Corea del Sur: gran triunfo de la juventud trabajadora

El gobierno surcoreano, frente a una fuerte oleada de movilizaciones, acaba de dar marcha atrás con su proyecto de elevar la semana laboral de 52 a 69 horas. Aunque participaron personas de todas las edades, las protestas fueron encabezadas por jóvenes trabajadores integrantes de las llamadas generaciones millenial y Z[1]. Sin dudas, se trata de un triunfo en un país muy importante.
Alejandro Iturbe
Corea del Sur es uno de los dos países en que está dividida la península coreana que tiene una superficie de cerca de 200.000 km2. Actualmente, en la península hay unos 75.000.000 de habitantes (23 millones en Corea del Norte y 52 millones en Corea del Sur).
La nación coreana posee una cultura y una lengua propias de larga data. En 1905, luego del triunfo de Japón en la guerra ruso-japonesa, la península pasó a ser un protectorado japonés y, desde 1910, fue directamente anexado como posesión colonial. Poco después, comenzó una resistencia coreana antijaponesa que fue duramente reprimida.
En ese contexto, el imperialismo japonés es derrotado en la Segunda Guerra Mundial (1945) y debe abandonar Corea (junto con varios otros territorios asiáticos que se había anexado). El Norte del país fue dominado por fuerzas militares de la Unión Soviética junto con fuerzas de la resistencia coreana y se instaló un gobierno encabezado por Kim Il-sung. En tanto, en el Sur, se establecía otro gobierno respaldado por numerosas tropas estadounidenses. Ambos países se declararon independientes y reivindicaban el derecho de gobernar toda península.
En ese contexto, se produce la Guerra de Corea (1950-1953) entre ambos países. En el curso de la guerra, Corea del Norte recibió el apoyo de China (gobernada por Mao, luego de la revolución de 1949). Por parte de Corea del Sur, el “ejército propio” se mostraba incapaz de sostener la guerra y, de hecho, quien la protagonizó fue el ejército estadounidense. Luego de tres períodos cambiantes y diferenciados, la guerra terminó en un “empate” y se mantuvo la frontera entre ambos países en el paralelo 38, altamente militarizada de ambos lados[2].
Hace un tiempo, en un artículo sobre la guerra de Corea, analizamos algunos elementos sobre la actualidad de Corea del Norte[3]. Sobre Corea del Sur, nos interesa destacar que su “marca de nacimiento” es que surge como una herramienta (casi un “invento”) del imperialismo estadounidense en su política de tratar de contener la onda expansiva de la revolución china en la región (como lo sería también Vietnam del Sur). Sin considerar esta marca de nacimiento es imposible entender el desarrollo económico, político y militar que se dio posteriormente en Corea del Sur ni la situación actual del país.
Un gran desarrollo económico
Desde la década de 1960, a través de distintas oleadas, Corea del Sur vivió un gran desarrollo económico capitalista. Actualmente es una “potencia económica” que se ubica 10o o 11o en la lista de mayores PIBs nominales del mundo. En la década de 1980, se lo ubicaba como uno de los “Tigres de Asia” (junto a Singapur, Hong Kong y Taiwán).
Luego, su producción industrial fue incorporando cada vez más tecnología y valor agregado. Al mismo, tiempo, la burguesía de Corea del Sur tiene la capacidad de exportar capitales y realizar inversiones en otros países. Luego de la restauración capitalista en China, comenzó a ser un importante inversor extranjero en ese país: “La inversión directa surcoreana en China -el mayor socio comercial de Corea del Sur- subió un 20,7 por ciento interanual hasta los 5.800 millones de dólares en 2019, debido al incremento de las inversiones en instalaciones de los fabricantes de vehículos eléctricos y chips”[4].
Este desarrollo generó un gran cambio en la estructura económico-social de Corea del Sur, que pasó de ser un país mayormente agrario a uno altamente industrializado y urbanizado, con una numerosa clase obrera concentrada en grandes empresas y plantas industriales, y de mayor nivel educativo.
