartida por el diario El País del Estado español: “La subida de la energía y otras materias primas como el trigo amenaza con intensificar la ola inflacionaria. La UE [Unión Europea] es uno de los mercados más expuestos a una guerra de sanciones con Moscú”[3].
Detengámonos un poco en las profundas relaciones económicas, comerciales y financieras entre la UE y Rusia. Durante la Segunda Posguerra, la Unión Soviética (URSS) llegó a ser la segunda potencia económica mundial, con una gran base industrial. Luego de la restauración del capitalismo y la disolución de la URSS, gran parte de la base industrial rusa fue desmantelada (solo permaneció intacto el “complejo industrial-militar”). Rusia se transformó en un gran exportador de insumos (especialmente gas y petróleo) y, en menor medida, de alimentos (cereales) y minerales.
Según un análisis del New York Times: “Es un proveedor fundamental de petróleo, gas y materias primas que mantienen en funcionamiento a las fábricas del mundo. Europa recibe de Rusia casi 40 por ciento de su gas natural y 25 por ciento de su petróleo. Pero, a diferencia de China, que es una potencia manufacturera y está entrelazada en intrincadas cadenas de suministro, Rusia tiene un papel de poca importancia en la economía global. […] Es, en esencia, una gasolinera muy grande”[4].
Al mismo tiempo, ha crecido su dependencia financiera del imperialismo europeo (en especial de Alemania). Sin el flujo de fondos desde la UE, la economía rusa se pararía. Por ejemplo, la principal empresa del país, la estatal exportadora de gas Gazprom está endeudada por encima de su valor de capital (al igual que otras empresas de gran importancia)[5].
Veamos algunos datos del comercio. “La UE compra casi 40% de las exportaciones de bienes que realiza Rusia, pero casi 70% de este total es gas, petróleo y carbón. ‘Alemania e Italia son los países más expuestos, por el gas y el petróleo’, explica el analista Lorenzo Codogno. Por el contrario, las exportaciones de la UE a Rusia sí conllevan cierto valor añadido, y son importantes para la industria del Este del continente. El 88% del total son bienes manufacturados, unos 78.000 millones de euros anuales, la mitad vehículos y maquinaria”[6].
La división imperialista frente ante la invasión
Estos datos son los que explican por qué los gobiernos de la UE, Gran Bretaña (que ya no la integra) y EEUU se dividieron en la actitud a adoptar frente a la invasión. No nos referimos a una acción militar, campo en el que, de hecho, entregaron Ucrania, sino al de las sanciones financieras que podrían afectar seriamente la economía de Rusia pero también, en una “guerra de sanciones”, a los países europeos más dependientes del gas ruso y que más negocios tienen en ese país.
EEUU y Gran Bretaña querían sanciones económicas más duras y, de hecho, han comenzado a bloquear bancos rusos del sistema financiero internacional[7]. Mientras que “Consciente de la relevancia de las relaciones comerciales y la dependencia del gas, la UE ha dicho que la imposición de sanciones será paulatina y por etapas”[8].
Entre las sanciones que se quieren evitar, está la de desconectar a Rusia del SWIFT (siglas en inglés de la Sociedad Interbancaria de Telecomunicaciones Financieras), fundada en 1973 y que, “actualmente, une a más de 11.000 entidades financieras en más de 200 países del mundo a través de sus redes de mensajería bancaria. Es un operador clave para la comunicación entre entidades, de la cual depende una gran parte de las transacciones necesarias para el comercio internacional.”[9]. Trescientos bancos rusos integran el sistema.
Esta sería una sanción de gran impacto contra el régimen de Putin: “Tras la invasión a Crimea en 2014, el gobierno ruso previó que una exclusión general de la plataforma habría implicado una caída de 5% en su producción”[10]. Recordemos que una medida de este tipo ya se aplicó en 2012 contra Irán por “violación a los acuerdos nucleares”. Pero, según Bruno Le Maire, ministro de Economía francés, actualmente: “es la última opción”. Alemania propone solo “bloqueos funcionales y focalizados… a determinados bancos”, una política que, como vimos, comienza a implementarse por diversos países imperialistas, pero es de menor efectividad. Como dice el viejo dicho: “negocios son negocios”. Un tanto resignado ante este cuadro, el presidente estadounidense, Joe Biden, declaró al “The Wall Street Journal”: “Siempre es una opción, pero por ahora no es una decisión que los países europeos quieran tomar”[11].
