El elefante en la sala: Israel asesinó a Shireen Abu Akleh

A primera hora de la mañana del 11 de mayo, en la ciudad palestina de Yenín, la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh fue asesinada por francotiradores israelíes. Los hechos básicos del caso han sido confirmados por demasiadas investigaciones independientes como para contarlas en este momento. Según los principales medios de comunicación[1], Shireen caminaba por la carretera en dirección a la ciudad con un grupo de otros periodistas, y no había más personas presentes que un grupo de tiradores de élite israelíes que le dispararon en la cabeza.
Por JAMES MARKIN
Aunque el gobierno israelí intentó inicialmente a hecharles la culpa a los palestinos, el peso abrumador de las pruebas les ha obligado incluso a dar marcha atrás y a aceptar más o menos los hechos presentados por las investigaciones de los medios de comunicación. Sin embargo, a pesar de admitir esencialmente que dispararon y mataron a Shireen Abu Akleh, las FDI han sido muy claras al afirmar que no creen que se haya cometido ningún crimen[2].
Esto coincide plenamente con la política básica de las FDI. Según datos de la ONU, desde 2008 las fuerzas israelíes han matado a 5.396 palestinos. Sin embargo, a pesar de ello, Amnistía Internacional no ha encontrado ningún caso en cual “un soldado del ejército israelí o un miembro de otra fuerza de seguridad haya sido condenado por causar deliberadamente la muerte de un palestino en los TPO desde 1987″[3].
Sólo con estas cifras, está claro que las FDI matan con impunidad. Esto se debe a que, para las FDI, matar a los palestinos, por así decirlo, no es en realidad una desviación criminal de su función, sino que es su función. Israel es una colonia de reemplaze; se trata de un tipo especial de colonia en la que el régimen colonial pretende sustituir una población indígena existente por una nueva población colonial. Desde su creación, el movimiento sionista pretendía desplazar por la fuerza a la población palestina. Al desplazar a los palestinos y apoderarse de sus tierras, el Estado israelí también se enriquece a costa del pueblo palestino, un proceso que Marx denominó la acumulación primitiva.
Obviamente, sin embargo, el pueblo palestino se ha resistido a este proceso de desplazamiento. Esta es la razón de la existencia de las FDI, como escribió el líder sionista de extrema derecha Ze’ev Jabotinsky: “La colonización sionista debe detenerse, o bien proceder sin tener en cuenta a la población nativa. Lo que significa que sólo puede proceder y desarrollarse bajo la protección de un poder independiente de la población nativa, detrás de un muro de hierro, que la población nativa no puede romper”. Este es el papel de las FDI, reprimir a la población palestina por la fuerza para que la colonización sionista pueda continuar. Para las FDI cualquier palestino que muera en el proceso es simplemente una ventaja. Mientras continúe el proceso de colonización sionista de Palestina por parte de Israel, ningún palestino puede esperar realmente que se haga justicia en el trato que recibe de las FDI.
Esto no quiere decir que el hecho de que Shireen Abu Akleh fuera periodista no haya tenido ninguna relación con su muerte. De hecho, las FDI tienen un patrón de asesinatos de periodistas. En 2018, durante la “gran marcha del retorno” en Gaza, francotiradores de las FDI dispararon y mataron a dos periodistas palestinos, Yasser Murtaja y Ahmed Abu Hussein, que llevaban chalecos que los identificaban como prensa. Una investigación de la comisión de la ONU encontró “motivos razonables para creer que los francotiradores israelíes dispararon a los periodistas intencionadamente, a pesar de ver que estaban claramente marcados como tales”. Los francotiradores no sólo sabían claramente que Yasser Murtaja y Ahmed Abu Hussein eran periodistas por sus chalecos de prensa, sino que apuntaron intencionadamente por debajo de la parte inferior de los chalecos para matar a sus objetivos[4].