El “secreto” de ese gran desarrollo capitalista son los altísimos niveles de explotación a los que es sometida esa clase obrera, con larguísimas jornadas de trabajo: es uno de los países del mundo donde se trabajan más horas anuales[5]. A esto se suman las durísimas condiciones laborales determinadas por arbitrarias “dictaduras” empresariales que, entre otras cosas, impulsan una feroz competencia entre los propios trabajadores. La organización sindical fue mucho tiempo impedida y luego tolerada, pero sus impulsores son permanentemente sometidos a persecuciones en las empresas.
Por todo ello, la población presenta elevados índices de estrés y depresión laboral y el índice de suicidios más alto entre los países “desarrollados”[6]. Es necesario, considerar este contexto como uno de los factores centrales que generó esta rebelión de la juventud trabajadora.
Los impulsores y beneficiarios de esos niveles de explotación y del gran desarrollo económico han sido los chaebols, como se llama en el país a los gigantescos conglomerados empresariales (industriales, bancarios y comerciales) que controlan la mayor parte de la economía de Corea del Sur. Los chaebols más importantes (Samsung, Hyundai, LG y Kia) son empresas de nivel internacional que compiten en los mercados de ramas de alto valor agregado (automóviles, construcción naval, semiconductores, celulares y electrónica en general).
Una semicolonia “privilegiada” de EE.UU.
A pesar de ser una “potencia económica”, base territorial de empresas internacionales y de exportar capitales, siempre hemos caracterizado a Corea del Sur como una semicolonia del imperialismo estadounidense por los pactos económicos, políticos y militares que la subordinan a EE.UU. (recordemos su “marca de nacimiento”).
Este carácter de semicolonia se hace plenamente evidente en el terreno militar: Corea del Sur siempre fue una “pieza” de los dispositivos militares del imperialismo estadounidense en la región. Primero, contra la influencia y la “expansión” de la revolución china de 1949. Luego, desde la restauración del capitalismo en China, como parte del cerco militar que el imperialismo estadounidense monta contra este país, a través de la alianza AUKUS) (siglas en inglés de Australia-Reino Unido-EE.UU.) cuyo objetivo es “‘defender los intereses compartidos en el Indopacífico’ de estas potencias para ‘contrarrestar los avances de China’”[7]. Es muy posible que Japón ingrese a esta alianza[8].
A 70 kilómetros de Seúl está Camp Humphreys, la “mayor base de ultramar” de EE.UU., una fortaleza de 1.450 hectáreas con más de 25.000 soldados estadounidenses y modernísimo armamento[9]. Elejércitosurcoreano ha sido formado y moldeado por el de EE.UU. y permanentemente se realizan ejercicios militares conjuntos (y ya sabemos lo que esto significa)[10]. Si bien el “enemigo estratégico” es China, la “hipótesis de conflicto” para estos ejercicios (y toda la estructura del ejército coreano) es una hipotética agresión de Corea del Norte.
La mayoría de los 600.000 soldados de este ejército son conscriptos: todos los jóvenes varones de Corea del Sur deben hacer un servicio militar obligatorio de no menos de 18 meses, y quienes intentan eludirlo son duramente castigados incluso con la cárcel. En teoría, se habían abierto conversaciones para terminar con el “estado de guerra” entre ambos países y, hace unos años, el régimen hizo promesas sobre que terminaría el servicio militar obligatorio. Pero esto no sucedió y la conscripción sigue. Es otra razón que alimenta la rebeldía de los jóvenes surcoreanos.
La revolución de 1987
Hemos dicho que la economía surcoreana está dominada por los chaebols. Durante varias décadas esto se expresó de modo muy evidente en la existencia de un régimen político dictatorial con presidentes de origen militar y una dura represión interna. Fue el caso de Chun Doo-hwan, quien gobernó desde 1980. En 1987, anunció que designaba como su sucesor, a partir de 1988, a Roh Tae-woo (otra figura de origen militar). Quedaba claro que quedaban en la nada las promesas hechas en años anteriores, de modificar la despótica constitución, vigente desde 1948, entre otros temas para instituir la elección del presidente por el voto popular.
Este anuncio fue recibido con gran bronca por el pueblo surcoreano. Como resultado, estalló el Movimiento o Levantamiento Democrático de Junio, con gigantescas movilizaciones populares que dieron un salto luego del asesinato del activista estudiantil Park Jong-chol. La represión se mostró impotente para frenar el proceso y el régimen surcoreano quedó contra las cuerdas[11].
