Sáb Abr 20, 2024
20 abril, 2024

El desastre de Duque: La tragedia del Huracán Iota es responsabilidad del Gobierno

Los huracanes son fenómenos naturales, cada vez más agresivos y frecuentes, como resultado de la crisis climática y ambiental producida por la voracidad capitalista, por un sistema que pone las ganancias privadas por encima del planeta y el bienestar de la población. No se puede detener el huracán una vez formado, pero sí se pueden tomar medidas preventivas y mitigar los efectos, dado que, a diferencia de un terremoto, el huracán se ve venir. Iota acaba de pasar por el Caribe y América Central, dejando un saldo trágico en Colombia.

Por Antonio Romero

En su paso, este huracán de categoría 5 devastó el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina , las dos últimas islas que fueron destruidas en un 98%; adicionalmente el efecto continental del mismo se sumó al fenómeno de La Niña causando inundaciones en el 70% de la ciudad de Cartagena, emergencias en 25 departamentos, deslizamientos en el municipio de Dabeiba, Antioquia, que cobraron cinco vidas, inundaciones en varios municipios de Chocó y varias localidades de Bogotá, entre ellas Usme y Ciudad Bolívar.

El recorrido del huracán se conocía al menos una semana antes de su paso y al menos 30 horas antes el Centro Nacional de Huracanes había alertado acerca del aumento en la velocidad de los vientos, que elevaría la categoría del huracán y pondría en riesgo los territorios insulares y las ciudades costeras del Caribe Colombiano.

Sin embargo, el Gobierno de Iván Duque no tomó una sola medida para mitigar el impacto, ni siquiera detuvieron los vuelos comerciales que llevaban turistas a las ciudades que serían afectadas. Ni una sola evacuación, ni una sola instalación de centros de emergencia, ni un solo albergue, ni un solo centro de acopio de ayudas. Una vez pasa la tragedia, hace una gira por las zonas afectadas, prometiendo mercados a quienes lo han perdido todo, y posando como el gran héroe.

Providencia: más de 24 horas para que llegara la ayuda

Los territorios insulares del Caribe Colombiano fueron los más afectados, las islas de San Andrés, Santa Catalina y Providencia sufrieron un gran impacto y pasaron más de 24 horas del paso del huracán para el arribo del primer buque de la Armada con algo de ayuda. Sus 5 mil habitantes, tuvieron que pasar dos noches en la oscuridad y a la intemperie observando su isla arrasada.

Se afirma que no era posible evacuar los 5 mil habitantes de Providencia hacia San Andrés, donde el impacto y el riesgo era menor porque “no había espacio para albergarlos”, sin embargo, San Andrés cuenta con más de 8 mil camas hoteleras, las cuales fueron habilitadas irresponsablemente para el fin de semana, sin tener en cuenta huracán ni pandemia.

El Hospital de Providencia, único centro de salud de la isla, fue una de las primeras edificaciones en ser destruida. La única medida gubernamental fue la evacuación del personal de la Armada Nacional en Providencia hacia San Andrés, pues incluso el aeropuerto se mantuvo abierto hasta el domingo 16 de noviembre en las horas de la mañana, entrando más de mil turistas el fin de semana del huracán.

Estos territorios insulares han sido tradicionalmente abandonados por la burguesía colombiana, que solo ha mantenido estas islas como destinos turísticos y la única vez en la que se tuvo alguna preocupación fue en 2012, cuando la Corte de la Haya resolvió el litigio entre Colombia y Nicaragua, que definió los límites marítimos de ambos países.

Se anunciaron planes y programas en el Archipiélago, sin embargo, ocho años después la isla tiene uno de los mayores índices de desempleo, no hay casi centros de salud y los precarios ingresos laborales que deja el turismo, contrabando y el narcotráfico, siguen siendo la única opción económica para la juventud de estas islas.

Cartagena: un gobierno para los empresarios de Mamonal y el turismo

En Cartagena, se afectaron de manera total 36 barrios en las orillas de la Ciénaga de la Virgen y de las faldas del Cerro de la Popa. Además, se inundó el 70% del territorio de la ciudad. Esta situación se ha vuelto normal en Cartagena, pues sus cuerpos de agua se mantienen en abandono y no hay Plan Maestro de Drenajes Pluviales.

De hecho, las compuertas de La Bocana, canal que permite la regulación de aguas entre el mar y la ciénaga, no fueron abiertas hasta cuatro horas después de se iniciaron las lluvias del sábado 15 de noviembre, lo que agravó las inundaciones en estos barrios.

Pero hay un problema más estructural, el desarrollo de la Zona Norte, que ha implicado el desplazamiento de las comunidades afro de sus territorios y la construcción de complejos turísticos, residenciales y hoteleros, ha cerrado los canales naturales de intercambio entre los cuerpos de agua. De igual manera, el desarrollo urbanístico ha cerrado el cauce del Caño Juan Angola, lo que genera también represamiento de aguas.

