Ahed Tamimi, símbolo de la resistencia palestina

La imagen de una joven palestina entonces con apenas 16 años de edad trajo a la luz algo que desafía profundamente el proyecto sionista: la resistencia es transmitida de generación en generación. La vanguardia es joven y femenina. Ahed Tamimi, una entre cerca de 350 menores de 18 años actualmente en las cárceles israelíes, aparece en un video que recorrió el mundo a fines de 2017 enfrentando a un soldado israelí armado hasta los dientes.
Por: Soraya Misleh
No es la primera vez que ella se levanta valientemente frente a Israel –desde lo alto de sus ocho años, aparece en una foto levantando sus pequeñas manitas contra la cuarta potencia bélica mundial–. Los puños cerrados que se repiten en la imagen reciente expresan el coraje de los que no se rinden y legitima la ira de cara a las continuas agresiones y la ocupación. Esta vez, el motivo fueron los tiros disparados horas antes por las fuerzas israelíes contra su primo Mohammed Tamimi. Con solo 15 años, él tuvo la cabeza deformada por la herida de bala –no fue la única violencia sufrida por la familia, ni la última–. Tampoco Ahed es la primera en ser detenida.
El sarcasmo de las fuerzas de ocupación en la oportunidad escondía la cobardía que sería demostrada horas después frente a tal gesto de resistencia –en la madrugada del 19 de diciembre último, 30 soldados invadieron su casa para arrestarla–. Desde entonces, su detención fue renovada diversas veces, lo que hizo que cumpliera 17 años de vida el 31 de enero pasado tras las sucias rejas, infierno a que están sometidos hoy aproximadamente 6.200 presos políticos, incluyendo 59 mujeres. Sus crímenes no son diferentes del de Ahed: resistir a la barbarie de la colonización, ocupación y apartheid sionistas. La prisión de la joven Tamimi –y, horas después, de su madre, Nariman–, sin embargo, ganó visibilidad internacional. Al volver justa y merecidamente los reflectores hacia su heroísmo, el mundo debe aprovechar para iluminar también la situación de la mayoría olvidada.
El Estado racista de Israel imputa a Ahed 12 acusaciones –entre ellas, tirar piedras contra tanques de ocupación, que por la ley militar puede dar para un niño palestino hasta 20 años [de cárcel]. En la tentativa de driblar la atención mundial, el Tribunal Militar –hacia donde son encaminados los casos de los presos políticos palestinos– resolvió que las audiencias serán a puertas cerradas. El 13 de febrero –cuando prorrogó una vez más su prisión y marcó el juicio para el 11 de marzo próximo–, expulsó a los periodistas presentes. En las audiencias anteriores, siempre era posible ver una foto de Ahed con la sonrisa de quien no se dobla. Al ser interrogada en una de ellas sobre cómo golpeó a un soldado israelí fuertemente armado, respondió prontamente: “Sáqueme las esposas y le mostraré”.
“Hija de Oslo”
La joven Tamimi vive en la aldea palestina de Nabi Saleh, en Cisjordania, ocupada militarmente por Israel en 1967. Es parte de los llamados ‘hijos e hijas de Oslo’, aquellos que nacieron luego de los tristemente célebres acuerdos de Oslo. Fueron firmados en 1993 entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que se tornó gerente de la ocupación, con convenios de cooperación de seguridad con Israel.
Ahed simboliza, así, una generación que vio las tan propaladas “negociaciones de paz” no traer nada, ninguna posibilidad de liberación y vida digna. Saben que la resistencia es el único camino.
En uno de los levantes recientes, jóvenes como Ahed eran 40% de los que estaban en las calles. Desafían no solo la ocupación deshumana sino la propia representación de que las mujeres palestinas y árabes son sumisas por naturaleza y sería una novedad cuando una de ellas se destaca en la resistencia –idea que tiene su origen en la construcción orientalista, o sea, de un “Oriente” atrasado, que precisa ser dominado, ante un “Occidente” civilizado. La representación respecto de las mujeres en el mundo árabe es un poderoso instrumento para la continuidad de la colonización en la región. Al desmontarla, Ahed explicita a mundo la cara femenina de la resistencia, haciendo justicia a una rica historia de participación de las mujeres en la línea del frente contra la colonización sionista desde sus inicios, aún a fines del siglo XIX.
Los hijos e hijas de Oslo van más allá: demuestran que sigue viva la posibilidad concreta de derrotar el proyecto sionista, rumbo a un Estado único palestino, laico, libre, democrático y no racista, desde el río al mar. Y arrojan al viento las palabras del primer ministro israelí David Ben Gurión hace 70 años. Arquitecto de la limpieza étnica en Palestina en 1948, para la creación del Estado racista de Israel, la Nakba (catástrofe), cuando fueron expulsados cerca de 800.000 palestinos de sus tierras y alrededor de 500 aldeas fueron destruidas, él declaró en la época: “Los viejos morirán, los jóvenes olvidarán”. Desde los campos de refugiados en el mundo árabe –en los que hoy viven cinco millones de palestinos– hasta la diáspora o bajo la ocupación, los hijos de la tierra preservan su identidad, su memoria colectiva, y resuenan las palabras del poeta de la resistencia, Tawfiq Ziyad: “… no nos iremos/Y no seremos avarientos con nuestra sangre/Aquí tenemos un pasado y un presente/Aquí está nuestro futuro”.
Fotografía: RT.com
Traducción: Natalia Estrada.