Lo cierto es que la situación política nacional e internacional generada por la guerra y este primer escalón de sanciones, ya están impactando sobre la economía rusa. Muchos rusos hacen filas frente a los bancos para comprar monedas extranjeras, cuya disponibilidad ya se está agotando, mientras el rublo cae a su mínima cotización histórica[12]. El propio Banco Central de Rusia dice que “la situación es dramática” e intenta evitar una asfixia financiera y quiebras de bancos y empresas, al tiempo que toma medidas extremas como la prohibición de transferencias en moneda extranjera al exterior[13].
Frente a este panorama, el estadounidense Paul Krugman (premio de Nobel Economía en 2008) analizó que “Rusia está empezando a parecer aún más débil económicamente de lo que era antes de ir a la guerra. […] Esto hace que la economía rusa sea muy vulnerable a las sanciones que puedan interrumpir su comercio, una realidad que se refleja en el fuerte desplome del valor del rublo del lunes, a pesar de un enorme aumento de los tipos de interés nacionales y de los intentos draconianos de limitar la fuga de capitales”[14].
El impacto inmediato
Hasta ahora, el gobierno de Putin no ha aplicado contra sanciones tales como cortar o disminuir el flujo de gas y petróleo rusos a Europa (una medida que, como vimos, afectaría fuertemente la economía de la UE), y tampoco lo ha hecho con las exportaciones de cereales. Por otro lado, este tipo de medidas tendrían un efecto boomerang sobre la economía rusa por un corte o aguda disminución del flujo de divisas extranjeras imprescindibles para su funcionamiento.
Un artículo reciente de un diario español analizaba que “el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha comprometido en varias ocasiones a no cerrar el grifo del gas o del crudo; un movimiento que, además, no podría permitirse de un día para otro en un momento en el que el gasto militar está disparado…”[15].
Sin embargo, ante el peligro de que esto pudiese ocurrir y la inestabilidad política internacional que generó la invasión rusa y el inicio de la guerra con Ucrania, los mercados internacionales comenzaron a tener una “reacción alérgica”. Por un lado, hubo una caída de la cotización de activos puramente especulativos, como las criptomonedas (acentuando una tendencia preexistente)[16]. También una caída de la cotización de las acciones de las grandes empresas en las principales bolsas del mundo. Un artículo del 24 de febrero informa que: “… los futuros del índice de referencia de Wall Street, el S&P 500, y del Promedio Industrial Dow Jones bajaron más de un 2,5%; en Europa y Asia las acciones cayeron hasta un 5%, con una salida de pánico por la incursión rusa en Ucrania y sus futuras repercusiones”[17]. En el caso de las acciones, además del componente especulativo que existía en sus cotizaciones anteriores, es evidente el peso del miedo y la desconfianza en dinámica de la economía internacional.
Por el otro lado, se produjeron rápidas y fuertes subas de los precios internacionales del gas, el petróleo y la energía eléctrica, y también de los cereales (especialmente el trigo) y otras materias primas alimenticias. El artículo recién citado informa que “el precio al contado del gas natural en Europa, cuyo suministro depende principalmente de Rusia, se disparó hasta un 31%”. Ese mismo día “el precio [del barril] de petróleo Brent superó los 100 dólares este jueves, por primera vez en siete años”[18].
Todo ello se reflejó en un aumento del precio de los combustibles y de la energía eléctrica que deben pagar las empresas y las familias: “El precio de la electricidad ha comenzado a resentirse [con] la guerra entre Rusia y Ucrania. Según los datos de OMIE, el precio del mercado mayorista se sitúa en 240,13 euros/ MWh frente a los 205 euros de ayer, lo que supone un incremento de 17%”, informaba la prensa, el 24 de febrero pasado[19].
El impacto del conflicto también se reflejó en el precio internacional de los cereales, en especial del trigo y del maíz: “El precio del trigo cerró el lunes [28/2] con un récord en el mercado europeo, de 322,50 euros por tonelada, impulsado por la crisis ruso-ucraniana”[20]. En esta suba inciden factores objetivos: Ucrania es uno de los principales exportadores mundiales de este cereal (aporta 12% del volumen total de ese comercio) y sus puertos están bloqueados. Aunque, como vimos, Rusia mantiene sus embarques, aporta 18%.
