Polarización política en México
La presión imperialista sobre México se intensificó con los chantajes y amenazas de Trump, como la imposición de aranceles y la descarada injerencia militar respecto al tratamiento de los migrantes, la extracción de narcotraficantes y ataques a embarcaciones frente a las costas e incluso playas mexicanas. El gobierno de Claudia Sheinbaum –a pesar de su discurso “en defensa de la soberanía”– cede constantemente a esas presiones y las reproduce sobre los sectores explotados de la sociedad mexicana.
La sociedad mexicana acumuló durante muchas décadas una tremenda desigualdad económica e injusticia social. A lo largo de toda nuestra historia hubo enormes levantamientos, revoluciones y permanente resistencia. El más reciente ascenso fue desde el 2014: los pueblos de México nuevamente comenzaron enfrentar esa injusticia. El detonante fue sin duda el crimen de estado a los 43 de Ayotzinapa. La inmensa ola de indignación y movilizaciones produjeron un cambio radical en la situación. A esas acciones le siguieron la Jornada magisterial de huelgas contra la “Reforma educativa”neoliberal en 2016 y en ese contexto la masacre de Nochixtlan. Un punto culminante de ese proceso fue el masivo levantamiento contra el “Gasolinazo” del 2017, cuando se generaron cientos de asambleas populares, rebeliones locales y en las calles de todo México cientos de miles gritaban “¡Fuera Peña!”.
Los grandes oligarcas –a los que López Obrador señalo como “mafia del poder” o la “minoría rapaz”– se espantaron y decidieron “sacarse algunos anillos para no perder los dedos”. Y así fue como apelaron a mismo López Obrador, para encarnar la “esperanza de México”. Dejaron archivado que en el año 2006 al mismo AMLO lo habían estigmatizado como un “peligro para México”. Y por si les quedaban algunas dudas, AMLO les explicó a los mayores banqueros de México, reunidos en el palaciego Hotel Prince de Acapulco, que si no era él “¿Quién va a amarrar al tigre?”…
¡Así fue, el “tigre” quedó no sólo amarrado sino hipnotizado! Hoy, pasado el sexenio y en el “Segundo piso” de la “Cuarta Transformación”, los paliativos asistenciales a los sectores más sumergidos en la miseria –que fueron recibidos con alivio y bendiciones al inicio del sexenio pasado– ya no logran compensar el malestar de otros amplios sectores de obreros y explotados, que con extensas jornadas semanales generan enormes riquezas y no salen de la precariedad. Las becas y otras ayudas no resolvieron la falta de perspectivas para un sector mayoritario de la juventud: con trabajos informales, inestabilidad laboral o con contratos “basura” que violan las leyes y todos los derechos laborales, sin seguro social ni prestaciones, largas jornadas de trabajo sin respeto al horario de término ni descansos, sin acceso a vivienda propia y con dificultades para asumir una renta debido a los bajos salarios. Y también la frustración de aquellos que con grandes sacrificios para sus familias han terminado sus estudios y no encuentran trabajo ni cercano a su especialidad, sino puras “chambas” precarias.
Comienzan el malestar y la desconfianza
Las expectativas de mejoría que generó el gobierno de AMLO empiezan a transformarse en decepción, incertidumbre y desconfianza. La “esperanza” popular se va tornando angustia y apatía y comienza a dar paso al hartazgo. Esa decepción aún no genera acciones masivas de los explotados por el brutal freno del charrismo sindical, fiel al poder de turno y también porque las masas desconfían de esa derecha rancia que ahora es “rabiosa opositora”.
¿Por qué sucede esto? Porque los cambios fueron de forma y superficiales, pero no en profundidad. Cambió el presidente y cambió el partido de gobierno, pero no cambió el régimen, que estaba y está al servicio de los oligarcas. Para ese servicio se mantiene una relación privilegiada entre el gobierno y los viejos y nuevos “charros” burócratas sindicales. Si algo se destaca hoy en el régimen es la mayor jerarquía que volvieron a tener las Fuerzas Armadas con su “nueva estrella”: la Guardia Nacional. Para peor, numerosos odiados personajes del PRI y del PAN saltaron como “chapulines” a acomodarse en el oficialista Morena. A pesar del lema “Para bien de todos, primero los pobres”, fueron los grandes magnates los primeros en duplicar sus fortunas.
Tampoco cambió la subordinación semicolonial del país. La deuda externa creció a casi la mitad (49.9%) del Producto Interno Bruto. El yugo del TLCAN firmado en 1992, que se demostró un instrumento de saqueo de las riquezas del país y la ruina del campesinado, se reforzó con la firma del T-MEC en 2018. Por otro lado, sigue creciendo la injerencia de la DEA y el propio Trump en relación con su supuesto “combate al narco”. Y al decadente magnate imperialista no le faltan excusas cuando queda al desnudo la colusión del crimen organizado con muchos gobernadores, alcaldes, diputados y senadores.
La marcha del 15 de noviembre y la manipulación de TV Azteca y el PAN
Algunos de esos mismos oligarcas que aumentaron sus fortunas con el sexenio de AMLO salen hoy con sus poderosos medios de difusión a manipular el justificado malestar popular y las manifestaciones del enojo de amplios sectores de clases medias del campo y la ciudad. Así se puede resumir la esencia de la marcha convocada bajo una supuesta “Generación Z”. Intentaron manipular y darle un cause tan ultra reaccionario como sus propios intereses capitalistas. Y que, en realidad van contra los intereses de la mayoría de los propios manifestantes, aunque no lo sepan. Es una réplica de lo que ha pasado antes en otros países del continente: Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador… Ante el fracaso de los gobiernos que se dicen “progresistas” o incluso llamados de “izquierda”, también aquí los viejos sectores políticos reaccionarios que gobernaron México más de 80 años, sienten que ha llegado “la hora de su revancha”.
