Aborto en Irlanda: victoria de la movilización
A pesar de que el gobierno de Irlanda intente pasar la idea de que la victoria del plebiscito por la legalización del aborto en Irlanda es resultado de una “revolución silenciosa”, enalteciendo la “democracia directa”, ella fue fruto de la movilización y de la lucha de las mujeres durante muchos años.
Por: Lena Souza
En 1983, el gobierno, con la participación activa de la Iglesia, incluyó, a partir de un referendo, la “octava enmienda” en la Constitución, que daba al “no nacido” y la madre igualdad de derechos en cuanto a la vida. Eso impedía el aborto en cualquier circunstancia y fue una reacción contra el movimiento que había conquistado el derecho al aborto en algunos países como el Reino Unido (con excepción de Irlanda del Norte) y los Estados Unidos, en los años ’70.
Esa ley siempre fue cuestionada y tuvo un auge de contestación, con manifestaciones en 1992, cuando una adolescente que estaba embarazada como consecuencia de una violación intentó salir del país para hacerse un aborto y fue impedida. La adolescente se suicidó. Luego de ese hecho, el gobierno realizó un referendo que hizo dos alteraciones en la Constitución, permitiendo que las mujeres pudiesen viajar a otro país para realizar el aborto y que hacía libre el derecho de circular informaciones sobre servicios de aborto en el exterior. Eso era posible pues, entre los 28 países de la Unión Europea, apenas Malta e Irlanda del Norte, además de Irlanda, tienen una legislación que prohíbe el aborto.
Desde entonces, se calcula que cerca de 170.000 mujeres han viajado de Irlanda para realizar el aborto fuera del país.[1] Otras fuentes[2] dicen que, cada año, cerca de 3.500 mujeres viajan a otro país para realizar el aborto, mientras otras 2.000 practican el aborto ilegalmente en el país, arriesgándose a ser presas.
El derecho de viajar a otro país para hacerse un aborto, antes o después de ser permitido, solo era posible para un sector de la sociedad que tiene condiciones económicas para pagar de 400 a 1.800 euros[3] por el procedimiento, además de hacerse cargo de los costos de viaje y estadía.
La mayoría de las mujeres trabajadoras no tienen esa posibilidad y eran obligadas a enfrentar el riesgo de salud, además de la amenaza jurídica que significaba hacer un aborto ilegal en el propio país. La ley en Irlanda prevé condenas de hasta 14 años de prisión tanto para la mujer como para cualquier otra persona nvolucrada en la decisión y en el acto, como los médicos.
Otro momento importante de movilizaciones fue en 2012, debido a la muerte de Savita Praveen Halappanavar, en función de una complicación en el embarazo de 17 semanas y a quien le fue negada la realización del aborto, lo que significó un nuevo aumento de la presión para su legalización en el país. Como consecuencia, en 2013 fue promulgada una ley que revocó la prohibición total del aborto, permitiendo que fuese realizado en circunstancias excepcionales, como en el caso en que la vida de la madre estuviese en riesgo.
En esos y otros momentos hubo presión sobre el gobierno y la iglesia para la legalización del aborto, pero en los últimos años, con la nueva onda de movilizaciones de las mujeres en el mundo, estas también crecieron en Irlanda.
“Saque sus rosarios de mis ovarios”
Con esa consigna, y otras como “My body, my choice” (Mi cuerpo, mi elección) o “I am a woman not a womb” (Yo soy una mujer, no un vientre) las mujeres en Irlanda se han manifestado en los últimos años.
En 2017, miles de mujeres y hombres fueron a las calles, en el día internacional de la mujer, para exigir la legalización del aborto. La mayor manifestación fue en Dublin, donde las/os manifestantes cerraron el Puente O’Connell y realizaron un acto en frente del parlamento.
Después de 34 años de cuestionamientos y movilizaciones, el nuevo primer ministro, Leo Varadkar (del Fine Gael, partido demócrata cristiano) anunció la realización de un referendo sobre el retiro de la octava enmienda en setiembre de 2017. Miles de personas fueron inmediatamente a las calles exigiendo que la ley no quedase restricta a los casos de violación, malformación del feto o incesto, sino que el aborto fuese hecho sobre la base del libre derecho de decidir de la mujer, hasta con 24 semanas luego de la concepción, como es permitido en Inglaterra[4].
En aquel momento, al contrario de sus posiciones más recientes, el primer ministro Varadkar dijo que apoyaría el aborto en casos de anomalías fetales fatales, pero no la liberación más amplia. Fue formada una comisión parlamentaria e instituida una “Asamblea de Ciudadanos” para discutir el asunto. En el inicio de 2018, la comisión indicó la legalización del aborto realizado hasta 12 semanas de embarazo y la Asamblea aplicó esta indicación, pero Varadkar aún no había cambiado de opinión. Para él, el “no nacido” tenía derecho a la vida, aun cuando creyese la octava enmienda muy restrictiva[5]. Sin embargo, nuevas manifestaciones ocurrieron el 8 de marzo y las intensas campañas por el derecho de decidir y por el Sí en el referendo comenzaron a convencer a la mayoría de la población y Varadkar fue obligado a cambiar sus posiciones, quedando más lejos de la Iglesia católica. La propia Iglesia no hizo una campaña directa contra el derecho al aborto, pues percibió que solo “echaría más leña al fuego”. Los tiempos habían cambiado, como la victoria del referendo sobre el casamiento entre personas del mismo sexo, realizado en 2015, ya había mostrado.
Mantener la movilización para garantizar la votación de la ley de liberación del aborto
Las mujeres y hombres trabajadoras/es conquistaron esa victoria después de mucha movilización y esta debe ser mantenida para garantizar que, con el retiro de la octava enmienda, el parlamento vote la ley de legalización del aborto en el país.
Como plantea la activista Maurreen Ryan[6], la lucha no terminó, todavía hay conquistas pendientes, pero es un inmenso paso adelante”.
Esa conquista debe servir de ejemplo para las mujeres de Irlanda del Norte, donde el aborto todavía está prohibido y castigado con prisión perpetua, y principalmente para la lucha de las mujeres en los países latinoamericanos, en los cuales, en casi su totalidad, el aborto es criminalizado.
Notas:
[1] http://time.com/5286910/ireland-abortion-laws-history/
[3] https://www.equaltimes.org/el-campo-proeleccion-se-moviliza#.WwyDFEgvzIU
Traducción: Natalia Estrada.