Este impacto básico repercute en los mercados mundiales y se combina con procesos en otras regiones. Damien Vercambie, analista de la empresa francesa de comercialización internacional de materias primas Inter-Courtage, explica: «Es una carambola entre el trigo en Chicago, el trigo aquí [en Europa] y el maíz”[21].
Los procesos más profundos
Algunos días después hubo una baja de los precios del gas y del petróleo, y una recuperación de las bolsas frente a “la posibilidad de que la guerra de Ucrania sea rápida, bien sea por una salida negociada o porque Rusia consiga pronto sus objetivos y cesen las hostilidades”[22].
Por un lado, parece apresurado tomar como única posibilidad un fin rápido de la guerra en Ucrania que, como señalamos al inicio de este artículo, “puede entrar en una nueva fase: una guerra de resistencia nacional contra el invasor por parte del pueblo ucraniano”[23]. Por otro lado, si se analiza una secuencia más completa de los precios de las commodities a las que nos hemos referido, se ve que, aun con esas oscilaciones, el saldo resultante y la tendencia continúan siendo al alza[24]. Es decir, continúan alimentando e impulsando el proceso inflacionario que hoy vive la economía mundial. Para comprender esta situación, es necesario detenernos un poco en varios procesos en curso del capitalismo imperialista (algunos muy profundos y otros más coyunturales), así como en el contexto político en que se dan estos procesos.
Sobre los procesos más profundos, en un artículo reciente, luego de analizar diversos elementos más específicos, presentamos la siguiente conclusión: “Todo esto va a terminar expresándose en una inflación que se convierte, de modo creciente, en estructural, en la economía capitalista, incluso en fases de estancamiento o descenso (la estanflación)”[25].
Sobre esta base estructural comienzan a operar mecanismos de “onda expansiva” de la inflación que, a su vez, la realimentan. En primer lugar, los precios de las commodities son mundiales. Esto significa que si el precio de alguna de ellas sube en los mercados europeos por la guerra en Ucrania, subirá en todo el mundo, incluso en los mercados de regiones que no están afectadas directamente por el conflicto.
En segundo lugar, si aumentan los precios de commodities, como la energía o los cereales, todos los demás precios tienden a aumentar. Por un lado, por parte de los capitalistas que utilizan esos insumos y así trasladan ese mayor costo. Por el otro, por lo que se llama “la puja por los precios relativos”, un mecanismo de disputa interburguesa en los mercados de la plusvalía extraída. Ambos mecanismos confluyen en un aumento generalizado de precios (la inflación) que acaba golpeando el poder adquisitivo del consumidor (especialmente de los trabajadores).
Lo que hemos analizado indica que el conflicto ruso-ucraniano agrava los profundos problemas que ya presentaba el año pasado la débil recuperación económica mundial iniciada luego de la “caída pandémica” de 2020[26]. Como vimos, alimenta la inflación y profundiza la “volatilidad” de los mercados y el comercio mundial, y por lo tanto actúa como un obstáculo adicional a esa ya débil recuperación.
La crisis del orden mundial
Sin embargo, nuestro análisis quedaría incompleto si no nos referiésemos, así sea brevemente, al contexto político internacional de este conflicto y, por lo mismo, de esta recuperación trabada. Nos referimos especialmente a la “crisis del orden mundial”. En trazos muy gruesos, podemos decir que es una determinada configuración de relaciones superestructurales establecidas entre los representantes políticos de las burguesías imperialistas, las burguesías nacionales y sus aliados (las direcciones contrarrevolucionarias del movimiento de masas) para mantener el mundo “bajo control” e implementar políticas para ello.
Excede el objetivo de este artículo analizar la evolución del orden mundial desde los acuerdos contrarrevolucionarios de Yalta y Potsdam (1945) entre las potencias imperialistas victoriosas (EEUU, Inglaterra y Francia) y la burocracia estalinista de la URSS hasta ahora[27]. Sí nos interesa detenernos en dos procesos que se combinan para su profunda crisis actual.
El primero fue la derrota del proyecto del Nuevo Siglo Americano, impulsado a partir de 2001 por el ex presidente George Bush (acompañado por los imperialismos europeos), en las guerras de Irak y Afganistán. Su impacto debilita profundamente al imperialismo de conjunto (en especial al estadounidense) que tiene condiciones mucho peores de aplicar una política de guerras e invasiones, lo que los medios y analistas políticos llamaron el “síndrome de Irak”[28]. Una realidad que se le impuso incluso al propio Donald Trump, que hubiese querido invadir Venezuela o atacar Corea del Norte pero, en ambos casos, debió retroceder.