No es objeto de esta nota en describir la composición de la marcha, en la que la “Generación Z” no fue visible –ver nota sobre aparte– ni los motivos de la ira del usurero dueño del “Banco Azteca” y de la red comercial “Electra”, Ricardo Salinas Pliego, que se niega a pagar impuestos adeudados largos años, por valor de casi 3 mil millones de dólares. Justo Salinas Pliego fue uno de los que apoyó en campaña electoral a AMLO, por lo que su banco recibió el favor del poder en el sexenio pasado. Ahora, en lugar de pagar sus deudas con el estado, prefiere gastar millones en manipulación mediática opositora. Tampoco nos detendremos demasiado en las “pruebas” presentadas por Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, sobre el contrato que el PAN firmó con un Joven de la “Generación Z”, convocante de la marcha del sábado 15… Tampoco creemos productivo zambullirnos en la trama de tantos otros montajes y provocaciones. Porque son parte de la “guerra sucia” entre los mismos partidos del podrido régimen que sirve a los oligarcas capitalistas y de ninguna manera “a los pobres”. Repudiamos esa riña entre explotadores en la que usan a los explotados. Para nosotros la verdadera lucha no es entre letras “4T o Z”. ¡Es la lucha de los explotados y oprimidos contra todos los explotadores y opresores!
Las legítimas luchas de diversos sectores sociales
Apoyamos con todas nuestras modestas fuerzas las acciones directas de sectores, como el paro y plantón de los maestros de la CNTE por la falta de respuestas a sus demandas –apoyadas por la mayoría de los trabajadores de diferentes sectores– de abrogación de la neoliberal Ley del ISSTE 2007, por un sistema jubilatorio solidario y mayor presupuesto para Educación, Salud y Seguridad Social. Tienen un gran impacto económico y social en México los bloqueos de miles de agricultores en varios estados perjudicados por el T-MEC y hartos del parasitismo de los cárteles que les imponen “el impuesto criminal”. Las organizaciones que lo agrupan convocaron a un nuevo bloqueo de carreteras y una acción conjunta con los transportistas de carga. Luchan contra los grandes intermediarios como “Maseca” y otras corporaciones en demanda de un precio sostén para el maíz, cuyo precio se define en la Bolsa de Chicago y que en EU está subsidiado.
Por otra parte crece la indignación por parte de las centenas de miles de pobladores afectados por las inundaciones en Veracruz y otros estados por el abandono de los gobiernos de todos los niveles y la incertidumbre de los obreros de Pemex de Poza Rica ante la parálisis de la planta productiva producto de la destrucción de la inundación. Se destaca en este contexto de colapso ambiental la lucha de los trabajadores tecnólogos del agua del SITIMTA, que resisten en defensa del derecho humano al agua contra los planes privatizadores del recurso hídrico al servicio de las transnacionales, como las refresqueras y cerveceras, o los grandes latifundistas y la creciente contaminación de los mantos acuíferos por parte de Pemex y otras corporaciones extractivas.
En este contexto de crecientes tensiones, el detonante que enardeció a las masas de Michoacán fue el asesinato a quemarropa de Carlos Manzo, el presidente municipal de Uruapan enfrentado con los cárteles y también con el gobernador michoacano de Morena, Alfredo Ramírez Bedoya. Este alcalde surgido de las filas de Morena de la que fue diputado federal, rompió, se postuló como candidato independiente, ganó y se perfilaba para postularse para gobernador. Por si faltaran factores de indignación, saltan los escándalos de colusión con el narco de algunos notorios personajes de Morena, como el Senador Adán Augusto –muy cercano a AMLO– y otros altos oficiales de Marina, parientes del ex Secretario de SEMAR implicados en el “huachicol” fiscal y de hidrocarburos.
El gobierno no resolvió ninguna de estas demandas pero sí cumple con las exigencias del imperialismo y de los oligarcas locales que le imponen planes para profundizar la explotación y el saqueo del país. Todas estas falencias y agravios están cambiando la situación política dentro del país. No pretendemos aquí dar una opinión acabada de un proceso inacabado y además incipiente. Pero algo es evidente: el “Segundo piso de la 4T” presenta grietas.
Necesitamos lograr independencia política de los trabajadores
El único camino para lograr la justicia social y la independencia nacional y no volver a caer en falsas alternativas ni ser usados como instrumentos involuntarios de las disputas por el poder entre los dueños del dinero grande, es construir una alternativa política independiente de los trabajadores, que encabece las luchas de todos los explotados y aspire no sólo a reclamar al gobierno de los patrones una porción de la riqueza que producimos, sino a establecer un gobierno obrero, campesino y popular. Esa lucha no puede y no debe ser sólo de los trabajadores y el pueblo de México, sino una lucha internacional, construyendola solidaridad mutua de los trabajadores de todo el continente americano para recuperar las soberanías nacionales ante las amenazas y chantajes de Trump. En esa tarea estamos empeñados los que nos agrupamos en la Corriente Socialista de los Trabajadores, que desde FORJA Socialista, los llamamos aponer un granito de arena en esa construcción.




