COP26: crónica de un fracaso anunciado
La COP26 llegó a su séptimo día con mucho alarde, mucha publicidad, muchas promesas de los líderes mundiales, pero con poca acción y poca credibilidad en la realización de los compromisos asumidos. Ni era de esperarse otra cosa de aquellos que destruyen el planeta en nombre de la ganancia y olvidan sus compromisos así que salen del palco donde hacen sus discursos. La credibilidad y la esperanza están en las manifestaciones en las calles y en la unidad de la juventud con la clase trabajadora y el pueblo pobre para garantizar la derrota del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista que tenga una relación equilibrada con el planeta.
Por: Lena Souza
Discursos, demagogias, estímulo a ilusiones…
El miembro del parlamento británico y presidente de la COP26, Alok Sharma, abrió la conferencia el 31 de octubre, hace una semana, diciendo que “Nosotros sabemos lo que precisamos hacer. Porque seis años atrás, en París, concordamos con nuestro objetivo común. Dijimos que protegeríamos a las personas y la naturaleza de los efectos de los cambios climáticos”[1].
No obstante, nada se hizo en estos seis años, o mejor dicho, lo que se hizo aumentó la posibilidad de exceder los 1,5° de calentamiento global hasta 2040. En seis años, la mayoría de los países ni siquiera fue capaz de presentar sus metas de disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero de corto, medio y largo plazo.
Así siendo, el secretario general de la ONU, António Guterres, aunque no sea ni un poco diferente de los líderes mundiales en sus intereses, dijo algo casi verdadero: “Vamos a ser claros, hay un riesgo significativo de que Glasgow no cumpla sus promesas”[2]. Casi, porque sabemos que lo verdadero es que realmente no se cumplirán.
Por su parte, el representante de los EEUU, John Kerry, dijo estar optimista con la conferencia evaluando que el sentido de urgencia está más presente entre los participantes, afirmando que la mayoría de los países del G20 tiene planes concretos para garantizar que la temperatura del planeta no pase de 1,5°. No obstante, se dijo sorprendido cuando fue informado de que, por la evaluación de la Agencia Internacional de Energía (AIA), los planes presentados por los países, mantendrán el calentamiento del planeta en 1,8° hasta el año 2100..
Es fácil percibir en esos discursos y declaraciones que el objetivo es disputar protagonismo político, ilusionar a aquellos/as que están realizando acciones y que sufren las consecuencias del colapso ambiental, y mantener todo como está. Pero, como nada se mantiene estático, mantener todo como está significa una profundización de la crisis y un empeoramiento en la calidad de vida de aquellos/as que no forman parte de la selecta clase rica que esas autoridades presentes en la COP26 representan.
… y promesas
En un disputa para ganar el protagonismo externo e interno, y de mostrarse como países preocupados con la crisis ambiental, Joe Biden y Boris Johnson fueron aquellos que, en los primeros días de la COP, aparecieron con propuestas de acuerdos y compromisos.
Biden fue el padrino, con el apoyo de la Unión Europea, del plan internacional para controlar la emisión de metano, una gas que, aunque liberado en menores cantidades en la atmósfera, tiene mayor poder de producir el efecto invernadero que el gas carbónico. Y Boris Johnson fue el protagonista del anuncio de un gran acuerdo internacional contra la deforestación. Los dos acuerdos fueron el tema principal de los medios en los primeros días de la conferencia, como era la pretensión de los patrocinadores.
Cabe un análisis más profundo de los dos acuerdos presentados como la salvación del planeta en otra oportunidad, pero vale la pena destacar ya que ambos no son de cumplimiento obligatorio. Tal vez por eso mismo fueron asumidos con tanta facilidad por un gran número de países. Según informaciones de la prensa, los países que apoyaron el acuerdo sobre las emisiones de metano representan 70% de la economía mundial.
Por su parte, el acuerdo sobre la deforestación fue asumido por más de cien países, entre ellos Brasil y Rusia, cuyos jefes de Estado, Bolsonaro y Putin, enviaron declaración apoyando el acuerdo: “Nuestro país abriga 20% de las selvas del mundo, y estoy convencido de que su conservación es un aspecto fundamental en la lucha contra el cambio climático”, dijo Putin. Y Bolsonaro se manifestó declarando: “Hago un llamado a todos los países para que nos ayuden a conservar todas las selvas”[3].