El segundo es el hecho de que el régimen chino, cuyo país (luego de la restauración del capitalismo) se transformó en “la fábrica del mundo” por impulso de las grandes inversiones imperialistas, aspira a subir escalones en la jerarquía de naciones y comienza a disputarle mercados y la creación de tecnología al imperialismo. Este, por su parte, responde con la guerra comercial-tecnológica. Esto provoca una crisis en la división mundial del trabajo surgida a partir de 1980-1990 y perturba profundamente el comercio capitalista internacional.
En ese contexto, Rusia, como hemos visto, retrocedió muchísimo en su base económica y depende profundamente de las compras e inversiones de los países de la UE. Al mismo tiempo, en el marco de ser parte del campo contrarrevolucionario junto con el imperialismo, el régimen de Putin y los sectores burgueses que expresa, aspiran a mantener un “área propia de influencia” en las repúblicas de la ex Unión Soviética y algunas del ex Bloque del Este, en las que quiere actuar como intermediario del proceso de profundización del dominio imperialista. En este sentido, el régimen de Putin considera que Ucrania es el “patio trasero” de Rusia (aunque mejor sería hablar de “patio delantero”).
Al mismo tiempo, su régimen dictatorial puede hacer acciones contrarrevolucionarias en el exterior que el imperialismo hoy no tiene condiciones de realizar. Por ejemplo, intervenir militarmente en Siria para combatir y ayudar a derrotar la revolución contra el régimen dictatorial de Bashar al-Assad. O intervenir para aplastar los procesos revolucionarios en Belarus y Kazajistán, gobernados por regímenes aliados.
En la actual invasión a Ucrania (como antes con la apropiación de las regiones de Crimea, Lugansk y Donetsk), Putin aprovecha esta debilidad del imperialismo, que hemos descrito. Al hacerlo, no solo muestra la crisis del orden mundial sino que la profundiza. Todo ello impacta negativamente en la dinámica de la economía capitalista mundial y aumenta lo que los organismos financieros internacionales denominan eufemísticamente “incertezas”.
El impacto económico sobre los trabajadores y las masas en el mundo
Hemos visto que, como una de sus consecuencias, este conflicto genera inflación en sectores básicos como la energía y los alimentos. En realidad, como también hemos analizado, acentúa un proceso inflacionario preexistente. Un proceso inflacionario cuyo costo acaba siendo pagado por los trabajadores y las masas, a través del deterioro de su poder adquisitivo.
Esto se aplica también a aquellos países exportadores de combustibles y alimentos cuyas burguesías pueden beneficiarse con mayores ingresos por el alza de los precios de sus exportaciones. Porque al subir los precios internacionales también lo van a hacer los precios internos, sea para generar mayores saldos exportables, sea para no perder ganancias en las ventas internas.
Dado que el aumento de los salarios siempre pierde frente a la inflación, esto significa una pérdida del valor real expresado en el salario, aunque se produzcan aumentos nominales. Podemos decir que este es un “costo indirecto” de la guerra, que acaba siendo pagado por los trabajadores y las masas de todo el mundo. Algo que se suma a los muchos ataques que ya vienen sufriendo de sus gobiernos y burguesías.
Por eso, además del análisis del contenido de este conflicto y de la posición que hemos planteado frente a él (apoyo a los trabajadores y las masas ucranianas frente a la invasión rusa), los trabajadores precisan luchar contra este nuevo ataque económico.
Notas:
[1] https://litci.org/es/por-la-derrota-de-la-invasion-militar-rusa-a-ucrania/?fbclid=IwAR2OfpqMrpfoQQTiDhJ46HbIcsKx4vB9CvnOkGy3I4X9vYr1iu6K34xPydc
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-60515648#:~:text=El%20conflicto%20en%20Ucrania%20llev%C3%B3,60%25%20en%20solo%20un%20d%C3%ADa.
[3] https://elpais.com/economia/2022-02-25/la-invasion-rusa-de-ucrania-sacude-las-perspectivas-de-recuperacion-de-la-economia-mundial.html
[4] https://www.nytimes.com/es/2022/02/23/espanol/rusia-ucrania-economia.html
[5] Sobre este tema, recomendamos leer El endeudamiento externo de Rusia: dinámica, estructura y riegos en las condiciones de las sanciones económicas de los países de occidente, de Tatiana Sidorenko en: https://www.redalyc.org/journal/599/59947016001/
[6] Ver nota 3.