Durante la guerra del año pasado en Gaza, los aviones de guerra israelíes apuntaron y bombardearon el edificio de Al Jazeera/Associated Press, así como otra torre que albergaba a la mayor parte de la prensa internacional de la ciudad de Gaza[5]. Aunque Israel afirmó que el grupo militante Hamás había estado utilizando el edificio, esta afirmación fue recibida con escepticismo por los medios de comunicación internacionales y fue rechazada rotundamente por la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA), que calificó la afirmación de “desinformación”.
Además, aunque la muerte de Shireen Abu Akleh provocó la indignación internacional debido a su condición de figura querida en el mundo de los medios de comunicación en lengua árabe, no fue la única periodista que las FDI han asesinado este año. Menos de un mes después de la muerte de Abu Akleh, Ghufran Harun Warasneh fue abatida por las FDI en Hebrón cuando se dirigía a su trabajo en un canal de noticias de televisión[6] La razón de las FDI para atacar y matar a los periodistas es clara: los periodistas muertos no pueden denunciar los crímenes de las FDI. Al matar a Yasser Murtaja, Ahmed Abu Hussein, Ghufran Harun Warasneh, Shireen Abu Akleh y tantos otros, las FDI intentan intimidar a los palestinos e impedir la cobertura mediática de su actual colonización de Palestina.
Algunos podrían esperar que el presidente Biden desaprobara el comportamiento de Israel, dado que se ha autoproclamado campeón de la prensa libre. Por ejemplo, a principios de este año, Biden emitió una declaración con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa en la que criticaba las medidas represivas de Rusia contra la prensa libre y afirmaba que “los periodistas cubren la guerra, denuncian la corrupción, documentan los daños medioambientales, levantan a los marginados, defienden a nuestras comunidades y piden cuentas a los poderosos. Y por ello, con demasiada frecuencia, son asesinados, encarcelados, violados, amenazados y acosados. Las mujeres periodistas, desde hace mucho tiempo minoritarias en las redacciones, son un objetivo desproporcionado de estos ataques, tanto dentro como fuera de la red”[7] Continuó prometiendo que “podemos y debemos hacer más para proteger y sostener a los medios de comunicación independientes, y para hacer rendir cuentas a quienes tratan de silenciar las voces esenciales para una gobernanza transparente, digna de confianza y receptiva”. Esto es coherente con la postura general de Estados Unidos de defender retóricamente los ideales liberales en política exterior.
Sin embargo, los supuestos valores liberales de EEUU están completamente subordinados a sus intereses como potencia imperialista global. En el caso de la muerte de Shireen Abu Akleh, Joe Biden quiere mantener la relación de Estados Unidos con Israel, que es un socio menor fundamental para Estados Unidos en Oriente Medio. El fuerte compromiso militar e ideológico de Israel para oponerse al nacionalismo árabe y al comunismo hace que encajen perfectamente con EE.UU. Desde 1968, EE.UU. e Israel han colaborado para desmantelar y oponerse a esas fuerzas políticas que podrían haber desafiado el acceso de EE.UU. a la riqueza económica de Oriente Medio, incluida la riqueza petrolera de la región. De hecho, en 1986, Biden explicó al Senado estadounidense: “Si no existiera Israel, Estados Unidos de América tendría que inventar un Israel para proteger sus intereses en la región”. Una y otra vez, Estados Unidos ha optado por defender a socios menores como Israel en lugar de defender sus supuestos valores liberales.
El caso de Shireen Abu Akleh lo ha hecho más evidente que nunca, ya que la retórica de Biden sobre la protección de las periodistas de la violencia choca con las acciones de su administración en respuesta a su muerte. Tras la muerte de Shireen Abu Akleh, el gobierno estadounidense llevó a cabo su propia investigación sobre su muerte entre bastidores. Las conclusiones, de apenas unos párrafos, se publicaron en el sitio web del Departamento de Estado. El informe concluía que “los disparos desde posiciones de las FDI fueron probablemente responsables de la muerte de Shireen Abu Akleh”. Sin embargo, el Departamento de Estado aclaró que la investigación “no encontró ninguna razón para creer que fuera intencionada, sino el resultado de circunstancias trágicas durante una operación militar dirigida por las FDI contra facciones de la Yihad Islámica Palestina el 11 de mayo de 2022, en Yenín, que siguió a una serie de atentados terroristas en Israel”.