Cabe destacar un comentario de Greenpeace sobre ese acuerdo, donde dice: “En 2014 fue firmada la llamada declaración de Nueva York, que incluía el compromiso de reducir por la mitad la pérdida de las selvas hasta 2020. Pero, lejos de alcanzar esa meta, el ritmo de deforestación aumentó en los últimos años”[4]. Caso el no cumplimiento de los acuerdos anteriores no sea suficiente para desconfiar de las intenciones de los signatarios del actual acuerdo, baste agregar que Bolsonaro apoyó. Y el mundo entero sabe que bajo su gobierno la deforestación de la Amazonía ha crecido en niveles asustadores y, además, su gobierno ha desestructurado y desmantelado los varios organismos ambientales responsables por la fiscalización de la deforestación en la región. Eso se concreta en datos como que entre enero y junio de 2021, la selva amazónica brasileña perdió 4.014 km2, la “mayor tasa de deforestación para un primer semestre registrado en la última década”[5]. Además de eso, el gobierno Bolsonaro no ha hecho nada para impedir el garimpo [búsqueda de oro] ilegal y el asesinato de líderes indígenas que defienden su comunidad y la protección de la selva, como denunció la activista indígena Txai Suruí, de la etnia Paiter Suruí, en su pronunciamiento en la COP26, que por señal fue criticado por Bolsonaro.
Es importante señalar también la gran presencia de empresas en la COP26. Y aunque intenten pasar la idea de apoyo e inversiones a las medidas para disminuir el calentamiento global, en verdad están de ojo en las cuestiones financieras, o sea, las inversiones con recursos públicos a que los países se están comprometiendo para, a partir de ahí, agarrar la mayor parte de la torta, como están acostumbrado a hacer.
La única salida es mantener y ampliar las movilizaciones en las calles
La juventud de varios países presente en la conferencia ha protagonizado movilizaciones y actos callejeros durante el evento. El viernes 5 de noviembre, se realizó una marcha convocada por el movimiento Fridays for Future, donde los jóvenes continúan pidiendo más acción y menos bla, bla. “Al grito de ‘El pueblo unido jamás será vencido’ y ‘¿Qué queremos? Justicia climática. ¿Cuándo la queremos? ¡Ya!’ caminaban muchos jóvenes de pueblos indígenas de la Amazonía, de otras regiones de América Latina y de Asia, y también activistas de diferentes países africanos, que encabezaron la comitiva de esta protesta”[6]. Greta Thunberg continúa diciendo en su discurso que es todo bla, bla, bla y que la COP26 es un verdadero fracaso. Dijo también que los verdaderos líderes son las personas que participan de las protestas y que “Las voces de las generaciones futuras están siendo ignoradas con las falsas promesas”[7].
Apoyamos e incentivamos las protestas de la juventud en las calles y continuamos afirmando que la salida está en la movilización y en la lucha, pues los ricos y sus representantes continuarán haciendo lindos discursos y no cumpliendo las promesas y acuerdos que están escenificando en la COP26. Este es el 26° fracaso en más de tres décadas de engaños. La verdadera salida está en la ruptura definitiva con esos engañadores y en la organización independiente de la juventud en alianza con los/as trabajadores/as y el pueblo pobre del planeta, la destrucción del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista. La conclusión a que debemos llegar es que el capitalismo es incompatible con la protección del planeta y que la defensa de la vida solo puede estar en manos de quien sufre las consecuencias de su destrucción. Solo una sociedad sobre bases socialistas puede establecer las condiciones para poner en práctica un plan para impedir el colapso ambiental, lo que los capitalistas son incapaces de garantizar.
Lea la edición especial de la revista Correo Internacional, que presenta artículos que profundizan sobre los problemas que el sistema capitalista produce para la vida en el planeta, hace un rescate de la visión marxista sobre la cuestión ambiental y de la elaboración de Marx y Engels.
Baje la revista aquí: https://litci.org/es/colpaso-ambiental-el-capitalismo-es-el-responsable
Asista el plenario sobre el colapso ambiental en nuestro canal de YouTube: https://youtu.be/XG131qxuVts
[1] https://exame.com/noticias-sobre/examenacop26/
[2] Ídem.
[3] https://brasil.elpais.com/sociedade/2021-11-02/mais-de-100-paises-se-comprometem-a-reduzir-em-30-nesta-decada-suas-emissoes-de-metano-gas-responsavel-por-25-do-aquecimento.html
[4] Ídem.
[5] https://g1.globo.com/natureza/amazonia/noticia/2021/07/19/desmatamento-na-amazonia-cresce-51percent-nos-ultimos-11-meses-em-relacao-ao-periodo-anterior-aponta-imazon.ghtml
[6] https://brasil.elpais.com/internacional/2021-11-05/greta-thunberg-a-cop26-e-um-fracasso.html
[7] Ídem.
Traducción: Natalia Estrada.