[7] Ver https://www.europapress.es/internacional/noticia-johnson-promete-primer-bombardeo-sanciones-contra-rusia-habla-ruptura-derecho-internacional-20220222103207.html y https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60466065
[8] Ver nota 3.
[9] https://www.elfinancierocr.com/economia-y-politica/sacar-a-rusia-de-sistema-bancario-swift-un-arma-de/NBADRCMF5VFZDFORXMS7O3AKZE/story/#:~:text=Sacar%20a%20Rusia%20de%20Swift,de%20tensiones%20con%20el%20Kremlin.
[10] Ídem.
[11] Íd. ibídem
[12] https://oglobo.globo.com/economia/apos-sancoes-russos-fazem-fila-para-comprar-dolar-rublo-atinge-minima-historica-1-25412962
[13] https://www1.folha.uol.com.br/amp/mercado/2022/02/bc-russo-diz-que-situacao-e-dramatica-e-tenta-evitar-asfixia-e-quebras-financeiras.shtml?gaa_at=la&gaa_n=AYc4ystFU5f-HjN6-Ze9vQs6eTVVZ5X42khGleuZBLOVod6q3h2qwWaIVaHQhlpuaF0%3D&gaa_ts=621e50cf&utm_source=newsshowcase&utm_medium=discover&utm_campaign=nonpanel&gaa_sig=hlhwhYeoWEEbdGp0gxUYByQC6p81XrXaFs847raYLykE84cWFcZL0H-bY-QJQgDpfVig-ErPePJn72et8RNPsA%3D%3D
[14] https://www.infobae.com/america/mundo/2022/03/01/paul-krugman-rusia-es-aun-mas-debil-de-lo-que-la-mayoria-de-la-gente-incluido-yo-creia/
[15] https://elpais.com/economia/2022-02-24/el-gas-se-dispara-y-el-petroleo-supera-los-100-dolares-tras-el-inicio-de-la-guerra-en-ucrania.html
[16] https://www.cronista.com/infotechnology/finanzas-digitales/guerra-en-ucrania-bitcoin-y-las-criptomonedas-en-caida-libre-y-pueden-bajar-mas-de-60/
[17] https://www.france24.com/es/programas/econom%C3%ADa/20220224-mercados-desplome-guerra-ucrania-rusia
[18] https://www.dw.com/es/crisis-en-ucrania-precio-de-barril-de-petr%C3%B3leo-supera-100-d%C3%B3lares/a-60894192#:~:text=El%20precio%20del%20petr%C3%B3leo%20super%C3%B3,%22operaci%C3%B3n%20militar%22%20en%20Ucrania.
[19] https://www.eleconomista.es/energia/noticias/11635120/02/22/La-electricidad-se-dispara-un-17-por-la-guerra-entre-Rusia-y-Ucrania.html. OMIE es el “operador de mercado eléctrico designado” que ayuda a interconectar los mercados eléctricos mayoristas nacionales e interviene en la fijación diaria de los precios de la energía en esas transacciones.
[20] https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20220228-el-precio-del-trigo-bate-un-r%C3%A9cord-en-europa
[21] Ídem.
[22] https://www.lavanguardia.com/economia/20220226/8085327/guerra-ucrania-gas-petroleo.html
[23] Sobre esta dinámica, ver https://litci.org/es/ucrania-resiste-ante-putin/
[24] Ver, por ejemplo, los cuadros publicados por la OMIE en https://www.omie.es/ y los de energía y cereales en https://elpais.com/economia/2022-02-24/el-gas-se-dispara-y-el-petroleo-supera-los-100-dolares-tras-el-inicio-de-la-guerra-en-ucrania.html
[25] https://litci.org/es/criptomonedas-el-dinero-del-futuro-o-una-gran-burbuja-financiera/
[26] Sobre este tema, recomendamos leer el artículo “Economía mundial: recuperación anémica y con muchos problemas” en https://litci.org/es/67115-2/
[27] Sobre este tema, recomendamos leer El fin de la Segunda Guerra Mundial – LIT-CI (litci.org)
[28] Sobre este y otros temas de este punto, recomendamos leer: La reacción democrática. Del síndrome de Vietnam al síndrome de Irak – LIT-CI (litci.org)