Finalmente, el régimen fue obligado a emitir la Declaración del 29 de Junio de 1987 por la que convocaba a elecciones presidenciales directas para 1988 y aceptaba la necesidad de reformar la Constitución de 1948, ampliando las garantías democráticas.
La Constitución fue reformada y se estableció una nueva en octubre de 1987, lo que estableció el régimen llamado Sexta República, que permanece hasta hoy. Entre las modificaciones está la elección del presidente cada cinco años, por voto popular, y, como vimos, mayores garantías de las libertades democráticas.
En las elecciones directas de 1988, ganaron el propio Roh Tae-woo y su Partido por la Justicia Democrática (favorecidos por la división de las fuerzas opositoras). A pesar de esta aparente continuidad con el régimen anterior, consideramos que el Movimiento de Junio de 1987 fue una verdadera revolución democrática que, con la lucha popular, derribó un régimen dictatorial e instaló uno nuevo (también burgués pero mucho más democrático) expresado en la nueva Constitución. Por eso, en la situación política de Corea del Sur, tenemos que hablar de “un antes y un después de 1987”.
El rechazo a la subordinación militar a EE.UU.
El proceso de lucha de masas de 1987 obtuvo un gran triunfo porque derribó una dictadura e instaló un régimen democrático burgués. Sin embargo, no cambió el carácter capitalista semicolonial del Estado surcoreano. El nuevo régimen político surgido en 1987 continuó estando al servicio de mantener ese carácter.
En primer lugar, la subordinación militar al imperialismo estadounidense por la que Corea del Sur es una pieza en su estructura en el Pacífico asiático. Ya nos hemos referido a la base militar de Camp Humphreys y a los ejercicios conjuntos de ambos ejército y el servicio militar obligatorio.
Los jóvenes surcoreanos ya están hartos de este servicio militar obligatorio: “Definitivamente preferiría no servir si me dieran la opción», porque ese “servicio militar es un desperdicio de mi juventud», ya que demorará en conseguir un trabajo en la hipercompetitiva sociedad de Corea del Sur, como declaró en 2019 Namnung Jing, un joven estudiante de informática[12].
Al mismo tiempo, rechazan la causa con que la burguesía surcoreana intenta justificarlo: el estado de “amenaza bélica permanente” que representaría Corea del Norte: «No tengo sentimientos duros contra el Norte… Nunca he considerado a Corea del Norte como un enemigo”, agregó Namnung. La aspiración de gran parte de esa juventud es la reunificación pacífica de ambos países: «Siempre he considerado a norcoreanos y surcoreanos un solo pueblo, espero que los dos países puedan unirse un día», declaró otro joven, Hang Sang-kyu, en la misma entrevista.
Y manifiestan permanentemente esa aspiración y su rechazo a la subordinación militar a EE.UU. Por ejemplo, la base militar de Camp Humphreys estaba planificada desde la década de 1990, en reemplazo de una base anterior, pero recién fue inaugurada en 2018 por el fuerte rechazo y las importantes movilizaciones en su contra. “Miles de personas estuvieron involucradas en los incidentes desatados durante la protesta contra la creación de una nueva y mayor base militar estadounidense”[13]. También hubo movilizaciones en la isla de Jeju (provincia al sur del país) contra la construcción de un segundo aeropuerto con fines militares[14].
La bronca por la corrupción
En segundo lugar, sigue siendo un régimen cuyas instituciones (Poder Ejecutivo, Parlamento y Justicia) están al servicio y son controladas por los chaebols. Solo que ahora deben hacerlo de modo más “disimulado” que antes de 1987. Una situación que da lugar al permanente estallido de escándalos por corrupción que repugnan a la juventud y también generan fuertes movilizaciones.
Por ejemplo, en 2016, “Centenares de miles de manifestantes salieron a las calles en Seúl para pedir la renuncia de la presidente Park Geun-hye… acusada de permitir que una amiga muy cercana, Choi Soon-sil, accediera a documentos privados del gobierno sin la debida autorización”[15].