La Alcaldía de William Dau, que fue resultado de un voto contra la corrupción, ha sido ganada por sectores empresariales que se expresan a través del Colectivo de Transformación Social, Traso, la Fundación Centro Histórico, Serena del Mar y la Familia Araujo, propietaria del diario El Universal, la Inmobiliaria Araujo & Segovia y el Hotel Las Américas, vinculada al Centro Democrático e implicada en la apropiación de tierras de Chambacú y la Zona Norte.

La respuesta de la Alcaldía fue crear dos albergues después de la tragedia y desplegar una entrega de mercados con abundantes registros en redes sociales. Además, no tuvo reparos en acompañar a Iván Duque en su visita a los barrios afectados, junto a la ministra Alicia Arango, oriunda de la ciudad, diciendo que solucionarán los problemas, cuando ha sido el uribismo el que ha dirigido la politiquería en la ciudad en los últimos gobiernos.

Y lo más grave es que no hay un plan de reubicación de las familias de la Ciénaga de la Virgen y las faldas del Cerro de la Popa, solo hay un plan de protección costera para las zonas turísticas, que causará más inundaciones en los barrios populares, pues la crisis climática no hace parte de las preocupaciones de Dau, solo las ganancias del sector turístico e inmobiliario al cual responde su gobierno.

La tragedia en Dabeiba tampoco es ‘natural’

El fenómeno climático combinado del Huracán y el fenómeno de La Niña, causaron estragos en el interior del país que ha vivido los últimos días en medio de torrenciales lluvias. Varios municipios de Chocó y Antioquia, así como varias Localidades en Bogotá, se vieron afectados, pero la mayor tragedia ocurrió en Dabeiba.

Los deslizamientos en el municipio de Dabeiba están asociados al derrumbe de la construcción de la carretera que uniría a Medellín con Turbo, que se proyecta como el nuevo puerto del empresariado antioqueño. Esta carretera la construye la firma china que ganó la licitación para la primera línea del metro de Bogotá.

Crisis climática y ambiental es responsabilidad del capitalismo

Como vemos, estas tragedias no son naturales, son causadas por el desarrollo capitalista que en su voracidad por obtener ganancias. En el caso del archipiélago no solo hay un abandono gubernamental, sino que no se tomaron las medidas mínimas para mitigar el impacto del huracán y en el caso de Dabeiba, el empresariado antioqueño ha destruido el medio ambiente para construir a sangre y fuego una infraestructura vial, portuaria y energética que aumente sus ganancias, como es el caso de Hidroituango.

El Gobierno de Duque y los gobernadores y alcaldes culpan a la población de estas tragedias, debemos rechazar de manera enfática estos señalamientos. Nosotros coincidimos con que “a diferencia de aquellos que pregonan y culpabilizan a la especie humana en conjunto del calentamiento global y sus consecuencias, y apuestan únicamente por un cambio individual basado en el cambio de hábitos de consumo, creemos necesario recordar que el 70% de las emisiones contaminantes son emitidas por 100 multinacionales a nivel mundial y que el 30% restante son provocadas por un sistema productivo que se nos ha impuesto a la clase trabajadora y que nunca hemos escogido” (1).

Solidaridad con las víctimas

Es importante en estos momentos activar todos los mecanismos de solidaridad de clase, las donaciones y otras acciones que puedan hacer las organizaciones sociales y políticas con sus hermanos y hermanas de clase son urgentes y necesarias. No podemos confiar la administración de estas ayudas al gobierno nacional y departamental, equivale a regalarlas a los corruptos, lo recaudado debe ser administrado y distribuido por organizaciones de los trabajadores y organizaciones comunitarias de la población raizal con control permanente de las poblaciones damnificadas.

Pero no estamos a favor de lo propone el ex ministro y ex vicepresidente Angelino Garzón de donar un día de salario para crear un fondo de ayuda a las víctimas, es decir, un nuevo impuesto para la clase trabajadora, mientras que se invierten millonarios recursos en el salvamento de empresas como Avianca o en armas para asesinar al pueblo como las recientemente compradas por el ESMAD.

La mayor solidaridad es luchar contra el sistema capitalista que genera estos desastres y en estos momentos movilizarnos para exigir al Gobierno de Duque un Plan de Emergencia para atender esta tragedia, construcción de un centro médico en Providencia y la renuncia inmediata de Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, que no realizó una sola acción de prevención.

Las movilizaciones convocadas para los días 19, 21 y 25 de Noviembre por el Comité Nacional de Paro, deben asumir esa exigencia, pues a la crisis social que se ha profundizado con la pandemia, ahora se suman las afectaciones del huracán y el Gobierno de Duque sigue como si nada, tomándose fotos con sus funcionarios en las zonas de la tragedia.

Notas

https://litci.org/es/temporal-gloria-un-fenomeno-al-alza-por-la-crisis-climatica/

 

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