Se trata, por supuesto, de una declaración absurda, dado que todas las investigaciones coinciden en que no había nadie más presente cuando Shireen fue asesinada, salvo sus compañeros periodistas. El Departamento de Estado parece esperar que el mundo crea que una unidad de élite de tiradores de las FDI disparó por accidente a una mujer que llevaba un chaleco de prensa muy evidente, sin que hubiera combatientes presentes. Biden continuó repitiendo esta línea durante su visita al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, este mes, diciéndole que “Estados Unidos seguirá insistiendo en una explicación completa y transparente de su muerte y seguirá defendiendo la libertad de los medios de comunicación en todo el mundo”[8] La realidad de esta declaración, por supuesto, es que Biden no ha hecho nada para presionar a Israel para que castigue o incluso identifique al asesino de Akleh.
Israel no es el único país cuyos crímenes Biden está dispuesto a ignorar por ser socio menor del imperialismo estadounidense. A principios de este año, cuando el cuerpo del economista disidente egipcio Ayman Hadhoud fue devuelto a su esposa con marcas que sugerían que había sido torturado hasta la muerte por el ejército egipcio, el Departamento de Estado no condenó al gobierno egipcio por este claro y brutal asesinato. En su lugar, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, calificó el caso de “profundamente preocupante” e hizo un llamamiento a los egipcios para que llevaran a cabo una “investigación exhaustiva, transparente y creíble sin demora”[9] Al igual que en el caso de Shireen Abu Akleh, el Departamento de Estado sabía muy bien quién había matado a Ayman Hadhoud, y no le importó. Su muerte no provocó ningún cambio en la antigua política de Estados Unidos de vender al régimen militar egipcio armas por valor de miles de millones de dólares. Al igual que Israel, Egipto desempeña un papel fundamental para asegurar el dominio militar estadounidense en Oriente Medio y, por tanto, al igual que Israel, Estados Unidos se complace en pasar por alto los brutales crímenes cometidos contra la gente corriente con tal de continuar su relación.
Por esta razón, Shireen Abu Akleh sigue siendo el elefante en la habitación cada vez que Biden o su Departamento de Estado hablan de derechos civiles o de libertad de prensa. Las pruebas de la culpabilidad de Israel son claras como el agua y, sin embargo, Estados Unidos sigue manteniendo su estrecha relación militar y política con Israel con cero cambios. Biden puede afirmar que apoya la libertad de prensa, pero sus acciones hablan más que las palabras.
Los trabajadores estadounidenses tienen que demostrar que estamos del lado del pueblo palestino y que rechazamos al gobierno imperialista de Washington. Por eso tenemos que pedir a nuestros sindicatos e instituciones comunitarias que respalden el movimiento BDS y sigan construyendo la solidaridad y el apoyo a la lucha palestina.
Fotos: (Arriba) Palestinos pintan un mural en memoria de Shireen Abu Akleh en la ciudad de Gaza, el 12 de mayo. (Ashraf Amra / APA Images. (Abajo) Protesta en Belén, 12 de mayo. (Hazen Baer / AFP / Getty Images)
NOTAS:
[1] https://www.haaretz.com/israel-news/.premium-palestinian-gunman-in-idf-video-unlikely-to-have-killed-al-jazeera-1.10795122, AP: https://apnews.com/article/politics-west-bank-middle-east-israel-8df6c999627efcef2fe0ca2b401e7a2c, CNN: https://www.cnn.com/2022/05/24/middleeast/shireen-abu-akleh-jenin-killing-investigation-cmd-intl/index.html, y The New York Times: https://www.nytimes.com/2022/06/20/world/middleeast/palestian-journalist-killing-shireen.html, entre otros.
[3] https://www.amnesty.org/en/documents/mde15/5141/2022/en/)
[4] https://www.ohchr.org/sites/default/files/Documents/HRBodies/HRCouncil/CoIOPT/A_HRC_40_74.pdf