¡Basta de la hipocresía y el racismo de la Europa Fortaleza!
Se estima que la invasión de Ucrania por parte de Rusia el pasado 24 de febrero ya ha generado más de cuatro millones de refugiados. Son innumerables los trabajadores, mujeres, ancianos y niños que se han visto obligados a abandonar sus hogares y su país porque el Estado ruso, que históricamente oprime al pueblo ucraniano, motivado por sus intereses económicos, invadió Ucrania, violando el derecho a la libre autodeterminación del pueblo ucraniano.
Por: Marina Pérez
Por eso, expresamos toda nuestra solidaridad con la resistencia ucraniana, y no tenemos ninguna duda de que los refugiados ucranianos merecen tener asilo y solidaridad de los otros pueblos.
Hipocresía y racismo en el recibimiento de refugiados
No podemos, sin embargo, dejar de señalar que, mientras la Unión Europea impulsa medidas que, al menos por ahora, facilitan la entrada de refugiados de Ucrania, sigue recibiendo con brutal represión a otros refugiados que también llegan huyendo de guerras, conflictos armados y situaciones de violaciones sistemáticas de los derechos humanos, sobre las cuales, muchas veces, los Estados europeos tienen responsabilidad directa.
En las últimas semanas, mientras los medios de comunicación divulgaban las medidas de asilo de Portugal y de la Unión Europea a los refugiados que huyen de la guerra en Ucrania, ocultaban que innumerables refugiados africanos estaban siendo aporreados por la policía española en Melilla.
¿Hasta dónde llega la solidaridad selectiva de la Europa Fortaleza?
La cobertura mediática de la guerra en Ucrania, por desgracia, estuvo marcada por varios episodios racistas, en los que los reporteros decían en directo, sin medias palabras, que se conmovían con la guerra porque sus víctimas eran rubias, de ojos azules, y porque se desarrollaba en Europa.
Rechazamos con todas nuestras fuerzas esta mirada cruelmente racista que demuestra que, para los gobiernos, la Unión Europea y los medios de comunicación, hay vidas que valen más que otras. ¡Los refugiados sirios, yemeníes, etíopes y palestinos también deben recibir solidaridad y ser bienvenidos!
Además, es necesario denunciar que la Unión Europea tiene una posición interesada en relación con la guerra en Ucrania: su apoyo al Estado ucraniano en este momento es también fruto de sus propios intereses y sus disputas económicas y políticas internacionales.
A diferencia del hipócrita gobierno Costa, no olvidamos la violencia que, en otros momentos, han sufrido los inmigrantes ucranianos en Portugal: Ihor Homenyuk, ucraniano, fue asesinado a sangre fría por el SEF en pleno aeropuerto de Lisboa, porque lo veían como un presunto inmigrante.
La UE, al mismo tiempo que promueve sus medidas a favor de los refugiados de la guerra en Ucrania, mantiene por regla general una política completamente xenófoba y brutalmente violenta contra la gran mayoría de los refugiados y todos los inmigrantes. La solidaridad racista de la Unión Europea solo llega hasta donde le conviene.
No hay solidaridad entre los pueblos sin combate contra el racismo y la discriminación
Nuestra solidaridad con el pueblo ucraniano es diferente: ¡es la solidaridad de la clase obrera, de la clase trabajadora explotada y oprimida que defiende hasta las últimas consecuencias el derecho del pueblo ucraniano a su autodeterminación!
No es de extrañar que las autoridades portuguesas y europeas no dijeran una palabra en repudio a las numerosas imágenes y videos que mostraban la discriminación de las autoridades ucranianas y de otros países fronterizos contra personas negras, gitanas y de diferentes etnias en los procesos de evacuación de la guerra en Ucrania. Nosotros, sin embargo, afirmamos con toda certeza: no hay verdadera solidaridad con el pueblo ucraniano sin repudiar todos y cada uno de los actos de racismo en la evacuación del país, en el acceso a la ayuda humanitaria, y en asilo a los refugiados.
¡Basta de hipocresía y racismo: en Portugal y en toda la Unión Europea, asilo inmediato a todos los refugiados y regularización de todos los inmigrantes, ya!
Artículo publicado em https://emluta.net, 3/5/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.