Choi fue detenida e investigada por “estar utilizando su amistad con la presidente para solicitar donaciones a compañías como Samsung para fundaciones de fachada que ella manejaba”. Las oficinas centrales de Samsung fueron allanadas en el proceso, en búsqueda de documentación relacionada con el caso[16].
La presidente Park no renunció y ni siquiera fue incluida en las investigaciones, aunque sí lo fueron dos de sus “colaboradores más cercanos”. La conclusión del artículo es que “la investigación ha comenzado a rodearla. Del mismo modo que los manifestantes». En otras palabras, para el pueblo coreano, en especial para su juventud, queda cada vez más claro que la corrupción involucra al conjunto del gobierno y es resultado de su relación con los chaebols.
Algunas conclusiones
La actual juventud trabajadora y estudiantil de Corea del Sur es “hija de 1987”. Esos jóvenes nacieron y se criaron en el “después” del cambio de régimen, en el marco de un país “más rico” que vivía un gran desarrollo económico, y con un régimen democrático burgués en el que supuestamente “todos son iguales ante la ley”, aunque realmente esté dominado por los chaebols.
Hemos analizado tres factores que alimentan su bronca y su rebeldía. El primero es el rechazo al carácter de semicolonia militar del imperialismo yanqui y el carácter de Corea del Sur como “pieza” de su política militar en el Pacífico asiático. El segundo es el repudio a la corrupción del régimen, a través de la cual se expresa el dominio de los chaebols. El tercero es el rechazo a las durísimas condiciones de explotación a la que es sometida y que el actual régimen no solo mantiene sino que quiere aumentar, lo que se expresó con claridad en esta última oleada de movilizaciones que obligó al gobierno a dar marcha atrás en su proyecto de extender la semana laboral.
Nos da la impresión de que este triunfo reciente va a fortalecer el ánimo de lucha de esta juventud y abre la hipótesis de nuevas luchas aún más fuertes. Una continuidad y un fortalecimiento de las luchas pueden ser la base objetiva en que esta juventud avance en sus objetivos hacia la reivindicación de terminar con el dominio semicolonial estadounidense y, a partir de ahí, la propuesta de una reunificación pacífica de Corea. Una aspiración que está muy ligada con la necesidad de terminar con la actual realidad de los chaebols como dueños del país. En otras palabras, que esa juventud avance en sus luchas y organización, hacia un programa de revolución socialista. En el marco de ese proceso, la LIT-CI propone la necesidad de la construcción de una organización socialista revolucionaria en el país que intervenga e impulse esas luchas y organización y defienda ese programa socialista.
[1] En Corea jóvenes echan jornada laboral atrás (diariopresente.mx)
[2] Sobre este tema, ver https://litci.org/es/a-los-66-anos-del-inicio-de-la-guerra-de-corea/
[3] Sobre este tema, ver el artículo de la referencia anterior.
[4] https://sp.yna.co.kr/view/ASP20200320001600883
[5] Los países del mundo en los que se trabaja más horas (y los dos primeros son de América Latina) – BBC News Mundo
[6] Korea’s hidden problem: Suicidal defectors – BBC News
[7] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58579238
[8] https://meta-defense.fr/pt/2022/11/15/o-jap%C3%A3o-est%C3%A1-cada-vez-mais-perto-da-alian%C3%A7a-aukus/
[9] EEUU abre en Corea del Sur su mayor base militar en el extranjero | HISPANTV
[10] EEUU y Corea del Sur anunciaron nuevos ejercicios militares para contrarrestar las agresiones de Kim Jong-un – Infobae
[11] Para quien tenga interés en conocer más este movimiento, recomendamos Ver la película de 1987: When the Day Comes, dirigida por Jang Joon-hwan (2017).
[12] Los jóvenes surcoreanos están hartos del servicio militar – SWI swissinfo.ch
[13] Policías y manifestantes se enfrentaron por nueva base de EE.UU. en Corea del Sur – Cooperativa.cl
[14] https://ejatlas.org/conflict/second-airport-in-jeju-south-coast-of-south-korea/?translate=es
[15] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37962254
[16] Corea del Sur: allanan las oficinas de Samsung en relación con escándalo político que rodea a la presidenta – BBC News Mundo